Diriamba: La dicha de participar en la primera insurrección triunfante
Salvador Mayorga
Salvador Mayorga Sacasa nace el 1 de enero de 1953 en León, hijo de Salvador Mayorga Orozco y María Lourdes Sacasa Guerrero, ambos de familia liberal y raíz oligárquica. Su padre hizo carrera judicial y llegó a ser Presidente de la Corte Suprema de Justicia. En los años setenta estudió Ingeniería Industrial y después del triunfo de la Revolución fue Vice-Ministro de Desarrollo Agropecuario y Reforma Agraria. Actualmente trabaja en administración de proyectos forestales.
Salvador dio sus primeros pasos en la lucha revolucionaria desde el Colegio, pues con otros de su generación se involucró en el Movimiento Cristiano Revolucionario (MCR), participando en movimientos reivindicativos y en la lucha por los derechos humanos de los presos políticos. Recuerda las huelgas del agua, de la leche, del transporte, y participó también en el ayuno en la Catedral de Managua en 1972.
Mónica: ¿Cuándo te integrás propiamente al Frente Sandinista? ¿Quién te recluta y cuáles fueron tus tareas?
Salvador: Primero estuve en el MCR, y realicé distintos trabajos en los barrios de Managua. Pertenecí al comité de dirección del MCR y ahí estaban Óscar Robelo, Flor de María Monterrey, Francisco Sánchez, Carlos Carrión y yo. Eso fue entre 1974 y 1976.
Después, como parte de la Tendencia Proletaria (TP) del Frente, pasé al trabajo de masas. Se creó una estructura que coordinaba los trabajos para fomentar la creación de organizaciones, pero se trataba de crearlas desde la base, dentro del propio pueblo y dentro de la lucha en auge contra la dictadura. La idea era que en el contexto de esa lucha se fueran creando organizaciones que representaran a distintos sectores, de manera que se hizo un trabajo entre los maestros, y se empujó la creación de La Asociación de Mujeres ante la Problemática Nacional (AMPRONAC).
Mónica: En la entrevista que le hice a Lea Guido y que aparece en “Memorias de la Lucha Sandinista”, ella explica que vos estuviste en el impulso de AMPRONAC.
Salvador: Yo coordiné la primera célula que empujó el trabajo de AMPRONAC, después evolucionó a la Asociación de Mujeres Nicaragüenses “Luisa Amanda Espinoza”(AMNLAE), y efectivamente estaban Lea Guido, Gloria Carrión y otras. Yo era el único varón, el resto eran mujeres, hay que decirlo: lo mejor hubiera sido que la coordinara una mujer, ¡pero bueno!, después salí y quedó Lea.
En cierto momento se trató de impulsar una organización campesina que fue la Asociación de Trabajadores del Campo (ATC), y en 1975 se dieron los primeros pasos.
Mónica: ¿Tenía algo que ver con el impulso en América Latina de la Teología de la Liberación? La iglesia popular impulsó lo que se llamaba La Pastoral de la Tierra, reivindicando el derecho campesino a la tierra. ¿Conociste algo parecido aquí?
Salvador: El trabajo de la ATC se desarrolló en general, no siempre, sobre las bases que habían creado gentes ligadas a la Pastoral Rural. Uno de esos organismos fue el Centro de Educación y de Promoción Agraria (CEPA). Ahí había un grupo de gente trabajando. Después, prácticamente todos apoyaron, como Ricardo Zúniga, quien había sido seminarista, y Emilio Baltodano, quien había sido sacerdote.
El CEPA lo promovieron los jesuitas, pero era algo distinto a un grupo de sacerdotes, hacían trabajos en el campo con una orientación popular y de alguna manera revolucionaria, entre ellos se encontraban Gaspar García Laviana, Martín Mateo, Julio López, de Estelí. Era un grupo como de diez o doce.
Después había mucha gente que eran Delegados de la Palabra, y trabajaban en la Pastoral Rural. Querían formar parte de una organización más reivindicativa, y la ATC fue como el canal para que ellos se organizaran.
Mónica: Según han reseñado los fundadores, la ATC surge de los Comités de Trabajadores del Campo (CTC), que se organizan en las empresas agrícolas en Chinandega, Masaya y Managua, y principalmente en Carazo, en las comunidades de Las Sabanitas, Las Parcelas, El Arenal, San Gregorio, Pío XII, Vista Alegre, San José del Monte Redondo y El Cacao.
