San Gregorio: Los obreros y campesinos que soñó Sandino
Pedro José Aguilar Mora
Pedro José Aguilar Mora nace el 29 de junio de 1960 en San Gregorio, Diriamba. Son sus padres Domingo Guzmán Aguilar Baltodano y Petrona de los Ángeles Mora Pasos, ambos campesinos. Con sexto grado de primaria aprobado, en 1976 se incorpora a la lucha: realiza trabajo de propaganda y organización de los Comités de Trabajadores del Campo (CTC), pasa a las Brigadas Populares Revolucionarios (BPR) y a principios de 1978 a los Comandos Revolucionarios del Pueblo (CRP).
Después del triunfo de la Revolución, trabaja en la Policía Sandinista, de la que es miembro fundador, y ocupó importantes responsabilidades. Al mismo tiempo estudia secundaria en la Facultad Preparatoria de la Universidad Nacional Autónoma de Nicaragua (UNAN) Managua, y luego la carrera de Derecho en la Universidad Centroamericana (UCA), graduándose como abogado a finales de los años ochenta. Se especializó en Derecho Penal y obtuvo una Maestría en Derecho Laboral. Actualmente trabaja en la empresa privada.
En 1990, después de la derrota electoral del FSLN, fue Jefe de Policía en Tipitapa entre 1994 y 1998; Jefe de Policía en Managua, y hasta el año 2002, Jefe de la Dirección Antidrogas de esa institución. Fue retirado anticipadamente por discrepancias con el Director General de entonces. Tenía rango de Comisionado Mayor y 42 años de edad.
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San Gregorio, ubicado a nueve kilómetros de Jinotepe, es una comarca, pero sus habitantes siempre le llamaron “barrio”. Con las características propias del campo pobre, las primeras letrinas se conocieron a mediados de los años sesenta y el agua potable y la energía eléctrica llegaron a finales de esa década. Sus habitantes eran campesinos pobres que tenían que trabajar como obreros agrícolas una parte del año.
San Gregorio es la comunidad rural de donde surgen los principales actores de lo que será posteriormente la Asociación de Trabajadores del Campo (ATC), y ahí nació su principal dirigente, Edgardo García Aguilar, primo hermano de Pedro.
Cuenta Pedro que su papá Domingo Guzmán Aguilar, fue analfabeta hasta el triunfo de la Revolución, cuando aprende a leer y a escribir por medio de programas de educación de adultos y que sus abuelos también eran campesinos, y todos los hijos de éstos fueron entre campesinos y obreros agrícolas, una parte del tiempo labrando sus parcelas y otro medio año trabajando como obreros. “Mi papá araba con bueyes, carreteando, halando carga con la carreta, labrando la tierra: sembrábamos frijoles, maíz y trigo. Dicen que antes de mi infancia mi abuelo sembraba maní y arroz, pero yo no conocí esos cultivos. Esas labores eran comunes para todos, hombres y mujeres, mi mamá también participaba, pero de octubre a enero, las mujeres y los niños trabajábamos en la recolección de café en haciendas cercanas.
Generalmente en octubre comenzaba la entresaca del café, en noviembre y diciembre era la cosecha plena, en enero la repela, y a veces en enero y febrero era la pepena. A unos cinco kilómetros de San Gregorio estaba la primera hacienda cafetalera, era pequeña, después se extendían unas que iban en dirección de Las Cuatro Esquinas, buscando la zona de El Crucero o Diriamba.
Mónica: San Gregorio aparece ligado a la Asociación de Trabajadores del Campo (ATC) en la historia reciente de la lucha contra la dictadura. He averiguado que tanto tu papá como tus tíos y primos, o sea la familia extendida de los Aguilar, fueron claves en la organización de la ATC, y me decía Edgardo que eso comenzó con la llegado de los Torres, pastores evangélicos que tienen un vínculo con el papá de Edgardo, que también era pastor. ¿Qué me podrías contar de la historia de tu familia vinculada a estos primeros esfuerzos ligados a la Teología de la Liberación?
Pedro: Nuestra familia comenzó a vincularse a través del movimiento de los Delegados de la Palabra de Dios. Antes ya teníamos una práctica cristiana. Desde mis más viejos recuerdos mi mamá siempre fue visitante de la Iglesia Católica, era alguien que siempre nos estaba llevando a misa cuando llegaba el párroco de Diriamba u otro sacerdote, o si había alguna jornada religiosa previa a Semana Santa, o el catecismo. Para que te des una idea de la cercanía, yo di la Primera Comunión dos veces, porque estaba en la lista de los que iban el domingo y cuando escuché el sábado que llamaban para la Primera Comunión, me fui a meter también.
Mi abuelo José Manuel Aguilar, conocido como “Chema”, era una persona muy reconocida en la comarca, mi abuela y mi bisabuela también, ellas eran casi unas matronas del pueblo. Mis abuelos estaban probablemente entre la gente que tenía un poquito más de comodidad, porque disponían de más tierras, unas setenta manzanas, y el resto de pobladores de la comarca los miraba como pudientes.
Eso también generó una relación de influencia de nuestra familia hacia el resto de la comunidad, y esa gente también se fue relacionando, eran parte de los amigos de la familia extendida, y fue haciendo su aproximación al movimiento revolucionario por la vía de la práctica religiosa.
Una ventaja geográfica de San Gregorio es que queda en el centro de unas seis comarcas de las mismas dimensiones y las mismas características, por lo que juega el papel de capital de las otras: San Vicente, Buena Vista, Las Mercedes, San Juan de la Sierra, Los Ángeles y Zacate Verde. Había dos pulperías grandes en el pueblo y venían de los otros barrios a comprar ahí.
El papá de Edgardo era de la familia García de San Vicente, una comunidad que está a un par de kilómetros de San Gregorio. Él se dedicó más a la práctica urbana. La mamá de Edgardo es de apellido Aguilar, hermana de mi papá, y fuimos muy cercanos porque para nosotros el campamento principal era la casa de mi abuela, quien estaba separada de mi abuelo. Todos los nietos y los hijos de mi abuela teníamos su casa como punto de encuentro, de reuniones y de tertulias, de jugaderas de handbol, trompo y esas cosas. Ella era muy especial con nosotros.
Además realizábamos todo tipo de tareas con Edgardo: anduvimos juntos arriando ganado y montábamos a caballo. Cuando me caí de un caballo y me hice esta cicatriz que tengo en el labio, andaba con Edgardo y otros primos. Juntos íbamos a arriar las vacas en la mañana, las llevábamos al río a tomar agua, y en la tarde al potrero. Pero Edgardo vivía un poquito más cómodo que yo.
Los Comités de Trabajadores del Campo (CTC) fueron la semilla sobre la cual nació después la ATC. No sé en qué otras partes del país existían los CTC. La cuna de la ATC está en San Gregorio, probablemente también por el papel que le tocó jugar a Edgardo, quien desde los primeros momentos en que se vinculó se fue perfilando con un liderazgo dentro del movimiento campesino y de obreros agrícolas organizados.
Entre 1974 y1975, fue el movimiento de los Delegados de la Palabra de Dios,y en 1976 el de los CTC. Entre los Delegados había algunos militantes del Frente que hablaron con algunos de nuestros mayores. Yo solo miraba el movimiento, las reuniones, algunas actividades.
El Delegado de la Palabra César Campos, fue la primera persona que llegó a hablar del Frente. Para nosotros era un muchacho medio hippie, pelito con afro. También lo hizo Ricardo Zúniga, del CEPA, quien estudió Teología, así como el padre Roberto “El Pollo” Sáenz, quien fue Secretario General del Ministerio de Educación (MED) en los años ochenta. Posteriormente vino Nadine Lacayo, quien ya andaba más en la parte de la organización del campo, y Gloria Carrión.
Mónica: Edgardo me comentó que sus primeros vínculos con el FSLN fueron a través del grupo de Arlen Siú.
Pedro: Edgardo también tuvo un poquito más de aproximación con la ciudad. A él primero lo mandaron a aprender sastrería en Diriamba, después estuvo trabajando en SACSA, una fábrica de sacos, y así se vinculó a Gonzalo Navarro, quien era del Partido Socialista Nicaragüense (PSN) y fue a través de él que también nos vinculamos nosotros. Tengo entendido que ahí conoció a la Arlen Siú.
Gonzalo Navarro fue para mí una referencia importante, porque fue mi argumento para pasar a trabajar directamente en el FSLN. Me acuerdo que yendo un día a la iglesia con mi papá, yo estaba un poco apático con las actividades religiosas, y le dije: –Es que esto no me gusta. Entonces él me dijo: – ¡Ah! ¿No te gusta?– Yo le respondí: –No. Es que yo quisiera luchar, pero quisiera hacerlo como lo hace Gonzalo Navarro.
Yo sabía que Navarro caía preso a cada rato, entonces sentí que él estaba en algo más de fondo. Tenía 16 años y eso le dije. Es que esto a mí ya no me motiva. Entonces me dijo él: –Pues si no te gusta, vas a hacer lo que te gusta, nada más que es peligroso. Le digo: –Sí, yo sé que es peligroso, pero es lo que yo quiero–, Me dijo entonces. –Si eso es lo que querés, eso es lo que vas a hacer. O sea que realmente quien me recluta es mi papá. Él ya era militante, y estaba en una cuestión más seria.
Mónica: La primera huelga de SACSA es en 1974, y termina el 22 de diciembre, eso me lo dijo Navarrito. Ahí estaba participando Edgardo García, quien era militante del Partido Socialista. Según Navarro, Arlen llegó varias veces a solidarizarse con ellos en esa huelga.
