Memorias de la lucha Sandinista

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Los estudiantes en la calle, haciendo historia

Israel Sánchez Salinas


Israel Sánchez Salinas o José Andrés Sánchez, nace en Jinotepe el 2 de diciembre de 1958, siendo su madre Sebastiana Sánchez, empleada doméstica originaria de la comunidad de El Rosario, Jinotepe, y su padre, a quien nunca conoció, Ricardo Salinas. Logra estudiar hasta sexto grado de primaria en la Escuela Margarita Gómez Espinoza, de Jinotepe, y después sobrevive trabajando como jornalero en los periodos de cortes en las haciendas cafetaleras de Carazo.

Reinició sus estudios en 1981 y se pudo bachillerar en 1987, estudiando en medio de varias movilizaciones militares a las que siempre se integró como voluntario, pero hasta después del 90 pudo hacer estudios superiores gracias a una beca por excelencia académica en la recién fundada Universidad Católica (UNICA), donde culminó dos licenciaturas, Pedagogía (2000) y Psicología (2007). Actualmente está finalizando una Maestría en Docencia Universitaria en la Universidad Nacional Autónoma de Nicaragua (UNAN).

Después del triunfo de la Revolución se integró a las Tropas Especiales “Pablo Úbeda”(TPU) como Político, y posteriormente al Sistema Penitenciario Nacional (SPN), donde trabaja como oficial hasta el 2010, en que renuncia. Actualmente es coordinador y profesor horario de la carrera de Psicología en la UNAN de Jinotepe.

Se integró a finales de 1977 a la lucha, participando como activista en las movilizaciones estudiantiles.

Israel me conmovió por su sencillez y humildad, pero también por su enorme espíritu de superación y la tenacidad y empeño en salir adelante. El relato que presentamos a continuación es en base a entrevistas realizadas por compañeros de Carazo, diálogos con la autora de este libro, y fragmentos de un documento llamado “Testimonio de mi Participación Política”, escrito por él con la idea de publicarlo. También se empeñó en apoyar el esfuerzo del equipo de trabajo organizado para elaborar esta obra, consiguiendo fotografías de caídos, y todo cuanto pudiera facilitar nuestro trabajo.

Su interés en el rescate de la memoria histórica lo mostró desde mucho antes. En 2008 consiguió que el Concejo Municipal dictara una Ordenanza declarando el 9 de julio como Día Municipal del Estudiante Jinotepino, en honor a los cuatro estudiantes asesinados ese día de 1978. En 2012 coordinó un comité para conmemorar el 34 aniversario del 9 de julio.

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Cómo se involucra en la lucha

Israel afirma que su participación en la lucha estuvo influida por el lugar donde vivía, muy cerca del CURC, en donde se realizaban muchas actividades políticas: Se miraba a la gente, se oía cuando la gente se estaba tirando sus discursos, encendían fogatas en la esquina de la Nila Zamora.

Recuerda que cuando se desarrollaba la “Campaña Navidad 77 sin Reos Políticos”, se fue a asomar a una actividad que le llamaban Cantemos Pueblo, que consistía en una fogata, cantos y discursos sobre la opresión y la lucha, y desde esa noche se integró por su propia iniciativa a las actividades hasta que terminó la Campaña, y en enero de 1978 se incorporó a la organización.

Relata que también influyó en su proceso de toma de conciencia la situación de pobreza en que vivía su familia en una cuartería contigua a La Morgue de Jinotepe. Un cuarto les costaba ciento cincuenta córdobas, mientras su mamá ganaba apenas doscientos córdobas como empleada doméstica, por lo que no les quedaba prácticamente nada para comer. También influyó en su espíritu conocer tempranamente noticias sobre lo que ocurría en Nicaragua:

Como yo era el cumiche de los siete hermanos, siendo chavalo dormía en la misma cama con mi mamá. Ella oía un noticiero que pasaban a las diez de la noche en la Radio Corporación, que se llamaba “Diez en punto”. Ahí trabajaba el Comandante William Ramírez. Era en un radio Sanyo que ella había sacado al crédito en La Curacao, donde daba diez córdobas mensuales. También oíamos un noticiero que se llamaba Extra (De Rodolfo Arana Sándigo “RAS” y Manuel Espinoza Enríquez). Así es como me di cuenta cuando se tomaron la casa de Chema Castillo. A veces ella comentaba con mi hermana mayor: ¡Pobrecitos los muchachos! Esos tres factores, el hecho de escuchar las noticias sin querer, porque dormía con mi mamá, el sector donde vivía, y la misma pobreza en la cual viví, me hicieron tomar conciencia.

Sus primeras actividades: del miedo a la conciencia

Cuando me integro en 1977, los dirigentes de ese entonces eran el hoy Jefe del Ejército, Julio Avilés, la china Eva Samqui, el hoy General Adolfo Zepeda, y el compañero Hugo Medina.

Hacíamos mítines en los barrios invitando a la gente a que se organizara y se integrara a la lucha por el derrocamiento de la dictadura de Somoza, encendíamos fogatas, regábamos comunicados y las invitaciones a las manifestaciones. Por las madrugadas salíamos a hacer pintas señalando las casas de los orejas o informantes de la Guardia, también pintábamos la efigie de Sandino, la bandera roja y negra del FSLN, hacíamos pintas alusivas a la lucha sandinista, pintábamos consignas como las siguientes: ¡Viva Sandino!; ¡Haga patria, mate a un guardia!; ¡Muera la Guardia!, ¡Muera Somoza!; ¡En la montaña enterraremos el corazón del enemigo!; que era la consigna que identificaba a la Tendencia GPP, además hacíamos pintas sobre los miles de campesinos desaparecidos en las montañas de Matagalpa, para que a Marcio Jaen y a Tomás Borge los sacaran del aislamiento en que los tenían, libertad para Margine Gutiérrez, etc. Cuando salíamos a hacer estos trabajos a los barrios, íbamos armados únicamente de coraje y de mística. A esas horas de la madrugada corríamos cualquier peligro, porque del Comando de la Guardia Nacional (GN) salían varios vehículos de las Brigadas Especiales contra Actividades Terroristas (BECAT) que patrullaban las calles de Jinotepe.

En esta coyuntura había poca conciencia en el pueblo de Jinotepe, y principalmente mucho miedo, por lo que en muchas ocasiones la gente nos cerraba las puertas. Una vez que me tocó regar unos comunicados con Alberto Campos “El Che” en el Barrio San Antonio, unas viejitas liberales que viven contiguo a donde Manuel Reyes, nos siguieron y nos volaron agua, diciéndonos que éramos unos vagos. Otras personas nos decían que nos cuidáramos o dejáramos de andar haciendo eso ya que la Guardia nos iba a matar, que Somoza tenía el poder y que nunca iba a caer, y que la Guardia era asesina.

Uno de los muchos eventos de ese mes de enero ocurrió durante una fogata en la esquina del CURC. Tino Arana1 nos balaceó, y aunque los disparos solo hirieron a Francisco Tapia, uno le penetró por la espalda, hiriéndole gravemente en un pulmón. Cuando lo recogimos del suelo, nos llenamos las manos de sangre, y fuimos a poner en las paredes del Banco Nicaragüense (BANIC) (actualmente el Banco de la Producción (BANPRO): Si Chico Tapia muere, ¿Qué será de Tino Arana? Posterior a este incidente, el compañero llegó varias veces al Club Universitario, pero se le trataba con recelo, ya que presuntamente la Guardia lo había reclutado como informante. Al final no se supo más de él.

La gente creía que Somoza y su Guardia eran indestructibles y que pensar en derrocarlo era una locura. Así transcurre el tiempo hasta que el 10 de enero de 1978 asesinan a Pedro Joaquín Chamorro, y lo que hasta ese momento habían sido unas manifestaciones en las cuales solo íbamos nosotros, se convirtieron en manifestaciones espontáneas y multitudinarias, que fueron reprimidas salvajemente por la Guardia, a punta de balas, bombas lacrimógenas, culatazos, patadas, capturas a toda hora del día y de la noche, y las terribles operaciones limpieza, que consistían en quitar todas las barricadas que nosotros habíamos puesto en los barrios, capturar y asesinar a la gente, es decir, ¡tierra arrasada!