Salvador: También en El Crucero. Las primeras acciones de los CTC fueron reivindicativas en los cortes de café. Y en marzo de 1978 hay una asamblea donde se crea formalmente la Asociación de Trabajadores del Campo (ATC). Fue en La Palmera, un centro de retiro que tenían las monjas de Diriamba.
Había gente que después estuvo en la insurrección de Diriamba, como Edgardo García, Nadine Lacayo y “Piquín” Guerrero. Tal vez unas cuarenta personas que eran dirigentes de todos esos lugares que has mencionado, de todo el cordón alrededor de La Concha, Masatepe, El Arenal, La Sabanita, La Primero de Mayo, y también del sector de Diriamba, grupos de comunidades alrededor de San Gregorio, de donde es Edgardo y su familia. Una parte de Santa Teresa también.
Mónica: Me parece Salvador, que el trabajo de las Comunidades Eclesiales y los Delegados de la Palabra, cuando era impulsado por religiosos que abrazaron la Teología de la Liberación, terminó por confluir en la organización de base para el Frente Sandinista. En Estelí estaba el padre Julio López, y yo conocí a muchos de esos Delegados de la Palabra, como doña Dolores Arróliga, que realizaban un trabajo de concientización muy fuerte en las comunidades, y de ahí a reclutar para el Frente había solo un paso.
Sin embargo, en varios de esos lugares no se desarrolló la organización gremial, ahí no surgió la ATC. No ocurrió en León, a pesar de que había una reivindicación por la tierra muy fuerte, sobre todo de las comunidades indígenas. En 1973 anduve acompañando unas luchas que incluyeron el corte de alambrados. Usamos ácido para quemar los alambres en unas haciendas, por cierto, del papá de Vicky Belli. También se dieron tomas de tierras en Lomas de Panecillo, por ejemplo. Pero tampoco ahí se organiza la ATC.
Me parece que la organización gremial, los Comités de Trabajadores del Campo y luego la ATC, expresan un trabajo de dirección, una intención, una voluntad política que emana de la Tendencia Proletaria. Eso explica por qué la fuerza de esa organización en sus comienzos coincide con los departamentos donde la TP tenía mucha presencia. Estamos hablando, en primer lugar, de Carazo y comunidades vecinas de Masaya, como El Arenal, de Masatepe, luego Chinandega, y Managua. En Carazo porque Agustín Lara, responsable Regional del FSLN de inmediato se organiza con la TP. Pasa igual con Alonso Porras, en Chinandega.
Salvador: Es así, exactamente. Porque era parte del concepto que tenía la Tendencia Proletaria dentro del Frente. Estando conscientes de que había un movimiento anti-somocista fuerte y de que venía en ascenso la lucha popular, era conveniente crear organizaciones que representaran intereses de las clases populares y que reivindicaran las posiciones e intereses de sus sectores. Era completamente deliberado.
Mónica: Incluso, Salvador, las fotos que me trajiste de ese Congreso Popular realizado en Diriamba unos días después que se expulsa a la Guardia en esta localidad, son fotos de asambleas de poder popular, expresión de una concepción y de un propósito político.
Salvador: Si, exactamente. Se trataba de fomentar dirigentes populares.
Mónica: Dirigentes como Edgardo García. Ese tipo de cuadros era un tesoro, venía de un grupo directamente popular, con organización y conciencia de clase.
Salvador: Edgardo, siendo de origen del campo, campesino pobre, había trabajado en los cortes de café y en las fábricas, y sus primeros contactos políticos fueron con el Partido Socialista. Es una conexión interesante. Él se forma ahí, y cuando empieza a trabajar en el movimiento de las comunidades de base, lleva ya, de su propia historia, una formación política más avanzada que el resto de la gente.
Después, la misma Tendencia Proletaria (TP), a medida que la lucha anti- somocista fue tomando un perfil más insurreccional y de tipo militar, en esas mismas zonas donde había bases de las comunidades cristianas y de la ATC, también se fueron destacando algunos cuadros y se crearon estructuras de tipo militar, al principio con un concepto de milicias. Comenzaron a desarrollarse algunas acciones, al principio de propaganda, y después se fue creando la red de los Comandos Revolucionarios del Pueblo (CRP).