Pedro: Yo tenía el olfato de que ese vínculo de Edgardo se estableció en SACSA con Gonzalo y con Arlen Siú, y creo que Edgardo tuvo una muy buena comunicación y relación con ella. Pero en mi caso, después que mi papá “me recluta”, voy a una reunión en la que están César Campos, Edgardo, mi papá Domingo Guzmán Aguilar, conocido como Guzmán, y dos tíos: Sergio y Pedro Aguilar.
Las estructuras de los CTC y luego ATC la comienzan los que te estoy mencionando, y además, Aura Elena Aguilar, mi tía, Reyes Aguilar aunque lo conocen como Reyes Aguirre, también pariente, Elsa Julia Velásquez Aguilar, prima de mi papá, y Moscardo Aguilar, mi tío.
Edgardo se sentía y se sabía que estaba más para otra cosa, y yo inmediatamente fui buscando otra cosa, porque aunque era un mocoso, puse condiciones con el objetivo de salirme de la organización civil y pasar a las estructuras militares. Después tuvimos muchos colaboradores que los reclutaba cualquiera de la estructura y que obviamente todos eran conocidos.
Nicolás Aguirre fue reclutado como colaborador, y en su casa vivió Camilo Chamorro. Nicolás cayó preso en una ocasión. Mucha gente se involucró después como colaboradora. Mi abuelo decía que había sido “cachureco”, conservador en aquellos tiempos, esto era interesante porque mi abuela era liberal. La casa de mi abuela era el Cuartel general y mi abuelo después se convirtió en colaborador.
En un rancho de su casa dormí durante un tiempo, y en las propiedades de mi abuelo enterramos buzones. Ya cerca de la insurrección, un trabajador de mi abuelo descubrió un buzón y de inmediato nos mandó a avisar para que lo fuéramos a recuperar.
César Campos se quedó trabajando en la parte cristiana y después apareció la Nadine Lacayo y luego Flor de María Monterrey. Para 1976 era Óscar Robelo Sotomayor, a quien conocimos por su nombre porque había una mezcla, entró como los demás: montado en las estructuras de los Delegados de la Palabra, legalmente. También tuvimos contacto con “Piquín” Guerrero, quien era de Diriamba. Y en algún momento aparecieron, primero Álvaro Guzmán, y después Manuel Salvatierra.
Salvatierra fue realmente un caudillo militar, y esto no es solo un criterio mío, lo compartimos con otros compañeros. Le gustaba, le encantaba, disfrutaba la acción militar, y todo el mundo lo respetaba.
Mónica: ¿Cuáles fueron las primeras labores que te encargaron?
Pedro: Labores básicamente de propaganda, de reclutamiento y de distribución de volantes de denuncia, algunas dirigidas a reclutar trabajadores en las haciendas y fincas, y a organizar los CTC, nutrir a los CTC. Las tareas de los CTC eran gremiales: presión por la jornada de trabajo, por el valor de la lata, canasta, saco o el medio de café; y por la calidad de comida en las haciendas.
Mónica: ¿Los obreros mostraron interés en esa organización?
Pedro: Hubo respuesta, eso fue nutriendo a la organización. Hubo presiones y huelgas en las haciendas, y así fueron creciendo los CTC. Pero aún antes de que naciera la ATC, se van extrayendo compañeros para formar lo que llamábamos las Brigadas de Combate, fundamentalmente para controlar y hostigar a los somocistas. Esa estructura va teniendo una actuación más política, menos gremial. Me acuerdo que enlistábamos a los somocistas de todas las comunidades y había que hostigarlos, había que neutralizarlos, había que tratar de hacer conciencia con ellos también, aclararle a sus familiares.
En San Gregorio, Arnulfo Valverde, Antonio Aguilar, Sergio, mi tío y Reyes, fueron seleccionados para formar parte de las Brigadas, para darle cobertura armada a algunas actividades, con una pistolita, una bomba molotov, una bomba de contacto. Estando en un CTC, antes de la muerte de Pedro Joaquín Chamorro, planteé que quería pasarme a eso, que era lo que yo quería, entonces pasé a las Brigadas.
Recuerdo que Arnulfo y Antonio ya tenían algunas acciones, algunas armitas, y decidieron por sí hacer una acción contra un guardia que andaba con su uniforme para “recuperarle” el arma y el uniforme, y en la acción dejaron baleado al guardia, pero perdieron las dos pistolas que andaban.
Ahí es cuando me llaman para que me hiciera cargo de esa estructurita. Se abrió la escuela de comandos. Di una pasadita por las Brigadas Populares de Combate, pasé a los Comandos, y luego ya me hice cargo. Esos dos compañeros fueron expulsados. Uno de ellos se fue, y se integró por otro lado. No sé si es que Edgardo estaba trabajando con algunas estructuras campesinas en Chinandega y estaba viajando a Sirama, Tonalá y Rancherías. El otro se retiró del comando, pero estuvo en el ataque a Nandaime de 1978, pero no me acuerdo la fecha.
Nota de Mónica: Aunque Manuel Salvatierra nos mencionó tangencialmente este ataque a Nandaime, encontramos en La Prensa, edición del 18 de agosto de 1978, la noticia titulada “Busca a su marido capturado por subversivo”, en la que se reseña que Otilia González recurrió a la Comisión de Derechos Humanos de San Marcos, para que la ayudaran a conseguir la libertad de Próspero Eloy López, uno de los jóvenes que fue capturado el sábado 12 de agosto como sospechoso de haber participado en los más recientes sucesos de Nandaime que culminaron en un asalto y ataque al comando GN”.
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Pedro: Yo supe que Eloy ahí nomás fue liberado por el comando que realizó el asalto al Palacio Nacional.
Mónica: Agustín Lara me cuenta que ustedes realizaron algunas acciones en febrero, cuando la insurrección de Monimbó. ¿En qué consistieron esas acciones?
Pedro: Primero cae Panchito Gutiérrez en Rivas. A su familia le dicen “Los Zara”, al papá lo llamaban “Pancho Zara” porque tenía el mismo nombre, tiene un tío que le dicen “Ramón Zara”. Tenían una finca ganadera en la parte suroeste, en la salida de Diriamba. Una vez estuve en una reunión en esa casa-finca. El entierro de Panchito fue una gran movilización.
Los medios han hablado mucho de Monimbó pero no tanto de Diriamba, donde también hubo una revoluta en ese mismo momento. Creo que los Terceristas tenían alguna fuerza entonces, y de esa acción de febrero de 1978, ellos reclutan elementos para el Frente Sur. Hay varios compañeros de Diriamba que son combatientes de primera línea en ese momento: los Molina, y también alguien famosísimo, Iván, no me acuerdo el apellido, pero es súper conocido como “La Pancha Garrote”, bastante anárquico, pero buen combatiente, se fue al Frente Sur. A otro le decían “El Manudo”, famosísimo. En esos levantamientos también miré a Silvio González Mena.
Nota de Mónica: “Pancha Garrote” es Iván Arias Lara y “El Manudo” es César López, quien fue del “Movimiento 11 de Noviembre” y colaborador del FSLN. Su hermano fue combatiente, y se llama Francisco José López Pérez “Chico Manudo”, quien debe ser el que participó en estos sucesos de febrero de 1978 en Diriamba.
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Silvio González Mena1(1959-1978)
Nace el 25 de enero de 1959 en la ciudad de Diriamba. Sus padres son Otilia Mena y Silvio González. Se bachillera en 1976 en el Instituto Nacional de Diriamba e ingresa al Centro Universitario Regional de Carazo (CURC) en 1977. Se organiza en el Frente Estudiantil Revolucionario (FER) y luego en el FSLN. En agosto de ese año fue delegado de la Asociación de Estudiantes del Centro Universitario Regional de Carazo (AECURC) al Séptimo Congreso Estudiantil que se realiza en León.
Participa activamente en las jornadas por la libertad de los presos políticos, por el cese del aislamiento de Tomás y Marcio, en las tomas de iglesias y en jornadas de agitación y propaganda de denuncia de la represión somocista. Recibe entrenamiento con los Comandos Revolucionarios del Pueblo (CRP).
En 1978 se traslada a Managua a estudiar y ahí continúa militando, sin embargo, se mantiene vinculado a su natal Diriamba, por lo que se involucra en acciones populares y de hostigamiento que se realizan el 26 de febrero, simultáneamente con la insurrección de los monimboseños en Masaya. En Managua participa también en otras actividades armadas, especialmente en las jornadas de julio de 1978.
En agosto vuelve a su ciudad y participa en las acciones insurreccionales del 9 al 12 de septiembre. El domingo 10 de septiembre de 1978 fue alcanzado por las balas de la Guardia y herido en una pierna, cuando trataba de destrabar una escopeta que se le había enconchado. Momentos después, frente a La Viña, fue rematado por las hordas somocistas acantonadas en Diriamba. Silvio González Mena vivía en el sector del Colegio Pedagógico, y el barrio donde vivía ahora lleva su nombre.
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Mónica: En abril de 1978 se realiza La Marcha del Hambre. Nos han dicho que los comandos debían de participar en ella para defender a la población que marchaba. ¿Participaste en esta marcha?
Pedro: No pude participar porque unos días antes caí preso. En ese momento todavía tengo una vida legal. Hacía unos años Edgardo me había conseguido un trabajo. Él era el cobrador de la empresa aguadora, y cuando Edgardo estaba más comprometido, renunció al puesto, le pidieron que recomendara a un sustituto, y me propuso. Yo tenía 16 años y agarré ese trabajo porque pasé la prueba entre tres candidatos. Tenía sexto grado de primaria aprobado y era el intelectual del pueblo. Ese puesto me sirvió para apoyar al resto de compañeros que tenían que moverse, y para moverme yo también.
