Memorias de la lucha Sandinista

Luchador, modesto y consecuente



NOEL VLADIMIR ALONSO (VENANCIO)

Fechas de entrevistas: agosto y septiembre de 20091


Nació en Managua el 20 de abril de 1953. Su padre era Noel Avendaño y su madre la estiliana Paulina Alonso Arévalo. Noel Vladimir, más conocido como Venancio Alonso y apodado en las filas sandinistas como “El Trompañero,” creció en una finca en La Quiatilla, cerca de Estelí, y luego vivió a la ciudad, donde estudió su primaria y parte de la secundaria.

Después del triunfo sandinista de 1979,“Venancio” laboró por un tiempo en el Ministerio del Interior (MINT) y luego en el Ejército Popular Sandinista (EPS), de donde se retiró en 1990 con el grado de Capitán. A partir de entonces dedicó sus energías a la agricultura en Estelí. Logró educar a sus hijos y siempre vivió con modestia.

En el año 2005 se incorporó al Movimiento por el Rescate del Sandinismo que fundaran Herty Lewites, Henry Ruiz, Víctor Hugo Tinoco, Víctor Tirado López y Luis Carrión. Mantuvo hasta su muerte una actitud consecuentemente sandinista, pero abiertamente critica del régimen Ortega-Murillo. En el año 2015 Víctor Tirado López le entregó simbólicamente la Orden Carlos Fonseca en reconocimiento a su larga y consecuente trayectoria.

Con Sonia Uriarte procreó tres hijos: Xochilt Andrea, Chapaev Martín y Espartaco y con Adelita Torres, Vladimir, Anabella Karelia, Cristiany Alexander y Vanessa Paulina.

Sus hermanos maternos son Denis y Faustino Alonso, este último murió siendo soldado del EPS en los años 80.

Mónica: ¿Cómo te involucrás en la lucha, ¿cuáles son tus antecedentes, de dónde te vinieron las inquietudes sandinistas?

Venancio: Toda mi familia era opositora a Somoza, de esa manera me fui vinculando con los opositores del norte.

Mi mamá era enfermera, trabajó muchos años en la Clínica Santa Martha, propiedad del doctor Munguía2, y posteriormente en el hospital. De ahí nos alimentaba a nosotros, porque nos criamos sin padre. También teníamos una finquita al sureste de la ciudad de Estelí, en La Quiatilla, donde vivíamos con mi abuelita, quien nos cuidaba todos los días y fue realmente la que nos crió.

Mónica: ¿Allí mismo donde te conocí? Recuerdo a tu abuelita, una viejita morenita.

Venancio: ¡Exactamente! Había un colaborador que se llamaba don Benito Salgado, reclutado por Filemón Rivera, y nosotros les dimos esa finca a ustedes, como casa de seguridad. Nos manteníamos de las cositas de la finca, teníamos un ganadito, frijoles, maíz y así nos fuimos criando en ese ambiente campestre. Cada uno de los chavalos teníamos un caballito, y nos fuimos criando independientes.

El doctor Munguía era opositor, y mi mamá se comienza a involucrar con los conservadores, por ejemplo, ella estuvo en la marcha del 22 de enero (1967) y vivió la masacre de ese día.

Todo eso nos influyó, al igual que las noticias sobre la Revolución Cubana y El Chaparral. Nos contaban de Manuel Díaz y Sotelo y del cubano Luís Escalona, que peleó por estos lados. Todo eso fue moldeando la actitud de opositor y de simpatizante con la lucha armada de los muchachos (los guerrilleros sandinistas).

Así fui platicando, conversando con Filemón Rivera3 y con un compañero que llegó de El Salvador, que era revolucionario e influyó mucho.

Mónica: ¿Te acordás cómo se llamaba?

Venancio: Se llamaba Carlos, pero no me acuerdo de sus apellidos. También comenzamos a platicar con “El Chelito” Adrián Gutiérrez. Así me fui involucrando con ellos, charlando, leyendo folletos, influenciado por las noticias.

Cuando me involucro orgánicamente, comenzamos a trabajar primero con “El Chelito” Adrián Gutiérrez4, y con Filemón Rivera. Luego nos conectamos con José Benito Escobar, quien llegó a la casa y siendo yo chavalo introduzco a mi mamá y a toda la familia, a la Chilo (Auxiliadora Cruz Alonso) y a Pacífico Arévalo.

En ese tiempo éramos chavalos, hacíamos los mandados con ellos, nos vinculamos con un muchacho que trajo Filemón Rivera de la montaña al que le decíamos “Viet Cong”, su nombre verdadero era Jorge Hernández.5

Mónica: Estuvo en la guerrilla de Zinica.

Venancio: Efectivamente, y fue traído del lado de Honduras para Nicaragua, él era de un pueblo indígena.

Mónica: Recuerdo que cuando estuve a cargo de la organización política-militar de Estelí, “Viet-Cong” vivía cerca de donde tu mamá, y teníamos la orientación de tener cuidado con esa personas porque se le consideraba informante de la seguridad somocista.

Venancio: Sí, él cayó preso de la Seguridad de Somoza, allí lo reclutaron, pero fue un reclutamiento como para salvarse él, pero la verdad es que no vendió a nadie, nadie cayó preso. Vivía en la esquina cerca de nuestra casa con una mujer que se llamaba Thelma, prima mía.

Mónica: Tengo entendido que José Benito fue el primer dirigente que se hizo cargo de Estelí, pero antes Carlos Fonseca había estado un par de veces.

Venancio: Sí, Carlos llegó en la etapa primaria, pero no logré verlo, estaba muy chavalo. Cuando llegó José Benito, está también muy metido Salvador Loza (El viejo Martín), quien tuvo vínculos con Carlos, aún más que “El Chelito” Adrián.

También llegó a Estelí Denis Ortega (Macondo), un campesino sindicalista conocido también como “Chico Chiquito”. Él andaba alzado permanentemente y llegó a ser de la Dirección Nacional.

Nota de MBM : oficialmente Denis Ortega no llegó a ser miembro de la Dirección Nacional, pero Humberto Ortega lo menciona como parte del equipo de dirección de la montaña a finales de los 60 y principios de los 70.6

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Mónica: ¿Cuándo comenzás tu relación con la montaña?

Venancio: Hago mi primer viaje en diciembre del 1970, cuando la guerrilla en Zinica quedó desbaratada. “Chico Chiquito” y Adriancito Gutiérrez salieron por Estelí, donde fueron heridos. También salió José Benito, quien estuvo al frente allá. Más tarde, Víctor Tirado salió para Honduras y pasó por donde Salomón Espinoza, en Somoto, junto con Jonathán González y “El Chelito” Adrián. Cayeron presos en Honduras porque los confundieron con unos contrabandistas.