Mónica: Eso hace, a mi juicio, que las unidades, los comandos que operan en Diriamba, tengan una conformación muy inclinada a ese trabajo, es decir, eran comandos que venían de las comunidades campesinas, según me explicaba Manuel Salvatierra. Su conformación, a diferencia de otros lugares, se caracterizaba por una fuerte presencia de muchachos del campo.
Salvador: Para el ataque a Diriamba en realidad se hizo un acopio de todas las fuerzas que había en los alrededores, y se creó un grupo bastante fuerte. No recuerdo exactamente el número pero eran unos treinta.
Existió mucha interacción con la gente de la ciudad. Los colaboradores hicieron todo tipo de trabajo para avituallar a estas unidades de procedencia campesina. Recuerdo a unas señoras que se especializaron en hacer uniformes y unas boinas finas. Toda su vida habían sido costureras, y era increíble el entusiasmo con el que realizaban esas tareas.
Mónica: ¿Cuándo te trasladás a Carazo y porqué estuviste allí y no en la insurrección de la capital?
Salvador: Me trasladan a Carazo en los primero días de mayo de 1979, con el propósito específico de preparar la insurrección en Diriamba, pues ya era momento de ir escalando en la lucha, de hacer la huelga general. Yo estaba clandestino desde 1978, a raíz de la captura de mi hermano Marcelo Mayorga.
Mónica: ¿Cuándo lo capturan? ¿En qué contexto?
Salvador: No recuerdo exactamente la fecha pero fue en abril o mayo de 1978. Él andaba en Managua haciendo trabajo de propaganda y lo capturan con armas en el vehículo, lo que provocó que lo torturaran. Logró salir de la cárcel antes del triunfo de la Revolución porque tuvo la suerte de que una enfermera, al verlo muy golpeado, informó sobre su estado a un médico militar pariente de mi papá que trabajaba en el hospital. El doctor lo vio en muy malas condiciones. Al torturarlo, le habían quebrado varias costillas y le habían perforado un pulmón.
Ocurre que recientemente habían matado a alguien, a un Argüello, hijo del doctor o de su familia, y eso había causado mucho revuelo, de manera que al ver a mi hermano en tan malas condiciones, intentó evitar que se muriera.
Además, la enfermera le había entregado a mi mamá una cartita para hacerle saber la situación, y ésta consigue mediante conexiones familiares que todo el asunto salga a la luz pública, logrando que a Marcelo lo sacaran de la cárcel con la condición de que se fuera del país, como así fue.
Estuve clandestino en Managua hasta que llego a Diriamba en los primeritos días de mayo de 1979. Una de las primeras casas en las que estuve es la de Danilo Rappaciolli. Ahí me quedé viviendo varios días. Se creó en Diriamba una jefatura de las milicias en los barrios. La Tendencia Proletaria tenía un esquema: los Comandos Revolucionarios del Pueblo (CRP), que eran unidades entrenadas y armadas, y las Brigadas Populares Revolucionarias (BPR), constituidas por grupos de milicianos que no tenían armas sofisticadas pero que participaban.
Mónica: Así es. Todas las Tendencias tuvieron estructuras similares. En la GPP les decíamos Unidades de Combate (UC) a las unidades militares y Comité de Acción Popular (CAP) a estructuras más abiertas, menos verticales, es decir, que se organizaban en el barrio o en las comunidades. Tenían bastante autonomía. ¿A cuántos brigadistas lograron organizar?
Salvador: En la insurrección en la que estuve en Diriamba, llegamos a tener como seiscientos en el momento pico, la gente estaba sin armas pero dispuesta a hacer trabajos, y a tomarlas.
Cuando se plantea el ataque al Cuartel de Diriamba, éste se planifica de forma ordenada: todo ese cuerpo de milicia juega un papel, se crea un anillo externo con barricadas que incluso rodea al Comando de la Guardia a varias cuadras de distancia, y juega un rol que contribuye a asegurar la ciudad en la retaguardia. De esta manera la milicia fortalece a los que después entraron a atacar el Cuartel.