En marzo de 1978, ya como comandos, participamos de manera periférica en una acción contra unos esbirros. Después de esa actividad llegó la Guardia a catear las casas de Elsa Julia Velázquez, la de mi papá, y la de mi abuela, y así las casas de San Gregorio comenzaron a ser cateadas múltiples veces. La Guardia solo dejó de hacerlo hasta que hubo una acción ahí que le metió miedo a los somocistas.
Yo no estaba cuando llegaron a catear y capturaron a Moscardo en su casa. Como a las once de la mañana íbamos de San Vicente a San Gregorio y la esposa de mi tío nos fue a encontrar para decirnos que nos corriéramos porque nos andaba buscando la Guardia. No me fui a esconder, y por eso digo que me capturaron por imprudente. La verdad es que quería ver qué había pasado, entonces me fui a meter a la casa de mi abuela, pero me estaban esperando cuatro guardias y dos viejos campesinos somocistas, jueces de mesta. Nos llevaron presos a Diriamba a Moscardo y a mí. Eso fue como el 5 de abril, unos cuatro días antes de La Marcha del Hambre.
Participábamos en todo ahí en San Gregorio, aunque yo ya tenía menos acción en las actividades de masas, no dejaba de hacerlo porque era nuestra cobertura. Así que cuando me captura la Guardia, una de las cosas que me cuestionan es haber participado en una asamblea que hubo en San Gregorio, y yo me justifico diciéndoles que era el responsable del cobro del agua, que la asamblea era para protestar por el problema de la falta de agua, que llegué a darle una explicación a la gente.
Mónica: Como cobrador del agua, eras empleado público.
Pedro: Era empleado público y trabajé en esa empresa como dos años, porque cuando salí de la cárcel ya había pasado lo de febrero en Diriamba. Obviamente las denuncias abundaban, había muchos señalamientos. De alguna manera pesaba la historia de mis abuelos, porque llegó uno de los oficiales de la Guardia y nos dijo: Sus padres eran una cosa, pero ustedes son otra.
Estuve tres días preso, nada más. Después de eso me pasan clandestino como jefe del CRP de Diriamba. En ese momento los miembros del CRP eran Moisés Muñoz Ticay, Joaquín Medina Téllez “Ricardo”, Carlos Méndez “Jesús”, Juan Manuel Marenco Manzanares “Freddy” y Juan Carlos Narváez Muñoz “Sergio”. Juan Manuel Marenco era el compañero de la “Luisa Amanda”. Entiendo que fue capturado herido, también fue sacado del hospital y asesinado, muy parecido a la forma como hicieron con Juan Ernesto Brenes.
Mónica: ¿Quiénes fueron tus jefes en el Comando?
Pedro: El primer jefe es Juan Fernando Brenes, después Camilo Chamorro y luego Timoteo Galán. Fui subalterno en dos ocasiones de Juan Fernando, primero en el CRP de Diriamba, y después en el CRP de Jinotepe, adonde me trasladan más tarde. Además del Comando Urbano de Diriamba, Camilo Chamorro atendía la BPC bajo una estructurita rural de Diriamba, por eso es que él vivía en la casa de Nicolás Aguirre, en San Gregorio. Yo estuve en Diriamba hasta principios de marzo de 1979.
La insurrección de Diriamba en 1978
Mónica: Ahora contanos de las actividades principales que hicieron como Comando.
Pedro: Como Comando de Diriamba recuerdo una recuperación en una gasolinera, un hostigamiento a una patrulla de la Guardia en la zona de El Reloj, la participación en la insurrección de septiembre de 1978 y el ataque al Cuartel de Diriamba en febrero de 1979, cuando muere Camilo Chamorro.
En septiembre hubo demasiado desorden, no había coordinación y fue como una acción espontánea. Estábamos en una reunión en una casa en la Colonia San Sebastián, de Diriamba, cuando se escuchan los tiros o pasan compañeros o llega el rumor, no recuerdo. Entonces nos vamos sacar los cuatro chopos que teníamos y nos sumamos al hostigamiento.
La primera dirección que buscamos fue el Cuartel de la Guardia, pero ésta tenía un dispositivo cerca de El Reloj. Su prioridad era evitar el corte de la Carretera Panamericana. Esa fue una de las acciones que se hicieron: cortar por ratos el tránsito por la Panamericana, y simultáneamente se dan levantamientos en dos barrios, en uno que se llamaba Estados Unidos, de El Reloj hacia el sur, y en el Barrio del Cementerio.
Después de disparar contra el Cuartel, me tocó estar en el Barrio El Cementerio, donde se hicieron barricadas para evitar la entrada de la Guardia. Fue una acción de hostigamiento y no de toma del Comando de la GN. Los otros combatientes que habían participado en el ataque al Cuartel, inicialmente se replegaron para la zona de la Carretera Panamericana y al Barrio Estados Unidos. Entonces hicimos un corredor entre este barrio y el Cementerio San José.
Las acciones fueron en la tarde y parte de la noche, pero no todo el día, no fue una toma permanente. La Guardia salió, avanzó, se replegó, se metió de nuevo al Cuartel, y salíamos de nuevo. Después nos replegábamos a nuestras casas de seguridad.
Mónica: ¿Quiénes eran los colaboradores, tus casas de seguridad?
Pedro: Viví en una casa de seguridad en el Barrio San José, en Diriamba, que compartía con “Jesús”. Era de Norma Lila Rocha Espinoza, una pequeña comerciante casada con un señor bastante mayor que se hacía de la vista gorda, y que era el mecánico del trillo de arroz La Viña, propiedad de Moisés Baltodano.
Me he enterado que, además de nosotros, en distintos momentos vivieron ahí Moisés Muñoz Ticay “Joaquín” y Timoteo Galán “Emiliano”. Claudia Aguilar, tía mía, también colaboró, y algunas veces me alojé donde ella.
El 78 también fue un año de meterle el terror a los somocistas, porque si no, ellos reprimían más. Se hicieron ajusticiamientos, hicimos presencia abierta, propaganda armada, toma armada de barrios en varias ocasiones en las noches, y recuperación de armas. Me acuerdo que hicimos como dos o tres intentos de emboscar a la Guardia en la Carretera a La Boquita y a San Gregorio, y pasamos ahí la noche tendidos, esperando.
En ese tiempo pasé dos escuelas, una fue después que se anuncia la Dirección Nacional Conjunta, la hicimos con otras Tendencias del Frente en la Carretera Vieja a León, y me parece haber conocido ahí a Glauco Robelo, como instructor.
Ataque al Cuartel de Diriamba, febrero 1979. Cae Camilo Chamorro
El ataque al Cuartel de Diriamba fue el 21 de febrero del 1979, en saludo al aniversario de la muerte de Sandino. Se iba a combinar con una emboscada, que era la acción central, y estaba colocada, creo, en el sector de Dolores.
Recuerdo la discusión entre Manuel Salvatierra y Camilo Chamorro previo a ese ataque, cuando nos reconcentramos en una finca de un colaborador que está como a dos o tres kilómetros de Diriamba. Un día antes, a las seis de la tarde, nos juntamos y ahí amanecimos. En la mañanita llegó Salvatierra y se reunió con el Comando. Camilo Chamorro salió y regresó. Hubo una discusión porque Camilo habló de acercarse y meter una granada dentro del Cuartel, y Salvatierra le dijo no, porque esa no era la tarea principal, la misión principal es la emboscada. Fue clarito Manuel.
Camilo siguió tentado con esa idea y durante el ataque avanzó más de lo que debió hacer, y eso le costó la vida, porque quedó de espaldas al asesino, que resultó ser un guardia que estaba libre ese día, y que vivía del Cuartel cuadra y media abajo. Camilo avanzó unos quince metros hasta cubrirse en una acera alta. Hay gente que vio como este militar abrió la ventana y le dijo: ¡oye!, Camilo volteó la cabeza para verlo, y el guardia le disparó.
Mónica: ¿Y no le pasaron la cuenta después?
Pedro: ¡Cómo no! La estructura de apoyo inmediatamente se dedicó a investigar qué es lo que había pasado y a informar lo que ocurrió. La acción de ajusticiamiento se hizo en un vehículo en la zona de El Reloj de Diriamba. Sargento Muñoz me parece que se llamaba.
En la emboscada no pasó nada, porque no llegaron refuerzos de la Guardia. Los que atacamos el Comando GN de Diriamba fuimos Carlos Méndez “Jesús”, Juan Carlos Muñoz “Sergio”, Marcos Tulio Navarro, Camilo Chamorro y yo.
Camilo Chamorro, “Jaime” (1956-1979)
Nace un 6 de junio de 1956. Son sus padres, Santos Romero y Josefina Chamorro. Era de extracción humilde. Solo pudo estudiar hasta sexto grado porque luego tuvo que trabajar como obrero de la construcción.
Por su espíritu de superación llegó a ser contratista. Luciano Chamorro, su hermano, recuerda que trabajó con Camilo cuando éste era contratista en armazón de hierro, y fue allí donde conoció al compañero que lo recluta para el FSLN. “Trabajamos en las Américas 2, en una empresa que se llamaba CONTECSA, y ahí Camilo se conoció con un señor que lo recluta.”
La empresa pertenecía a don Luis Carrión, y para entonces era Gerente de la misma Carlos Carrión Cruz (Capeto), quien era responsable de la organización de los Comité de Obreros Revolucionarios (COR) y es quien recluta a Camilo Chamorro, lo integra a los COR y luego a los Comandos Revolucionarios del Pueblo (CRP).