Dentro de esta misma coyuntura se organizaron movilizaciones por barrio, que luego convergerían en el CURC. Una noche varios compañeros nos quedamos en el CURC para recibir a las manifestaciones que iban llegando de cada uno de los barrios. La cantidad de gente que salió de los barrios rebasó por completo nuestras expectativas, por lo que perdimos el control sobre la gente. Al pasar por la casa de un somocista de nombre Chico Tobal, en donde funcionaba un bar comedor, la gente le incendió la casa, lo mismo hizo con la de otro somocista de nombre José Logo, a quien no lo mataron gracias a la mediación de la Cruz Roja y la Comisión de Derechos Humanos.

Esa noche este hombre cometió la imprudencia de balacear a la manifestación e hirió a cinco manifestantes, lo cual enardeció a la multitud, que acto seguido le prendió fuego a la casa, a un par de buses y a una camioneta que Logo tenía, ya que era empresario del transporte.

Recuerdo a dos de los heridos, Roberto Martín Mendieta, quien actualmente es médico en el Centro de Salud de Jinotepe, contiguo a los Bomberos; y Alder Cruz Cerda, a quien le penetró una bala en el estómago.2

En una de esas noches en que estábamos haciendo una actividad en el CURC, se me acercó el compañero Luis Venegas, un vecino, y me dijo que quería integrarse a la lucha. Él sabía que yo llegaba a recoger charneles o pedazos de metal al taller de Los Umaña que quedaba frente a su casa, y una vez me miró cortando unos tubos para unas bombas de niples. Le dije a Julio Avilés, pero me respondió que no de una manera cortante. Luis Venegas era hijo de Alejandro Venegas, quien era liberal somocista y tenía un cantón electoral en su casa. No le quise decir a Luis la respuesta que me había dado Julio Avilés, sino que le dije que se integrara. Creo que no se integró de lleno porque percibió la desconfianza que le tenía Avilés, pero después de septiembre se involucró por completo. Desgraciadamente la Guardia lo capturó y lo mató cerca del kilómetro 50 de la Carretera Sur. Hay un barrio en ese lugar que lleva su nombre.

Mi participación desde que me integro a la lucha fue como cuadro público, ya que me gustaba tirarme mis chagüites o discursos. Cuando hablaba lo hacía en nombre del Frente Estudiantil Revolucionario (FER). Aclaro que a mí nadie me dio esa responsabilidad, solo que, desde que me integré, me gustaba hablar. Julio Avilés nos decía que para que no nos quemáramos o no nos diéramos color con los aparatos de seguridad de la Guardia somocista, habláramos en nombre de la Asociación de Estudiantes de Secundaria (AES), del Movimiento Pueblo Unido (MPU) y del Movimiento Pueblo Trabajador (MPT). Arturo Arias Jiménez, Álvaro Campos, Ramón Aguilar, Adolfo Zepeda, Hugo Medina, Julio Avilés y yo, éramos los que más hablábamos.

En el año de 1978 se encuentran integrados los hermanos Marcos y Mario Cordero, lo mismo que su hermano Héctor, quien era del MES (Movimiento Estudiantil de Secundaria), de la Tendencia Proletaria. Marcos trabaja por cuenta propia y Mario es coordinador en la Universidad Hispanoamericana (UHISPAN) en Jinotepe. Álvaro Sánchez “El Cabo” es capturado y asesinado salvajemente en el mes de agosto de ese año, Mario Álvarez, y Santiago Sánchez, son asesinados el nueve de julio de ese mismo año. Carlos López Landeros “Doroteo”, llegó a ser Teniente-Coronel del ejército y murió en el año 2008 y Luis Borge “Luisón” es actualmente taxista en Jinotepe. También hay compañeros de los barrios populares cuyo trabajo fue realizar acciones comando, entre los que destacan Juan Pablo Palacio, capturado y asesinado en la frontera sur por las fuerzas contrarrevolucionarias, siendo oficial del Ministerio del Interior (MINT), Rodolfo Rojas “Piel”, Leonel Rojas, Luis Manuel Cárdenas3, caído en una recuperación de armas, Julio Vega y Alberto Campos.

Más o menos en ese mismo periodo se integran: Carlos Sandino, caído a inicios de 1978 cuando intentamos frenar una de las tantas operaciones Limpieza que hacía la Guardia en el Barrio San Felipe. Fue uno de nuestros primeros hermanos caídos en combate. Cuando rescatamos el cuerpo de Carlos Sandino, estaba bayoneteado por todas partes, con moretones de golpes y otras señales de tortura en todo su cuerpo.

Nota de Mónica: La lápida en el cementerio dice “Carlos José Sosa Sandino: 14 de octubre de 1960 -10 de agosto de 1978”. Israel tiene la idea de que cayó en los primeros meses de ese año, y un tío de Carlos, Augusto Sandino Obregón, también tiene la misma percepción.

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También en ese tiempo se integran Freddy Solano, caído en la comarca El Cacao, jurisdicción de Santa Teresa. Su hermano Wilmor Solano fue oficial del Ministerio del Interior (MINT), actualmente es comerciante; Mercedes Campo, también oficial del MINT, ahora es abogado; Roberto Luna “El Canoso”, actualmente funcionario del Instituto Nicaragüense de Seguridad Social (INSS); Fernando Luna, fallecido en un accidente en 1990, siendo oficial del MINT; Álvaro Campos “El Zorro”, ahora comerciante; y Alberto Campos “El Che”, quien trabaja por cuenta propia.

Asimismo, César Jarquín, fallecido de enfermedad natural en el año 2000; Erasmo Venegas, abogado, formó parte del servicio diplomático en los años 80; Marcos Medina, abogado, actualmente funcionario del INSS; Enrique López, comerciante; Allan Zúniga, quien fue presidente de la AES, trabaja por su cuenta; Luis Alonso y Hugo Arias Jiménez, quienes viven en Canadá; Arturo Arias Jiménez, quien trabaja por su cuenta; el profesor Carlos Navarro; Manuel Campos, quien vive en los Estados Unidos; Julio Narváez Santos y Marcelo Morales Velázquez.

También Rosa Ochoa, quien trabaja en la Alcaldía de Jinotepe; Isabel Ochoa, ama de casa; Martha Vázquez, ama de casa; Fausto Borge; los hermanos Preti, uno de ellos fue candidato a alcalde por el Movimiento Renovador Sandinista (MRS) en Jinotepe; Magda Briceño “Broche de Oro”, trabaja por su cuenta; lo mismo que Yagura Abud, una compañera de Masatepe; Martha, esposa de Manuel; un chavalo a quien le decíamos “Chalón”; y la hija de una señora que se llamaba Olga, que se fue para los Estados Unidos.

Reclutado para el FSLN

Cuando me reclutan en marzo de 1978, me llegó una correspondencia que decía que tenía que estar frente a la iglesia a las siete de la noche, que iba a estar una persona que me preguntaría si tenía una tía enferma, y que yo le iba a decir que estaba bien, que estaba en tal lado, pero que estaba bien. La persona que estaba ahí era Allan Zúniga “Allan Diablo”. Él me dijo que en ese momento yo estaba siendo captado para el Frente Sandinista. Me puse el seudónimo “Pablo”.

Paro estudiantil y tomas de las iglesias en junio de 1978

Israel cuenta que por orientaciones de Julio Avilés, era el responsable de la toma de la Iglesia San Antonio. Estaban además, Marlon Calderón, Marcelo Morales Velásquez y Martha Vásquez, días antes de la masacre del 9 de julio de 1978.

En ocasión de esa toma ocurrió un incidente cuando, por orientaciones de Julio Avilés, varios grupos salieron a realizar trabajo de concientización en los barrios. Llevaban distintos tipos de bombas: unas eran de contacto, pequeñas, las ocupábamos para agitar, las bombas de contacto de “camisa” y las de “charnel”, esta última la utilizábamos en combates contra la Guardia.

Israel recuerda que uno de esos grupos estaba integrado por Marcelo Morales y Martha Vásquez, que a los pocos minutos que éstos salieron, escucharon una detonación, y poco después encontró a Martha, quien le dijo que a Marcelo le había explotado una bomba en la mano, en la esquina de la casa de alto en donde había un comando de la Guardia.

Nota de Mónica: Julio Hernández entrevistó a Marcelo Antonio Velázquez Morales, un joven nacido el 13 de septiembre de 1963, y que por tanto para esa fecha aún no había cumplido 15 años. Marcelo estaba trabajando en la AES y confirma que en los primeros días de julio estaba participando en la toma de la Iglesia San Antonio, que de ahí salieron para realizar labor de agitación y que su grupo, entre los que incluye a Bayardo Cabrera “Cacarica”, Alberto Acevedo “Sapito”, Julio Rojas, ya difundo, y Tito Ayerdis, todos de la AES (Tendencia GPP), más otros muchachos que no recuerda, y que pertenecían al MES (Tendencia Proletaria), fueron a hostigar a la Guardia con bombas de contacto en el comando mencionado por Israel. Que en el momento en que iba a lanzar una bomba llevando el brazo hacia arriba, parece que apretó mucho con la mano y le explotó en el aire, cercenándole la mano derecha. 