A Tirado lo mandaron para Guatemala, al “Chelito” Adrián y a Jonathan González los deportaron a Nicaragua y los echaron presos en Somoto, pero dieron otros nombres y los papeles no los habían mandado de Honduras. Don Salomón Espinoza se movilizó y los fue a sacar. Él era medio amigo del Comandante de la Guardia y le dijo que eran trabajadores de él, reunió dinero con otros colaboradores, entre ellos los Maldonado y los Salinas, pagó una multa y los pusieron libres.

Posteriormente la Guardia se dio cuenta de quiénes eran realmente los capturados, cuando llegaron los papeles de Honduras diciendo que eran guerrilleros, entonces metieron preso a don Salomón.

Nota de MBM: Según relata Víctor Tirado López en Memorias de la Lucha Sandinista, al llegar a Honduras se había realizado un asalto a un banco por parte de un grupo guerrillero del Movimiento Revolucionario Francisco Morazán, y los participantes vivían en la casa donde Tirado y los otros sandinistas estaban alojados. Por esto los capturó la guardia hondureña. Tirado, Adrián Molina y Jonathán González no dijeron que eran guerrilleros, pero al primero, que se identificó como mejicano, lo deportaron a Guatemala con la intención de que allá lo asesinaran. Grupos de solidaridad en México realizaron una campaña para preservar su vida y fue expulsado a su país, mientras a Jonathán y al “Chelito” Adrián los deportaron a Nicaragua.

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Venancio: Después de ese descalabro, luego de Zinica comienza la actividad más fuerte hacia la montaña. En situación de semi-clandestino yo trepaba, bajaba y volvía a subir llevando compañeros.

Óscar Turcios me puso de enlace entre la montaña y la ciudad, porque era joven y no estaba quemado, entonces yo tenía la facilidad de moverme de día en buses y en camionetas. En la montaña estuve en Pancasán, Bijao y Kilambé. Me estaba uno o dos meses, bajaba de la montaña a Estelí, León, a veces a Managua, y trepaba gente.

Cuando comencé a viajar estaba de responsable de la montaña “Chico Chiquito”. Después entró “Modesto” (Henry Ruiz) y me correspondió llevarlo a pie, caminando desde Estelí hasta la montaña.

Mónica: ¿Te acordás de algunas familias de los lugares de la montaña a a donde ibas?

Venancio: Sí. Recuerdo a Bernardino Díaz Ochoa, por ejemplo, la familia de la esposa de Jacinto Hernández, la Ángela Hernández, de las campesinas del Cuá. Yo llegaba a donde la Amanda Aguilar, la mamá de la María Venancia. Esos eran unos lugares de contacto de la montaña, antes que llegara “Modesto”.

Mónica: Tengo entendido que “Chico Chiquito” después se descompuso.

Venancio: Sí, junto a su primo hermano Catalino Flores se desvincularon de “Modesto” y comenzaron a asaltar y matar gente. Por ejemplo, ellos secuestraron a un campesino y creo que lo mataron, a un doctor…, creo. No me acuerdo muy bien, pero en el Frente no había esa línea, definitivamente.

Sin embargo, hay que destacar que Denis Ortega Flores fue sindicalista junto con Bernardino Díaz Ochoa, anduvo varios años con Rigoberto Cruz (Pablo Úbeda) abriendo contactos en la montaña y fue un hombre fundamental en ese tiempo. Estuvo en la guerrilla de Pancasán y ahí le decían "Chico Chiquito", en Zinica su seudónimo era "César", después en la Columna Catalino Flores7lo nombraron “Macondo”. Él era hermano de Efrén Ortega (El Callado), quien cayó en la ciudad de Jinotega, y primo de Catalino.

Ortega estuvo en Estelí varias veces, sobre todo donde “Mama Inés”, Paulina Alonso, mi madre. Tenía una buena oratoria, propia y genuina, era un sindicalista preparado, de pura cepa, tenía formación revolucionaria, defendía fundamentalmente a los campesinos. Era más agrarista, tipo México, era gran admirador de Zapata.

Cuando Ortega bajó de Zinica a Estelí con “El Chelito” Adrián Gutiérrez, tuvo un encuentro con oficiales de la seguridad del Estado somocista, muriendo dos elementos. Eso fue en el Barrio El Rosario. “Macondo” recibió un balazo en una nalga y, no obstante, se fue caminando hasta la montaña, curándose a como podía.

Nota de MBM: Efectivamente Denis Ortega y Adrián Gutiérrez tuvieron un encuentro con agentes de la OSN cerca del Barrio El Rosario, buscando entrar a Estelí. Estaba tendido un aparato de seguridad de la dictadura por una visita de Anastasio Somoza. En el intercambio de balazos mataron al agente Francisco Rodríguez, e hirieron a dos. Ambos guerrilleros, con heridas de consideración, lograron evadirse y se recuperaron en casas de conocidos y colaboradores. Este encuentro está detallado en entrevista a Adrián Gutiérrez.8

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Venancio: Yo lo encontré todavía convaleciente cerca de Yaosca Central, donde estaba con Jacinto Hernández. Tuve amistad con él, ya que estuvimos juntos desde el 69 hasta el 72. Con Tomás Borge se llevaba mal, siempre estaban peleando por cualquier cosa. La verdad es que nunca supe las causas. Esto fue del conocimiento de Carlos Fonseca, cuestión que no le gustó.

Cuando “Modesto” subió y se hizo cargo de la montaña9, Denis Ortega se molestó con él, y se fue a fundar la Columna “Catalino Flores”. otro compa también resabido.10

Cuando se separa de “Modesto” en la montaña, se lleva a varios compañeros de la Columna “Pablo Úbeda” y casi deja sin baqueano a Henry Ruiz. Se fueron con él Pablito Hernández y Porfirio Aguilar, entre otros.

A “Macondo” lo acusaron de maleante, pero eso no era cierto. Tenía sus problemas, pero no era para matarlo. Lo compararon con “Charrasca” y tampoco me parece que fue justa semejante comparación. La verdad es que cuando en el Frente caías en desgracia con alguien, había que agarrase duro para no cometer una caballada. Los campesinos en la zona de Matagalpa lo tienen como un héroe y no creen que lo hayan "ajusticiado". Incluso la esposa de Jacinto Hernández, nuera de la Amanda Aguilar (doña Petrona) y Pablito, todavía le tienen tremendo cariño y respeto.