Su hermana Leticia testimonia: “¿Qué motivó a Camilo a luchar? El hecho de que para Somoza los pobres no teníamos derecho a calzarnos bien, a vestirnos bien, que debíamos usar ropa de manta y caites; y, además de eso, nosotros siempre fuimos personas humildes, poco estudiamos, y teníamos que trabajarles a los ricos, y éstos, por no pagar, muchas veces hasta presa la metían a una. Por ejemplo, fui doméstica, he trabajado de todo, dignamente. Eso lo motivó a él, decía que los ricos nunca iban a pensar en los pobres. Yo tenía miedo y mi mamá también, y le decíamos que se saliera. –¿Pero qué vas a lograr con eso?– Entonces él decía: –Bueno, voy a lograr que otros vivan diferente, aunque yo no lo vea–. –¿Y si te morís, Camilo?– –No importa, lo van a ver mis hijos, y lo van a ver otros, lo van a ver ustedes.
Cuentan sus hermanos que Camilo tenía dotes para hablar, por lo que cuando se integra a las filas del Frente Sandinista realiza tareas de agitador en las fábricas, decía encendidos discursos para explicarle a los obreros los motivos de la lucha. También entregaba volantes.
Mientras trabaja en las fábricas, también realiza tareas conspirativas, reclutando obreros para organizarlos militarmente en las Brigadas Populares y más adelante en los Comandos Revolucionarios, ambas, instancias del FSLN Proletario.
Según su hermana Leticia, en el desarrollo de sus tareas dos veces cayó preso: “Una vez lo tuvieron ahí en La Loma, que ahora le dicen El Chipote, pero nos decían que él no estaba detenido, y sí estaba, y lo torturaron terriblemente, porque dicen que lo tenían en una celda que le llamaban “La Chiquita”.
La primera tortura que le aplicaron es que lo ponían de pie, le ponían una silla en la cabeza, se la empujaban hacia abajo hasta que él quedaba en cuclillas, y un guardia se ponía encima de la silla. Y ahí lo tenían. Otra tortura que nos contó es que ponían un quintal de sal mojada, y le caían las gotas en la cabeza. Era una cárcel en la que no se podía mover para ningún lado, él estaba ahí de pie, y las gotas de sal cayéndole sin cesar, y usted sabe lo que es que le caiga eso, la sal es helada.
La segunda vez que estuvo preso lo tenían donde ahora es la Ajax Delgado, y lo mismo, lo negaban. Pero nosotros siempre averiguando, porque sabíamos que habían caído varios. Nos damos cuenta por una vecina que nos dijo: “¿Saben a dónde miré a Camilo? A ustedes no les han querido dar razón, pero ahí está Camilo –dice–, “y fíjense que le estaban haciendo tales y tales torturas, nosotros lo miramos”. También había caído preso el esposo de Ninfa Mejía, y ella nos avisó”
Como miembro de los Comandos, Camilo Chamorro participa en el asalto de la sucursal Montoya del Banco Nicaragüense (BANIC) el 7 de agosto de 1977. Según Juan Alberto Valdez Rodríguez, quien participa en ese operativo, también fue parte el Comandante Guerrillero Marcos Somarriba, y quien lo dirigió fue Jaime Wheelock Román.2 Participa también en las acciones ofensivas de septiembre en Managua.
Fue trasladado a Diriamba e integrado a los Comandos Revolucionarios que dirige Juan Fernando Brenes. Luego Camilo asume la jefatura de ese Comando y participa en distintos operativos en el año 1978. Cuando cae, estaba preparándose para integrarse a una columna del Frente Oriental “Carlos Roberto Huembes”, en Chontales.
El 22 de febrero de 1979, en la operación militar contra el Comando de Diriamba, Camilo cayó combatiendo cuando un guardia que andaba de pase le disparó por detrás, muriendo en el acto.
Lo mataron y lo trasladaron a Jinotepe y luego a La Morgue de Managua. Ahí lo tuvieron varios días pues sus familiares no se habían dado cuenta de su deceso. Cuentan sus hermanos que no fue sino hasta que un cuñado de ellos les mostró una edición del diario La Prensa en la que salía Camilo caído, que supieron de su muerte.
En una carta dirigida a su esposa y a sus hijos antes de marchar a la clandestinidad, Camilo escribió: “Quisiera tener más manos de las que tengo para empuñar varios fusiles, esos que están guardados por falta de camaradas con ansias de libertad, y que andan paseando en diferentes lugares de la ciudad y prefieren dejarles a sus hijos una patria hipotecada y de miseria, donde los explotados, después de ser explotados, somos encarcelados y asesinados por el tirano asesino Somoza, apoyado por el imperialismo. El amor a la libertad de todos mis hermanos explotados, me hizo cambiar un hogar por un fusil”.
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Mónica: Marcos Tulio es de San Marcos, yo lo conozco, valiente ese muchacho.
Pedro: Marcos Tulio es uno de los combatientes más audaces que conocí en toda la guerra. Él perdió un ojo en una operación anterior. Un balazo pegó en la esquina de una casa y un trozo de piedra le pegó en el ojo y lo perdió. Aun así anduvo en la lucha, y fue seleccionado para integrar la Columna de Luis Carrión, y allá combatió. Hace poco me contó Luis Carrión que una vez lo vio ponerse de pie en medio de una balacera y que no sabe cómo no le pegaron. Una granada había explotado muy cerca de él, y lo aturdió. Regresó a integrarse a la insurrección en Diriamba con un balazo en el dedo gordo de uno de los pies. Así andaba combatiendo. Le decíamos “El Tuerto”.
Él había estado en San Marcos, donde había una estructurita también. No la conocí, pero sé que estuvo Alejandro García Vado, Marco Tulio y “Máximo”, su hermano, que no sé cómo se llama.
Otros compañeros que fueron comandos pero que no sé dónde estuvieron, son: Juan Galán, creo que era de La Concha, estuvo también por San Marcos. Había una estructurita en La Concha. Atacamos este lugar en 1979, no me acuerdo la fecha. Daysi Galán “Ana”, tenía un liderazgo muy fuerte en esa estructura, estuvo de jefa de Orden Interior de la Policía en la IV Región, con Fernando Caldera. Entiendo que Juan Galán y Daisy Galán estaban en las estructuras de La Concha y de San Marcos.
Pocos días después del ataque al Cuartel de Diriamba, donde muere Camilo Chamorro, paso a ser comando de Jinotepe.
Mónica: Antes que me hablés del Comando de Jinotepe, contame sobre ese ataque a La Concha. En un discurso pronunciado por Manuel Salvatierra en el primer aniversario de la muerte de Moisés Muñoz Ticay (1980), afirma que éste fue herido en el ataque de La Concha realizado en enero de 1979. ¿Cuándo fue y en qué consistió?
Pedro: En ese ataque a La Concha se juntaron fuerzas provenientes de otros lados. Yo creía que este ataque había sido en marzo de 1979, porque me parecía que ya había caído Camilo Chamorro el 21 de febrero del 1979.
No recuerdo a Camilo en la estructura de mando, porque los principales jefes, después de Manuel Salvatierra, eran, uno que usó los seudónimos de “Rubén” y “Marcos”, Juan Fernando Brenes “Boanerges” y Timoteo Galán “Emiliano”. Después estábamos los propios jefes de CRP: Moisés Ticay, del CRP de Diriamba, bajo el mando de Carlos Méndez “Jesús”.
Una parte nos concentramos en una cañada cerca de la comunidad de El Arenal, bajo el mando de Juan Fernando Brenes, para entrar por unos caminitos del sector este de La Concha. La resistencia de la Guardia fue muy fuerte, tenía fortificaciones de piedra cantera. En el momento de la retirada, las armas de mi Comando se le entregaron a Joaquín Medina Téllez “Ricardo”, del CRP de Jinotepe, para que las enterrara, con la idea de ir después a recogerlas, porque en ese momento cada uno tenía que seguir su camino en buses del transporte público. El compañero dejó abundantes huellas, lo cual después permitió a la GN, con los refuerzos que llegaron, rastrear la zona, encontrarlas y presentarlas ante los medios de comunicación.
Entre marzo y la insurrección final, participamos con otros comandos en el ataque de Diriamba, en abril de 1979, que es cuando muere Carlos Méndez “Jesús”. Este ataque lo dirigió Manuel Salvatierra. Y se da también el de La Concha. En mayo se produce la marcha guerrillera, el ataque al Comando GN de Santa Teresa, y esas emboscadas.
Mónica: Volvamos al relato que me ibas haciendo, cuando te trasladan a Jinotepe.
Pedro: Al día siguiente de la muerte de Camilo Chamorro, me reuní con Manuel Salvatierra y lo puse al tanto de todo. Después de eso, Salvatierra me dice, ¡Vas para Jinotepe! ¿Y qué fue lo que pasó? Que había un compañero cuyo nombre no recuerdo, que era jefe del CRP de Jinotepe, que lo mandan con otro a hacer un operativo en la Carretera a Masaya. Creo que era contra uno de esos connotados somocistas, y el compañero muere en ese operativo. No sé si le explotó la granada que iban a tirar o una cosa de esas. A mí me mandan a reponer a ese compañero como jefe del CRP en Jinotepe.
Nota de Mónica: En la Cronología del IES se habla de la “Operación Astronauta”, realizada el 29 de marzo de 1979. De nuestras investigaciones concluimos que se trató de una operación realizada en el kilómetro 11 de la Carretera Masaya, frente al complejo habitacional donde en los años ochenta vivían Humberto Ortega y los principales oficiales del Ejército Popular Sandinista (EPS). Se iba a colocar una carga explosiva en una alcantarilla a la entrada de ese lugar, para explotarla cuando pasara el Presidente del Congreso somocista, Luis Pallais Debayle.
Una patrulla descubrió a los guerrilleros cuando iban a colocar la carga, y asesinó a dos de los cuatro integrantes de la unidad encargada del operativo. Según la Cronología uno de los caídos se llamaba Leonel Cruz, y el otro tenía el seudónimo de “William”.
