Memorias de la lucha Sandinista

Descargar documento

El vertiginoso año 1978

Mónica Baltodano 

Las masacres estudiantiles y la insurrección


El año 1978 comienza con la conmoción social que produce el asesinato de Pedro Joaquín Chamorro, director del Diario La Prensa. En todo el país se realizan movilizaciones de protesta que se van combinando con distintas expresiones anti-dictatoriales: la huelga de hambre de los trabajadores de la salud que comienza el 15 de enero, el paro empresarial del 22 de enero, y la toma de la sede de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), por parte de la Asociación de Mujeres Nicaragüenses ante la Problemática Nacional (AMPRONAC).

En todo este año, la actividad estudiantil, tanto de secundaria como de la universidad, es determinante para mantener las ciudades en constante efervescencia y combatividad. Las actividades organizadas por el Movimiento Pueblo Unido (MPU) también cuentan con respaldo de los sindicatos organizados, las fuerzas socialistas, la naciente Asociación Nacional de Educadores de Nicaragua (ANDEN), y de los trabajadores de la salud, que a principios de este año realizan un paro nacional.

El Centro Universitario Regional Carazo (CURC), en Jinotepe, tenía una matrícula pequeña de trescientos estudiantes, pues solo ofrecía el año de estudios básicos, pero como parte de la UNAN, el CURC se convirtió en un espacio de autonomía universitaria que favoreció el debate abierto sobre los problemas del país. El Club Universitario fue un centro de conspiración anti-dictatorial de encuentro con los estudiantes de secundaria, y hasta de refugio para quienes ya no podían seguir viviendo en sus casas debido a la represión.

Tanto en Diriamba como en Jinotepe, San Marcos y Santa Teresa, los eventos se suceden con gran velocidad. El año 1978 es de agitación y crecimiento de la efervescencia popular en los principales municipios del departamento.

En Diriamba, el entierro de Panchito Gutiérrez (quien cae el 2 de febrero de 1978) se convierte en una gran movilización. En ese mismo mes se producen grandes movilizaciones en León y Masaya, así como la insurrección de Monimbó, y acciones en Diriamba –que nunca se han publicitado–, en donde aparecen en las calles grupos armados, se levantan barricadas y se interrumpe el tráfico de la Carretera Sur. Ahí participan combatientes de la Tendencia Tercerista que luego van a incorporarse al Frente Sur. Los combatientes diriambinos hablan de “la insurrección de febrero 78 en Diriamba”, porque con esa intensidad lo vivieron.

Por esos mismos días (27 de febrero) la Guardia viola la autonomía universitaria al penetrar en el Recinto Universitario Rubén Darío (RURD), en Managua, matando además, a dos estudiantes.

Entre marzo y abril se produce otra huelga de hambre que encabeza doña Albertina Serrano, mamá de Marcio Jaen, por el cese del aislamiento de Tomás y Marcio y la libertad de los reos políticos. En ese mismo mes se realiza en Diriamba una impactante “Marcha del Hambre” en la que participan campesinos y obreros agrícolas de las comunidades aledañas, organizados en la recién fundada Asociación de Trabajadores del Campo (ATC), en conjunto con mujeres de AMPRONAC, los socialistas, sindicalistas, y todas las organizaciones del MPU. La marcha es brutalmente reprimida a balazos, lo que contribuye a enardecer más a la población. Es sorprendente que pese a la represión, pocos días después, para el Primero de Mayo, Día Internacional de los Trabajadores, se organiza en Diriamba otra manifestación popular que también es reprimida.

El 16 de mayo, en la Cárcel Modelo de Tipitapa, Tomás Borge y Marcio Jaen se lanzan a una huelga de hambre exigiendo el cese del aislamiento en que los mantenía la dictadura. Esta huelga cuenta con el respaldo de familiares de los reos políticos, quienes se instalan, también en huelga, en la Cruz Roja Nicaragüense, en la capital. Los estudiantes se toman nuevamente iglesias y centros de estudio.

