Memorias de la lucha Sandinista

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Augusto C. Sandino

Resumen de su gesta y pensamiento


                      

Introducción


He venido desde Nicaragua para hablarles de Sandino. Es una honra y preciosa oportunidad para mí. Para los nicaragüenses, el General de Hombres Libres, es nuestro más grande Héroe Nacional. Nos sentimos orgullosos de nuestro Poeta Rubén Darío y del gran luchador antiimperialista, de ese guerrillero que infringió la primera derrota militar a los marines norteamericanos, en los suelos de América Latina, en un pequeño país de tan sólo 130.000 km2.


Sandino fue reconocido y admirado desde distintos puntos del planeta, por su ejemplo de coraje y patriotismo. Por su genio como conductor político militar de su ejército campesino y, sobre todo, por el carácter antiimperialista de su lucha. Así lo reconocieron Pablo Neruda, Gabriela Mistral, Julio Antonio Mella, José Carlos Mariátegui, Carlos Quijano, Gustavo Machado, Víctor Raúl Haya de la Torre, Isidro Fabela, César Falcón, Luis Araquistaín, José Vasconcelos, para tan sólo mencionar algunos de los tantos espíritus talentosos de la época.


En particular queremos destacar a Gabriela Mistral, poetisa, pedagoga y feminista chilena quien escribió varios artículos sobre nuestro héroe, llamándolo “Hombre heroico, héroe legítimo, como tal vez no me toque ver otro”, precisamente cuando el presidente Herbert Hoover, lo llamó bandido y el periódico The New York Times lo calificó de “insignificante jefe desequilibrado”.1



Como nos refiere Gregorio Selser en su obra El pequeño Ejercito Loco, “Un líder aprista Víctor Raúl Haya de la Torre, quien, en una carta abierta a Juan Ramón Avilés, periodista nicaragüense que defendía a Estados Unidos, y publicada en Repertorio Americano el 9 de marzo de 1929, decía:


...Por eso, aunque no lo crean muchos nicaragüenses que reniegan de sus propios hermanos, Sandino es la figura más gloriosa que ha dado Nicaragua desde aquellos indios rebeldes de la Conquista española. Por eso, Sandino, a quien muchos nicaragüenses llaman bandido, haciendo coro a los amos imperialistas, es figura respetada y admirada por todos los demás latinoamericanos y —estoy seguro— aun por los más reaccionarios. Nicaragua necesita muchos Sandino, y la América Latina se siente orgullosa de su gloria” (Selser Gregorio: El pequeño Ejército Loco)


Carlos Fonseca, el Fundador del Frente Sandinista, recordaba siempre la profunda impresión que le produjo la imagen de Sandino representando a América Latina en la primera Tricontinental de los pueblos en La Habana, en 1966, junto a Nguyen Van Troi por Asia y Patricio Lumumba por África.


En la lucha por esa América Latina liberada… desde las entrañas de sus minas de carbón y de estaño, desde sus fábricas y centrales azucareras, desde sus tierras enfeudadas, donde rotos, cholos, gauchos, jícaros, herederos de Zapata y de Sandino, empuñan las armas de su libertad…”, decía la I Declaración de La Habana, y en su II Declaración se denunciaba: “El sometimiento de los pueblos a la voluntad omnímoda de Estados Unidos de Norteamérica, contra la cual lucharon todos los próceres, desde Bolívar hasta Sandino”.


Por su parte el Guerrillero Heroico Ernesto Che Guevara, fundamentando su estrategia de lucha guerrillera, expresaba: “En América se ha recurrido a la guerra de guerrillas en diversas oportunidades. Como antecedente mediato más cercano puede anotarse la experiencia de Augusto César Sandino, luchando contra las fuerzas expedicionarias yanquis en la Segovia nicaragüense” 2.


La dimensión de la lucha de Sandino, sin embargo, no sería rescatada para los mismos nicaragüenses sino hasta finales de los años 50. La dictadura somocista que instaló el invasor en Nicaragua, después del asesinato de Sandino, no sólo pretendió ocultar su grandeza, sino que realizaron desproporcionados esfuerzos para tergiversar la naturaleza de su lucha, su calidad moral y los objetivos que perseguía. Pero no pudieron evitar que fuera Sandino, efigie y bandera, que izara masivamente el pueblo de Nicaragua en la lucha triunfante contra la dictadura somocista que culminara aquel 19 de julio de 1979.


La Nicaragua de los tiempos de Sandino


Permítanme muy brevemente enmarcar, en el espacio y en el tiempo, la epopeya sandinista.


La historia quiso que Sandino naciera en Nicaragua un 18 de mayo de 1895, en un pueblecito rural llamado Niquinohomo, un día antes de la muerte del insigne patriota de América, José Martí.


Nicaragua, un pequeño país ubicado en el centro de América Central, desde su independencia de España en 1821 se insertó en el mercado internacional como un modesto abastecedor de materias primas baratas: cacao, añil (colorante natural), madera, café, plátanos y oro. Uno tras otro y de manera consecutiva, estos productos
ritmaron, de acuerdo a la demanda y la oscilación de los precios en el mercado mundial, el pobre desarrollo del país.


A lo interno, Nicaragua era un país totalmente rural (campesino), con una pobre agricultura y ganadería de subsistencia. Hacendados criollos, peones y enclaves extranjeros, conformaron por muchos años su estructura fundamental de clases.


Visto así, era un pequeño país sin relevancia alguna. Sin embargo, desde los tiempos del dominio español, Nicaragua atrajo el interés de los colonialistas españoles, ingleses, franceses, holandeses, alemanes, japoneses y, sobre todo, norteamericanos. La razón y causa profunda: la situación geopolítica del país.


Desde la Conquista se estableció la posibilidad de la construcción de un canal interoceánico por Nicaragua. Más que la explotación de sus riquezas naturales –podemos con certeza afirmar–, fue la posibilidad del control sobre la construcción del canal por Nicaragua y luego el pretexto de la protección del canal de Panamá, es decir, de los intereses norteamericanos en la región, la excusa inmediata, y la causa pretextada de toda suerte de intervenciones militares y agresiones imperialistas.


Esta posibilidad, la del canal, incluso todavía actual y vigente, determinó en mucho nuestra vida como nación. Desde entonces las grandes potencias se disputaron ̶ a su turno ̶ el control de Nicaragua.


A inicios del Siglo XX, Nicaragua estaba todavía de cara a Europa. Comercio, influencia política y cultural provenían del otro lado del Atlántico. Para 1904 tan sólo el 5% de las exportaciones del país se dirigían a los Estados Unidos. Sin embargo, ya desde mediados del Siglo XIX el naciente imperio había entrado en franca disputa con Inglaterra por el control del codiciado territorio.