Después del triunfo de la Revolución, estando en la ciudad de Jinotega, “Macondo” fue enviado a Managua con el cuento de que iría a estudiar a Cuba por órdenes "superiores", y no se le volvió a ver jamás. Nunca estuve de acuerdo con esa decisión de matar a alguien o “pasarle la cuenta", siempre me opuse a esas caballadas y me sigo oponiendo más fuertemente, por eso fueron las contradicciones o desacuerdos que tuve en toda mi trayectoria en el FSLN.

Aunque siempre mantengo mi posición revolucionaria y de izquierda dentro de las filas progresistas, sandinistas y democráticas, yo creo que hay que hacer honor a este compañero hermano de Efrén Ortega Flores, “El Callado", primo hermano de Catalino Flores y hermano de todos los sandinistas de Nicaragua.

Las generaciones futuras estoy seguro que sabrán rescatar los valores de lucha de sus hijos sin importar las contradicciones internas que estos tuvieron o tuvimos en el pasado. Lo importante es destacar lo positivo de todos sin exclusiones, estén estos en mejores posiciones, sean sandinistas revolucionarios orgánicos del partido o inorgánicos que están fuera del mismo, pero con sus tercas ideas progresistas, revolucionarias y de avanzada, siempre en lucha contra el capitalismo salvaje y criminal.

Comentario de MBM: acerca de las conclusiones de Noel Vladimir Alonso sobre el caso de Denis Ortega, tenemos algunas diferencias, porque, aunque tuvo inicialmente una militancia loable, terminó descomponiéndose y no puede ser visto como héroe. Este caso no se puede comparar ni siquiera con el de “Chicho” Zepeda, donde ahora hay un acuerdo unánime de que la decisión de fusilarlo (en 1974) fue injusta. Pero sobre “Chico Chiquito” todos los dirigentes que estuvieron en la montaña entre 1971 y 1979, son unánimes en considerar que sufrió un proceso de descomposición que lo llevó a actuar como maleante más que como guerrillero sandinista: Víctor Tirado, Francisco Rivera, Henry Ruiz y José Valdivia, atestiguan que realizó secuestros, asesinatos y asaltos que no se correspondían con la línea de actuación del FSLN ni por su forma ni por sus objetivos. Ellos estaban en la montaña y conocieron los hechos de su descomposición, mientras” Venancio” ya no estaba.

Consideramos que no se puede desconocer que Denis Ortega Flores en una parte de su vida actúo consecuentemente en defensa de los intereses de los campesinos, y contribuyó a la incorporación y organización de este importante sector.

En relación a la decisión de fusilarlo, Francisco Rivera afirma: “Fue un dolor de cabeza “Chico Chiquito” en la etapa final de la guerra. El único que pudo meterlo en cintura fue Germán Pomares, pero una vez muerto Pomares, y llegado el triunfo, se volvió todavía más díscolo e imposible de someter a ninguna autoridad, por mucho esfuerzo que yo hice. Y al igual que el “Viet Cong”, también acabó de traidor, aunque de otra manera, porque quiso proclamarse independiente en Jinotega. Entonces hubo que fusilarlo.”

En este punto puedo estar de acuerdo con “Venancio” de que ya estando en el poder debería haberse sometido a un juicio a Denis Ortega y tratar de corregirlo de otras formas, ya que en Nicaragua no había pena de muerte y no se le juzgó bajo ninguna forma. Rechazar la acción de fusilarlo no significa que no se reconozca que después de separarse de las filas hizo cosas que estaban reñidas con nuestros valores y principios.

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Venancio: Cuando Filemón sale de la cárcel, llega a Estelí. Yo vengo de la montaña y me encuentro en la casa con él. Lo dejan en Estelí unos días porque nosotros lo pedimos debido a que no había responsable. Lo hablamos con “El Ronco”, (Óscar Turcios) y lo dejaron para mientras. También llevaron como responsable a un muchacho que venía del extranjero que se llamaba Denis Enrique Romero…

Mónica: Denis Enrique, al igual que José Valdivia, Juan José Quezada y René Tejada, había recibido entrenamiento de los revolucionarios de la Organización para la Liberación de Palestina (OLP).

Venancio: ¡Correcto! Entonces él se queda en Estelí como responsable y entra Filemón a la montaña, pero solo se está unos días, no sé qué pasó, y bajó a seguir contactando gente en el regional para presentárselas a Denis Enrique, pero a este lo capturaron donde una colaboradora, hermana de Filemón, que se llama María, y lo asesinaron.

Nota de MBM: Filemón había sido capturado en 1969 y logró su libertad a finales de 1970. Estuvo un tiempo en Estelí recontactando gente. En noviembre de 1971 asume la responsabilidad de Estelí, Denis Enrique Romero Zamorán, quien a los pocos días fue detectado, capturado y asesinado. Entonces pasaron a Filemón a trabajar un tiempo al Occidente del país, en condición de clandestino, para evitar que fuese nuevamente capturado. Después de entregarle contactos a René Núñez, quien atendió durante un tiempo esa ciudad, pasó a trabajar en la montaña.

Denis Enrique Romero Zamorán cayó prisionero y la Guardia lo reportó como muerto el 22 de noviembre de 1971. Según el comunicado de la G.N., murió al tratar de escapar tirándose del jip donde lo transportaban a Managua. Los familiares denunciaron señales inequívocas de torturas en todo su cuerpo.

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Venancio: Luego trepé a Henry Ruiz a la montaña. Hicimos todo el recorrido a pie. No usamos vehículo. Eso fue antes de que mataran a Bernardino Díaz Ochoa.11

Continuando siempre en mis tareas de enlace entre la montaña y la ciudad, luego subí a Edén Pastora, José Valdivia, Juan José Quezada, René Tejada y a varios más.

Mónica: ¿Cuándo saliste a entrenarte en Cuba?

Venancio: Yo salí de la montaña a comienzos del 72. Fue Óscar Turcios el que me plantea el viaje para Cuba en una reunión en donde estaba Ricardo Morales. Antes de salir estuve en la casa de los Bervis haciendo un subterráneo con Pedro Aráuz Palacios. Les ayudé a cortar hierro. De allí salí para la isla y después recibimos un entrenamiento que pienso fue la mejor escuela que recibió el Frente en toda su historia…

Mónica: ¿Con quién te tocó viajar?

