Memorias de la lucha Sandinista

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De las comunidades rurales a la organización militar

Mónica Baltodano 

La organización de los campesinos fue una prioridad en el FSLN desde la experiencia de Raití y Bocay. El trabajo de hormiga que se quedó haciendo Rigoberto Cruz, conocido como “Pablo Úbeda”, en las profundidades de la montaña después del fracaso de esa guerrilla, siempre nos fue puesto como ejemplo de uno de los aprendizajes de entonces: sin trabajo de apoyo del campesinado, no podría ser exitoso ningún movimiento guerrillero.

En nuestra experiencia nacional estaban los antecedentes de la lucha antiimperialista de Sandino, que nuestro héroe realiza apoyado en un ejército de hombres y mujeres descalzos, de campesinos harapientos que se hicieron grandes combatientes del Ejército Defensor de la Soberanía Nacional.

“Pablo Úbeda” se apoyó en el trabajo de los sindicatos campesinos organizados por el Partido Socialista Nicaragüense (PSN) en las montañas de Matagalpa, donde se destaca Bernardino Díaz Ochoa. Estos sindicatos organizan a los obreros agrícolas para mejorar sus condiciones laborales, comida, salario, derechos sociales, y a los campesinos pobres alrededor del derecho a la tierra.

Con el surgimiento de los grupos cristianos a finales de los años setenta, se crearon distintas iniciativas de concientización y organización hacia los sectores rurales. Por un lado, el movimiento de Delegados de la Palabra de Dios y las Comunidades Eclesiales de Base, que al influjo de la Teología de la Liberación y la Pastoral de la Tierra, ponen en alto las demandas de justicia social en una América Latina fracturada por la exclusión social y la miseria, en particular de los campesinos.

Por otro lado, el Centro de Educación y Promoción Agraria (CEPA), inspirado en la experiencia salvadoreña de organización campesina, trabaja en distintas comunidades rurales de Nicaragua. Al dividirse el FSLN, una parte importante de los miembros del Movimiento Cristiano Revolucionario (MCR) se vincula al FSLN Proletario y otra trabaja en este organismo.

Como se verá en las entrevistas que presentamos, la Dirección del FSLN Proletario, en particular Jaime Wheelock, orienta trabajar desde el CEPA en la construcción de un movimiento social campesino a partir de sus reivindicaciones inmediatas, con vistas a su organización gremial, y también con el propósito de organización política y militar dentro de la Tendencia Proletaria.

El trabajo que realizan las Comunidades Eclesiales de Base en todo el país, tiene un efecto en el desarrollo de la conciencia y en la organización de los campesinos como colaboradores y combatientes del FSLN. En los departamentos de Carazo, parte de Masaya y Chinandega, también contribuyó a la creación de una organización gremial, primero con los Comités de Trabajadores del Campo (CTC), por empresa o finca, y posteriormente con la Asociación de Trabajadores del Campo (ATC), que se lanza públicamente en marzo de 1978 en una asamblea pública realizada en La Palmera, Diriamba.

En las comunidades de Diriamba, en particular San Gregorio Norte y Sur, y sus alrededores, San Vicente, Buena Vista, Las Mercedes, San Juan de la Sierra, Los Ángeles y Zacate Verde, el trabajo fue particularmente intenso. En el mismo empezó a jugar un papel muy importante la familia Aguilar, destacándose Edgardo García Aguilar, quien ya tenía alguna experiencia de trabajo sindical con el Partido Socialista Nicaragüense (PSN) en la fábrica de sacos SACSA.

Edgardo deja el PSN y comienza a militar en el FSLN. Al tomarse la decisión de crear una organización gremial, él se convierte en un cuadro fundamental para el impulso de este trabajo, proyectándose hacia otras comunidades y fuera del departamento. El surgimiento de la ATC es resultado de una voluntad política, del trabajo de dirección que busca cómo construir una organización de clase, y no solamente reclutar colaboradores y combatientes, aunque al final de este trabajo salieron una gran cantidad de combatientes para las Brigadas Populares y los Comandos Revolucionarios del Pueblo, que realizan operaciones ofensivas durante los años 1978 y 1979, principalmente en Carazo.

En un boletín de Frente Nacional de los Trabajadores (FNT) de enero del 2000, se afirma que en 1978 Edgardo García se reunió con otros líderes obreros del campo, y fundan la ATC. De Chinandega se menciona a Jorge Mora y Carlos Centeno, y de Jalapa a José María Sarantes, Máximo Zeledón y Víctor Gaona.

La fundación de la ATC no fue un acto y decisión personal de alguien, independientemente de los protagonismos individuales que siempre existen, pues, como hemos visto, el FSLN Proletario venía trabajando en la idea de crear una organización gremial desde hacía un tiempo.

Por otro lado, también tenemos otra experiencia de trabajo de organización campesina en Carazo, en este caso en el municipio de Santa Teresa, la cual inicia a finales de 1976 el médico William Chacón, por medio de su labor de servicio social en las comunidades aledañas.

En este segundo caso, la labor estaba orientada fundamentalmente a reclutar colaboradores y combatientes que después se agruparán en la Escuadra, luego Unidad de Combate, “Chico López”, que realiza importantes operaciones ofensivas entre septiembre de 1978 y julio de 1979.

Las entrevistas que presentamos a continuación, permiten recorrer estas experiencias, a la par que nos adentramos en el conocimiento de las principales operaciones realizadas por los Comandos Revolucionarios del Pueblo (CRP), de la Tendencia Proletaria y de la Unidad de Combate “Chico López”, de la Tendencia GPP.


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