El 29 de junio treinta mil estudiantes se lanzan a una huelga nacional que paraliza los colegios de la mayor parte del país, y también se toman una gran cantidad de iglesias. El 5 de julio llega a Nicaragua “El Grupo de los Doce”, con la consigna: “La dictadura es un cadáver, venimos a su entierro”. “Los Doce” son recibidos de forma apoteósica en movilizaciones organizadas por el MPU, e inician un recorrido por distintos departamentos, incrementando con su presencia la agitación y movilización popular. En este marco, el movimiento estudiantil caraceño, dirigido por las estructuras del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN), se expresó con gran energía involucrándose en las jornadas nacionales.

En Carazo, principalmente en Jinotepe y Diriamba, y en menor medida en San Marcos, cotidianamente los jóvenes se mantienen en las calles en las que prenden fogatas en distintos barrios de la ciudad, hostigan a la GN con bombas de contacto, y participan en manifestaciones contra la detención de líderes estudiantiles.

En ese contexto se producen dos brutales masacres: la del 9 de julio, en Jinotepe, y la del 12 de julio, en San Marcos. La primera fue una cacería que dejó cuatro dirigentes asesinados; la segunda, disparos indiscriminados sobre la población en el atrio de la iglesia, después de que estalla una bomba en el campanario del templo católico tomado por los jóvenes. Los entierros de los mártires se convierten en grandes manifestaciones y protestas e insurrecciones, en las que el único elemento que faltaba eran armas para tomarse el Cuartel. Un mes después, fuerzas especiales de la GN entran a Jinotepe, violan la autonomía universitaria y realizan una gran redada, asesinando a uno de los muchachos más queridos de la localidad: Álvaro ”El Cabo” Sánchez.

Las fuerzas Terceristas en 1978

Con el apoyo de los hermanos Chamorro Rappaciolli, en Diriamba los Terceristas habían organizado una estructura en la que estuvo trabajando un tiempo José María “Chema” Alvarado. Panchito Gutiérrez, un conocido ganadero diriambino, se incorpora a los Terceristas y cae combatiendo en los ataques al Cuartel de Rivas el 2 de febrero de 1978.

Algunos de estos Terceristas participan en los levantamientos del 26 de febrero de ese año, entre ellos, William Molina Dávila “El Nene” y sus hermanos Reynaldo, Norman y Silvio, todos Molina Dávila, y otros hermanos de padre, Ronaldo y Rodolfo Molina Acevedo. Otros participantes fueron “Pancha Garrote” y “Chico Manudo”, cuyos nombres pudimos establecer en nuestras investigaciones, y son, respectivamente, Iván Arias Lara y Francisco José López Pérez.

Otros combatientes de la Tendencia Tercerista de Diriamba que luego se fueron al Frente Sur y cayeron combatiendo, fueron: Danilo Sánchez conocido como “Catoyce y Quince” y Silvio Rocha “Chivín”, quienes fueron capturados vivos por la GN, y otros que aparecen en las listas de combatientes que forman parte de esta obra.

En abril de 1978 los Terceristas estaban reclutando jóvenes para entrenarlos en Costa Rica, tal y como testimonia Gonzalo Navarro en su entrevista. Entre quienes ya estaban organizados con el FSLN Tercerista en Diriamba, podemos mencionar a: William Molina Dávila “El Nene”, sus hermanos Reynaldo Antonio, conocido como “Muraco”, y Leopoldo Molina Dávila, “La Petunia” o “Polón”, la cuñada de William, Xiomara Díaz Monge, y otros.

En mayo-junio de 1978, William Molina había participado en una escuela de entrenamiento en Costa Rica, donde también estaban los diriambinos Fernando Chamorro Rappaciolli, “El Negro”, su hijo Fernando Ramón Chamorro González, su sobrina Susy González, Jacinto Blanco Guadamuz y William Baltodano.