Venancio: El viaje de todo el grupo se extendió entre marzo y mayo de 1972. Viajamos por varias rutas o vías en grupos de tres y cuatro personas. A mí me toco viajar con Camilo Ortega y Francisco Rivera Quintero (El Zorro). Primero llegamos a Costa Rica, donde nos costó conseguir visa mexicana y estuvimos a punto de caer presos al ir a pedir visa y a comprar los boletos, por el parentesco que tenía Camilo con sus hermanos Daniel y Humberto Ortega Saavedra..

Identificado Camilo de manera inmediata por el apellido, muy conocido en Costa Rica ya que hacía poco Carlos Fonsecahabía sido liberado de la cárcel junto a Humberto Ortega, producto del secuestro de un avión, acción ejecutada por Carlos Agüero Echeverría. Como es lógico imaginarse, los apellidos Ortega Saavedra los tenían muy frescos las autoridades ticas, más el parecido físico de Camilo con Humberto venía a acentuar las dificultades al intentar viajar.

No caímos presos porque Dios es grande y como éramos chavalos “convencimos” a la señora Cónsul de Nicaragua en Costa Rica.. Parece que le caímos bien y telefoneó en presencia nuestra a la Embajada de México y a la cancillería de Costa Rica preguntándoles “¿cuál era el problema con los muchachos?” Debo decir que Camilo fue casi a la fuerza, prácticamente me tocó llevarlo a empujones a la embajada: Hice esto porque tenía órdenes de Óscar Turcios (El Ronco) de realizar el viaje a costa de lo que fuera. Conseguimos la visa y nos vendieron los boletos en LACSA.

Llegamos a México directo a caer presos. Fuimos interrogados bajo presión y nos “cachimbearon”, especialmente a mí, me encerraron en un baño y casi me mataron a golpes para que dijéra quiénes eran nuestros contactos del FSLN en Nicaragua y en México, ya que no llevábamos dinero y era indispensable ese requisito para poder entrar a ese país. Nosotros negamos todo de manera rotunda. Entre los tres juntamos apenas cien dólares y eso era irrisorio teniendo en cuenta que teníamos que “regresarnos porque andábamos de turistas”.

El otro elemento negativo era que Carlos, Humberto, Plutarco y Rufo Marín (los liberados mediante el secuestro del avión) recién habían estado hospedados en un hotel mexicano llamado Hotel Rioja, cercano al Zócalo. Hay que recordar que ellos fueron enviados de Costa Rica a México y de ahí a La Habana. Y de remate “El Ronco” nos había dado una tarjeta para irnos a hospedar al mismo hotel, lo cual les produjo más interrogantes a las autoridades del Distrito Federal.

Lógicamente negamos todo nexo y al final, después de un día de interrogatorios intensos, nos dejaron ir, advirtiéndonos que nos enviarían amarrados a Nicaragua si hacíamos alguna “letra” en México. Nos dijeron: “Ya saben, no la van a pasar nada bien en las cárceles de Tachito Somoza.”

Al mes aproximadamente, salimos a Perú, y luego a Chile. El gran problema era que si caíamos presos nuevamente, nos preguntarían de dónde habíamos conseguido dinero para embarcarnos a esos países. La lógica simple era agarrarnos los pantalones, como decimos en buen nicaragüense, y decir que nuestras familias en Nicaragua nos habían enviado la plata para proseguir el viaje, y cerrarnos con ese cuento, no íbamos a quemar a nuestros contactos.

Al llegar a Chile el 20 de abril de ese mismo año (recuerdo bien esa fecha porque ese día era mi cumpleaños 19) ocurrió una anécdota que nos causó risa en todo el viaje posterior y en Cuba, tanto a los compañeros que estaban en el curso, como a Carlos Fonseca y Humberto Ortega. El asunto es que cuando llegamos al aeropuerto de Chile nos dirigimos a un hotel de mala muerte, en Santiago, la capital chilena. Acordémonos que estaba Salvador Allende en el poder y todos los días había manifestaciones de la izquierda que apoyaban al Presidente, y manifestaciones de la derecha, en contra. La situación estaba convulsionada. Al llegar al hotel nos percatamos que el dueño era un reaccionario. La gente de izquierda en Chile les dice “momios”. Él nos ubicó en un cuarto del quinto piso donde no había servicio de agua. Al revisar el baño, el servicio sanitario estaba lleno hasta el tope, aquello era un asco completo. Camilo Ortega y yo no quisimos usarlo.

Francisco Rivera, al ver que el inodoro estaba “hasta donde no es”, decidió usar un servicio para las damas llamado “bidet”, que funcionaba bien, pero al descargarlo solamente posee unos pequeños agujeritos para expulsar agua. Hizo sus necesidades en dicho recipiente, llenándolo sin posibilidades de descargarlo. Traté de componerla tubería de agua y lo que hice fue reventarla, lo cual originó una inundación de los diablos. Agarramos nuestras maletas, le notificamos al dueño del hotel que nos íbamos y le informamos de la quebradura del tubo. El “momio” se percató que teníamos que ver con el incidente, ya cuando el agua iba cayendo al primer piso. El tipo se puso con todos los diablos y casi nos manda presos diciéndonos improperios, sin dejarnos de decir: “Sabe Dios de qué país salvaje” éramos, la cosa es que salimos rápido a buscar otro hotel, al principio asustados, y después en una sola jocosidad y risas de nuestra aventura inicial en Chile.

Al llegar a La Habana les contamos a todos esta anécdota y todo mundo se moría de la risa incluyendo a los hermanos cubanos del Ministerio del Interior que nos atendían. Podría contar otras anécdotas que vivimos en Perú, pero el cuento se haría muy largo.

De Chile nos embarcamos a La Habana, donde fuimos recibidos por Carlos Fonseca y Humberto Ortegacomo el 28-29 de abril.

Al llegar a La Habana nos reunimos a contarnos las experiencias, siempre guardando las medidas de seguridad sobre nuestros orígenes y datos personales, para hacerle merito a la compartimentación, ya que en eso Carlos Fonseca era bien estricto.

Durante la estadía en la ciudad de La Habana, antes de entrar de lleno a la escuela militar, Carlos nos entrevistó uno por uno para informarse sobre nuestras actividades en el interior del país. Realizamos círculos de estudio en células de tres o cuatro compañeros, quedando Armando en una de ellas. Estudiamos temas escogidos por Carlos.