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Israel: No pudimos llegar hasta el lugar porque en todo ese sector estaban los guardias en posición de combate, además, la gente nos dijo que los de la Cruz Roja se habían llevado a Marcelo para curarlo.

Rodolfo: Sé que Israel tiene conocimiento directo sobre los hechos del 9 de julio de 1978, donde caen cuatro compañeros: Mario Álvarez, Marlon Calderón, Fanor Chávez y Santiago López, sería interesante que él narrara acerca de eso.

Israel: Para el 9 de julio teníamos tomados los colegios y las iglesias, pero ya había que desmovilizarse. Se había orientado sacar una manifestación, y cuando la gente y el alboroto pasaran por las iglesias y los colegios, entonces los compañeros que se los habían tomado iban a aprovechar para salirse y meterse en el bullicio, para que los orejas o informantes de la Guardia no conocieran quiénes habíamos participado en las tomas. Eso era lo que se hacía siempre, camuflarse, para que la Guardia no nos detectara.

Eso fue un día domingo, estaba en la esquina de donde es ahora el Banco de la Producción (BANPRO), estaba con un megáfono, había guardias por todos lados, recuerdo a los del Palacio de Comunicaciones. Estaba tirándome un chagüite diciéndole a la Guardia que el Frente Sandinista estaba peleando por ellos, que nosotros éramos sus hermanos, haciendo conciencia, y de pronto sonó una bomba del sector del portón del otro lado del mercado, y se armó una balacera. Nos replegamos hacia la Plaza Santiago, ahí había una casa de una familia Arévalo, frente al Parque, una casa vieja de adobe que ya botaron. Inmediatamente nos replegamos ahí, y no sé de dónde salió Mario Álvarez, uno de los compañeros que ya estaba organizado a nivel del Frente Sandinista, quien unos días atrás había participado en una recuperación económica en Diriamba. Y yo digo que nunca debió de haber andado ahí porque él ya era clandestino, ya estaba muy quemado, la Seguridad (Oficina de Seguridad Nacional –OSN–) lo andaba cotoneado.

Nos decíamos “hermanos” y como vivíamos en el Club Universitario, no teníamos comida. Una vez, después de la toma de los colegios, como dos meses estuvimos comiendo unas galletas y un pan que estaba duro, descompuesto, mohoso, y lo calentábamos en una resistencia, y con café, eso era lo que comíamos. Entonces me dice Mario: “Hermano, acompañame a la casa, vamos a buscar qué comer allá”, porque estábamos jodidos. Llegamos a la casa de su abuelita que vivía en una cuartería, y en cuanto nomás llegamos se pusieron a llorar.

La señora nos puso unos frijoles con tortilla y cuajada, porque allí en su casa hacían tortillas, pero como ella estaba llorando, él se enojó, se levantó y me dijo que nos fuéramos. Salimos por donde había unos colaboradores a los que les decía “Los broches negros”, que fueron magníficos.

Ese día de la masacre del 9 de julio, Mario llevaba como capucha un bolso de saco de bramante suave, que se le hacen como unos bordados, y me dijo que cambiáramos, que yo le prestara la capucha mía porque la que él llevaba le quedaba muy socada y le picaba. Mi capucha era negra, y me la había regalado Cristina Cordero, –Las Cordero, unas muchachas que fueron excelentes colaboradoras–, entonces le di mi capucha y me dijo que estaban cachimbeando a los chavalos de la Normal, que había que ir a apoyarlos, y recuerdo que nos fuimos, pero como Mario era veloz, lo perdí, él llevaba una pistola

Trinidad: ¿La usaría? ¿Hubo intercambio de disparos con la Guardia?

Israel: La situación está confusa porque él se fue recto, yo iba detrás, y con la balacera solo pude llegar a la esquina de la iglesia, esquina opuesta a El Cóndor, me quise cruzar para irme hacia el sur y dar la vuelta a la manzana, porque la balacera ahí estaba bastante fuerte, pero ya no pude. Miré que Mario se cruzó la calle como que va para La Confianza, dobló hacia el norte, y donde ahora es la Talabartería “La Caraceña”, en una casa de dos pisos, donde vivía un somocista, oreja.

Dicen que antes de llegar a la esquina donde vivía la señora Elena Mayorga, que tenía una venta de calzado, a Mario le pegan un balazo en la espalda, entonces ya no sigue recto, sino que dobla para el sur, y cayó casi frente a Juan León, donde había una casa de adobe y una tienda.

Logro cruzarme donde había un restaurante que se llamaba El Cóndor, ahí trabajaba una señora colaboradora, doña Auxilio. Cuando me cruzo, una muchacha que me conocía, me abraza, y me dice que media cuadra al sur, donde había un patio vacío, habían matado a un muchacho, y me entregó el guacalito de la cabeza, con una parte de la masa encefálica. La muchacha estaba llorando, agarré esa masa encefálica, la eché en una bolsa plástica, y cuando pasó la balacera, me fui a asomar donde me dijo la muchacha que había caído. Nos fuimos pegados a la pared, pero ya no estaba el cadáver, luego me di cuenta que quien había caído ahí era Marlon Calderón.

Marlon había estado conmigo en la toma de la Iglesia San Antonio, estaba organizado con nosotros. Tenía una participación beligerante, era uno de los más chavalos del movimiento, de 15 ó 16 años. Agarré la parte de la masa encefálica que estaba pringada en la pared donde él cayó. Ese día, todos andábamos con bombas para enfrentarnos a la Guardia, así que cuando cayó, también le explotaron las bombas. Después, con vendajes, algodón y trapos, se le hizo la forma de la cabeza, pues el disparo la voló de la nariz para arriba.

Luego, con Tito Ayerdis, quien ahora trabaja en la Empresa Nacional de Acueductos y Alcantarillados (ENACAL), nos fuimos al mercado a decirle a la gente que la Guardia nos había matado a Marlon Calderón, que había matado a un muchacho, que había matado a un estudiante, y que necesitábamos que se uniera a la lucha. Enseñábamos la bolsa donde llevábamos la masa encefálica de Marlon, y la gente lloraba, y nos echaba riales en la bolsa. Los billetes se ensangrentaban, entonces yo sacaba los billetes, y se los daba a Tito para la lucha.

Nos venimos al CURC, que era la base de operaciones, estaba el alboroto de que había más muertos. En ese momento solo me daba cuenta de Marlon, luego de Mario, y más tarde, que habían caído también Santiago López y Fanor Chévez. A Fanor lo fuimos a traer al hospital entre doce y una de la madrugada. Fue el último que murió.

Todos los caídos en esa tarde, recibieron disparos de francotiradores, A Marlon Calderón le dieron un balazo en la cabeza, a Santiago López en un ojo, y cuando cayó, también le explotaron las bombas. Como te decía, Mario Álvarez recibió el primer balazo en la espalda, cerca de omoplato, y a Fanor Chévez le pegan un balazo en la garganta, en el cuello, le salió por detrás, y fue el último que murió, después de las doce.

Rodolfo: Mario Álvarez era sobrino de un señor muy popular ahorita en Jinotepe que se llama Roberto Álvarez “Cara de Gallo”. Al momento de la caída de Mario, era el chofer de confianza de Luis Pallais Debayle, Presidente de la Cámara de Diputados, primo del tirano y persona de su confianza, quien participó en las negociaciones cuando la toma del Palacio Nacional.

La preparación, el velorio y los actos de todos los compañeros fueron en el CURC, porque así lo decidió el movimiento estudiantil revolucionario. Se aprovechó que el doctor Juan Sánchez Flores, director del CURC en ese momento, dijo que estaba a la orden, que estaba de acuerdo con la lucha y que respetaba sobre todo la autonomía universitaria por la que tanto había luchado Mariano Fiallos Gil.

Conocí al doctor Juan Sánchez Flores, me relacioné con él como estudiante, y en algunas actividades estudiantiles nos reunimos con él en tiempos de Ramón Masís, antes que vinieran Julio César Avilés y Reinerio Mendieta. El doctor Juan Sánchez era un hombre de tendencia socialcristiana y gran opositor al gobierno de Somoza, apoyaba la lucha de los estudiantes y sobre todo exigía respeto la autonomía universitaria. Era egresado de una universidad en Santiago de Chile, donde, según nos contaba, bajando unas gradas sufrió un accidente y había quedado parapléjico, por lo que andaba en silla de ruedas.