El descubrimiento de los yacimientos de oro en California ̶ la llamada “fiebre del oro”̶ , desplazó a miles de norteamericanos del este al oeste. Sin embargo, les resultaba casi imposible desplazarse dentro del propio territorio norteamericano. La “ruta del tránsito” para aquellos grandes desplazamientos de toda suerte de aventureros, fue ubicada en la estrecha franja que en Nicaragua hacía posible el paso de un océano a otro, de una costa a otra.


La disputa con Inglaterra por este control daría lugar al primer ataque armado de los Estados Unidos contra Nicaragua en julio de 1854. Disputa inter-imperialista que ambas naciones resuelven distribuyéndose el control del país a través de la suscripción del Tratado Clayton-Balwer, ignorando totalmente la soberanía y las autoridades nicaragüenses.


El colmo fue que en 1855, un mercenario y filibustero yanqui, al servicio de los intereses de los banqueros y negreros del sur de los Estados Unidos, llamado William Walker, logró por las armas dominar Nicaragua. Se hace proclamar Presidente de Nicaragua (con el beneplácito del gobierno de Washington), restablece la esclavitud en nuestro país e intenta dominar toda Centroamérica. En respuesta se produce la primera gran unidad nacional y la primera guerra nacional contra el agresor. Con el concurso del resto de países centroamericanos se logrará la derrota de los filibusteros en 1857.


El régimen económico predominante es el feudalismo, señala Carlos Fonseca; la oligarquía criolla, herederos políticos del viejo poder colonial, administraban el país al lento y cansado ritmo de una ganadería extensiva y una agricultura de subsistencia. Este régimen no tardó en dar muestras de agotamiento. Los sectores populares se rebelan y las antiguas comunidades indígenas se insurreccionan frente al despojo de sus tierras milenarias. La guerra de los indios en la región central norte –Matagalpa ̶ conmociona al país en 1881.


La crisis del viejo régimen conservador, dará lugar en 1893, a la Revolución Liberal. Se inicia así un profundo proceso de reformas, aunque tardías, pero un tanto al estilo de las revoluciones liberales que conocieron los países del continente, esta vez estimulado por la demanda de un nuevo producto en el mercado mundial: el café. El auge de este producto introducirá una nueva dinámica en la economía nacional y dará origen a un nuevo y más dinámico grupo económico y político.


El presidente Zelaya, líder de la Revolución Liberal, pretende poner al país de cara a Europa y se niega a garantizar a los banqueros y al Departamento de Estado el control sobre la opción del eventual canal interoceánico.


Su firme negativa: “mientras yo esté en el gobierno no negociaré con los norteamericanos”, marcó el fin de la Revolución Liberal. El gobierno norteamericano le retiró oficialmente el reconocimiento ̶ la tristemente célebre Nota Knox ̶ y financió la rebelión contra el régimen de Zelaya. Éste tuvo que renunciar y abandonar el país. Frente a la resistencia de sus seguidores, Washington envió a sus marines, aplastando la resistencia de los patriotas nicaragüenses.


Una y otra vez llegó la marinería yanqui cada vez que lo requirieron sus intereses. Pero, es frente al desembarco de 1926 que se produce una resistencia que tiene un signo popular y autónomo. Es la resistencia de Sandino.


Durante todos estos años que precedieron la lucha de Sandino, Nicaragua fue de facto un protectorado norteamericano. Las tropas norteamericanas resguardaban la seguridad de extranjeros y nacionales, y actuaban como si se tratase del ejército nacional. Todo los ingresos nacionales, producto del comercio exterior, estaban bajo el control de un contralor yanqui designado por los banqueros norteamericanos, aprobado por el Departamento de Estado, y nombrado por el Presidente de Nicaragua.


Una llamada Alta Comisión integrada por tres miembros, dos de los cuales eran nombrados de la manera antes señalada, decidía todos los asuntos de la economía nacional: presupuesto nacional, política fiscal, recaudación de impuestos, política aduanera, política monetaria, inversiones y, sobre todo, el pago de la deuda a los banqueros gringos.


Las decisiones de esta Alta Comisión eran de obligatorio cumplimiento y sólo había una instancia de apelación: el Secretario de Estado de los Estados Unidos, cuya decisión no tenía ninguna apelación posible.



Sandino y su lucha antiimperialista


Cuando Sandino ha cumplido 17 años (1912), ve pasar en su pueblo una carreta con el cadáver destrozado del patriota Benjamín Zeledón, el general liberal que se enfrentó a las tropas yanquis, lo que, según él relata, lo marcó para siempre.


"Era yo un muchacho de 17 años y presencié el destace de nicaragüenses en Masaya y otros lugares de la República, por las fuerzas filibusteras norteamericanas. Personalmente miré el cadáver de Benjamín Zeledón, quien fue sepultado en Catarina, pueblo vecino al mío. La muerte de Zeledón me dio la clave de nuestra situación nacional frente al filibusterismo norteamericano; por esa razón, la guerra en que hemos estado empeñados, la consideramos una continuación de aquella."


Sandino había trabajado en los cafetales con su madre, pero con ayuda de su padre logra convertirse en pequeño comerciante. Es un vendedor de granos, pero su mente está llena de inquietudes. Esa inquietud y algunos incidentes personales lo hacen salir de Nicaragua en 1921. Trabaja en Honduras como obrero agrícola en una compañía bananera, y luego en una azucarera, ambas de dueños norteamericanos. En Guatemala se emplea en una compañía frutera inglesa, aprende el oficio de mecánico y tornero, y en mayo de 1923, llega a México en donde trabaja como obrero, en la compañía South Pennsylvania Oil Co. en Tampico, Región de Tamaulipas, y luego en la Huasteca Petroleum Company en Veracruz.


México vive aún los aires de la Revolución Zapatista, y por lo mismo, es un país más abierto a los aires de la Revolución de Octubre. Sandino entra en contacto con ideas de cambio, en particular a través de los sindicatos organizados bajo la influencia del anarcosindicalismo.


Mientras tanto en Nicaragua se repiten nuevas páginas de ignominia. En enero de 1926 Emiliano Chamorro da un golpe de Estado al Presidente Constitucional Carlos José Solórzano. Los liberales se alzan en armas y se produce la Guerra Constitucionalista de 1926. Sandino regresa a Nicaragua dispuesto a participar en esa lucha. En mayo de 1926 retorna a Nicaragua y se ubica en el centro del país como obrero de los minerales de San Albino, propiedad de norteamericanos. Allí concientiza a un grupo de sus compañeros y, en octubre de 1926, sustraen dinamita de los almacenes del mineral y toman las armas para incorporarse a la lucha. Algunos de estos mineros formarán parte de su Estado Mayor hasta el final de su gesta.