Después de esa escuela de entrenamiento, les fue encomendada la misión de trasladar de Costa Rica un armamento compuesto por treinta y tres fusiles Garand, una carabina automática M-1, un mortero de 60 mm, con seis granadas, una ametralladora .50, doscientas candelas de dinamita, y cuarenta mil cartuchos para las distintas armas. El armamento fue introducido por Cárdenas, frontera sur, a través de la Hacienda La Flor, entonces propiedad del señor Manuel Centeno Pastora, originario de la ciudad de Rivas, y llevadas a El Paraíso, hacienda de café de Vicente Rappaciolli Marquis, en Diriamba. Ahí las limpiaron, engrasaron y embuzonaron (Urtecho Mario: 94).

En julio de 1978, William Molina participa en la famosa “Operación Rocket”, que consistió en lanzar dos rocketazos accionados de manera rudimentaria, desde una habitación del Hotel Intercontinental hacia edificios de la Escuela de Entrenamiento Básico de Infantería (EEBI).

La operación fue dirigida por el Fernando “El Negro” Chamorro, y también participan William, Susy González, Fernando Ramón Chamorro, el hijo de “El Negro” Chamorro y Reynaldo Molina Dávila, quien diseñó el mecanismo artesanal que permitía disparar el rocket mediante una mecha lenta, sin necesidad de bazuca, y lo esencial, sin lanza-cohetero.

Otros participantes indirectos fueron Jacinto Blanco Guadamuz, William Baltodano, Leopoldo Molina Dávila y Xiomara Díaz Monge, todos organizados en la Escuadra “Francisco Gutiérrez Aguirre”. Al final William y “El Negro” Chamorro quedaron entrampados y fueron apresados, pero el primero pudo salir ileso con una buena coartada, no así Chamorro, quien para su fortuna solo estuvo preso un mes, pues fue rescatado gracias a la llamada “Operación Chanchera”. Un relato completo de esta operación y sus entretelones se puede encontrar en la obra “Los de Diriamba”, de Mario Urtecho.

Lo anteriormente relatado nos permite concluir que para la ofensiva insurreccional de septiembre de 1978, el FSLN Tercerista contaba con estructuras organizadas en Diriamba, y, aunque pequeñas, estaban integradas por combatientes audaces y aguerridos. El problema fueron las armas pues sólo contaban con nueve fusiles Gárand, según nos relató William Molina Dávila, pues las armas que entraron de Costa Rica desde el mes de junio incluyendo la ametralladora .50, fueron trasladadas para la insurrección de Masaya.

Para septiembre de 1978, la Dirección Nacional de las tres Tendencias del FSLN había iniciado pláticas en el exterior del país. En esas conversaciones, por parte de la GPP, estaba Henry Ruiz, por los Proletarios, Jaime Wheelock, y por los Terceristas, Humberto y Daniel Ortega. (Memorias de la Lucha Sandinista T I, pág. 601)

Por estas coordinaciones unitarias, las estructuras de la GPP y de los Proletarios en el interior del país, reciben la orientación de movilizar sus fuerzas y de realizar operaciones ofensivas para septiembre, coordinándose con los Terceristas, con el objetivo de insurreccionar las principales ciudades de Nicaragua.

Insurrección en Diriamba

Un día antes de la insurrección, una escuadra de la Tendencia Tercerista se encontraba reunida en la casa de Dinorah Parrales. La GN realizó una operación espectacular sobre la casa. Una parte de la escuadra, entre los que estaba Francisco Jiménez Salazar “Chico” o “Pancha Ceja”, logran escapar, pero otros confiadamente se quedan, son capturados vivos y luego asesinados. Fue la masacre de los hermanos Blanco, en la que son brutalmente asesinados Jacinto y Douglas Blanco y capturado el hijo de Dinorah, Álvaro Borge Parrales, quien formaba parte de la escuadra.