Uno de estos caídos es Enrique Pinell “El Buggi”, quien era el responsable del CRP de Jinotepe antes de que Pedro Aguilar asumiera esa responsabilidad, y del otro no pudimos obtener su identidad, pero lo describen como que le gustaba tocar la guitarra, nunca le conocieron su verdadero nombre y usó el seudónimo de “Mario”. Ambos eran de Granada, los habían trasladado a Carazo y de ahí salieron a cumplir esa misión.
***
Cuando llego a Jinotepe, el jefe de la zona es Juan Fernando. El Comando lo integraban Miguel Siézar –quien luego fue enviado al Frente Oriental que jefeaba Luis Carrión–; Carlos Roberto González Landeros “Richard” –quien está en la Policía–; y Joaquín Medina Téllez “Ricardo”, vivía de la esquina noreste de la Catedral de Jinotepe, media cuadra al sur. Después, posiblemente en abril, llegó un compañero al que le decíamos “Casita”, que venía de un curso no sé dónde. Estaba enfermo, era el lanza cohetero de nosotros en la insurrección. En realidad él no había participado en ninguna acción, me lo llevaron ahí, se suponía que estaba mejor entrenado que yo. Después logramos integrar al CRP a dos compañeros que comenzaron en las Unidades de Entrenamiento y Fogueo (UEF). Uno de ellos es Gerardo Morales “Róger”, es quien muere en el techo del Cuartel de Diriamba.
Mónica: ¿Cuáles fueron tus principales casas de seguridad en Jinotepe?
Pedro: En Jinotepe estuve viviendo en tres casas. Sé que la mamá de “Róger”, Estebana Aburto comenzó como colaboradora. Teníamos la casa de don Trinidad Briceño, quien era un personaje. Ya falleció. Vivía de la iglesia una cuadra abajo y una al sur, tenía una pulpería y esa era una buena fachada.
Viví en la casa de la Ángela Rosa Acevedo. Manuel Salvatierra y “Casita” también vivieron en esa casa. Ahí me llegó a buscar la Guardia, incluso hubo disparos dentro de la casa. También estaba la casa de la mamá de Roberto González, a quien le decíamos “La Mama”, en Villa Madre Proletaria.
Otro gran colaborador fue un hijo de Trinidad Briceño que se llamaba Sergio Briceño, al que le decían “Chicle Boom”. Fuimos muy amigos, me enseñó a conducir vehículos. Utilizaba su actividad de comerciante de arroz como fachada para mover compañeros y armas. Él no me respondía a mí, sino más arriba.
Mónica: Como integrante de los comandos se habla de Eduardo López, quien también fue de la primera directiva de la ATC, según mencionaste. Sin embargo, Eduardo participa en varias operaciones con los combatientes de la Escuadra “Chico López”, de la GPP, por ejemplo, en el ataque a Santa Teresa el 13 de mayo de 1979, y en el fallido ataque a la Hacienda San Martin, el 26 de mayo, donde sale herido.
Pedro: Eduardo López era Proletario, es decir, donde lo reclutan había CTC y pasa a la Directiva Nacional de la ATC. Eduardo es fundador de la ATC y es de primera, era un compañero súper humilde, afable, risueño, jamás le ibas a escuchar una mala expresión, una mala palabra.
Yo entré a El Cacao cuando todavía era brigadista. Un hermano de Eduardo, Leonardo López, quedó en la estructura y muere con Alejandro García Vado, quien había estado conmigo en una escuela guerrillera, en el empalme de Santa Teresa. La Guardia los descubre. Eran mis contactos en El Cacao.
Mónica: ¿En qué fecha caen estos compañeros?
Pedro: Tiene que haber sido en 1979, pero no sé en qué fecha. Yo conocía su casa y a sus familias, particularmente a la mamá de Leonardo. Lo que pasa es que había dos estructuras, Eduardo me lo dijo en una ocasión. Me tocó ir a ver la estructurita de Eduardo, me bajé en Teresa y comencé a caminar hacia adentro como siete kilómetros, a la comarca El Cacao.
Antes pasás por La Unión y El Sol, donde vivía un tío de Eduardo. Una vez nos reunimos en esa casa. Esa distancia la recorrí con alguien que iba adelante o iba detrás, un muchacho chele más o menos gruesecito, pelo medio rojizo castaño, la vuelta que yo daba, él la iba dando también, lo cierto es que en cierto momento él se queda en un lugar, y yo sigo un poco más abajo, hasta donde iba, y me encuentro con Eduardo en una finquita. Le digo a Eduardo, –mirá, hay una persona que así, así, venía en el camino–, se pone a reír, y me dice: –Ese está con mis primos que son de la GPP.”
Por eso supe que era estructura de la GPP, además, sé que hubo una acción de las estructuras de la GPP un poco más al fondo de El Cacao, en la que también participaban compañeros de la Tendencia Proletaria. Ellos eran parientes, ellos se sabían y se amarraban y hacían sus cosas.
Mónica: Salvatierra menciona un ataque a la Hacienda El Porvenir en donde participa Marco Tulio Navarro, que vos decís que fue del Comando de Diriamba. ¿Cuáles fueron las principales acciones en las que participa el Comando de Jinotepe?
Pedro: Para este período operamos en muchas ocasiones juntándonos con otros Comandos. Hubo una acción en Santa Teresa que directamente la dirigió Salvatierra en 1979, estando yo en Jinotepe. En 1979 nos hicieron ensayar acciones más grandes, por ejemplo, cuando atacamos Diriamba juntamos fuerzas de otros lados, igual cuando atacamos La Concha.
Se organizó una famosa marcha guerrillera y nos juntamos en una cañada por la zona de El Arenal, Masatepe, ahí llegamos todos y la columna de más de sesenta combatientes emprendimos la caminata. El objetivo era hacer presencia, propaganda armada, pero pasamos tomándonos un puesto del programa contra la roya del café que estaba entre San Marcos y Masatepe, les quitamos las armas a los guardias, y continuamos. Eso fue en mayo de 1979.
Imaginate a sesenta jodidos en esa ruta tan poblada, por supuesto que se dieron cuenta. De noche comenzamos a caminar por los cafetales. No eran montañas. A las cinco de la mañana estábamos en la Carretera Santa Teresa. Montamos una emboscada. Yo tenía puesta la quijada en el fusil, y me dormí, y pasó un convoy de la Guardia, y fue de pronto, lo vimos, y se fue.
Mónica: ¡No le dispararon!
Pedro: Nadie disparó. En la madrugada dormimos en los cafetales en algún lugar próximo a Santa Teresa. Un grupo fuimos a montar una emboscada sobre la carretera, y otro a atacar Santa Teresa. Pero el convoy pasó y no le disparamos porque estábamos dormidos. Ahí vi a gente que no había conocido, por ejemplo, la compañera Lourdes Guzmán, hermana de Miguel Guzmán. La conocí en esa movilización guerrillera, la estuve bromeando, estuve matizándola, “Patricia” era su seudónimo.
Del ataque al Porvenir no me acordaba, eso fue en mayo de 1979. Al CRP de Jinotepe nos correspondió preparar una emboscada en una alameda de mameyes que hay en la Carretera San Marcos-Jinotepe, como parte de ese operativo. No hubo movimiento de la GN de Jinotepe, y por eso no hubo choque. Nos retiramos por dentro del cerco en dirección a Jinotepe y al pasar cerca del Comando GN, por el costado norte, la Guardia tiró tres ráfagas de M-50. Nos pareció que nos habían detectado, pero no.
No sabía que Marcos Tulio Navarro “Héctor” estaba en ese operativo, porque entendía que estaba en el Frente Oriental, con Miguel Siézar “Carlos”, quien era del CRP de Jinotepe.
Mónica: Hubo un ataque a Teresa el 13 de mayo. ¿Fue una acción conjunta? Te lo digo porque hablando con los de la Escuadra “Chico López”, ellos no los mencionan a ustedes.
Pedro: Pienso que fue en conjunto porque a mí me tocó estar en el grupo que iba a hacer la emboscada de contención, previendo que de Jinotepe enviarían refuerzos hacia Teresa. Más o menos la lógica es la misma de la de Diriamba, cuando muere Camilo Chamorro: un grupo que ataca, y otro que embosca.
La gente de Eduardo López, que era Comando, sí participó ahí, porque ellos no estaban con nosotros en la carretera. La emboscada no se da porque no llegó el refuerzo.
Mónica: Según me han contado los compañeros que estuvieron en este ataque al Cuartel que se combinó con otras acciones de propaganda armada, los guardias pasaron por otro lado, por detrás, por Las Marías. Esos refuerzos de la Guardia los siguieron hasta la bajada de Cacalojoche, y luego les salieron adelante. En el enfrentamiento cae heroicamente Marlon Alvarado, un compañero que había llegado de Masaya, enviado por la Unidad de Combate “Rufo Marín”. ¡Hablemos ahora de la insurrección final!
Pedro: Antes de entrar a la insurrección final, quiero contar una de las locuras que hicimos en ese período en Jinotepe. A esas alturas había surgido una figura que no sé de dónde salió que se llamaba Unidades de Entrenamiento y Fogueo (UEF), que era como un escalón para llegar de las brigadas. Me acuerdo que Gilberto Díaz y Vladimir López habían quedado como integrantes de la UEF en San Gregorio y en las comunidades periféricas, y después entraron a los Comandos y me los encontré en la insurrección en Diriamba.
Pues ya estando en Jinotepe, en la Carretera a La Concha hicimos la locura de emboscar con dos pistolas a una patrulla de la Guardia, para foguear a dos muchachos, Gerardo o “Róger” y a otro llamado Manuel. Era de las locuras que se le ocurrían a Juan Fernando Brenes: ¡Vayan atacar! Era parte del entrenamiento.