Debido a falta de armas, busca contacto con los liberales que habían fijado un gobierno provisional en Puerto Cabezas, Costa Caribe. Tiene que recorrer a pie y a caballo más de 1000 kilómetros por las espesas montañas tropicales. Se encuentra con Moncada en el Rio Grande, y éste les niega armas debido a sus “ideas raras”. Sandino se dirige a Puerto Cabezas y con el apoyo de prostitutas del puerto, rescatan del mar unas armas que habían abandonado los liberales, obligados por los yanquis.


La columna de Sandino llega a integrarse con 800 hombres y mujeres segovianas. La columna se destaca, no sólo por su coraje en las batallas, sino por sus ideas, por sus emblemas rojinegros, a diferencia de otras fuerzas que andaban la bandera liberal roja. Es una lucha popular en la que “los pobres, los humildes, empuñan el fusil en busca de justicia, pero el mando del movimiento rebelde está putrefacto de individuos ayunos de principios y cargados de ambiciones: Moncada y Sacasa.” (Carlos Fonseca, Tomo I. 46).


José María Moncada lidera las fuerzas rebeldes liberales, pero el 4 de mayo de 1927 se entrevista con el emisario del imperio Henry Stimson, enviado con todos los poderes para poner fin al conflicto. Bajo la sombra de un árbol de espino negro, firman lo que se conoce como “el Pacto del Espino Negro” o “la Traición del Espino Negro”. Mediante ese pacto, Moncada y los liberales aceptan rendirse, con la promesa de unas nuevas elecciones vigiladas por Estados Unidos. Exigen que los rebeldes entreguen sus armas y ofrecen por cada fusil entregado, la suma de 10 dólares.


Cuando Sandino se da cuenta decide no rendirse. Se traslada al norte del país (Las Segovias). Explica la situación a sus oficiales y soldados. Él no está dispuesto acogerse a los términos pactados. Solo algunos de sus soldados le siguen, originalmente 29 y con él 30, e inicia la fase de la lucha antiimperialista. El espíritu que le anima se expresa fielmente en una de sus frases heroicas:


Mi resolución es ésta: Yo no estoy dispuesto a entregar mis armas en caso de que todos lo hagan. Yo me harémorir con los pocos que me acompañan, porque es preferible hacernos morir como rebeldes y no vivir como esclavos”.3


A partir del 4 de mayo de 1927, Sandino combate a los yanquis y a las fuerzas mercenarias vende-patria. Decide utilizar la táctica de guerrillas. No dio nunca posición fija para ser atacado. Sus combates, aún en condiciones desiguales, logran infringir de manera creciente fundamentales derrotas al enemigo.


Durante todos esos años, Sandino logra la incorporación de campesinos que combaten en condiciones terribles, descalzos, en andrajos, sin comida. La lucha de Sandino recibe respaldo político moral también a nivel internacional, respaldo que por razones de sectarismo decayó en los últimos años de su lucha.


Los combates de Sandino se van haciendo cada vez más amplios en la geografía de nuestra Nicaragua. Los yanquis empeñan todo su poderío, igual que como más tarde lo harían en Vietnam. Para dar una idea de la fuerza del enfrentamiento, baste señalar que el 4 de enero de 1928, pusieron 6 cruceros de guerra frente a las costas nicaragüenses. El 1 de febrero de 1928, los yanquis disponen 4000 marines y 27 aviones (6 aparatos Dehavillam para lanzar bombas, 6 anfibios e hidroplanos, 6 aparatos de observación, 3 folker para transporte y 6 de tipos Curti Fallon). En ese mismo año pusieron 14 buques de guerra más, con 5,365 marines. A finales de dicho año, se contaban por miles los marines combatiendo en nuestro pequeño territorio. (Fonseca Carlos, Tomo I: 51)


Según crónicas de los norteamericanos, se llegaron a sostener antes de 1932, no menos de 515 combates importantes (sin incluir los anteriores al 4 de mayo de 1927, ni los que se libran después que han salido los yanquis). El territorio hasta donde se realizan acciones sandinistas tiene más de 1000 kilómetros de perímetro.


El Pequeño Ejército Loco, como le llamó Gabriela Mistral,4 no sólo combate contra las fuerzas terrestres. Los combatientes campesinos de Sandino por primera vez conocieron los aviones y con ellos, los ataques aéreos.5 A punta de disparos de fusiles, los patriotas logran derribar varios aviones de las fuerzas intervencionistas. También, por primera vez, nuestras poblaciones campesinas fueron bombardeadas por las fuerzas yanquis.


La táctica principal que utiliza el General de Hombres Libres, como le llamó Henri Barbusse6, es la emboscada, en la que es fundamental el factor sorpresa. Una de las bases de sustentación de sus éxitos reside en que Sandino desarrolla trabajo político y de convencimiento dentro de la población, lo que le hace ir ganando respaldo consciente. Su ejército no es profesional, es un ejército popular.


Sandino tiene dentro de sus combatientes a centenares de campesinos que participan en los combates, pero sin abandonar sus labores agrícolas, las que les permitían su sobrevivencia, pero también contribuían a la manutención de los guerrilleros.


Las mujeres también se incorporaron como correos, colaboradoras y combatientes. Sandino menciona a Blanca Aráuz: “no porque sea mi esposa, sino porque los servicios de enlaces confidenciales que nos prestó como telegrafista, son imponderables”. También menciona a Juana Cruz, dueña de una cantina en Jinotega, quien “obtenía informes confidenciales con los marines”. Tiburcia García Otero, era una mujer de El Cuá, de quien Sandino relata que fue encarcelada y vejada por órdenes del propio José María Moncada, para que informara sobre Sandino. (Román, José: pp. 141). También son conocidos el caso de las hermanas Villatoro, en especial Teresa, gran organizadora y de la esposa del General Pedro Altamirano, María de Altamirano, a quien Sandino en sus cartas llama “Generala”.


Ya en la Guerra Constitucionalista se habían destacado mujeres como Conchita Alday, esposa del General Francisco Sequeira, (conocido como Pancho Cabuya), quien fue asesinada junto a él, un 27 de mayo de 1927.


Los marines estaban conscientes del apoyo popular y por eso desatan la represión generalizada sobre la población, pero ello más bien incrementó el repudio a los “machos”7, quienes apresaban a los campesinos, los abusaban, torturaban y, muchas veces, los asesinaban de las más horrendas formas. Desataron una cacería infernal sobre los familiares de los principales dirigentes sandinistas.