De José Antonio Avilés, a quien llamábamos “Armando”, recuerdo que había trabajado en teatro. Fue actor en “Por los caminos van los campesinos”, de Pablo Antonio Cuadra. Estando en Cuba escribió una pequeña obra y la escenificamos en presencia de Carlos. Fui actor de esa pequeña obra que él se la dio a Carlos Fonseca y este la guardó. Tal vez exista en el IES o en los archivos del Centro de Historia Militar del Ejército o en Cuba,

Realizamos vida cuartelaría, la oficialía de guardia era rotativa, siendo el responsable de todo el destacamento. Cuando nos tocaba la oficialía de guardia no podíamos salir de día ni de noche. El oficial dirigía toda la actividad diaria de las ocho de la mañana a las ocho de la mañana del día siguiente. La calistenia comenzaba a las 5:00 de la mañana, recibíamos clases y estudiábamos en grupos o en lectura individual hasta las 5:00 de la tarde. A las 10:00 de la noche era hora de silencio obligatorio

Así permanecimos unos dos meses hasta que llegaron los últimos compañeros de Nicaragua enviados por Óscar Turcios (El Ronco). El destino era entrenarnos en China comunista, pero estos exigían al menos 50 combatientes y solo lograron enviar a 18 compañeros porque la selección era rigurosa. Turcios y Ricardo no querían quedar mal enviando gente que tal vez no iba a responder al cien por ciento.

Cuando se juntaron los seleccionados nos enviaron a la escuela militar llamada El Granma, al norte de la isla, en Pinar del Rio, como en julio del año 1972.

Los combatientes fueron 1) Jaime Wheelock, 2) Roberto Calderón Meza (El Puma), 3) Edgar (La Gata) Munguía Álvarez, 4) Francisco Rivera (El Zorro), 5) David Blanco, 6) Juan de Dios Muñoz, 7) Mauricio Duarte, 8) Carlos Manuel Morales (Pelota), 9) Amílcar Lorente Ruiz, hermano de Enrique, 10) Camilo Ortega Saavedra, 11) Rufo Marín, 12) Augusto Castro (su verdadero nombre era Bismark Suárez Espinoza12, 13) Uno que le decíamos “Peter”, y otros que no recuerdo, más los asesores cubanos e instructores.

Los entrenamientos de carácter militar y de preparación filosófica y psicológica los impartieron oficiales cubanos de alto nivel. Teníamos doce profesores, uno por cada materia. Algunos fueron los mismos que entrenaron al comandante Ernesto (Che) Guevara cuando partió a Bolivia de ese mismo lugar.

La preparación la recibimos 18 compañeros durante un primer periodo de un año intensivo de tropas generales. Las materias básicamente fueron:

1) Táctica-militar; 2) Tiro; 3) Medicina militar básica; 4) Estructura; 5) Preparación política y psicológica; 6) Ingeniería militar; 7) Topografía militar; 8) Balística; 9) Artillería; 10) Explosivos;11) Conducción de tanques y camiones pesados; 12) Experiencias de las guerras contemporáneas; 13) Preparación de inteligencia y contrainteligencia; 14) Física; y 15) Guerrillas urbanas.

También incluyó estudios de marxismo --materialismo histórico--. Tuvimos un profesor de educación política desde el principio del curso hasta el final. No salimos nunca, no había sábado ni domingo, no había nada. Tal vez alguien se enfermaba e iba al hospital, pero yo dichosamente no me enfermé ni una vez y entonces nunca salí. Allí estábamos como los espartanos realmente.

El compañero Antonio Avilés obtuvo el primer lugar en táctica militar, mientras yo fui el segundo (lo digo modestamente), por lo que fuimos seleccionados para dirigir el último ejercicio táctico en las montañas de El Taburete. Recuerdo también que el mayor general en retiro, Roberto Calderón Meza,13 quedó en primer lugar en tiro.

Al finalizar la intensa preparación política-militar durante más de un año, se planifica la última expedición a la montaña y Antonio Avilés (Armando) y yo fuimos seleccionados para dirigir el ejercicio final táctico.

Nota de Mónica: El relato que nos hizo Venancio fue muy detallado y vuelve extremadamente extensa la entrevista. Resumidamente explicó que se trató de un ejercicio con armas de fuego, en el que los guerrilleros tuvieron que poner en practica todos los conocimientos adquiridos. Les tocó romper el cerco tendido por soldados cubanos, y el fuego fue tan nutrido que hasta los pobladores pensaban que se trataba de una invasión verdadera.

***

Venancio: En este ejercicio ocurrieron dos hechos que no se me olvidan. “La Gata” Munguía, que iba detrás de mí, lanzó una ráfaga con el fusil AK tan cerca, que rozó mi cabeza y me hizo caer. Esto fue una contingencia ya que era una noche oscura. Con “La Gata” llevé una amistad entrañable desde el primer día que nos conocimos hasta que murió en combate en la montaña. Hasta el día de hoy llevo una cicatriz de ese episodio. Me sacaron semi-inconsciente, pero me repuse inmediatamente y tomé mi lugar al frente de la escuadra. Al final los paramédicos me curaron y vendaron ya que sangraba bastante.

Más tarde ocurrió una anécdota que nos hizo reírnos durante varios días. Al salir del cerco se nos perdieron dos combatientes, uno era Jaime Wheelock, y el otro no recuerdo, entonces se le ordena a David Blanco ir a buscarlos. Era de noche y estaba oscuro con todos los diablos. Al escuchar ruidos, David Blanco dijo: --¡Alto! ¿Quién va ahí? , --¿Y ahí quien anda?--, Le contesta Jaime Wheelock. --¡No, dígame usted primero!—replica David. --¡Dígame usted primero!--, repite Wheelock. La cosa es que al final se identificaron. Se les olvidó la contraseña. La conversación se tornó de lo más placentera y natural. Nada del carácter militar que los cubanos nos habían enseñado. Esto fue motivo de chiste por varios días entre los alumnos e instructores.

Quiero decir que esa experiencia me sirvió años después cuando caí en un cerco de la Guardia Nacional de Somoza y un sinnúmero de jueces de mesta que en la práctica eran para-militares al servicio del régimen militar somocista. Fue entre San Juan de Limay y Estelí, cuando era jefe de la Columna General Pedro Altamirano del Frente Norte Carlos Fonseca Amador en 1976.

Mónica: Pasemos a otros temas “Venancio”. Me has comentado que fuiste muy cercano a Carlos Fonseca. Diste una entrevista a Thierry Deronne (Venezuela) en la que entrás en detalles que no te voy a pedir. Si me interesa algo que me has comentado. ¿Carlos Fonseca te preguntó si conocías a “Modesto”? ¿Te pidió referencias sobre él?