Pese a este revés el plan siguió su curso. Según William Molina, sus jefes les habían prometido que para el día nueve llegaría un avión procedente de Costa Rica en el que se transportarían los hermanos Fernando y Edmundo Chamorro y además llegarían armas y municiones en cantidades suficientes para dotar a más de cien combatientes. Les orientaron preparar las condiciones para ello: tener listas las fuerzas vivas y preparar la pista para el aterrizaje.

Por esa razón se movieron a buscar combatientes que fueron rápidamente entrenados en distintos puntos, y el día fijado derribaron postes eléctricos en un sector de la Carretera Casares- La Boquita, para que aterrizara el avión.

Concentraron a los combatientes en la finca La Veranera, del colaborador Fernando Baltodano, (papá de Yadira, Marcia y Emiliano Baltodano), y para ese día habían más de cien combatientes dispuestos a la insurrección, pero el avión nunca llegó, así que decepcionados se retiraron y lo que hicieron fue ir a atacar el Comando GN con los nueve Gárand que tenían, no obstante “la gente respondió, hizo barricadas y Diriamba se insurreccionó”.

Según Israel Sánchez la GPP había enviado a algunos combatientes a entrenarse en el Río La Flor con los Terceristas. Entre ellos recuerda a Fernando Pérez, quien era el responsable de la fuerza GPP, y que trabaja como asistente del actual Jefe del Ejército, General Julio Avilés, Israel Sánchez, Lenin Vásquez Galeano, Santiago Sánchez y Julio Narváez. Al respecto William dice que solo se acuerda de uno que le decían “Tiza” (Gilberto Páez) “quien llegó con un par de combatientes más, y lo que hicieron fue robarnos dos Gárand”.

Los jefes Terceristas reconocidos de esa insurrección, fueron los hermanos Molina: William, “El Nene”, Reynaldo “Muraco”, Norman, Silvio Leopoldo “Petunia”, todos Molina Dávila, y Ronaldo y Rodolfo Molina Acevedo. Los González conocidos con el nombre familiar de “Gallina”: William, Róger, actualmente contralmirante y jefe de la Fuerza Naval de Nicaragua, y Sergio Ramón Danilo González Díaz “El Gordo”.

En esa ciudad, las fuerzas de la Tendencia Proletaria dirigidas por Agustín Lara, Manuel Salvatierra –como responsable militar– y Flor de María Monterrey –encargada de las organizaciones populares–, se involucran en las acciones ofensivas que duran dos días, y que incluyeron levantamiento de barricadas, hostigamientos al Cuartel y la virtual insurrección de varios barrios. Los detalles están en las entrevistas al mando Proletario contenidas en esta obra.

Una parte de los alzados que pertenecían a la Tendencia Proletaria se replegaron a las comunidades y pudieron ser absorbidos fácilmente por las redes previamente establecidas. Los mandos se quedan en casas de seguridad, porque las estructuras Proletarias eran sólidas y seguras.

Una parte importante de los Terceristas sale fuera del país, vía asilo político o por veredas, y los combatientes de la GPP participan en otras acciones y muchos de ellos después también se asilan.

Algunos dirigentes de los Terceristas como los hermanos Róger y Sergio Ramón González, luego quedan trabajando con los Proletarios y tienen importantes responsabilidades en la insurrección de 1979, Róger en Diriamba y Sergio en la Columna “Carlos Roberto Huembes”, que dirigía Luis Carrión en el Frente Nor-Oriental.

En esa insurrección participaron muchos diriambinos que luego fueron a luchar a otros frentes de combate, en especial en el Frente Sur, entregando su vida generosamente.


Reynaldo Molina Dávila “Muraco”1(1951-1979)

Nace en Diriamba el 7 de abril de 1951 Sus padres son: Napoleón Molina Idiáquez (1927) y doña Socorro Dávila García (1931).