Al General Pedro Altamirano le asesinaron a sus dos hijos mayores, según relata el mismo Sandino: "Dos capitanes yankys, Puller y Lee, fueron a buscar a Pedro Altamirano a su casa y al no encontrarlo, capturaron a sus dos hijos mayores y a uno de sus yernos, que eran los únicos ocupantes del inmueble. Luego de capturarlos les preguntaron sus nombres y al escucharlos expresaron: ̶ ¡Altamirano! ̶ De la familia de Pedrón? ̶ Preguntó Lee. ̶ ¡No, hijo de puta, del General. Pedro Altamirano! ̶ contestó uno de los hijos. Y ahí no más los ametrallaron a todos"


El 4 de noviembre de 1928 se realizan elecciones intervenidas por los gringos y sube al poder Moncada. La banda presidencial es colocada en el pecho del traidor Moncada el 1 de enero de 1929. Nuevamente el Almirante D.F. Seller, de la Marina gringa conmina a Sandino a rendirse.


Sandino contesta:

El patriotismo al que usted apela es el que me ha mantenido repeliendo la fuerza contra la fuerza, desconociendo en absoluto toda intromisión del gobierno de Usted en los asuntos interiores de nuestra nación, y demostrando que la soberanía de un pueblo no se discute sino que se defiende con las armas en la mano.


Fundado en lo anterior es que expongo a usted que para llegar a ese arreglo de paz efectiva con el General José María Moncada, ponemos como primera base, absolutamente indispensable, el retiro de las fuerzas norteamericanas al mando de usted en nuestro territorio.


No creo demás manifestar a usted que las propiedades extranjeras quedarán mejor garantizadas por nosotros los nicaragüenses que por fuerzas de un gobierno extraño, porque toda intromisión extranjera en nuestros asuntos, sólo trae la pérdida de la paz y la ira del pueblo.” (El Pensamiento Vivo de Sandino 1984: Tomo I pág. 291)


Los Estados Unidos ya venían organizando una fuerza represiva nicaragüense, la Guardia Nacional, al frente de la cual estaban directamente los norteamericanos. En noviembre de 1932, antes de la realización de una nueva farsa electoral, el embajador norteamericano impone ̶ con la sumisa aceptación de las camarillas de los dos partidos tradicionales̶ la estructura de mando de la Guardia Nacional y como Jefe Director a Anastasio Somoza García.


La farsa electoral del 16 de noviembre de 1932 (en la que todos los presidentes de mesas y de la Comisión “Nacional” Electoral, son gringos), le da la Presidencia al liberal Juan Bautista Sacasa. A partir de ello se inicia un proceso de paz en que la condición primordial de Sandino es la retirada de las tropas gringas.


En enero de 1933, los Marines se retiran de Nicaragua sin haber podido vencer a las fuerzas de resistencia del Ejército Defensor de la Soberanía Nacional. Su retiro constituye la primera derrota militar en sus afanes imperialistas sobre nuestra América.


Al retirarse los marines, Sandino en cumplimiento de la palabra empeñada de que lucharía hasta que el último marine se retirara de Nicaragua, firma la paz. El proceso de negociaciones llevó a Sandino a viajar a Managua varias veces. En uno de esos viajes aprovechó para visitar su natal Niquinohomo. En febrero de 1934 realiza su cuarto y último viaje. Después de una cena con el Presidente Sacasa en casa presidencial, bajando de La Loma, frente al Campo de Marte, son interceptados por una patrulla de la Guardia. Sandino es apresado junto con su padre don Gregorio Sandino, don Sofonías Salvatierra, y sus generales Estrada y Umanzor. Mientras los primeros son conducidos a la cárcel, Sandino y sus generales son llevados a otro lugar y ejecutados fríamente.


Cuando procedieron a registrarle los bolsillos, Sandino dijo: “No llevo un solo centavo porque jamás he tomado fondos de la nación”.Era el 21 de febrero de 1934.


Las ideas de Sandino

Sandino no pudo realizar directamente la sistematización de sus ideas y prácticas revolucionarias. El estudio de su ideario, realizado por distintos investigadores, nos permite afirmar que era portador de una propuesta que trascendía la mera derrota del invasor imperialista. Sandino tenía una visión patriótica, pero también una propuesta ética, una propuesta cultural y una propuesta social. Seguramente más significativo aún que lo anterior, Sandino tenía una propuesta económica y política para la unidad de los pueblos y naciones de América.


La gesta de Sandino está cargada de coraje, valentía, heroísmo, capacidad e inventiva militar. Por ello, quienes han escrito de Sandino, en su mayoría han realzado preponderantemente esta vertiente de su lucha, y menos se ha analizado su pensamiento.


Quienes conocieron personalmente a Sandino, como el escritor nicaragüense Salomón de la Selva y el periodista vasco Ramón de Belausteguigoita, dicen que Sandino era parte de una familia en la que se rindió culto a grandes ideales. El padre de Sandino era aficionado a la lectura y tenía una biblioteca en la que el joven Augusto inicia sus conocimientos sociales y filosóficos, aunque durante sus estudios primarios no se distinguió especialmente como estudiante. (Belausteguigoita: 86).


Mientras se desarrolla la lucha, Sandino va fortaleciendo su convicción de que no se trata solamente del combate contra la intervención, sino que se trata de la lucha contra una realidad de exclusión. Fortalece su sentido clasista, pero acorde con nuestras realidades. Nicaragua era, entonces, un país con casi nulo desarrollo industrial, cuyas pocas concentraciones obreras se encontraban, además, muy lejos de los centros políticos. Las bananeras, las explotaciones forestales y mineras en los enclaves, se localizaban principalmente en la alejada Región Atlántica de Nicaragua. Por ello Sandino asigna un rol muy importante a los campesinos.


Cuando Sandino sale por primera vez de Nicaragua, es portador de inquietudes políticas, como él mismo lo señala al relatar la honda impresión que le causa ver el cadáver de Benjamín Zeledón, pero al llegar a México, es indudablemente impactado por los aires de la Revolución Mejicana. Se vivía en todo el país la agitación y el cambio; reinaba el nacionalismo frente a los Estados Unidos.


Sandino mismo lo reconoce al afirmar:

Bendigo la hora en que emigré a un país donde apagué mi sed de enseñanzas bebiendo en nuevas ideas, templé mi espíritu acrisolándolo en el sentimiento de amor patrio. No quiero decirle que fui a Europa buscando escuela de héroes, pues estemos persuadidos


mi buen amigo que los héroes se improvisan por las circunstancias del momento y siempre surgen de la clase del pueblo” 8.


En su obra “Viva Sandino”, Carlos Fonseca dice:


Las ráfagas del viento proletario del octubre bolchevique, ya tenues al arribar a las lejanas latitudes americanas, llegan a Veracruz, principal puerto mexicano en el Atlántico, cerca del cual, en Cerro Azul, labora y sueña Sandino. Aunque no podría decirse que la revolución de octubre haya sido determinante en la senda que él escogería, es innegable que a su sensible corazón obrero-campesino lo cruzó el espíritu proletario que por primera vez cundió por el planeta… A lo largo de los años que prolongó su lucha se advierte que la identificación con las ideas sociales lindantes con el socialismo, estuvieron presentes en Sandino.” (Fonseca, Tomo II, 43, 68).