Venancio: Ah sí, claro. Sí, sí.

Mónica: Te digo esto porque Humberto Ortega afirma que después de la muerte de Óscar Turcios y Ricardo Morales, Carlos Fonseca y él decidieron que Henry Ruiz debía coordinar el trabajo del FSLN al interior del país. Pero tengo entendido que Carlos no conocía a Henry Ruiz, salvo un breve encuentro en México.

Venancio: Sí, y como yo había convivido con “Modesto” desde que entró a la montaña, porque como te dije hice un largo viaje con él y en esa forma uno conoce a la gente. A mí me pareció que era el dirigente idóneo.

Cuando Carlos me preguntó sobre “Modesto”, ya tenía criterios que me permitían recomendarlo, porque mi relación entonces había sido directamente con “Modesto”, “El Ronco” (Óscar Turcios) y con Ricardo un poco menos.

Mónica: ¿Y qué pasó cuando en el interior del país decidieron que fuese Pedro Arauz y no Henry Ruiz?

Venancio: Cuando no ocurrió así, Carlos no manifestó una contrariedad grande, sino que nos reunió y dijo: “Hombre muchachos, ahorita que quedó de responsable provisional “Federico”, nosotros siempre mantenemos la postura de que “Modesto” es quien debe asumir, pero no vamos a estar peleando mientras los muchachos están allá adentro, no vamos a estar cuestionando cosas, ni vamos a oponernos.

Mónica: ¿Después del entrenamiento, ¿cuándo regresaste a Nicaragua?

Venancio: Nosotros estábamos prestos a regresar en el 73, inmediatamente que salimos del curso. Vinieron los primeros compañeros, pero por algunos mal entendidos con las autoridades cubanas se detuvieron los viajes y estuvimos prácticamente casi un año retenidos en Cuba. Alegaba el Ministerio que era por razones de carácter ideológico, pero no sé si serían cosas de Humberto o no sé qué, pero Carlos medió hasta que logramos restablecer la relación con los cubanos.

Estábamos desesperados, ansiosos de regresar lo más pronto Exigimos a Carlos y a Humberto, que eran los que llevaban las relaciones, que hiciéramos como los guerrilleros argentinos, que en ese tiempo también estaban en Cuba. Los del ERP rompieron con Cuba.

Nosotros quisimos hacer lo mismo, para poder salir, pero Carlos, con paciencia y sus buenos modos, nos mantuvo ahí. Después del golpe del 27 de diciembre se mejoró la situación. Como llevaron plata los muchachos del Comando “Juan José Quezada”, producto del rescate, Carlos agarró ese dinero y comenzó organizar nuestro regreso inmediato.

Cuando llegó el Comando “Juan José Quezada” y todos los presos, entre ellos iba un grupo de Matagalpa: Jaime Cuadra, Daniel Núñez, Alfonso Núñez, , Toño Rodríguez y su hermano, Adrián Molina y Carlos Argüello Pravia. Como ellos eran norteños, Carlos me dio la responsabilidad de este grupo

Formamos una célula para darle charlas políticas de marxismo leninismo. Ellos eran terratenientes, pero les introdujimos un poquito ese asunto. Después de eso se organizó nuestro retorno. Te estoy hablando del 75. Carlos estaba muy entusiasmado con su venida, después de una larga estadía en Cuba.

Carlos estaba animado, alegre, se sentía entusiasmado al mirar que salió toda la gente de la cárcel. Llegaron Daniel, José Benito, Eduardo Contreras, que era el jefe del Comando, Róger Deshón, Germán Pomares, y los otros eran muchachos jóvenes como Joaquín Cuadra, Javier Carrión, Omar Halleslevens, ¡Esa era la muchachada!

Nosotros nos integramos con toda esa muchachada, porque éramos un poquito más viejos pero salimos primero que ellos porque se quedaron recibiendo un curso militar de tres meses en el mismo lugar que nos habíamos entrenado nosotros, El Granma.

En el grupo que salió de primero después de esa etapa, venían Roberto Calderón (El Puma) y Antonio Bervis, de Sutiava, que murió ahí nomás en El Sauce en agosto de 1975. ¡Pobre muchacho! Después salimos nosotros y luego Carlos Fonseca.

En esos días de la preparación del retorno Carlos se miraba contento. Nos dijo, vayan ustedes primero, nos dio las recomendaciones, nos dijo cómo íbamos a entrar, los contactos que teníamos en los diferentes lugares, y dos responsables de cada góndola. En nuestro caso el responsable era Camilo Ortega. Él venía con los contactos en toda la ruta que íbamos pasando, y así entramos a Nicaragua.

Mónica: Y entre las cosas que hablaste con Carlos, ¿te manifestó la idea de irse a la montaña?

Venancio: Sí, Carlos venía claro.

Mónica: ¿Él venía dispuesto irse a la montaña desde que estaba en Cuba?

Venancio: Inmediatamente.

Mónica: ¿No fue aquí que se decidió eso?

Venancio: No, no. No fue aquí. Desde allá en Cuba, Carlos tenía la idea de fortalecer la guerrilla, la montaña, el ejército guerrillero, pero a la par de eso ir forjando los cuadros políticos militares para organizar también el partido. Allí sí que no había confusión. Éramos ejército y éramos un partido.

Entonces Carlos también era de esa idea y esto me lo manifestó en varias ocasiones, en un sinnúmero de reuniones que tuvimos. Por ejemplo, cuando murieron Óscar Turcios y Ricardo Morales, queda un vacío aquí, y el punto de referencia que Carlos tenía, era “Modesto”, porque era el que estaba al frente de la montaña, el que tenía más seriedad, más capacidad, más formalidad. Todos eran formales pues, pero a “Modesto”, siempre Carlos lo estimó.

Entro a principios del 75 que es cuando ya estaban ustedes en la zona norte. Entro a León, desde Honduras, miro a Pedro Arauz de nuevo donde los Bervis, allí llegaba todo el mundo, en Sutiava. En León estuve un tiempo, después entré a la montaña. Henry Ruiz no se dio cuenta de esa entrada mía, porque fue bien corta.

Mónica: ¿Quién te mandó a la montaña?

Venancio: A mí me mandó “Federico”. Cuando llego donde los Bervis, “Federico” no sabía que venía Carlos, porque me pregunta, ¿y Carlos, qué pasó? ¡Qué barbaridad! ¡Éste sólo está escribiendo libros allá! Así me dijo él. Yo creo que viene Carlos, así le dije.