Mónica: Entonces, ¿vos eras el coordinador de esas milicias? ¿Quién era tu jefe? Dado que Agustín sale de Diriamba en marzo después de la firma de la unidad de las tres Tendencias.
Salvador: Había una estructura política dentro de la que estaba Flor de María Monterrey. Ella era mi jefa directa. El coordinador político-militar era Manuel Salvatierra.
Lo que pasa es que, a partir de un determinado momento, Salvatierra tuvo un trabajo más propiamente militar. Creo que existían estructuras paralelas, no eran estructuras que estaban completamente fusionadas. Él era más coordinador político-militar. La Flor era la encargada política en Diriamba y Jinotepe.
Mónica: Entonces, ¿tu función era coordinar esas milicias y tenías grupos en todos esos lugares que hemos mencionado?
Salvador: Sí. Había jefes de las milicias que jugaron un papel activo y destacado, como Róger González. Él era segundo jefe de todo el cuerpo de milicias. También estaba Edgar Rivera Laínez, quién ayudó en este trabajo. No recuerdo el nombre de todos, pues a la mayoría los conocí por sus seudónimos. Era una estructura de ocho o diez personas.
Mónica: ¿Qué acciones se les encarga realizar el 4 de junio, día de la Huelga General?
Salvador: A las milicias se les encarga hacer acciones en la periferia de Diriamba: unos bloquean la carretera, frente a SACSA, otros frente a la pollera y otros en Dolores. Y después, el día del ataque exactamente, lo que te conté antes, que nos fue encargada la creación y mantenimiento de un anillo externo y tomarse los barrios. Ese fue el rol de las milicias.
Mónica: ¿Operaban con pistolas o sin nada?
Salvador: Sin nada, en realidad el que andaba con pistola andaba bien armado.A la vez, se desarrolló una habilidad tremenda para convertir una calle de adoquines en una barricada. En cuestión de una o dos horas se construían. Prácticamente todos los adoquines de Diriamba se convirtieron en barricadas. Se levantaban relativamente lejos del Comando, a seis u ocho cuadras, creando un anillo exterior.
Mónica: ¿Y quiénes diseñaron el plan militar?
Salvador: Había un plan general en combinación con las milicias, los comandos y las actividades de la población, pero el ataque específico al Comando de la Guardia lo diseñaron Manuel Salvatierra y César Delgadillo. Salvatierra te puede entregar mejor los detalles, pero se concentraron en dos puntos: uno fue en El Arenal y otro en la finca de “Piquín” Guerrero, cerca de La Concha1. Incluso salen a pie, cometen el error de salir a pie en lugares donde pasan vehículos, y llegaron cansados.
La operación que iba a incluir a todas esas fuerzas y milicias arrancó a las cuatro de la madrugada y el ataque comenzó bastante más tarde. Tan es así que hubo un día en que se realiza la operación por parte de las milicias y por alguna razón se retrasa el ataque de los Comandos, entonces todas las fuerzas tienen que replegarse, la Guardia retoma algunas partes de la cuidad. A la madrugada siguiente se confirma que efectivamente sí se debería de hacer el ataque y se vuelve a rehacer todo el esquema.
Mónica: Y dentro de ese plan general, ¿recordás que hayan mandado una unidad a contener el avance de los refuerzos que la Guardia seguramente mandaría desde Jinotepe? ¿Te acordás quién estaba a cargo?
Salvador: No tengo un recuerdo muy claro de esto, pero sí estoy seguro que participó Pedro Aguilar. Incluso creo que tenía un RPG-22, que al final no funcionó. Algo sucedió, pero no pudieron detener la tanqueta. Creo que fue una operación combinada donde había gente de la Tendencia Proletaria y de la GPP.
Había dos puntos de contención, uno a cargo de la GPP y otro de la TP. No lograron detener la tanqueta y eso fue decisivo. Si el día del ataque hubieran impedido la salida de la tanqueta treinta minutos más, se hubiera rodeado completamente al Comando y posteriormente habría sido desalojado y tomado.