Sandino además, como obrero de la compañía petrolera, entra en contacto con los sindicatos más radicales de la época. El investigador Bendaña’ señala que a lo largo de los escritos de Sandino se logra identificar la influencia del socialismo libertario, que profesan los anarcosindicalistas mexicanos.


México por esa época cuenta con los mayores sindicatos de América Latina. Las mayores concentraciones de obreros se encuentran en fábricas de capital norteamericano, lo que imprime al sindicalismo un carácter antiimperialista. Tampico, donde trabaja Sandino, arrojaba la tasa de sindicalización obrera más alta del país, caracterizada por altos niveles de combatividad (Godio, citado por Bendaña, 30).


En esos años se desarrollan dos corrientes sindicales: el sindicalismo oficialista de la Confederación Regional de Obreros Mexicanos, (CROM), y los rojos intransigentes de la Confederación General de Trabajadores, CGT, la tendencia anarco sindicalista, de bandera rojinegra.” (Bendaña, 24).


De este sindicalismo es que recibe influencias Sandino. No estamos hablando del anarcosindicalismo como lo conocemos después, sino del estado en que se encuentra en los momentos más importantes de su trabajo en México. No nos referimos al anarcosindicalismo que niega toda autoridad. Nos referimos al que estaba fundado en las ideas del socialismo libertario, que le asigna a la autogestión un papel fundamental, aquel que reclama un régimen colectivo de propiedad y el que se distancia de la dictadura del proletariado, por considerarla autoritaria.


La CGT impulsaba la formación de escuelas obreras, sobre la base del racionalismo. Le asignaban a la educación un papel indispensable en el desarrollo de la clase obrera. Es de suponerse que Sandino pudo participar de algunas de estas escuelas, aunque no se han encontrado pruebas fehacientes de ello.


Sandino nunca se autocalificó de anarquista, sino más bien utilizó los términos de socialista y comunista racionalista:


... mientras Ud. huye de llamarse comunista, yo lo declaro al universo entero, con toda la fuerza de mi ser, que soy comunista racionalista.” (El Pensamiento Vivo de Sandino: Carta a Humberto Barahona, 27-5-33, II, 338).

Carlos Fonseca al estudiar su pensamiento, resueltamente ubica sus ideas sociales lindantes con el socialismo. Bendaña disecciona sus escritos y afirma:


Ideológicamente, Sandino permanece apegado al credo racional y libertario asociado al anarcosindicalismo y que exalta las nociones de cooperativismo, comunalismo y fraternidad, de libertad de pensamiento y de asociación, repudio al capitalismo y reconocimiento del papel histórico de la clase obrera. Sin embargo, hace a un lado las suposiciones anarcosindicalistas más extremas como son el desprecio a la legislación, a la negociación política, al nacionalismo y a la subordinación de luchas de liberación nacional a la lucha contra las burguesías y las patronales.” (Bendaña, 87).


Poco se ha dicho que la claridad de ideas que expresa Sandino en sus escritos respecto a las clases, a los derechos del pueblo, también están influidas por las compañías que tuvo. Podemos imaginarnos las horas y horas de diálogo que Sandino sostuvo con Farabundo Martí en su campamento, a la luz de la luna. Las discusiones, los intercambios, análisis del momento y, sobre todo, las reflexiones sobre su lucha y el momento político, que es una base muy importante en los procesos de formación política.


Su lucha antiimperialista entonces tiene contenidos de cambio social. Sandino se expresa contra la propiedad privada y critica la apropiación de la riqueza, por parte de los oligarcas. En un Boletín de Guerra suscrito en agosto de 19319, Sandino recuerda a los combatientes del Ejército Defensor de la Soberanía Nacional (EDSN) que:


Nuestra guerra es guerra de libertadores, para matar la guerra de los cobardes agresores quienes CONSUMEN lo que no PRODUCEN y se valen de las mismas armas que el pueblo les ha confiado para lanzar al pueblo contra el pueblo mismo.”.


Somoza, en un afán de descalificarlo, cuenta en su libro “Sandino, o el Calvario de la Segovias”: “En esa ocasión, Moncada dijo haber recibido un memorial escrito por Sandino con respecto a sus ideas, el cual terminaba así: “la propiedad es un robo”… Naturalmente eso me dio la norma del hombre que era Sandino… las ideas de Sandino son algo más que socialistas.” (Somoza, 83).


Sandino y su proyecto

Sandino es portador de una idea y un proyecto propio: aboga por la libertad, y vincula la libertad a la autonomía nacional y dentro de ella, la autonomía de la clase. En su mensaje a los obreros de la ciudad y el campo que envía el 26 de febrero de 1930, Sandino afirma:


La clase trabajadora de toda América Latina sufre hoy una doble explotación: la del imperialismo, principalmente el yankee, y la de las burguesías nativas, los capitalistas nacionales explotadores, quienes, en sus afanes por obtener los favores del insaciable invasor, diariamente intensifican más y más la destrucción del movimiento revolucionario, las persecuciones a sus dirigentes, los encarcelamientos y los destierros ““Sólo los obreros y los campesinos llegaran al final”. El Pensamiento Vivo de Sandino Tomo II: 69.


Sandino combate la intervención norteamericana, pero no se queda en el nacionalismo. Sandino es sensible a la situación de miseria y de exclusión que vive la mayoría de los nicaragüenses, y plantea la construcción de una Nicaragua sin explotación.


Él mismo lo explica al referirse, a su regreso de México, al trabajo realizado en los Minerales de San Albino:


Y por mi parte empecé a trabajar en el ánimo de aquellos obreros, explicándoles los sistemas de cooperativas de otros países y lo tristemente que éramos explotados, y que debíamos preocuparnos por un gobierno que de verdad se preocupara por el pueblo, para que éste no fuera vilmente explotado por los capitalistas y las grandes empresas extranjeras, pues el pueblo es Nación, y que debíamos exigir, como en todos los países civilizados del mundo, que todas las empresas que operan en Nicaragua deben de proporcionar a sus trabajadores atención médica, escuelas, leyes y organizaciones, tales como uniones de trabajadores, y que nosotros no teníamos nada de eso.” (Román, 49).


Inmediatamente después de que se retiran los marines, Sandino reflexiona sobre el carácter económico y político de la intervención, señalando el rol de las oligarquías representadas en los dos partidos tradicionales: “Nicaragua continuaba política y económicamente intervenida y así continuaría mientras los gobiernos estuvieran en manos de los partidos existentes”. En noviembre de 1933, en Conversaciones en Niquinohomo, relatadas por Nicolás Arrieta, Sandino reflexionaba:


Ahora los campesinos no tienen nada, pero lo tendrán todo. No saben leer ni escribir y los explotan inmisericordemente. No permitiremos a esos politicastros, sinvergüenzas y corrompidos. Vamos a eliminar al partido liberal y conservador. No quiero nada con los politicastros, no confío en ellos”, (El pensamiento vivo de Sandino tomo II: 364.)