Trinidad: Y aun así, fue valiente, porque se enfrentó a la Guardia, recuerdo esas denuncias porque yo era corresponsal de La Prensa.

Rodolfo: Él tuvo fuertes enfrentamientos verbales con Ronald Sampson y Humberto Lagos, esbirros de la Guardia Nacional, también con Ricardo Lau, quien era el hombre de la Seguridad somocista y con Rafael Lola, Comandante GN de aquí en esos tiempos.

Israel: El Rector del CURC se identificaba con el movimiento revolucionario. Me parece que la Universidad en Carazo debería de recordarlo, ponerle al auditorio el nombre del profesor Juan Sánchez.

Israel: Siempre he dicho que Jinotepe ha sido beligerante en la lucha revolucionaria, ha dado grandes aportes. La caída de Arlen, Hugo Arévalo, Mario Estrada, Jorge Matus, Orlando Castellón, nos motivaron.

Los chavalos que nos integramos en 1977 somos los continuadores de ellos. Cuando cae Arlen Siú y estos muchachos, de 1975 al 1977 hay un declive, y es hasta finales del 1977, con la jornada Navidad 1977 Sin Reos Políticos, que se vuelven a poner barricadas y fogatas. Como que entre 1975 y finales del 77 hay un reflujo y luego resurge el movimiento revolucionario en Jinotepe.

La chispa que dio al traste con la dictadura, brotó el 9 de julio de 1978, ahí se marca un antes y un después. Incluso esa misma noche, a la Universidad la gente venía y entregaba fusiles 22, escopetas, merthiolate, y toda cosa que a veces pedíamos y también a veces salíamos a recuperar con “El Cabo”. Esa vez la gente venía espontánea, venía llorando, y daba cualquier cosa. Esa noche la Guardia se metió en un nicho, esa noche nos tomamos Jinotepe y la Guardia no se escuchó para nada, la Guardia esperaba que esa noche nos tomáramos el Comando, y si esa noche alguien hubiese dirigido, creo que lo hubiéramos hecho. Había una disposición tremenda de la gente.

Rodolfo: El velorio y los funerales de los cuatro mártires solo fue superado por los funerales del doctor Pedro Joaquín Chamorro, porque fue un funeral inmenso, una inmensidad de población y de estudiantes de los otros núcleos universitarios, sindicales y todos que vinieron a Jinotepe. Los cuatro mártires iban con banderas rojinegras sobre los ataúdes y se hizo una bandera que iba de cuneta a cuneta, con pósteres de Hugo Arévalo y de Arlen Siú y un acompañamiento de diez a doce cuadras de gente enardecida. Iba gente armada dispuesta a todo, y estos muchachos, que eran jovencitos en ese tiempo, no solo lloraban a sus compañeros, sino que expresaban su disposición de combatir.

Israel: El día del entierro vinieron delegaciones de estudiantes de todas partes de Nicaragua, eran cuadras y cuadras de gente llorando de enardecida y cantando La vida sigue igual, que es una canción que dice: Unos que nacen otros morirán, unos que ríen otros llorarán… En el momento en que los féretros se bajaron a la tumba, se cantó el primer himno del FSLN, Luchar, luchar, luchar, es nuestro himno de guerra,…. y se les hizo una parada militar. Cuando los ataúdes salieron del CURC, me tiré un discurso, creo que alguien llevaba un banco en donde se subían los que se tiraban los discursos, ya que la multitud de gente era impresionante. Luego me incorporé al grupo de compañeros que íbamos haciendo las pintas con espray por las calles donde pasaba el entierro. En la noche y parte del día anterior, estuve con un equipo de compañeros haciendo mantas y pancartas.

Trinidad: Estos muchachos caídos ¿dónde estudiaban?

Israel: Eran estudiantes de secundaria del Instituto Juan José Rodríguez, excepto Santiago López, quien ya había egresado del mismo instituto, y era obrero. Hay que resaltar que el Juan José Rodríguez, fue un bastión durante estuvo de director el profesor Guillermo Medina.

Cuando conmemorábamos los aniversarios de Sandino, se hacían actividades, fogatas, se hablaba con la gente, y las manifestaciones salían del Instituto Alfonso Urroz, que era un comando de operaciones, era un semillero donde se captaba a la gente.

Rodolfo: Acordémonos que el Alfonso Urroz estaba en la misma planta o en el mismo edificio donde fungía el CURC, era un anexo de la universidad, del año básico que hacíamos, y quedaba exactamente en la casa que hoy ocupa la ex-alcaldesa de Jinotepe, Aura Lila Aguilar Román, y la universidad abarcaba el resto y lo que hoy se conoce como Plaza Santiago. Antes de ser el CURC, era un colegio con internado, de las monjas Betlemitas.

Agosto de 1978, otro mes sangriento

Israel: Luego de la masacre del nueve de julio de 1978, obedeciendo orientaciones del FSLN, por cuestiones de seguridad me trasladé a la ciudad de Chichigalpa, en compañía de los hermanos Julio y Santos Narváez, y Tito Ayerdis. Estuvimos donde unos colaboradores que eran los padres de Arlet Cruz Jarquín, una muchacha que estudiaba en el Instituto Juan José Rodríguez, y actualmente vive en Santa Teresa. En este lugar nos integramos nuevamente a la lucha, rindiendo testimonio en los colegios de lo que había pasado en Jinotepe, y un mes después nos venimos a esta ciudad para seguir trabajando.

En otra ocasión, por la represión que vivíamos en Jinotepe, nos trasladamos a Managua, al Barrio Camilo Chamorro4, en la Carretera Norte, en donde compartí una casa de seguridad con los compañeros Lenin Vázquez y Santiago Sánchez. Un día, cuando nos encontrábamos realizando ejercicios para mantenernos en forma, escuchamos que varios jeep BECAT de la Guardia se pararon frente a la casa en la cual nos encontrábamos. Creo que Lenin andaba una granada de piña muy vieja. Por las rendijas de las tablas vimos que en la casa de enfrente estaban masacrando salvajemente a unos muchachos.

Vimos cómo agarraron del pelo a una muchacha y golpearon su cabeza con los pernos que sujetan la llanta de repuesto, sacaron a otros muchachos a patadas y a culatazos y los aventaron a los BECAT. Después que la Guardia se retiró, abandonamos aquel lugar y decidimos regresar a Jinotepe. Cuando habíamos caminado unas cuadras, nos encontramos a la mamá de Lenin, doña Carlota Galeano, quien iba a visitar a su hijo Jonathan, preso en la Central de Policía. Ese día cometimos otra gran imprudencia, pues decidimos acompañar a la mamá de Lenin a la Policía, donde actualmente es el Complejo Policial Ajax Delgado. Después de eso doña Carlota nos dijo que cogiéramos para cualquier lugar, menos para Jinotepe, por ese motivo nos fuimos a otra casa en Managua, donde unos familiares de Santiago Sánchez, pero unos días después regresamos a Jinotepe.


Nota de Mónica: Jonathan Vázquez, entonces militante del Partido Socialista Nicaragüense (PSN), junto a Marcos Cruz y otros miembros de ese partido, había sido enviado a recibir entrenamiento a Costa Rica, y fue capturado a su regreso, en mayo de ese año. Luego también capturan a Marcos Cruz. (Ver relato de Gonzalo Navarro). Jonathan permanece en la Central de Policía hasta finales de julio y luego lo trasladan a la Cárcel Modelo de Tipitapa, así que esta visita debe haberse realizado antes de esa fecha.

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La represión no detiene la movilización. Wilmor Solano herido

Unos días antes de la captura y asesinato de “El Cabo”, el 22 de agosto capturaron a Allan Zúniga, presidente de la AES. El movimiento estudiantil se movilizó de inmediato para impedir que lo asesinaran. Fuimos al Instituto Juan José Rodríguez, hicimos un breve acto explicando lo que pasaba, encendimos fogatas y sacamos en manifestación a los estudiantes del turno vespertino. Cuando habíamos caminado una cuadra, aparece un pelotón de la Guardia en la esquina del BANPRO, a todo lo ancho de la calle, en posición de combate.