Es uno de los conocidos hermanos Molina, combatientes diriambinos que después de participar en los levantamientos de febrero de 1978 en su ciudad, estuvieron en distintos frentes: William Molina Dávila “El Nene”, Napoleón Molina “Polón”, Ronaldo Molina Acevedo, Silvio Molina Dávila “El Chiva” o “Ricardo”, quien combatió en el Frente Norte y pereció después del triunfo en un accidente automovilístico, y Leonel Molina Dávila “Petunio”, quien pereció trágicamente unos días después del triunfo por un disparo accidental de un guerrillero.

Reynaldo fue un destacado futbolista. Estudió Ingeniería Industrial en la Universidad Centroamericana (UCA). Participó en las acciones insurreccionales de febrero de 1978 en su ciudad natal. Así como en la “Operación Rocket”, que dirige Fernando “El Negro” Chamorro, donde aplicó sus conocimientos de ingeniería para diseñar un ingenioso sistema artesanal para el disparo de los rockets desde las habitaciones del Hotel intercontinental contra las instalaciones EEBI.

Participa en las acciones insurreccionales de septiembre de 1978 en Diriamba. Para la insurrección final, se incorporó desde su barrio, la Colonia 14 de Septiembre, en Managua, en las acciones de los barrios orientales. Cayó combatiendo el 16 de junio de 1979 por la tarde, en los semáforos de Rubenia.

Con él cayó otro diriambino, William Martínez, “El Chimbo”. Sus cadáveres fueron recuperados al anochecer por la familia de William, y sepultados en uno de los callejones de la Colonia, cerca de la casa de habitación de “El Chimbo”.


Jorge Esquivel Acevedo “Wilmeyes” (1956-1979)2

Nace en Managua el 23 de abril de 1956. Sus padres, de extracción humilde, fueron Ernesto Esquivel Rocha, y Rosa Haydee Acevedo Rojas, originaria de Diriamba.

Vivieron hasta el terremoto de 1972 en Managua y luego se radicaron en Diriamba. Jorge concluye sus estudios de bachillerato en el Instituto Juan José Rodríguez de Jinotepe y luego estudia Matemáticas superiores y Economía en el Recinto Rubén Darío de la UNAN-Managua, carrera que no terminó por su integración al FSLN.

Inicia sus vínculos con el FSLN en 1975. En 1978 participa en las acciones insurreccionales del 26 de febrero en Diriamba “cuando encapuchados se tomaron esta ciudad y quemaron instalaciones del Estado y pertenencias de connotados somocistas. Cuando llegó el Batallón EEBI de Managua, los noveles insurgentes se retiraron, asilándose en la Embajada de Venezuela”.

Jorge viajó a Venezuela y a Cuba. Allá recibió entrenamiento político-militar de guerra de guerrillas y regresó al país en marzo de 1979, para integrarse a las Unidades Tácticas de Combate.

Estuvo en los levantamientos de los barrios occidentales bajo el mando de Arnoldo Real Espinoza y en la retirada hacia el sur, cae en la Masacre de Batahola, el 15 de junio de 1979.3 Su cadáver no pudo ser recuperado, pero aproximadamente ochenta osamentas de mártires de esa masacre fueron encontradas cuando se construyó el Centro de Convenciones Olof Palme. Estos restos descansan en una tumba colectiva en la entrada Este de la Asamblea Nacional.

Ataques en Jinotepe y Santa Teresa

La GPP tenía presencia principalmente en Jinotepe y Santa Teresa, y para entonces, la responsable clandestina era Ana Isabel Morales. Estaban constituidas dos escuadras de combate, la “Francisco López”, que operaba en la zona rural, principalmente de Santa Teresa, y la “Mauricio Duarte”, integrada por jóvenes de la ciudad. Según he podido establecer, en esta etapa la “Francisco López” dependía directamente de William Ramírez, ya que estaba ligada a la idea de crear una ruta clandestina de abastecimiento desde Costa Rica. Los miembros de esta escuadra no tuvieron contacto con Ana Isabel Morales.