Cuando Sandino logra expulsar a los marines, habla de la posibilidad de crear un partido político y de las características de un gobierno popular. Concibe la formación de un gobierno como el representante de una sociedad en que no serían explotados los obreros y campesinos. Ese gobierno “quedaría desligado deelementos burgueses, quienes en todos los tiempos han querido que aceptemos las humillaciones del yankee”.


Un reflejo de ese proyecto lo logra realizar con la organización de cooperativas en Río Coco. Con el proceso de paz, Sandino trabaja un año en Wiwilí e impulsa proyectos de colonización en la región del Río Coco para “hacer una agricultura cooperativizada”.


Más que un programa agrario, es también un proyecto social que a la vez pretende resolver el problema de los campesinos sin tierras y de los trabajadores desempleados, por la vía del régimen de cooperativas y la autogestión obrera resguardada por un sistema de milicia popular (Bendaña, 67).


Para la realización de ese proyecto económico nacional emprendido directamente por los trabajadores, gestiona créditos con el gobierno y toma contacto con comerciantes de Cabo Gracias a Dios “para organizar el intercambio comercial con Wiwilí, con una compañía mexicana para el cultivo del banano en la Costa Atlántica y que saquemos a la United Fruit.” (Bendaña, 69).


Sandino y los comunistas

n los inicios de la lucha, Sandino recibió el apoyo decidido de los comunistas agrupados en la III Internacional, pero en 1929 se producen cambios que llevan al distanciamiento. Sandino sale hacia México en un intento de revertir el proceso de aislamiento internacional que él percibe está sufriendo su lucha. Expresa:


Nos agobiaba el silencio, el aislamiento, la desesperación de permanecer ignorados. Nos hacía falta que el mundo conociera que aún estábamos en la lucha… la lucha ha seguido en Nicaragua tan intensa como antes, pero el dinero norteamericano nos ha hecho el silencio.”.


La Resolución del VI Congreso de la Internacional Comunista de 1928, había convocado a respaldar efectivamente la lucha antiimperialista de Sandino. “Esta línea de acción corresponde al pensamiento marxista latinoamericano de Julio Antonio Mella… a José Carlos Mariátegui quien mantuvo fecunda fidelidad a la causa de Sandino hasta el final de sus días, y de Gustavo Machado quien defendió a Sandino hasta la víspera de morir en 1983 en Venezuela.” (Amador, 19).


La Internacional Comunista disponía como instrumento para hacer valer su respaldo a este tipo de luchas, a la Liga Antiimperialista Mundial. Antes de 1929 predominaba la tesis del Frente Único para las luchas en nuestros países enfrentados al colonialismo, y también para las tareas de independencia nacional.


Jorge Dimitrov, supo promover la consigna fundamental por la formación de un Frente Único Antiimperialista que agrupara todas las fuerzas de la liberación nacional. Obviamente esta consigna proseguía y desarrollaba la política de la Internacional Comunista en relación al problema nacional de las colonias, elaborado bajo la dirección de Lenin en los primeros momentos de la IC de 1919 a 1924.” (Armando Amador, 118).


Esta tesis se correspondía con las convicciones de Sandino, quien había venido planteando la necesidad de la construcción de un Frente Único Antiimperialista:


La primera vez que el General Augusto C. Sandino convocó a formar un Frente Único contra los avances de los conquistadores yanquis en la América Latina, era como un recurso fundamental ante 15 presidentes de Gobierno que, todavía en agosto de 1928, expresaban autonomías en sus manifestaciones oficiales ante conferencias internacionales.” (Amador, 116).


Ante esa reunión de Presidentes, Sandino expuso:

Por quince meses, el Ejército Defensor de la Soberanía Nacional de Nicaragua (1927 - agosto de 1928), ante la fría indiferencia de los gobiernos latinoamericanos y entregado a sus propios recursos y esfuerzos, ha sabido, con honor y brillantez, enfrentarse a las terribles bestias rubias y a la terrible caterva de traidores renegados nicaragüenses que apoyan al invasor en sus siniestros designios.


La colonización yanqui avanza con rapidez sobre nuestros pueblos sin encontrar a su paso murallas erizadas de bayonetas, y así cada uno de nuestros países a quien llega su turno, es vencido con pocos esfuerzos por el conquistador, ya que, hasta hoy cada uno se ha defendido por sí mismo…


Si los gobiernos de las naciones que van a la cabeza de la América Latina estuvieran presididos por un Simón Bolívar, un Benito Juárez o un San Martín, otro sería nuestro destino, porque ellos sabrían que cuando la América Central estuviera dominada por los piratas rubios, seguirían su turno México, Colombia, Venezuela, etc.


somos 90 millones de latinoamericanos, y sólo debemos pensar en nuestra unificación y comprender que el imperialismo yanqui es el más brutal enemigo que nos amenaza y el único que está propuesto a terminar por medio de la conquista con nuestro honor racial y con la libertad de nuestros pueblos.


Para formar un frente único y contener el avance del conquistador sobre nuestras patrias, debemos principiar por darnos a respetar en nuestra propia casa y no permitir que déspotas sanguinarios como Juan Vicente Gómez y degenerados como Leguia o Machado y otros, nos ridiculicen ante el mundo como lo hicieron en la pantomima de La Habana (en 1928).


... Los hombres dignos de la América Latina, debemos imitar a Bolívar, Hidalgo, y San Martín y a los niños mexicanos que el día 13 de septiembre de 1847 cayeron acribillados por las balas yanquis en Chapultepec, que sucumbieron en la defensa de la patria y de la raza, antes que aceptar sumisos una vida llena de oprobio y de vergüenza en que nos quiere sumir el imperialismo yanqui”.


Quiero hacer un paréntesis para señalar, aunque tan sólo sea de pasada, algo que hoy resulta de primera importancia, y es que Sandino adelantó lo que él llamaba el Plan Bolivariano para América Latina. Él pensaba que era necesaria una gran alianza, unidad económica, política y de defensa de los pueblos, gobiernos y naciones del continente.


Él propuso los mecanismos concretos que, a través de una Conferencia de Representantes, deberían crear los órganos de esta gran unión. Alianza que, entre otras cosas, debería decretar la abolición de la Doctrina Monroe, crear la Corte de Justicia Latinoamericana, crear la Ciudadanía Latinoamericana, las fuerzas de defensa de la soberanía del continente, un comité de banqueros latinoamericanos para unificar el sistema financiero integrador de la comunidad, la unificación de las tarifas aduanales, la expulsión de las tropas yanquis de todos los territorios latinoamericanos, la recuperación de todas las riquezas usurpadas por las empresas gringas y la investigación de todos los crímenes cometidos por sus tropas.