A “Federico” lo aprecié mucho, aunque antes de irme para Cuba tuvimos un pequeño lío donde los Bervis, porque noté que tenía una relación con una de las Bervis, y no me pareció, porque entonces yo era un carajo bien puritano, a lo mejor demasiado puritano. Seguramente a Carlos le gustó eso y se identificó conmigo, porque Carlos era bien puritano también, era bien formal, y yo, a veces, cuando hablaban de bandidencias, de prostitutas, de mujeres aquí, de mujeres allá, ya no me gustaba ese asunto. A lo mejor más bien era pendejo.

Entonces Carlos opinaba que era malo hablar de la moral de una mujer. Carlos era bien estricto, a lo mejor por su entrenamiento. De manera que no me gustó mucho eso de “Federico”.

“Federico” me mandó a la montaña a que me hiciera cargo, no de la profundidad, sino como de la puerta de la montaña, y me da una carta. Entré a sustituir a José Valdivia, quien tenía algunas dificultades. Eso lo entendí hasta hace poco que hablé con “Modesto”. Tuve contradicciones con José porque él no quiso entregar el mando ni el trabajo. Le di en sus manos la carta que le envió Pedro Aráuz diciendo que me entregara el trabajo y que se fuera para Managua. Pero al final me dice, bueno, y me da un baqueano. Era en la zona de Kilambé, Quilalí, era en la entrada de la montaña, no era donde estaba “Modesto”.

Recuerdo que mi entrada fue un mes después de que mataron a Jacinto Hernández y a Filemón Rivera, como en septiembre del 75.

Me doy cuenta de la muerte de Filemón allá en la montaña, yo iba alegre porque iba a verlo, pero cayó antes. Entonces, siguiendo con el cuento, Valdivia me da un baqueano y me meto adentro a buscar los contactos y tomar el trabajo, pero el muchacho que me dio como baqueano se me fue y me dejó solo en la montaña.

Mónica: ¿Por qué te abandonó? ¿Quién era el muchacho?

Venancio: Se me deserta porque como andaba bien politizado con José Valdivia, no quería andar con nadie más. No conocí el nombre del baqueano, pero le decíamos “Patricio”, fue el que murió con Carlos Fonseca, el mismo que le dieron a Carlos para que lo llevara hacia donde estaba “Modesto”.

Pasé dos meses solo en la montaña, sin contactos, buscando colaboradores. Solo, sin baqueano ni nada, porque “Modesto” estaba bien adentro en Kuskawás, y de Kilambé a Kuskawás son varios días de camino y yo no sabía dónde ir hasta que decidí regresar a Estelí.

Nota de MBM: El campesino que cae con Carlos Fonseca se llamaba Crescencio Aguilar, tenía 16 años y usaba el seudónimo de “Danilo”. Era hermano de Fidel Aguilar, quien cayó junto a Jacinto Hernández en la emboscada de Kuskawás el 9 de septiembre de 1975. Otro hermano de él, de apenas trece años, fue asesinado después de la muerte de Edgard Munguía.

Mónica: ¿Vos no tuviste contacto con “Modesto” entonces ¿Quiere decir que esa unidad él no la atendía?

Venancio: Parece que ese trabajo estaba entre “Modesto” y la ciudad. Esa era la puerta de la montaña y la ciudad tenía contacto directamente con esa zona. Pantasma, Kilambé, era la parte que atendía “Silvestre” (José Valdivia). Me dieron esa zona para que me hiciera cargo de la entrada a la montaña.

Mónica: ¿”Silvestre” respondía directo a Pedro Aráuz?

Venancio: Sí, y se oponía a Pedro, tenían contradicciones. Siguiendo el relato, cuando el baqueanito me dejó solo en Kilambé, “Silvestre” se fue no sé para dónde, no conozco para adentro. Primero me fui a unas haciendas donde una familia de Alfonso Núñez, que era por El Bote. No hallé a nadie, entonces fui a un lugar que se llama La Concha, donde tenía unos conocidos de Estelí, y ahí estaba el papa de la Auxiliadora “Chilo” Cruz.14 Aquí es donde aparezco en Estelí y me contacto con ustedes buscando entrar en contacto de nuevo con Pedro Arauz.

Comentario de MBM: Bayardo Arce coordinaba el trabajo del FSLN en el norte (Nueva Segovia, Madriz y Estelí), ciudad y campo, después que salió Carlos Manuel Morales a unirse a lo que será posteriormente la Tendencia Proletaria (1975). También llegó a coordinar el trabajo de Jinotega y Matagalpa. Mónica Baltodano era responsable del trabajo de organización urbana en estos departamentos. Sonia Uriarte era parte de las estructuras clandestinas cuando llegó Noel Vladimir Alonso procedente de la montaña a buscar contactos con su responsable Pedro Aráuz.

*******

Venancio: Cuando llego a Estelí, me contactan con Bayardo. Como yo lo había conocido en León, me puse muy alegre. Después tuve problemas que voy a referir. Mi idea era regresar a la montaña. Bayardo me encargó, mientras tanto, reconectar a gente que yo conocía en mi ciudad. Allí fue donde vos y yo nos conocimos, estabas chavalona, bien hermosa.

Mónica: Todos éramos chavalones y guapos entonces. Recuerdo que Bayardo comentó de tu llegada, y en el regional se decidió que era mejor que te quedaras apoyando el trabajo de la Ruta Sandino.

Venancio: Sí, con Bayardo comenzamos a platicar y entonces allí me encontré a Rufo Marín también, que estaba con ustedes.

Mónica: Rufo Marín acababa de regresar también del exterior, y antes de que subiera a la montaña aprovechamos para que nos diera varias escuelitas guerrilleras. Tenía problemas de pies planos, usaba unas plantillas especiales que le habían hecho en Cuba, y además padecía problemas en los oídos, pero era un encanto de compañero, tenía una gran convicción y mística. Estuvo en Condega, donde las Centeno, y también en el propio Estelí, viviendo donde la lideresa conservadora, y colaboradora Magdalena Úbeda de Rodríguez. También colaboraban las hijas, entre ellas Saramelia Rodríguez.

Venancio: En Cuba él había sido operado tres veces de los oídos y habían sido unas operaciones bien violentas, porque le habían roto el cráneo, le habían introducido cosas.