Con estas fuerzas deciden desatar otras acciones en Jinotepe y realizar un ataque al Comando de la Guardia Nacional de Santa Teresa. En Jinotepe operaron en los días convenidos, 9 y 10 de septiembre, y entre las acciones está un hostigamiento al Comando de la Guardia ubicado frente a donde ahora es el SILAIS –una casa de tres pisos que pertenecía a Piedad Elena Campos “Pelena”, quien la alquiló a la Guardia cuando ésta decide controlar los puntos altos de la ciudad–, la quema de la casa del Coronel Bermúdez, y otras acciones que aparecen detalladas en las entrevistas.

El ataque al Cuartel GN de Santa Teresa se realiza el 15 de septiembre de 1978 y fue exitoso, tal como se reporta en los partes del FSLN que se divulgaron internacionalmente. La mayor parte de los guardias huyeron y el Cuartel fue tomado totalmente. Los atacantes recuperaron armas, municiones y uniformes.

Para entonces, Ana Isabel mostró inconformidad con el mando de la GPP. Lo cierto es que tras las acciones de septiembre, orienta a los participantes y a los principales dirigentes quemados de la ciudad, incluyendo colaboradores, a que se asilen en las embajadas de México, Panamá y Venezuela, con el argumento de que la estructura y redes de colaboradores de Carazo no tenían capacidad para absorber a tanta gente que corría peligro de ser capturada o asesinada.

A principios de octubre, Ana Isabel Morales se asila en la Embajada de México, lo mismo que una gran parte de los dirigentes territoriales. El barco queda sin capitán, mientras la represión recrudece de manera brutal. Decenas de compañeros son capturados, otros asesinados, y otros buscan lugares para protegerse por sus propios medios. Carentes de conducción, otros compañeros que inicialmente se resistían, finalmente también se asilan (Ver relato de José Andrés Sánchez “Israel).

A mediados de octubre, Noel Escobar es enviado de emergencia para hacerse cargo del Regional de Carazo por la GPP. Es un audaz dirigente del movimiento estudiantil, con una larga trayectoria de trabajo organizativo y político en León y luego en Managua. Lo encontré en Managua cuando salí de la cárcel en abril de 1978, y habíamos compartido una casa de seguridad en Altamira. Noel, a quien conocíamos como “Óscar”, ya había trabajado en Carazo.

Noel, quien se pone el seudónimo de “Mario”, lleva el desafío de contactar y reorganizar a las fuerzas en medio de la debilidad en que queda el trabajo, pues además de los asilados, una parte de los dirigentes estudiantiles ha sido trasladada a otras regiones, clandestinos, para proteger sus vidas, mientras las fuerzas represivas del régimen actúan criminalmente contra todo el que les parece sospechoso. Para entonces todo el país está incendiado y en proceso de iniciar la ofensiva ininterrumpida.

Las entrevistas que presentamos en este capítulo, hacen el recorrido en detalle de todos estos acontecimientos en los municipios de Diriamba, Jinotepe, Santa Teresa y San Marcos, que permiten que en septiembre de 1978, bajo distintas formas, se movilicen miles de caraceños en las jornadas combativas de ese mes.






NOTAS


1 Esta biografía es construida en base a datos tomados de “Los de Diriamba”, de Mario Urtecho

2 Esta mini biografía fue construida en base a la que aparece publicada en Los de Diriamba con a datos aportados por el Ingeniero Manuel Esquivel, hermano de Jorge. Hemos realizado algunas correcciones a la misma en base a nuestros conocimientos de las jefaturas de los distintos frentes.

3 La Resistencia de los barrios occidentales y la Masacre de Batahola está narrada en Memorias de la lucha Sandinista Volumen II capítulo IX Managua, relato "Olvidar sería traicionar la sangre derramada".


Últimos comentarios del relato

Comentarios

Queremos saber tu opinión sobre este Relato

(Arrastre una fotografía de su computadora y sueltela en el cuadro)