También de manera específica propuso la construcción del canal con participación latinoamericana, y una pequeña parte de los norteamericanos, con la condición de que se le pagaran los correspondientes impuestos a Nicaragua, para con esos fondos emprender obras sociales.


Todos estos planteamientos son coherentes con las tesis que se sostenían en la IC, pero cuando se modifica la línea y se toma el curso sectario de la defensa de la “pureza ideológica”, la percepción comunista cambia. Encabeza esa posición el Partido Comunista de México. En nombre de esa pureza ideológica critican a Sandino muchas cosas. Por ejemplo, no están de acuerdo en que pida apoyo para su lucha al gobierno mexicano. Expresan su desacuerdo en el impulso de la iniciativa para una conferencia latinoamericana para colocar la ruta del canal interoceánico y el Golfo de Fonseca bajo la jurisdicción de América Latina, también le critican el que apele a los liberales burgueses contra el imperialismo.


A esas alturas Sandino aboga por un llamado amplio que involucre a todos los sectores en la lucha contra el imperialismo, pero la tesis del frente único había sido abandonada por los comunistas y no comprenden a Sandino. Aunque nos parezca sorprendente, IMPREKOR, el órgano oficial de la Liga Antiimperialista, publica un artículo el 4 de enero de 1930 en el que anuncia que Sandino “había abandonado la lucha por 60.000 dólares” que supuestamente habría recibido de los yanquis. Es más, el mismo órgano publica el 25 de marzo de 1933 un balance final de la lucha sandinista con el título “La traición de Sandino”, y en correspondencia, guardaron un silencio absoluto sobre el asesinato de Sandino el 21 de febrero de 1934.


Sandino nunca hizo pública su molestia con estas actitudes. Antes, había tenido excelentes relaciones. Una expresión de ello fue su amistad con Farabundo Martí, quien llega a incorporarse al Ejército Defensor de la Soberanía Nacional (EDSN). Sandino le otorgó el grado de capitán. Martí le sirvió como su secretario personal y le acompañó a México en 1929. Es cierto que se dan diferencias que algunos han sobredimensionado. En propias palabras de Sandino:


Su entusiasmo y buena fe me dejaron una viva impresión y mucho lamenté su muerte”, ̶ dijo Sandino en 1933. “En el fondo tenía grandes méritos pero desgraciadamente con un carácter sumamente rebelde… Realmente, yo nunca tuve ninguna disputa ideológica con él, pero por su rebeldía no supo comprender las limitaciones de la misión a México, ni su categoría de subordinado.” (Román, 132).


Estaba de acuerdo con todas sus ideas… pero le explicaba que por el momento no era eso lo que cabía y que mi lucha debía seguir siendo nacionalista y antiimperialista. Le explicaba que lo primero era defender al pueblo nicaragüense de la garra imperialista, librarlo de ella, echando de nuestro suelo a esos perros, a las compañías yanquis, y que el siguiente paso era organizar a los obreros.” (El Pensamiento Vivo de Sandino, T II, 366).


Salvador Calderón Ramírez, en su libro “Últimos días de Sandino”, relata que dos días antes del crimen, el héroe le refirió algunas palabras sobre la separación con el mártir comunista salvadoreño Agustín Farabundo Martí:


Nos separamos colmados de tristeza, en la mayor armonía, como dos hermanos que se quieren y no pueden comprenderse.”


Farabundo Martí siempre respetó al guerrillero antiimperialista. Antes de recibir la descarga que le quitaría la vida, el comunista Martí declara:

Doy testimonio ahora de la entereza moral, de la pureza absoluta del General Sandino. Me consta que en México recibió ofertas repetidas de considerables sumas de dinero, con tal que abandonara su lucha en las Segovias, y que esas ofertas fueron rechazadas por el General con la más noble indignación.


Tengo interés en que se aclaren estos puntos para establecer la verdad histórica. Y ya para morir, a dos pasos de la ejecución, declaro solemnemente que el General Sandino es el primer gran patriota del mundo.”.


Sandino también tuvo relaciones con la Alianza Popular Revolucionaria Americana (APRA), y sus ideas también expresan alguna influencia en Sandino. Esteban Pavletich fue miembro de su Estado Mayor, pero dentro de los conflictos también tuvo que despedirlo, expresando sus abiertas diferencias con el aprismo.


También se relaciona con Haya de la Torre y es influido por alguna de sus ideas, pero se distancia en relación al rol de la burguesía en la conducción de los movimientos de emancipación. Sandino cree en el rol de conducción de los obreros y campesinos.


Al final se puede decir con Bendaña, que Sandino esboza ̶ sin elaborar ̶ su propia teoría de la revolución, partiendo de las manifestaciones particulares y diferenciadas que el capitalismo intervencionista imprime sobre países de la periferia:


“… Frente a un clasismo proletario, a veces abstracto y sectario, Sandino aboga ̶ de manera similar a Gramsci ̶ por la vinculación de las luchas revolucionarias a las características particulares nacionales, de las culturas políticas y desarrollo social, dando cabida a un nacionalismo amplio, ligado a la defensa de la soberanía y autodeterminación democrática. Sandino acompaña a Mariátegui en la formulación de un estilo de análisis fundamentado en la teoría de lucha de clases, pero se niega a reducir la realidad nacional a recetas dogmáticas y etapas mecánicas.”.


Después del asesinato de Sandino sobrevino una larga noche. Las bases de su lucha fueron duramente reprimidas, su nombre vilipendiado, su causa postergada. Somoza ejecutó el asesinato de Sandino, decidido en la Casa Blanca, y se instaló dictatorialmente por 40 años.


Uno de los oficiales de Sandino, el Coronel Santos López, logró escapar ileso del ataque que hicieron a la casa de Sofonías Salvatierra, el mismo día que capturan y asesinan a Sandino. A finales de los años 50, conoció a Carlos Fonseca Amador, a quien contó sus experiencias. Fonseca estudió la vida de Sandino, se enamoró de su gesta, y fundó el Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN), organización que condujo al pueblo a la victoria total sobre la dictadura en 1979.


Cierre

Nunca como ahora se han evidenciado los afanes de dominación imperialista. Para algunos ingenuos, el imperialismo ya no existe; para otros, la dominación del capital no tiene referencias geográficas. También hay quienes llegaron a afirmar que la dominación imperial estaba abandonando las formas militares para concentrarse en las formas económicas.