En ese momento no es que no tuviéramos armas, pues en el CRP de Jinotepe ya teníamos un 2-22 con mira telescópica, una escopeta, dos FAL y también un Gárand. Para nosotros eran un montón de armas, las cuales embuzonábamos y las sacábamos para las operaciones.
El inicio de la insurrección final
Las fuerzas principales que atacaron Diriamba estaban bajo el mando de Manuel Salvatierra y César Delgadillo. Las milicias las dirigían Salvador Mayorga “Julio” y Róger González Díaz “Jorge”, después había unos cuadros que se encargaban del trabajo político, de la logística, etcétera.
Los comandos tenían entre cuatro o cinco miembros. En Diriamba había unos veinticinco y en Jinotepe entramos a la insurrección alrededor de diez compañeros como comando o brigadistas.
Entramos un día antes a Jinotepe, en una agitación armada que creo fue el 5 de junio. Ahí conocí a Arnoldo Briceño “Hernán” a Eddy Aburto y a Fernando Caldera. Nos tomamos el barrio que está por el Cine Cora, buscando Los Mameyes, a eso de las cinco o seis de la tarde, y nos retiramos a una casita de madera en El Dulce Nombre, y ahí dormimos.
En la madrugada del 6 nos comunicaron que la insurrección comenzaba, ya se sentía eso, todo el mundo andaba desesperado porque se diera. Juan Fernando nos llegó a decir: ¡Alístense que mañana comienza la insurrección! Fuimos a toda carrera a reconcentrar las diez armas que teníamos. Yo tenía mi buzón. Nos concentramos a eso de las cinco de la mañana del día 7 en las afueras, al sur de Jinotepe.
Hubo una distribución de rutas de entrada. En mi grupo iba “Casita”, el compañero que compartía conmigo la casa, pero que respondía a Juan Fernando. Otro compañero que también fue comando con un buen nivel, es Roberto Pérez Fonseca, quien estaba al lado de San Marcos y había estado en el zonal de los CRP de Jinotepe.
Ahí identifico por primera vez la estructura de la GPP, conozco a Noel Escobar “Óscar”, quien andaba con unos treinta compañeros. El primer día de la insurrección entramos a Jinotepe con alrededor de cuarenta combatientes. Había llovido toda la noche, entramos empapados, y las armas no servían.
Yo no conocía a la Aurita Ortiz. Estos compañeros que murieron estaban por la parte de abajo, al oeste, por el lado del Cuerpo de Bomberos, y nosotros casi al extremo sur y este, porque mi retirada con dos compañeros y un herido fue por el este.
Mónica: Me decía Salvatierra que el plan era que ustedes iban a atacar el Comando GN de Jinotepe para impedir que los guardias se montaran en las tanquetas y fueran a reforzar a la Guardia en Diriamba. El Plan no era que ustedes se tomaran Jinotepe, porque ahí había una gran concentración de fuerzas.
Pedro: Sí, la base departamental de la Guardia era Jinotepe, pero en la formación, cuando estaban dando las instrucciones, pregunté si había un plan de retirada, y Juan Fernando, que era bastante obcecado, me dijo: –No hay, aquí no hay retirada. Pero cuando comenzamos a combatir, hubo una serie de problemas porque los fusiles se les pegaban a muchos compañeros. Mi posición era de la esquina principal del Cuartel, dos cuadras al sur.
Mónica: Según nuestra experiencia posterior, la Guardia se había dislocado en varios lugares, en casas de dos pisos de somocistas. Pero ustedes estaban atacando el Cuartel central. En Jinotepe la GN tenía un Cuartelito en la casa de Pelena, que está relativamente cerca de la posición de la que me estás hablando. Ese Cuartelito ya había sido atacado en septiembre de 1978. ¿Cómo garantizaban que no les cayeran por detrás? ¿No previeron atacar esos otros puntos?
Pedro: No, la Guardia se había reconcentrado. Unos quince días antes habíamos hostigado un puesto de la Guardia en una gasolinera que estaba en la Carretera a Nandaime, la Guardia había puesto unas trincheras hacia arriba, en la parte alta. Ese ataque fue una soberana locura porque fuimos a quitar una camioneta allá a un aserrío y no sabíamos cómo manejarla. Uno mal manejaba la camioneta y otros íbamos en la tina para atacar.
En ese momento la Guardia no estaba dislocada como resultó después. Creo que ellos tenían una posición en el Palacio de Comunicaciones (TELCOR), pero no eran comandos permanentes, hacían presencia de forma eventual. Me acuerdo que en El Calvario, de Jinotepe, había guardias, pero por épocas. Esa casa que me decís, yo te aseguro que no estaba ocupada por la Guardia porque nosotros entramos por ahí.
Mónica: Ustedes no lograron detener a la Guardia en el Cuartel, ni parar las tanquetas ¿Qué pasó con el RPG-2?
Pedro: A “Casita” se le trabó el RPG-2, no lo pudo accionar. Él estaba una cuadra hacia el este. Ambos estamos paralelos a la carretera que pasa frente al Comando, donde hoy es la Universidad. Entonces en cierto momento, a eso de las once de la mañana, veo cuando ellos van buscando la retirada y esa posición queda descubierta. La Guardia sale por ahí, y yo salgo hacia el este con los compañeros que estaban conmigo, a un lugar que se llama San Juan, algo así, cruzamos la carretera para entrar a los cafetales.
Nota de Mónica: Posteriormente Pedro se comunicó con Roberto González Landeros “Richard” y se aclaró que Rolando Rojas es el nombre del compañero conocido como “Casita”. Él debía accionar el RPG2 en Jinotepe, pero no le funcionó. Según Roberto González, “Casita” después perdió esa arma en una arremetida de la GN en el sector del Colegio Divino Pastor, de Diriamba, el mismo día de la emboscada de Cuastoma, que hemos establecido fue el 11 de junio.
***
En nuestra posición tuvimos un herido que no era Proletario, no lo conocía. Le entró un disparo en un hombro. Un compañero se quedó a cargo de él, y le avisamos a “Chicle Boom” para que lo fueran a atender, porque después de eso, el grupo se desparramó. Y yo me fui ese día a Diriamba.
Del grupo de Noel Escobar mueren en total cinco compañeros el 7 de junio, en las primeras horas. Estos caídos estaban en el sector del Cuerpo de Bomberos de Jinotepe. Algunos compañeros han dicho que eso era una emboscada, y la verdad no, eran posiciones dentro del círculo que se le plantó al Cuartel de Jinotepe para hostigarlo y mantener ocupados a los guardias mientras los compañeros que atacaban Diriamba la tomaban, y luego irían a Jinotepe. Ese era el plan original. Las fuerzas de Jinotepe tenían como principales jefes a Noel Escobar “Óscar”, GPP, y a Juan Fernando Brenes “Boanerges”, Proletario. Las milicias de Jinotepe las dirigía Fernando Caldera.
Mónica: Una gran pregunta que yo les he hecho a todos. En Jinotepe, con tanto trabajo anterior, ¿por qué no se levantó la gente? Estoy consciente de que habían sufrido mucha represión, y masacres como la del 9 de julio de 1978, varias veces habían descabezado el liderazgo. Tal vez no había trabajo barrial en Jinotepe, estaban centrados en el trabajo estudiantil y no habían podido desarrollar las organizaciones comunitarias.
Pedro: Es que Jinotepe me parece que era un poquito aristocrático en comparación con Masaya, Diriamba y otras ciudades. Cuando trabajé con ENACAL de Jinotepe, desarrollé una relación personal bastante cercana con el Gerente de la empresa, el ingeniero Constantino Arana. En el sector donde él vivía pude percibir que la gente era apática a este tipo de cosas, no era tan popular, no eran barriadas. En la parte más al sur, donde hicimos la entrada armada el día anterior, en esos barrios sí, la gente te respondía, pero el Cuartel principal de la Guardia estaba rodeado de gente de otro nivel económico. Creo que Edmundo Román, un propietario de cafetales donde nos tocó ir a trabajar, vivía por ahí. Toda esa gente no era de las que iba a levantar barricadas.
Mónica: ¿Qué pasó después de que no pudieron contener a las fuerzas de la Guardia que iban para Diriamba? ¿Participaste luego de la emboscada de Cuastoma?
Pedro: Nos fuimos por la parte de atrás de Dolores. Cuando llegamos a Diriamba, me acerqué a buscar una gente en el Barrio Estados Unidos, pero me dijeron que se habían replegado hacia el sector de La Curtiembre, al sur de Diriamba, donde me encontré a Salvatierra. Le informé todo lo que había pasado. Ahí conocí a Delgadillo, pues la presencia de los compañeros de Masaya era totalmente nueva para mí. Esa noche nos replegamos hacia una hacienda que se llama El Paraíso, de los Rappaciolli, y poco a poco fueron apareciendo los demás compañeros en el transcurso de la tardecita. Incluso hasta el día de la liberación, El Paraíso se convirtió en el Cuartel de toda Diriamba.3
En un proceso de varios días, fueron llegando más compañeros de los que inicialmente estuvimos en Jinotepe. Ahí coincidimos Noel Escobar, y otros. Después me di cuenta que otros compañeros se quedan reorganizando fuerzas en las afueras de Jinotepe, entre éstos, Juan Fernando Brenes, Fernando Caldera y otros con cuyas fuerzas realizan algunas escaramuzas en la periferia de Jinotepe.
La emboscada que señalás donde cae Juan Fernando Brenes, fue el 11 de junio, como parte de las tareas complementarias que me imagino Manuel o César le asignan a la pequeña fuerza de Jinotepe.
Nosotros participamos en la contención de la arremetida de la GN de Jinotepe, un poco más cerca de Diriamba, donde ahora es el sector del Mercado Municipal, y que en ese tiempo era la Estación del Ferrocarril.