La manifestación, que es multitudinaria, al ver a los guardias que avanzan, se detiene. Los que venimos adelante como dirigentes, arengamos a los estudiantes para que nos mantengamos en la calle y avancemos, les decimos que nadie se corra y seguimos coreando las consignas, venimos avanzando y coreando consignas de Libertad para Allan Zúniga. Los guardias también vienen avanzando, y cuando ellos ven que la multitud de estudiantes no nos detenemos, empiezan a disparar. Fue por la esquina en donde actualmente está la farmacia El Divino Niño, exactamente del BANPRO una cuadra al sur, propiamente en la bajada de la licorería de Arturo Pelo.

Una vez más, esa tarde la Guardia nos tiró a matar, los disparos eran a la altura de la cintura y el tórax. Los estudiantes se repliegan a ambos lados de la calle. En ese momento, Wilmor Solano me dice: ¡Ay, me pegaron!, e inmediatamente lo veo caer. Wilmor es un muchacho corpulento y bien alto, en cambio, yo soy pequeño y flaco. Te digo esto porque cuando Wilmor cae, lo agarro y empiezo a jalarlo, y mientras lo jalaba para sacarlo del blanco de los guardias que siguen disparando, le buscaba sangre en el cuerpo para ver en qué parte lo habían pegado o herido. En el alboroto no sé quién me ayudó a meterlo a la casa de Yico Sánchez, y ahí vimos que un tiro le había penetrado parte del pie. Creo que don Yico Sánchez se encargó de sacarlo de ese lugar, para evitar que la Guardia lo agarrara y lo asesinara.

Ese día también hirieron a una señora de una pulpería conocida como El Chilamatillo. Cuando la llevaron al hospital, tenía un disparo en la parte derecha de la cadera.

Nota de Mónica: La Prensa del día 24 de agosto de 1978, en una crónica titulada “Capturas, bombas y tiros en Carazo”, informa de fogatas, detenciones y disparos, y de la puesta en libertad del dirigente estudiantil Allan Zúniga.

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La muerte de Álvaro Sánchez “El Cabo”

Israel: El día que cayó “El Cabo” la situación fue similar a la del 9 de julio. Esa vez no había tomas ni nada, la Guardia hacía una Operación Limpieza en dirección al CURC. Ese día Julio Avilés nos llamó a Monchito Aguilar y a mí, y nos dijo que evacuáramos una documentación que había en el Club, donde estaban unas fichas de militantes del FER y unos planos del Comando de la GN.

Me fui con Monchito Aguilar a donde –ahora yo sé– la mamá del compañero Mario Estrada, quien cayó en El Sauce. Embuzonamos los papeles. Estaba la vergueadera, porque ya se oía.

En la casa de una señora cuyos muchachos andaban integrados con los Terceristas y que les dicen “Los Frijolitos”, media cuadra antes del CURC, nos pararon, nos dijeron que la Guardia se había tomado el local del Centro Universitario, violando la autonomía. Es más, la Guardia esa vez se tomó y se quedó varios días en el Centro, y agarraron a muchos compañeros. De todo el grupo, el único que salió esa vez, fue Mario Zapata “El Zompopo”, quien murió hace poco. No lo agarraron porque estuvo escondido en el cielo raso durante varios días. La Guardia también se tomó la Casa del Obrero y varios lugares aledaños.

Estuvieron presos Fausto Borge, los Cordero y Erasmo Vanegas. Monchito Aguilar y yo nos salvamos esa vez porque Julio Avilés nos mandó a enterrar esos documentos y “El Cabo”, al que agarraron entre la Casa del Obrero y la casa del Monte de Piedad.

“El Cabo” se les escapa y logra meterse en una casa donde ahora hay una imprenta, luego él se tiró para la Casa del Obrero, buscando cómo salir, pero la Guardia tenía un cordón tremendo.

Nota de Mónica: El 25 de agosto de 1978 en La Prensa informan que “las autoridades militares anoche reportaron como muerto al joven Álvaro Sánchez conocido como “El Cabo” y según el parte del Comando, atacó a una patrulla BECAT con una pistola de 9 mm”.

En la extensa nota en que se informa de capturas masivas y la agitación permanente en que se mantuvieron todos esos días los barrios San Antonio y El Cementerio, los familiares y otros testigos desmintieron la información de la GN. Cristina Amaya de Molina, declaró ante la Comisión de Derechos Humanos de Carazo, que Álvaro había sido sacado violentamente de su casa “ayer por la tarde”, o sea el 24 de agosto, y al ser capturado estaba ileso y vestido con una chaqueta azul y pantalones negros. Su madre agregó que también iba con zapatos tenis. La Guardia lo presentó vestido de verde olivo y pasconeado, y que había muerto en un enfrentamiento.

En esa misma crónica se informa de la ocupación del CURC por parte de la GN, y de las protestas del Rector de la UNAN, Dr. Mariano Fiallos Oyanguren, por el allanamiento de los recintos y la violación a la autonomía universitaria. El día que se inicia la ocupación, la Guardia ametralló el Recinto desde un helicóptero, y los pobladores de los barrios San Antonio y El Cementerio sufrieron destrozos. En esa edición de La Prensa hay fotografías que muestran que la GN utilizó armas pesadas que abrieron grandes boquetes en automóviles y viviendas del sector.

Todo ello ocurría mientras los ojos del mundo estaban puestos sobre la Operación Muerte al Somocismo, la toma del Palacio Nacional y el secuestro masivo de diputados y altos funcionarios del gobierno, mediante la cual fueron liberados decenas de presos políticos.

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Israel: Algunos dijeron que supuestamente el propio Chigüín lo fusiló en la hacienda El Porvenir, en San Marcos. Violando todas las medidas de seguridad porque ya estábamos quemados, fuimos varios compañeros el día que lo trajeron, entre ellos un muchacho que se llama Santiago Sánchez.

Yo vi al “Cabo”, estaba pasconeado, estaban los jeep con una ametralladora 50 emplazada, un montón de guardias nos rodeaban por todos lados, y Yico Sánchez, que era tío de “El Cabo”, llegó encachimbado, y les dijo a los guardias: Jodidos, hijueputas, qué barbaridad, ustedes son unos salvajes, como jodieron al chavalo, como lo mataron, como se ensañaron en el muchacho, y los guardias solo lo quedaron viendo. Para hablarle a la Guardia en ese tono, en ese momento, había que tener huevos.

Rodolfo: Estuve ahí y lo recuerdo. Cuando trajeron al “Cabo” de La Morgue de Managua con un compañero médico que hoy es militar, el Coronel Agustín Fernández Berríos, con un lapicero él le marcó los tiros que tenía, y contó cincuenta y dos balazos en el cuerpo del occiso, quien fue encontrado, según la Guardia, después de un supuesto combate en la Carretera a León.

Pero muchos ciudadanos de Jinotepe participantes o no en la lucha, vimos cuando al “Cabo” lo sacaron de la casa donde funcionó el Monte de Piedad, contiguo a la Casa del Obrero. Lo montaron a un vehículo y se lo llevaron. Ya con el cadáver en Jinotepe, en la parte norte de la ciudad se armó una discusión porque en los funerales se iba a hacer una arenga política fuerte, porque estaban representantes de todos los núcleos universitarios, y la población enardecida. Ya habían pasado los hechos del 9 de julio de 1978, y veníamos ahora con otro. Se alistaba otra procesión fúnebre con gran participación y gran arenga política, había una gran agitación, entonces el Coronel Humberto Lau llegó diciendo que el funeral debía hacerse en una ruta corta y enterrar el cadáver sin más, para que no hubiera agitación política.

Entonces Yico salió, se desabotonó la camisa, y alegó con el Guardia: ¿Y cuál es la cosa?, –les dice–, ¡después que mataron al hombre, de una manera…! Era su sobrino, hijo de su hermana doña Teresa, y también estaba Margarita, partícipe de los movimientos, hermana de “El Cabo”, después fue casada con Napoleón Molina, otro compañero. Entonces se dio esa discusión y contra la voluntad de la Guardia, la procesión fúnebre salió hacia el centro de la ciudad.

Trinidad: ¿Quiere decir que no le hicieron caso?

Rodolfo: Se desobedeció la orientación de la Guardia Nacional y el cadáver partió hacia el centro de la ciudad, pero no dejaron pasar el cadáver a ninguna de las iglesias, la Parroquial o la San Antonio, pero cuando íbamos con un gran acompañamiento por la esquina donde es el templo Adventista, el padre Sediles desembocó en un vehículo e hizo las honras fúnebres religiosas, no fue misa, sino un responso, y dijo: –Cabo, yo te bendigo ahora que moriste por la patria–, e hizo su chagüite el padre.