La realidad ha mostrado que el imperialismo existe, y que las grandes transnacionales tienen su sede, sello y mercado principalmente en los Estados Unidos. El poder mundial capitalista tiene su gerente en la Casa Blanca. El uso de la fuerza y la supremacía militar están a la orden del día, no sólo para intervenir directamente ̶ como lo hicieron en Afganistán y en Irak-, sino para hacerlo indirectamente como en Colombia o en Palestina.


Lo dominación del sistema capitalista y del imperialismo se manifiesta en todos los órdenes: en lo social, en lo económico, en lo cultural, en lo religioso.


Las advertencias de Sandino, lanzadas en la reunión de presidentes latinoamericanos en 1928 se han cumplido:


La colonización yanqui avanza con rapidez sobre nuestros pueblos... Si los gobiernos de las naciones que van a la cabeza de la América Latina estuvieran presididos por un Simón Bolívar, un Benito Juárez o un San Martín, otro sería nuestro destino…


...(Los) latinoamericanos, sólo debemos pensar en nuestra unificación y comprender que el imperialismo yanqui es el más brutal enemigo que nos amenaza y el único que está propuesto a terminar por medio de la conquista con nuestro honor racial y con la libertad de nuestros pueblos... (Es necesario) formar un frente único y contener el avance del conquistador sobre nuestras patrias.”.


Reflexionar entonces sobre las lecciones de la historia, sobre el pensamiento y la acción de hombres como Augusto C. Sandino, es hoy más urgente que nunca. Necesitamos extraer sus enseñanzas, para aprender, pero sobre todo, para animarnos, para llenarnos de su coraje y de su dignidad. Porque al final, lo más importante de él, fue su ejemplo rubricado con su dulce, pura y ejemplar sangre de ferviente patriota latinoamericano.


Hace unos meses me encontré a su hija, Blanquita, en la acera de un banco, bajo el ardiente sol, haciendo fila con unos cincuenta jubilados para recibir una pensión de no más de 20 dólares mensuales. Lloró cuando me le acerqué avergonzada a preguntarle por qué estaba allí. Una mujer que le acompañaba me dijo: “casi nos morimos de hambre…”. Así vive la hija del General de Hombres Libres, seguramente para vergüenza nuestra, pero en todo caso, pobre, como murió Sandino, sin un centavo en la bolsa, porque como dijo: “nunca recibí dinero del erario público”.


Entonces de Sandino no sólo heredamos su fuerza y su valor, sino su ética, su honradez y su sinceridad. Eso necesitamos en estos momentos donde campea la corrupción, el pragmatismo y la resignación, en momentos en donde todo parece sometido a la transacción. Reflexionar sobre esta vertiente es ahora tan importante como su antiimperialismo, porque ambos están indisolublemente ligados.


Sólo a un loco, idealista y puro se le pudo ocurrir en 1926 que podría derrotar, comenzando con un ejército de 30 patriotas, al imperialismo norteamericano. Eso es lo que necesitamos ahora. Un poco de esa locura divina, de ese ardor, de esa convicción y de esa mística. ¡Sandino Vive, la Lucha Sigue!




Bibliografía consultada


Amador, Armando:El Exilio y las Banderas de Nicaragua”. Federación Editorial Mexicana, México, 1987.

Belausteguigoitia, Ramón de:Con Sandino en Nicaragua”. Biblioteca Popular Sandinista, Editorial Nueva Nicaragua, 1981

Bendaña, Alejandro: “La Mística de Sandino”. Centro de Estudios Internacionales, Colección Perspectivas, Nicaragua, 1994.

Fonseca, Carlos:Obras. Tomo 2. Viva Sandino”. Editorial Nueva Nicaragua, Segunda Edición, Managua, 1985.

Instituto de Estudios del Sandinismo: “Sandino enfrenta al Imperialismo”. Editado por el Departamento de Propaganda FSLN, Nicaragua, Julio de 1984.

Instituto de Estudios del Sandinismo: “Ideario Político de Augusto César Sandino”. Centro de Publicaciones Silvio Mayorga, Nicaragua, Febrero de 1984.

Instituto de Estudios del Sandinismo: “Ahora sé que Sandino Manda”. Editorial Nueva Nicaragua, Managua, 1986.

Instituto de Estudios del Sandinismo: “El sandinismo, documentos básicos”. Editorial Nueva Nicaragua, Managua, 1985.

Ramírez, Sergio:El pensamiento vivo de Sandino”. Tomo 1 y 2. Editorial Nueva Nicaragua, Managua.1984

Román, José:Maldito país. Managua, Editorial Unión, 1983.

Somoza, Anastasio: “Sandino o el Calvario de las Segovias”. Nicaragua.

Selser, Gregorio:El Pequeño Ejército Loco”. Editorial Nueva Nicaragua, Managua, 1986.




NOTAS


1 Artículo de Martha Leonor González http://colectivoandamios.blogspot.com/2009/08/gabriela-mistral-la-defensora-del pequeño ejército loco.


2 “Guerra de Guerrillas: Un método”. Escrito por Ernesto Che Guevara.


3 Circular a las autoridades locales de todos los departamentos 23 de Mayo de 1927. En “El Pensamiento Vivo de Sandino. Editorial Nueva Nicaragua.1984 Pág. 108.


4 En uno de sus escrito, publicados en El Mercurio, dice en defensa de Sandino : “Harían cosa más honesta yendo a ayudar al hombre heroico, héroe legítimo, como tal vez no les toque ver otro, haciéndose sus soldados rasos [...], para dar testimonio visible de que les importa la suerte de ese pequeño ejército loco de voluntad de sacrificio”.


5 Según me precisa mi amigo Victoriano Arteaga (q.e.p.d) “el primer bombardeo norteamericano se da en Nicaragua, y los anales del ejército de los Estados Unidos lo registran en Chinandega, en la Guerra Constitucionalista. Cuando Francisco Sequeira “Pancho Cabuya” tomó la ciudad, fue atacada por dos aviones artillados con ametralladoras Lewis. Fue el 6 de febrero de 1927, por esta batalla descarnada a Chinandega se le conoció como la Ciudad Mártir. Cabuya dijo en una ocasión que los muertos, por falta de enterradores, se los comías los chanchos y los perros, porque los zopilotes no daba abasto” Carta enviada a la autora en Febrero 2010.


6 Luchador anti guerrista autor de “El Fuego, el Infierno y Stalin”, y miembro del PC francés.


7 Expresión usada para referirse a los soldados norteamericanos.


8 Richard Grossman. Documento 16 rescatado junto con otros documentos del Centro Histórico de Infantería de la Marina de Estados Unidos. Carta de Sandino a Don Arnoldo M. Ramírez, 17 de junio de 1927.


9 Escrito inédito que fue desclasificado por el Departamento de Estado y al que se ha tenido acceso hace 10 años.


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