En aquel momento había combatientes incluso en el techo del Comando de la GN. Hubo uno, un chavalito, Róger, a quien le disparan desde abajo, lo mataron. Un poquito después de eso, llegó la tanqueta de la Guardia, entró por un lugar inesperado, no por la carretera por donde se le esperaba, sino que hicieron un rodeo y entraron sorpresivamente, y no había un plan de contingencia. Como se daba por hecho que la tanqueta sería contenida en Jinotepe y el único RPG-2 que había estaba en esa contención, la llegada de la tanqueta a Diriamba logró desorganizar todo el ataque, de forma que se desactivó por un cierto momento. La Guardia toma la iniciativa, se desactiva la ofensiva, y finalmente se repliegan todas las fuerzas para reorganizarse y después volver a hacer otro intento.
Lo de la tanqueta fue tan decisivo que el día que se logra destruirla, en realidad inmovilizarla, con un RPG-2 que impacta en una de las llantas, la Guardia se desmoraliza, y el Comando GN, que en ese momento no estaba bajo ataque, sale huyendo hacia Jinotepe. Había estado bajo ataque en varias otras ocasiones, pero en ese momento, cuando se dieron cuenta de que la tanqueta estaba inutilizada, ellos mismos abandonan, y se retiran el 22 de junio.
Ahora creo que de las cosas más interesantes que trata de rescatar este trabajo, es el papel que jugó Diriamba en el conjunto de la insurrección. Primero, porque fue liberada el 22 de junio. Creo que el único hecho parecido que ocurre antes en ciudades importantes, es en León, en donde la Guardia fue desalojada del Cuartel principal, aunque se trasladaron por unos días hacia El Fortín de Acosasco.
Sin embargo, el caso de Diriamba fue particularmente determinante porque se logra liberar toda la ciudad y sus alrededores, incluida la parte hacia el mar, creándose ahí un punto donde se combinan varias posibilidades. Por un lado, se crean sobre la carretera mejores lugares donde sin problemas podían aterrizar pequeños aviones con abastecimiento; y por otro lado, fue el punto de reagrupamiento para retomar el ataque a las ciudades de Jinotepe, primero, y Granada, posteriormente. Esas posibilidades las ocasionó el hecho de controlar Diriamba y los alrededores. En realidad rápidamente se pasó a controlar Las Cuatro Esquinas y el territorio hacia el mar, luego hacia Dolores y sus inmediaciones.
Posteriormente Diriamba quedó desconectada de la red de comunicaciones. Sucedió que en el primer intento de toma del Comando GN, el propio 7, la Guardia ocupó una casa en donde estaba la radio, la casa de Agapito Fernández, entonces la ciudad quedó incomunicada. Después del Repliegue a Masaya, se va César a tomar contacto con los que participan en el mismo, y regresó acompañado por varias personas, entre ellas vos.
Mónica: César Delgadillo venía guiándonos montado en una moto, y con él venía una muchacha. Nos metimos en unos lodazales y en varios puntos nos retrasamos porque habían abierto zanjas y se nos pegaban los camiones.
Salvador: “Maritza”3 era el seudónimo de la muchacha, no recuerdo su nombre. Era una campesina de las comunidades cercanas que se integró como CRP. Luego fue parte de la Policía.
Mónica: ¿Participaron algunos milicianos que estaban bajo tu responsabilidad, en la toma de Jinotepe?
Salvador: Participaron, pero ya para entonces estaban entrenados y armados, porque en un momento determinado se crea en Diriamba una escuela militar. Fue una cosa bastante masiva y se seleccionaba a los milicianos con bastante experiencia.
Entonces gente que se había entrenado ahí, participó en el ataque a Jinotepe. Lo que más limitaba a los milicianos a que se integraran a los CRP, eran las armas. Ese era el elemento que determinaba quiénes y cuántos participaban. Así que cuando comienzan a llegar armas de manera masiva, buena parte de esos milicianos comienzan a participar.
Mónica: Nosotros hacíamos unidades de treinta personas, de las cuales, tal vez, iban quince con armas, y los otros quince eran milicianos desarmados, pero ya sabían que la primera arma que cayera se les daría a ellos. Siempre se iba con milicianos porque también operaban con bombas de contacto, o hacían una serie de tareas, aun cuando no tuvieran armas.
Salvador: No recuerdo el número exacto de vuelos con armamentos y municiones pero deben haber sido más de doce, con RPG 7, incluso llegó un cañoncito sin retroceso, uno o dos, los fusiles FAL y GALIL, y por primera vez, los AK-47, y munición abundante. Para el ataque de Jinotepe ya había bastante armamento, por ejemplo, me parece recordar cinco o seis RPG-7.