En días posteriores sigue apareciendo gente que combatió el primer día en Jinotepe. Así estuvimos entrando a Diriamba a hacer hostigamientos, escaramuzas, hasta que se da un repliegue hacia San Gregorio.
Me despedí de Salvatierra prácticamente a las cinco de la tarde, porque me dio una de esas órdenes locas que te daban. A la salida de Diriamba para Managua hay una gasolinera donde estaban unos guardias. Ahí voy avanzando y siento los tiros, le digo que están unos guardias en esa posición, y entonces me dice: ¡Avance, hágalos que se rindan, no los mate! Fijate bien: ¡Avance, hágalos que se rindan! ¡No los mate!
Mónica: Frase célebre de la guerra.
Pedro: Me acuerdo que fui a hacer que se rindieran y no matarlos, y me sacaron a verga por supuesto. Pero en medio del fragor del combate, un ciudadano que vive en Diriamba me entregó dos radios Walkie Talkie, granadas, y algo más, y luego me enseñó una posición donde yo podría combatir muy bien, ahí por el Majestic. Después me encontré por la calle a Salvatierra, y le entregué un radio. Nos estuvimos comunicando hasta cierto momento, porque después lo llamaba y no me respondió. Y después fue el susto de que estaba herido.
Cuando el repliegue para San Gregorio, como yo era conocedor de la ruta, me puse adelante. Durante este repliegue se dio una negociación en la que estuvo Edgardo García, para que me pusieran a cargo del grupo de milicianos originario de San Gregorio y que estaban bajo el mando de Edgardo Riveralainez. Estos muchachos ya habían participado en combates en Diriamba, y yo los conocía bien, porque los había entrenado una vez a solicitud de un tío. Encapuchado les di el entrenamiento en una cañada de San Gregorio.
Edgardo García y Salvador me dicen que me haga cargo de ese grupo de muchachos, con la misión de cortar el suministro a la Guardia por la Carretera Panamericana. Entonces no regreso a los ataques en Diriamba, sino que, teniendo como segundo a Riveralainez, salgo con esos muchachos por la zona de La Chona, por San Marcos, buscando El Crucero, y estoy incidiendo en esa ruta.
Atacamos un día el puesto de Las Cuatro Esquinas. Agarramos dos camiones que llevaban comida para la Guardia en Montelimar, y la repartimos a la población. Con unos tractores partimos la carretera y estuvimos desarmando gente de la zona de El Crucero. Estuve bajando a Diriamba para hacer coordinaciones hasta que se da la liberación de esta ciudad.
En esos días también me llaman otra vez y me dicen que me vaya a entrenar a los miembros de lo que se llamaba el Estado Mayor Político. Recuerdo a Ximena Oyanguren “Amanda”, que era la compañera de Moisés Muñoz Ticay, Socorro Ríos y Elsa Julia Velásquez. Había un montón de gente, como treinta, a quienes les di entrenamiento un día, en lo que sería después la Escuela del Pedagógico. Cuando este grupo sale, también llegan algunos compañeros de los del Repliegue de Managua, sobre todo del Partido Socialista, como Guillermo Vallecillo y otros. Me acuerdo de Dora Estela Medina, por su temple, no desmayaba, no se quejaba, porque nosotros éramos medio salvajes.
Me quedé entrenando gente con Juan Calero, a quien lo pasan a entrenar porque resultó herido, andaba con el brazo medio tieso. Otros entrenadores eran “Freddy” y “José”, que después supe que vivían en el Barrio Riguero, en Managua, y la Luisa Amanda. Éramos cinco los que nos dedicamos a entrenar.
Después de la liberación de Jinotepe, estando a cargo de la Escuela de El Pedagógico, más o menos el 10 ó 12 de julio llega Salvador Mayorga, quien andaba con Róger González “Jorge”, y me dice: Necesito que te vayás a hacer cargo de la zona de Montelimar.
Me fueron a dejar hasta San Rafael de Sur, donde estaba “Maramba”4 a cargo de un grupito que yo también había entrenado. Ellos fueron parte del grupo que le brindaba seguridad a los aterrizajes que llegaron con armas y pertrechos durante la insurrección. Con Manuel y Salvador también fui a asegurar alguno de esos envíos. Después un grupo de gente de esos pueblos pasó por la escuelita, y luego se mandaban a la zona de La Trinidad hacia Casares, la carretera al mar, Buena Vista de Apompuá, y de ahí avanzaron hacia San Rafael del Sur. Me mandan a hacerme cargo de esa zona, llego a San Rafael del Sur y escojo a los treinta que se van conmigo a Montelimar. Ahí nos agarra el 19 de julio.
Mónica: En el relato de Mauricio Valenzuela que aparece en el Tomo II de “Memorias de la Lucha Sandinista”, dice que antes de llegar a Managua, el 19 de julio, pasó por Montelimar, entró a la casa de Somoza donde todavía no habían saqueado, y se llevó el archivo de él. ¿Vos estabas ahí cuando él entró?
Pedro: No. Quien llega a Montelimar es Francisco Grillo, no me acuerdo si había alguien conocido de más nivel, pero nadie entró ahí antes que yo.
Había un grupito de muchachos en Masachapa, pero no en Montelimar. Cuando llegué a Montelimar encontré las bodegas llenas de uniformes y de muchas otras cosas. Había entrado alguna gente a saquear, pero algunas cositas, porque en general, eso estaba intacto. Todavía había guardias y capturamos a unos cuarenta de ellos que aún andaban en los cafetales y en los cañales.
El grupito de Masachapa estaba destazando unas vacas, los jefeaba un delincuente que se decía llamar Julio y que era de Ciudad Sandino. Como cuando era chavalito había estado aprendiendo albañilería en Masachapa, había conocido a una parte de los que estaban con él, y sabía que algunos eran somocistas y guardias.
Cuando llegamos y le digo, –Mirá, aquí el jefe soy yo, me dice –A mí me mandó Tomás Borge, entonces le digo –No importa, aquí el jefe soy yo. Formé a todo el mundo, los identifiqué plenamente, les quité las armas a todos, y a él, al que no conocía le ofrecí integrarse con nosotros.
Al día siguiente el jodido se escapó con un camión lleno de mercadería que se había robado. Después, con la venia del Estado Mayor de Managua y por orientaciones de Marcos Somarriba, le entrego Montelimar a Francisco Grillo, uno de los jefes de columna del Frente Sur. Con Grillo iba Chan Escobar, y seleccionan ese lugar para la famosa TPA. Montelimar albergó a un pijazo de extranjeros, los chilenos, los argentinos, los que venían del Sur.
Mónica: Te voy a leer parte de las listas elaboradas colectivamente por Salvador Mayorga, Flor de María Monterrey, Nadine Lacayo y Manuel Salvatierra. Otros nombres no estaban en esas listas, sino que los he incorporado de mis averiguaciones en lecturas de periódicos, partes de guerra y otras entrevistas. Como la mayor parte son caraceños, quisiera que me dijeras si los conociste y supiste algo de ellos.
Alejandro García Vado “Marcos”: Ese compañero estuvo conmigo en esa escuela conjunta con la GPP. Él muere en el empalme de Santa Teresa con el hermano de Eduardo, Leonardo López. A mí me parece que este muchacho era como el jefe del CRP de San Marcos.5
Moisés Muñoz Ticay “Joaquín”: Murió en San Marcos el 6 de julio. Uno de los principales comandos y fundadores de la ATC.
Augusto Rivera “Camilo”: Como parte de los acuerdos de la Dirección Nacional, hay un reacomodo de fuerzas para la insurrección, entonces a los Proletarios de Masaya los mandan para Carazo, y Augusto Rivera llega con César Delgadillo, quien era el jefe de la estructura Prole en Masaya, y en Carazo era el segundo de Salvatierra. Muere en Diriamba como consecuencia del disparo accidental de otro combatiente. Eso fue como el 5 o 6 de julio, mientras se daba la lucha en Jinotepe.
Timoteo Galán “Emiliano”: Jefe Zonal CRP en Diriamba, sustituyó a Camilo Chamorro cuando este cayó, era del mismo nivel de Juan Fernando Brenes, sobrevivió a la guerra y ahora es técnico agrícola.
Santiago Flores “El Indio”: No lo conocí, pero creo que es de los combatientes de 1978. Parece que lo mataron accidentalmente en Diriamba después del triunfo de la Revolución. Era muy querido, ese incidente levantó a la población en Diriamba. Creo que era del Barrio El Cementerio. Eso fue como en agosto o septiembre de 1979.
Juan Manuel Marenco Manzanares “Freddy”: Tengo entendido que era de Granada. Estaba herido en un hospital clandestino que teníamos en Jinotepe, lo capturaron y lo despedazaron. Cuando Agustín Lara narra la historia de Tom, pensaba que estaba hablando de Juan Manuel, porque mueren de una manera muy parecida.
Camilo José Chamorro “Jaime”: Este era su seudónimo al morir. Extraordinario compañero, incansable, me parece que era obrero.
César González “Maramba”: Era brigadista en Diriamba, no fue CRP. Probablemente en el fragor de la insurrección hace los méritos para serlo.
Juan Carlos Narváez “Sergio”: También le decían “William” y era conocido como Colocho porque ese es el apodo familiar. Vive siempre en Diriamba.
Juan Calero Aguilar “Roberto”: Es de Los Mameyes, en Jinotepe. Ese compañero era un cuadrito, está vinculado al Frente desde 1974. En aquel entonces tenía nivel de un zonal de los Proletarios. Era humilde y sencillo de formación. Salió herido en la insurrección y al integrarse Ejército Popular Sandinista (EPS), su primer grado fue Teniente Primero. Se retiró siendo Capitán. Es una vergüenza que esté de CPF (Cuerpo de Protección Física) en la casa del Frente.