Israel: La Guardia no permitió que se le velara el día que lo trajeron, y cuando lo fuimos a enterrar, iban los jeep con las ametralladoras 50 emplazadas. Cuando pasábamos por las bocacalles, iban haciendo su profilaxis. Nos dijeron que no entráramos al cementerio porque se decía que la Guardia iba a hacer un cordón y nos iba agarrar, pero se le hizo una parada militar, porque “El Cabo” llegó a ser una leyenda en Jinotepe, por la audacia, la entrega.

En dos ocasiones lo habían capturado, pero se les había tirado de los jeep, eso era lo que tenía arrecha a la Guardia y a la Seguridad. En el Club me enseñó algunas maniobras para disparar. Era un tipo que tenía una destreza y un arrojo que a uno lo dejaba admirado.


Álvaro Sánchez Sánchez “El Cabo” (1956-1978)

Nace en Jinotepe el 11 de julio de 1956. Hijo de René Sánchez Vanegas y Teresa Sánchez Arana (hermana de Yico). Realizó estudios de primaria en el Colegio Salesiano y dos años de secundaria en el Instituto Juan José Rodríguez.

En 1978 se integra al Frente Estudiantil Revolucionario (FER), de Carazo. Era un joven alegre, entusiasta y rebelde, y como muchos de su generación, encontró en la onda hippie una forma de protesta. Le gustaba la música rock, andar el pelo de afro y fumar marihuana. Desde esta condición se comprometió con la lucha contra la dictadura somocista, y desarrolló muchas acciones con audacia y osadía, lanzando bombas de contacto, volándoles tiros a los guardias y escapándose espectacularmente por las calles de Jinotepe. En dos ocasiones fue detenido por la GN y se tuvo que lanzar desde los jeeps en movimiento de las temibles Brigadas Especiales Contra Acciones Terroristas (BECAT). Por esa audacia se convirtió en una leyenda en su pueblo.

En septiembre de 1978 participa en las operaciones de hostigamiento, recuperación de armas y propaganda armada, propias de esas jornadas insurreccionales.

En agosto de 1978 la GN al mando de Ronald Sampson, realizó un operativo contra las oficinas estudiantiles del Recinto Universitario Regional de Carazo (CURC), violando la autonomía y capturando a varios dirigentes. Álvaro logró escapar y se refugió en una casa vecina. De ahí fue sacado por una patrulla de guardias y trasladado ileso con rumbo desconocido, luego, el 26 de agosto, apareció asesinado con decenas de perforaciones en su cuerpo.

La Oficina de Leyes y Relaciones Públicas de la Guardia Nacional (GN) emitió un comunicado en el que afirma que había muerto en un enfrentamiento contra patrullas de la Guardia, pero el pueblo de Jinotepe sabía que había sido torturado y asesinado en la Hacienda El Porvenir, en donde tenía mando directo el hijo del dictador Anastasio Somoza Portocarrero (El Chigüín), jefe de las tropas de la Escuela de Entrenamiento Básico de Infantería (EEBI).

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Entrenamiento en La Flor y los ataques de septiembre en Diriamba y Santa Teresa

Israel: En los primeros días de septiembre nos mandaron a una escuela de entrenamiento en el Río La Flor. Nuestro responsable era Fernando Pérez. Fue en conjunto con la Tendencia FSLN Tercerista. Los responsables de ellos eran “Rómulo” y otro compañero conocido como “Pancha Garrote” o “Iván Garrote”.5 El objetivo era prepararnos para la toma de Diriamba. Luego de que nos reunimos en una casa de un colaborador que vivía en la bajada del río, nos fuimos para el lado de Casares, en donde se organizaron las escuadras y se distribuyó el armamento para la toma de Diriamba. Me sorprendió ver la cantidad y la calidad de armamento que tenía aquella gente, incluso andaban unos fusiles G-3 que nadie los quería agarrar porque habían pocas municiones. También llegaron con una gran cantidad de raciones frías como galletas, gaseosas, caramelos, cigarros, etc.

Para la toma de Diriamba, salimos en unas camionetas y unos jeep, y cuando llegamos a la fábrica de sacos SACSA, Carretera a La Boquita, recuperamos camiones y otros vehículos de la fábrica, veníamos recuperando todos los vehículos que encontrábamos en la carretera, de tal manera que cuando entramos a la ciudad, la caravana era impresionante, veníamos con banderas rojinegras en los vehículos y pañuelos rojinegros en el cuello. Yo traía una linda escopeta de culatín plegable nueva con una gran cantidad de cartuchos. A los compañeros que participamos en aquel operativo y que éramos del FSLN Tendencia GPP, se nos dio la orientación de recuperarles el armamento a los Terceristas ya que al fin de cuenta ellos tenían dinero para comprarlo, porque se suponía que eran financiados por la alta burguesía del país.

Quedé en una emboscada de contención a la entrada de Diriamba. No estoy seguro si en aquel grupo también quedaron Lenin Vázquez, Santiago Sánchez y Julio Narváez. Después se nos orientó retirarnos ya que un batallón de la EEBI venía en refuerzo apoyado por aviones de la Fuerza Aérea Nicaragüense (FAN) ya que el objetivo no era enfrentar directamente a la Guardia. Nos retiramos del lugar y nos venimos por monte hasta salir por el Cementerio de Jinotepe.

Las armas que se utilizaron esa vez nos las robamos a los Terceristas, entre ellas, un rifle Gárand, una escopeta de culatín plegable como con diez cartuchos que yo agarré, un AR-15 y un 22 Mágnum.

Después, no recuerdo la fecha, hubo un ataque al Cuartel de Santa Teresa, que lo hizo la Columna “Chico López” con compañeros de la Escuadra “Mauricio Duarte”.

Estuve en una emboscada que se montó en el puente de la entrada a El Rosario, por si la Guardia enviaba refuerzos. Estaban conmigo el compañero Luis Borge “Luisón”, Santiago Sánchez y Julio Narváez, entre los que recuerdo.

Esa misma noche se enterraron las armas, contiguo a la casa de Lenin Vázquez, y luego las utilizamos en el entrenamiento cerca de la Hacienda de Ave María, y las volvimos a enterrar, esta vez en la quebrada de Ticuiche, en el mismo sector donde hicimos los entrenamientos. Fue el día que la GN captura a Lenin Vásquez y a dos compañeras, y asesinan a Vicente Hernández y a Francisco González.

Nota de Mónica: Según William Molina Dávila “El Nene”,no hubo caravana para los ataques a Diriamba sino la desmovilización de los combatientes que quedaron esperando las armas. El ataque al Cuartel GN de Santa Teresa se realizó el 15 de septiembre según los partes de guerra difundidos por el FSLN en el exterior y publicados en La Gaceta Sandinista.

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Escuela de entrenamiento Ave María

Después del ataque al Cuartel de Santa Teresa, en el mes de septiembre el FSLN organizó una escuela de entrenamiento militar en una quebrada cerca de la Hacienda Ave María, que era entonces de Tomás Guevara, histórico alcalde somocista de Jinotepe. Ese lugar quedaba entre las comunidades de El Zapotal y El Ojochal, hoy Román Esteban Toledo.

El responsable militar era Fernando Pérez, quien actualmente trabaja con Julio Avilés. Antes de irnos para el entrenamiento faltaba un compañero de nombre José Luis Gaitán, quien vivía del Comando de la Guardia una cuadra al sur, propiamente en la esquina. Lenin, quien nos iba a llevar al lugar en un jeep de “Toño Ñato”, esposo de la compañera Elaisa Cortez, se enoja, y una vez montados en el vehículo, agarra para la casa del compañero Chepe Luis, y me dice que me baje a llamarlo, me bajo, toco la puerta, y cuando la mamá del compa nos mira, casi se muere, ya que estábamos a una cuadra del Comando y, además, andábamos con camisas camufles y los pantalones metidos dentro de las botas. Estos uniformes los habíamos recuperado en el Comando GN de Santa Teresa. El asunto es que como el compañero no está, Lenin arranca el vehículo apresuradamente. Los que participaron en el entrenamiento fueron: Lenin Vázquez, Santiago Sánchez, Julio Narváez Santos, Luis Borge “Luisón” Mayela Obando, Martha Vázquez, Edgar Arévalo “Medio Millón” y Fernando Luna.

Estando en la escuela pasó algo muy curioso. Días atrás una compañera de nombre Rafaela, que estudiaba magisterio en la Normal, había contactado a un Guardia de la EEBI que se había desertado de San Carlos con todo su equipo: un fusil M-16, granada, cargadores y municiones. Yo estaba de posta y el tipo aparece de pronto acompañado de Marcos Medina, un compañero que más tarde estuvo también en la escuela en México.