Mónica: En la toma de Jinotepe llevábamos mejores armas, por eso la Guardia no resistió. Estaba allí el Coronel Rafael Lola con todos sus guardias, con todos los que habían salido huyendo de Diriamba; sin embargo, no lograron resistir, se desmoralizaron rápidamente y salieron en desbandada. Allí se recuperaron muchísimas armas y municiones. Y para la toma de Granada llevábamos varios RPG-7 ¿Qué recuerdos tenés después de la toma de Jinotepe?
Salvador: Al anochecer, cerca de las cinco o seis de la tarde, fuimos a Jinotepe. Recuerdo haber ido en un jeep con la Flor. Creo que la Guardia en aquel momento aún tenía un pequeño reducto en el edificio que en ese momento era de telecomunicaciones, contiguo a la Alcaldía. Diriamba también jugó un imprescindible papel de apoyo. Primero se hacía un trabajo de reconocimiento: había personas que salían de Diriamba a explorar y a establecer las posiciones de la Guardia; posteriormente se prepararon varios vehículos que hacían de ambulancias para poder traer y curar a los heridos.
En cualquier caso, recuerdo que al final de la tarde íbamos a Jinotepe, en los últimos momentos en que la Guardia resiste. Creo que durante la noche o a la mañana siguiente se rindieron los últimos guardias.
Pero una de las misiones más importantes que seguimos haciendo desde Diriamba, fue la de abastecimiento a través de esos aterrizajes que te contaba. En una determinada fecha llegó Carlos Núñez en un famoso aterrizaje forzoso. No recuerdo cuál era el papel de su llegada, si llegaba especialmente a una reunión o no.
Mónica: No, lo que pasa es que Carlos Núñez era el miembro de la Dirección Nacional en el Frente Interno. Él sale a una reunión con los Ortega y Henry Ruiz, no sé si Jaime también, que estaban en Palo Alto, en Costa Rica, y viene de regreso en ese aterrizaje famoso donde no lo estaban esperando. Agustín, que estaba en Costa Rica, me cuenta que le rogó a Carlos que lo trajera, y que le había dicho que sí, pero luego le dieron unas armas y éste finalmente le dijo: “Tengo que escoger, o te llevo a vos, o las armas, prefiero llevar armas”. Me parece que llevarse a Agustín de Carazo pocas semanas antes de la insurrección, después de haber estado tanto tiempo trabajando aquí, fue algo cruel.
Salvador: Y habiendo participado Agustín tantos años en el trabajo.
Mónica: Cuando él me hacía el relato realmente me entristeció. Se voló cinco años trabajando aquí, sin salir una vez ni siquiera a entrenarse. Hubiera sido Comandante Guerrillero. Indagando sobre el tema, me dicen que Agustín se había vuelto conservador. Eso suele ocurrir cuando uno se enamora de su trabajo, entonces no querés que te maten a la gente, no querés que se destruya lo que has construido por tanto tiempo y que te ha costado tanto. Pero ya con el alboroto de la insurrección no hay quien sea conservador, solo hay que rempujar, como me dijo Luis Carrión: “Hicimos las tesis a un lado y nos fuimos a volar verga.”
Salvador: Así es. Por muy cuidadoso y temeroso que hubiera sido con su gente, en ese momento de insurrección no era posible. Y yo tuve la dicha de participar en esa experiencia, popular y generalizada. Había cosas que se veían del nivel nacional, gente que llegaba, las reuniones, los aterrizajes, la toma de Jinotepe, la gente por fin triunfando. ¡Una cosa fabulosa!
NOTAS
1 Municipio La Concepción, conocido como La Concha
2 El RPG-2 (Ruchnoy Protivotankovy Granatomyot-2), fue el primer lanzacohetes antitanque de la Unión Soviética. El RPG-2 fue comenzado a utilizar en 1945, posteriormente en 1960 fue sustituido por el RPG-7, de mayor efectividad. (Tomado de Wikipedia).
3 En los documentos que nos entregó Salvador Mayorga se aclara que se trata de Francisca Moraga, campesina de la comunidad de El Arenal, quien actualmente vive en Granada