Carlos Rodríguez “Juancho”: Era un combatiente muy reconocido. Ahorita está trabajando en la Aduana.
Mónica: Este compañero era GPP, dio albergue a Julio Avilés y a otros compañeros después de la masacre del 9 de Julio.
Eduardo López: Comando campesino de El Cacao, ahora dirigente de la ATC.
Mónica: Participa también en operaciones con la Escuadra “Francisco López”, de la GPP, donde estaban integrados varios de sus familiares. Forma parte del grupo que ataca el Comando GN de Santa Teresa el 13 de mayo, y en el fallido ataque a la Hacienda San Martín, de Cornelio Hüeck, donde sale herido.
Juan Galán: Fue comando y murió después del triunfo de la Revolución. Fue dirigente de la ATC.
Marco Tulio Navarro: Es el combatiente más audaz que he conocido. De poco hablar, estuvo en el Ejército, se metió en algunos problemas. Después se retiró siendo Capitán.
Tomás Maldonado: No lo conocí.
Mónica: Tomás es un combatiente jinotepino que se integró al Frente Nororiental “Carlos Roberto Huembes”, donde combatió heroicamente. Datos de su participación están contenidos en el testimonio de Luis Carrión, en Memorias de la Lucha Sandinista, Tomo III.
Auxiliadora Trujillo “Luisa Amanda”: Era del CRP de San Marcos y compañera de Juan Manuel Marenco Manzanares “Freddy”. Estuvimos juntos en una escuela de comandos impartida por Javier Guerra y Róger Mayorga, entre otros. Actualmente vive en Granada.
Mónica: Flor de María Monterrey dice que es enfermera, que trabaja en el Hospital Japonés en Granada, y que es hija de un gran colaborador, un obrero que le decían “Checho”.
Francisca Moraga “Maritza”: Procedente de El Arenal. Era comando, la conocí en la marcha guerrillera en la zona rural de Masatepe, San Marcos y Jinotepe.
María Teresa Medina “Cecilia”: Fue comisaria política de los comandos, una figura política que existía en esta estructura.
Carlos Méndez “Jesús”: Originario de Granada. Murió en un ataque de calentamiento que hicimos en Diriamba, en abril de 1979. Vivió conmigo en la misma casa de seguridad de Diriamba. Era blanquito, como chavalo plástico, de partido en medio, de jeans socaditos abajo.6
Leonardo López: Uno de los campesinos reclutados en la comarca El Cacao, participante de los CTC con su hermano Eduardo López. También fue de la ATC y brigadista. Leonardo muere con Alejandro García Vado, de San Marcos, en el empalme a Santa Teresa. El comando toma su nombre.
Gerardo Morales Aburto “Róger”: Era muy jovencito. Murió encima del techo del Comando GN de Diriamba. Según entiendo, tenía la misión de lanzar unas granadas dentro del Cuartel, cuando fue alcanzado por disparos.
“Róger” era de Jinotepe, vivía por el sector de El Calvario, donde le decían “El Burrito”. Había pasado a las UEF y tenía como un mes de estar como CRP en Jinotepe. En abril de 1979 había participado con nosotros en una emboscada a la GN en la Carretera de Jinotepe a Nandaime. En el fragor de la lucha desarrolló una audacia increíble.
Pablo Emilio Pérez “Payo”: Sé que tuvo a su cargo el RPG2 en el ataque a Diriamba, el que sí funcionó, pero no conocí su historia.
Ramón Avellán “Yalí”: Lo conocí en las postrimerías de la liberación de Diriamba. Me pareció un combatiente, pero no tengo más noticias de él. Lo vi cercano a Fernando Caldera. En los años posteriores Fernando me contó que había sido del Movimiento Estudiantil Universitario en la UNAN y que había trabajado con él.
Máximo: Del CRP de San Marcos. No conocí su nombre verdadero, pero por algún lado me enteré que era hermano de Marcos Tulio Navarro “Héctor”. Después del triunfo de la Revolución quedó en el Ejército, donde recibió el grado de Sub-Teniente.
Miguel Siézar “Carlos”: Fue del CRP de Jinotepe y después estuvo en el Frente Oriental “Carlos Roberto Huembes”. Se retiró del Ejército con el grado de Capitán.
Roberto González Landeros “Richard”: Fue del CRP de Jinotepe desde antes de mi llegada. Viví un tiempo en la casa de su mamá en la Villa Madre Proletaria. Participó en la insurrección final y actualmente es miembro de la Policía Nacional.
Joaquín Medina Téllez “Ricardo”: Era del CRP de Jinotepe, donde vivía en el sector del Mercado Municipal. Estuvo afectado por el alcoholismo y ahora está vendiendo periódicos en un tramo en el Mercado de Jinotepe.
En el CRP de Jinotepe hubo otros compañeros que fueron CRP, como William Calero y Manuel Mendoza, pero se auto marginaron en los días previos a la insurrección y no supe más de ellos.
Róger González Díaz “Jorge”: A su familia la apodan “Gallina” en Diriamba, también les dicen “Los Chuvillos”. Anduvo muy cerca de Salvador Mayorga durante la insurrección final, y era visto como un jefe en las Brigadas o Milicias. Ahora es el Jefe de la Fuerza Naval.
Sergio Ramón Danilo González Díaz “El Gordo”: Hermano de Róger. Estuvo en la Columna “Carlos Roberto Huembes”, con Luis Carrión.
Gilberto Díaz López y Bladimir López: Estos muchachos son primos de la comunidad de San Antonio de Abajo. Fueron reclutados al final de 1978. Integraron el CRP en San Gregorio y para la insurrección eran parte de los CRP en Diriamba.
Sergio Aguilar Baltodano: Tío mío, de San Gregorio. Coincidimos en la escuela de comando donde también estuvo “Luisa Amanda”. Quedó a cargo del CRP en San Gregorio cuando pasé a Diriamba. Posteriormente integró los comandos que combatieron en Diriamba hasta el triunfo. Después regresó a sus actividades agrícolas.
Arnoldo Briceño: Cayó por El Reloj, cazado por un francotirador, antes del repliegue a San Gregorio. Era el Jefe de las Brigadas. Tenía más nivel político que muchos comandos.
Las brigadas fueron masivas, no solo para la insurrección final, sino desde antes. Me acuerdo que en uno de los ataques al Cuartel de Diriamba, siento que de pronto se me para alguien al lado y era un maje con una pistola 38. ¡Compa, tranquilo compa, somos los mismos! Y después otro y otro, o sea, había gente que se sumaba y que no sabías quién era.
Te contaba que para ir a San Rafael del Sur me fui con treinta de los que había entrenado. Todos ellos son brigadistas, todos andaban con su pistola, su rifle y eran salvajes en el combate. En la propia guerra hubo gente que pasó de las milicias o brigadas a los comandos, y combatían tal vez mejor que los comandos. Me acuerdo de un muchacho que había sido guardia, Pedro López, ese maje se fajó con los mejores comandos.
Mónica: Ya en 2012, después de transcurridos treinta y tres años del triunfo de esa gesta que costó tantas vidas, ¿creés que participar en esa lucha valió la pena?
Pedro: Es una reflexión que uno se hace a menudo, ya sea por las circunstancias actuales o porque te lo plantea algún conocido, amigo, compañero, familiar, etc. viendo lo que hoy sucede.
A pesar de todo eso, nunca he dudado de la necesidad que había de terminar con la dictadura somocista. Creo que la Revolución sí valió la pena, porque permitió, no solo liberarse de aquella sangrienta dictadura, sino porque además se conquistó el derecho a ser parte activa de las transformaciones políticas, sociales y económicas que la Revolución trajo consigo. Los sectores históricamente marginados conquistaron el derecho a la educación, a la salud y a la propiedad sobre los medios de producción.
Es un privilegio haber pertenecido a una generación que tuvo la oportunidad de ser protagonista de ese cambio, lo cual plantea un reto para las generaciones posteriores encaminado a no dejarse arrebatar las conquistas de la Revolución, que son las conquistas de todos.
NOTAS
1 Biografía con datos tomados de Barricada del 10 de septiembre 1981
2 El Nuevo Diario (END), Managua, Nicaragua, 7 de agosto de 2006, página de Opinión: La estupidez es una realidad concreta.
3 El Paraíso, hacienda de café propiedad de Vicente Rappaciolli Marquis, jurisdicción de Diriamba era un colaborador de la tendencia tercerista, ahí se enterraron las armas que se usaron en la insurrección de 1978 en Masaya.
4 Maramba es César González
5 Efectivamente Marina Torres dice que era el responsable de ese CRP
6 Pedro Aguilar visitó el lugar donde cayó Jesús en Diriamba. Antes hubo una placa, pero ésta fue robada. Una colaboradora en Diriamba, Norma Rocha, le contó que había visitado a la mamá de Jesús en Granada, que viven en la Villa Sandino, que en el sector de residencia familiar se encuentra una placa.
Lenin Antonio Silva Aguilar :
que sorprende es descubrir parte del pasado de la familia, pero aun hay informacion no recabada si Monica tuviese la voluntad esa informacion se puede recuperar, Domingo Guzman Aguilar Baltodano aun vive en San Gregorio, con unos años mas hoy en dia, pero si le busque y lo entrevista. tendra mas material para saberse y asi como el hay otros que sabiendo que arriesgaban su vida y la de su familia se arriesgaron y no andan pregonando como muchos que cuando el frente llego al poder, aparecieron buscando parte del pastel o aun hoy dia inventado que estuvieron combatiendo en determinados lugares y la realidad es otra.
26 Feb, 14