Después de que casi les disparamos y que hablaron con el responsable Fernando Pérez, el guardia desertado y Marcos salieron a hacer una recuperación de armas, y a profilactar a un Juez de Mesta en la comunidad El Zapotal, pero como no encontraron nada, se regresaron. Por la noche, el guardia de la EEBI salió solo al mismo lugar y los campesinos lo machetearon, a su vez, informaron al Comando de la Guardia de Jinotepe, lo que originó una gran movilización de guardias y mayor represión. En esta ocasión tuvimos que lamentar la pérdida de una carabina M-1 que era la que andaba el ex EEBI.

Se dijo que el guardia había regresado con intenciones de asaltar a los campesinos y de violar a una muchacha que estaba en la casa en el momento en que llegaron.

Nota de Mónica: En el relato de Marcos Cordero, éste habla de un ex EEBI, que le decían “El Chapiollo”, quien se había desertado y entregado su M-16, el cual usó el compañero Rodolfo Rojas Cordero “Piel” en los hostigamientos del 9 de septiembre en Jinotepe. Pudimos verificar que se trata del mismo EEBI de quien habla Israel, y conversando con éste, le hacía ver que la información sobre las intenciones de su segunda visita a la casa del Juez de Mesta, debía ser corroborada por otras fuentes, porque podría tratarse solo de una justificación que esgrimieron para machetearlo.

Israel aclara que esa fue la noticia que se difundió en la comarca El Ojochal. Aunque después pudo confirmar con otros presos sandinistas, que “El Chapiollo”, ya macheteado, fue trasladado vivo al Comando de Jinotepe, y sometido a torturas hasta la muerte.

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El asesinato de Francisco González y Vicente Hernández

Israel narra que la desmovilización de la escuela la hicieron en distintos grupos, y que mientras Lenin, Martha Vázquez, Mayela Obando, Edgar Arévalo y Edwin –el hermano de Lenin que había llegado en un vehículo a traerlos–, se regresaron por una vía, Israel decidió retornar a pie a Jinotepe, y detrás de él, Julio Narváez Santos y Santiago Sánchez. En el camino se cruzó con dos campesinos que lo quedaron viendo porque su facha era muy sospechosa, y poco después escuchó los gritos de Santiago y Julio, quienes lo llamaban para que se detuviera, y se regresó hasta donde ellos estaban.

Israel: Santiago Sánchez me dice que los campesinos les están contando que en la bajada del cementerio está la Guardia, que tiene arrodillados a unos muchachos, entre los que hay dos chavalas, que uno tiene la cabeza y la cara llenas de sangre, y que a la par de los muchachos hay otros dos que están muertos, boca arriba, llenos de sangre, con moscas. Estábamos en este diálogo con el campesino, cuando escuchamos el inconfundible ruido de los jeep de los BECAT, de la Guardia, lo que nos dio tiempo para decirle a los campesinos que siguieran con normalidad y que si la Guardia les preguntaba algo, no dijeran nada. Nos volvimos a meter al monte y venimos a salir a los cafetales detrás del actual Hospital Regional de Jinotepe, en donde hoy es el Barrio José Antonio Sánchez Salazar.

Los compañeros que la Guardia había agarrado ese día efectivamente eran Lenin Vázquez, su hermano Edwin Vázquez, Edgar Arévalo, Martha Vázquez y Mayela Obando. Quienes estaban muertos eran Francisco González y Vicente Hernández, del MES (Proletarios).

Los muchachos ya habían sido asesinados cuando Lenin y los otros compañeros se desmovilizaban de la escuela de entrenamiento y por casualidad pasaron por el lugar donde los detuvieron los mismos guardias.

A las compañeras las tuvieron presas durante varios días y después de torturarlas las dejaron en libertad. Creo que a Edwin lo soltaron con ellas porque era bien chavalito, quizás tendría unos quince años, y al último que dejaron en libertad fue a Lenin.

Nota de Mónica: En consulta con la mamá de Francisco González, Nelly González, ella señaló que la fecha en que asesinaron a su hijo fue un lunes 18 de septiembre de 1978. Agregó que cuando el muchacho no llegó a su casa por varios días, lo fue a buscar al Cuartel de la Guardia en Jinotepe, y que le dijeron que lo tenían preso, pero que no le llevara ropa, solo comida. 

Luego le dijeron que su muchacho no estaba en ese Comando, que lo buscara en otro lado, que fue hasta el viernes 22 de septiembre que se dio cuenta que el cadáver de su hijo estaba en La Morgue del Hospital El Retiro, en Managua. Cuando llegó a traerlo le dijeron que había caído en combate con unos terroristas de Monseñor Lezcano, y que había llegado a tiempo, ya que ese día tenían contemplado irlos a enterrar porque no aparecía ningún familiar.

En el caso de Vicente Hernández, a quien asesinaron junto con Francisco, la historia fue igual.

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Francisco González (1960-1978)

Nace en Jinotepe el 15 de febrero de 1960. Sus padres, Nelly González y Teófilo Medina. Estudia en el Colegio Corazón de María y en el Instituto Juan José Rodríguez. Se incorpora a la lucha estudiantil, y participa en la toma de iglesias y en hostigamientos a la GN.

En 1978 se incorpora a las Brigadas Revolucionarias Populares (BRP) de Jinotepe, y participa en las acciones ofensivas de septiembre de 1978 en esa ciudad. El 18 de septiembre fue asesinado junto a Juan Vicente Hernández, conocido como “Porocho”. Se le atribuye el asesinato al esbirro Orlando Gutiérrez Tardencilla.

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Israel: Para el mes de septiembre, después de las jornadas insurreccionales, sucede un gran desastre con el movimiento revolucionario, ya que desaparece, sin dejar rastros todo el Ejecutivo de dirección del movimiento. Esto es algo que a mí me enojó mucho y siempre critiqué. El Ejecutivo estaba integrado por Julio Avilés, Adolfo Zepeda, Eva Samqui y Hugo Medina.

Quedamos desconectados y sin saber qué hacer, con la represión de la Guardia en su máximo nivel, escondiéndonos y cambiándonos de casa a cada momento, durmiendo en los cafetales y en las tumbas de los cementerios. Una noche, cuando no logramos romper el cerco que la Guardia nos había tendido en una Operación Limpieza, Santiago Sánchez, Manuel Campos y yo, nos escondimos en el cielo raso de una casa frente al Restaurante Bitro Laya. Nos turnábamos para sostener el pliego de cielo raso con la yema de los dedos y que la Guardia no nos detectara.

La situación era tan difícil que la gente ya no nos quería dar donde dormir por miedo a la Guardia. Algunos colaboradores me dijeron varias veces que ya no me podían seguir ocultando porque era un peligro para ellos si la Guardia me detectaba. Me fui para El Rosario, donde estuve en casas de seguridad de unos familiares. La situación se viene al suelo completamente cuando el cuadro regional que atendía el departamento de Carazo, Ana Isabel Morales, se asila en la Embajada de México. Muchos nos preguntamos la razón por la cual se había asilado y después se dijo que se había pasado para el FSLN Tendencia Tercerista. Por eso, cuando estábamos en la Embajada, nadie le hablaba, me parece que estaba prohibido hablarle.

Lo cierto es que en esos días también se nos perdió el armamento que se había recuperado en el asalto al Cuartel de Santa Teresa, y que Santiago Sánchez, Manuel Cárdenas y yo, habíamos ido a embuzonar a la quebrada de Ticuiche. Cuando fuimos al lugar a desenterrarlo, sólo había el hueco y los pedazos de plástico negro en que lo habíamos envuelto, lo cual nos dejó más jodidos. Para ese momento la situación es insoportable, prácticamente la Guardia nos está cazando poco a poco. En esos días circuló un mensaje diciendo que el FSLN estaba orientando el asilo político como una estrategia para salir del país a entrenarse en el exterior, y regresar nuevamente, que se procurara el asilo en las embajadas de Venezuela, Costa Rica o México.

En una oportunidad, obligados por la desesperación, Santiago Sánchez, la compañera Martha Vázquez, Marcos Medina y yo, nos fuimos a la frontera de Peñas Blancas para ver la posibilidad de cruzar a Costa Rica, pero días atrás el FSLN había atacado ese lugar y había muchos guardias, así que desistimos y regresamos a Jinotepe.

En otro momento, en compañía de Santiago Sánchez y Julio Narváez Santos, me trasladé de nuevo a la ciudad de Chichigalpa. La Guardia tenía ocupada militarmente Jinotepe, y era un suicidio quedarse, pero en Chinandega y León hubo también insurrección en septiembre, y también estaban ocupados militarmente. Tuvimos que pasar cateos, retenes, en uno de éstos nos bajaron, nos interrogaron, pensamos que hasta ahí habíamos llegado. Creo que a quien le debemos la vida es al conductor del bus, ya que permaneció en el lugar hasta que los guardias dejaron de interrogarnos. También se lo debemos a las personas que iban en el bus. Estuvimos unos días en Chichigalpa y luego nos regresamos.

Reunión con Noel Escobar

Israel y otros de los compañeros que se sentían acosados y perseguidos, se dieron cuenta de que ya se habían asilado Fernando Pérez, Roberto Luna y Allan Zúniga, y vuelven a considerar la idea de asilarse, pero les comunican que viene otro Responsable Regional en sustitución de Ana Isabel y esperan hasta que ser reúnen con Noel Escobar.

Israel: En esa reunión varios compañeros solicitamos el traslado a la guerrilla a otro municipio. Noel me dice que me espere, que resolverá poco a poco la situación, que sacará a los más quemados, que por el momento organizará a la gente en tres escuadras para continuar haciendo el trabajo político-militar en Jinotepe. Concluida la reunión, se retira diciéndonos que él nos va a contactar, que no nos desesperemos, pero después de varios días, volvemos a perder contacto, y entonces nos asilamos en la Embajada de México. Eso fue en el mes de octubre de 1978. El grupo está integrado además por Uriel Chávez, Julio Vega, Julio Narváez Santos y Santiago Sánchez.

Nota de Mónica: El relato escrito de Israel cuenta que en México quedó integrado a las estructuras de la GPP, bajo las órdenes de Lenín Cerna, y que recibieron un fuerte entrenamiento impartido por éste, Venancio Alonso y un chileno de seudónimo “Rolando”, quien les dio clases de explosivos.

Del grupo, Israel recuerda a Santiago Sánchez, José Luis Gaitán, Juan Pablo Palacio, Erasmo Venegas, César Jarquín, Julio Santos Narváez, Enrique López, Julio Vega, Uriel Chávez, Fernando Pérez, Roberto Luna y Jairo Talavera. Recuerda también a Adela Tapia Roa, a Adolfo Zepeda, Sonia Uriarte y a una hermana de ella, un compañero de Bluefields de seudónimo “Polo”, y Danilo Lugo, que fue oficial del MINT.

Después del entrenamiento militar combinado con estudio político y particularmente historia del movimiento revolucionario y del FSLN, una parte del grupo fue trasladado a Costa Rica en junio de 1979.

Recuerda Israel que cuando bajaba del avión que los llevó de México a Costa Rica, vio que también llegaba un grupo de Terceristas, y entre ellos distinguió a Neftalí Acevedo, de Jinotepe.

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Neftalí Acevedo (1964-1979)

Nace en Jinotepe el 27 de junio de 1964. Son sus padres: Lourdes Acevedo y Abraham Suazo.

Inicia sus actividades revolucionarias en enero de 1978, en el Comité del Barrio San Antonio y participa en la toma de las iglesias, distribución de comunicados, tomas de su barrio y en las movilizaciones donde caen los cuatro compañeros mártires del 9 de julio de 1978.

Se une a las filas del FSLN en septiembre de 1978 cuando participa en hostigamientos contra la GN en Jinotepe. En enero de 1979, integrado en la Escuadra Julio Rojas, participa en operativos para conseguir armas y dinero

El 15 de febrero de 1979 es detenido por la GN, pero no le comprueban nada. Orientado por el FSLN, se asila en la Embajada de México y luego entra combatiendo con el Frente Sur “Benjamín Zeledón”. Cae el 13 de julio de 1979 en la región de La Calera, cuando acababa de cumplir 15 años de edad.

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Israel: Neftalí vivía en el Barrio San Antonio. Lo había visto en las manifestaciones que hacíamos con los estudiantes, lo había visto tirando bombas en apoyo a las manifestaciones, yo sabía que su nombre era Neftalí, pero al igual que muchos compañeros, le decía “Neita”. No sé si él estaba organizado con la AES o el MES, lo que sí sé es que también era un muchacho muy valiente. Cuando lo vi, caminé hacia donde él estaba y le digo: –Neita, de aquí para adelante hay que tener mucho cuidado, sobre todo hay que tener mucha disciplina–, le di la mano y me despedí.

Yo le dije aquello porque sabía que este muchacho era muy arriesgado, ya que, como te digo, en varias ocasiones lo vi fajándose taco a taco con nosotros cuando nos enfrentábamos a la Guardia. Días después de aquella plática, me di cuenta que había caído en combate.

Nota de Mónica: Israel no pudo reintegrarse al combate por problemas de salud, aunque cumplió otras misiones, así que regresó al país después del 19 de julio, día de la victoria revolucionaria, y se incorporó de inmediato a las Tropas Especiales “Pablo Úbeda”, siendo sus primeros jefes los comandantes guerrilleros William Ramírez y Ramón Cabrales. En esas tropas fue Comisario Político y Jefe de Escuadra. Sirvió treinta y un años al MINT.

***

Israel: En el 2010 pedí mi baja del Sistema Penitenciario Nacional porque no había ascensos. No me podía superar. Después he buscado trabajo en todos lados, he presentado todos mis avales y me dicen que eso no vale, que lo que vale es lo que la gente está haciendo ahora.

Trinidad: ¿Quién te lo dijo, recordás su nombre?

Israel: Me lo dijo en el Zonal del FSLN de Jinotepe un muchacho Avendaña, al que le dicen “El Pollo”. Quise hablar con el Secretario Político Departamental, que es Ramón Álvarez. Como dos años lo solicité. Incluso antes de salirme del MINT, llegué de uniforme con todas mis medallas, como dieciséis medallas, incluyendo dos condecoraciones al mérito “Comandante Marcos Somarriba”. En el norte estuve propuesto una vez para la “Medalla al Valor”, por una acción que dirigí. De eso puede dar fe Felipe Samqui, que era mi jefe. Estaba movilizado y dirigí una acción en Truslaya, una comunidad en dirección a las minas. Emboscamos a unos alzados, los capturamos y desarmamos y entonces me asignaron jefe del pelotón vanguardia.

Mónica: Después de todo lo vivido, ¿creés que valió la pena?

Israel: Habernos integrado a la lucha antes del triunfo de la Revolución, sí valió la pena, aunque no tuvimos la alegría de la juventud, no vivimos esa etapa de la adolescencia, porque estábamos enfrascados en derrocar a una dictadura que por cuarenta y cinco años había asesinado a nuestro pueblo. Considero que valió la pena porque hoy nuestros hijos no están viviendo la miseria, el asesinato, el destierro. Hoy nuestros hijos por lo menos viven esa tranquilidad. Sí tenemos la nostalgia de recuperar al sandinismo, al verdadero sandinismo, al sandinismo del Comandante Carlos Fonseca Amador, que yo siempre digo que es nuestro líder indiscutible.

El mensaje que le doy a la juventud es que no se dejen manipular, que sean críticos, que vivan la realidad. Siempre cito esta frase que Leonel Rugama la anotó en un libro, una frase de Regis Debray que decía: Los hombres no mueren por consignas sino por convicción, y precisamente la convicción fue la que nos hizo llegar hasta el final y aquí seguimos. Nunca fui militante, nunca me dieron la militancia, nunca, y pues aquí estamos, como decía el Comandante Ricardo Morales Avilés: Estamos al lado del pueblo y seguimos haciendo su historia.







NOTAS


1 Constantino Arana, gerente de DENACAL (Departamento de Acueductos y Alcantarillados) en Jinotepe. Se decía que era de la Mano Blanca.

2 Fuentes consultadas por Israel: Fernando Pérez, Luis Bojorge, Chimín Portocarrero y Auxiliadora Acevedo, quien vivía contiguo a la casa de José Logo la noche de los sucesos.

3 Luis Manuel Cárdenas López, cae el 8 de Octubre de 1978 en la comunidad de El Abra.

4 Parece que antes se llamó Horizonte Norte, y después del triunfo de la Revolución tomó ese nombre por el combatiente Camilo Chamorro, un obrero que vivía ahí y que cae en el ataque al Cuartel de Diriamba el 21 de febrero de 1979.

5 Iván Arias Lara



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