Siguiendo con la narración, cuando me reencuentro con Bayardo estábamos alegres, vos sabés que uno con sus compañeros se alegra. El jodido tenía sus maneras un poco medio imperativas, era el jefe regional, pero yo lo vi contento también. Entonces me dice, mirá vamos a hablar que te quedés aquí. Necesito un jodido que sepa de armas, un jodido militar. Yo le dije: ¡hombre, claro, si yo me quedo aquí pues mejor, porque estoy en mi charco, en mi pueblo. Estuve como dos o tres meses en Estelí ayudándoles a ustedes con unos contactos. Fue donde también conocí a Sonia Uriarte. Luego Bayardo se vino a Managua y me dijo que iba a hablar para que me quedara en Estelí. Para entonces ya estaba Carlos Fonseca en Nicaragua, porque cuando yo entro, Carlos venía detrás de nosotros.

Bayardo, a quien le decíamos “Chepe León”, se entrevistó con Carlos, quien, como dije, me conocía perfectamente. Entonces me mandaron a llamar, y fui a Managua, encontré a Bayardo, y en una casa que nunca supe donde era, estaban Tomás (Borge), Carlos (Fonseca), “Federico” (Pedro Arauz) y otros compañeros y compañeras. Una de ellas era Claudia Chamorro. “Federico” me comunicó la decisión de que me quedara en Estelí bajo las órdenes de Bayardo con la misión de la organización de una unidad guerrillera.15

Mónica: ¿A vos te llevaron vendado a la casa donde estuviste con Carlos Fonseca? Tengo entendido que era una quinta ubicada en la Carretera a Masaya, por el kilómetro 20, por el Volcán.

Venancio: No me llevaron vendado, pero nunca supe dónde quedaba porque yo era del norte, no conocía Managua. Ahí miré a Carlos Agüero (El Macho) poco tiempo. Eso ha de haber sido en diciembre del 75, porque me acuerdo que regresé a Estelí y lo celebramos allá, hicimos una gallinita con ustedes.

Mónica: ¿De qué hablaron? ¿Qué te dijo Carlos? ¿Te propuso que te fueras con él?

Venancio: No, porque “Federico” ya había acordado que yo iba a volver a Estelí .Él era el que me había enviado y el que coordinaba todo, entonces me dirijo donde “Federico”. Pero luego de nuestra reunión de trabajo me dijo que platicara con Carlos “Federico” estaba muy alegre con la presencia de Carlos.

Me imagino que haber estado mucho tiempo fuera de Nicaragua no dejaba de crear cierta incertidumbre, cierto resquemor, pero ya viendo a Carlos aquí, todo se resolvía. Eso pensé.

Mónica: Es normal que ocurrieran esos cuestionamientos y que algunos pensaran: los que estamos aquí, somos los que estamos corriendo los riesgos. Siempre se generan ciertas tensiones entre el que está en el terreno, con los que quieren dirigir a distancia.

Venancio: Carlos me comenzó a contar de su viaje desde Cuba, de los chavalos, algunas cosas personales. Pero las cuestiones de trabajo las hablé con Tomás y “Federico”. Claro, él me preguntó algunas cosas, pero como que él no quería dar a entender o decir yo estoy mandando. Respaldaba lo que se estaban decidiendo. Pero como te digo, lo miré más alegre todavía, más animado, a “Federico” también, bien tranquilo, estaban con el Jefe como quien dice ¿verdad?.

A mí me hubiera gustado andar con Carlos en la montaña y así se lo manifesté. Entonces Carlos me dijo, mirá andate vos allá. Ya hablamos con Bayardo. Claro que hubiera sido bueno, pero de todos modos acordate que venimos entrando, tenemos poco tiempo, tenemos que ver cómo están los planes de los compañeros. Les dije a Tomás y a “Federico” que me gustaría ir con Carlos a la montaña, pero me dijeron que no, que ya estaba asignado.

Carlos estaba entrando, tenía poco, él se subordinaba realmente, me dijo que se iba para la montaña, yo solo estoy revisando aquí cómo están las cosas, que no haya malicia, que no haya cosas –me dijo- y después voy para donde “Modesto”.

Mónica: ¿No creés que hubiese sido más adecuado que “Modesto” bajara de la montaña para reunirse con Carlos?

Venancio: Es que en ese tiempo la montaña era más segura que la ciudad, Le dije a Humberto una vez que a mí me hubiera gustado que Carlos no entrara tanto tiempo, que se quedara en Honduras o en Costa Rica, para cuidar su situación, porque Carlos era ya un cuadro valiosísimo definitivamente.

Mónica: La montaña es dura, vos la conocés. ¿Vos creés que él estaba apto físicamente para ir allí?

Venancio: No, es que Carlos iba a indagarse, a platicar con “Modesto”, a reforzarle su mando, reforzarle con la gente que venía, porque venía un montón de gente atrás de él, estábamos nosotros y todos los demás que venían detrás.

Mónica: ¿Cuántas veces te viste con él?

Venancio: Lo miré solo esa vez. Varios días estuvimos ahí, no me acuerdo cuántos, después regresé a la zona donde me quedé con Bayardo, y todo bien tranquilo.

Mónica: Después que regresás a Estelí, todo el año 1976 toma impulso la formación de la Unidad de Combate General “Pedro Altamirano”, a la que nombrábamos “la GPA.” Contamos de eso.

Venancio: La General Pedro Altamirano se crea ya cuando oficialmente a mí me dejan allá, entonces yo fui el primer jefe de la GPA

Mónica: ¡Exactamente! Esto le explicaba a Julio Ramos porque él tenía una confusión. Le decía que la GPA tuvo tres momentos: una primera etapa que es cuando estas vos, en el año 76; luego, cuando vos te vas, la GPA casi desaparece; después se vuelve a articular con otros compañeros y asume el mando Ismael Lanuza (Charralito). Luego llegan Mauricio Valenzuela y finalmente Julio Ramos, que es el momento del crecimiento y desarrollo y participan como unidad en la insurrección. En esa primera etapa ¿cuál era el área de operaciones de la GPA?

Venancio: El área de operaciones era el noroeste de la Primera Región. El trabajo organizativo comienza en 1975. Las bases políticas se venían creando antes, pero todo el 76 le metemos candela con Bayardo, ustedes que estaban allí. Estamos hablando de Santa Cruz, La Almaciguera, La Laguna, El Despoblado, San Roque, Guaylo, Limay, Pueblo Nuevo, la zona de Tomabú y La Trinidad. Pero El trabajo comenzó en Santa Cruz.

Los primeros que colaboraron ahí fueron los Velásquez, Domingo Velásquez era el baluarte, era un cacique allí, era el papá de Donaldo Velásquez, que es General del Ejército ahora, allí fue reclutado. Estamos hablando de Chico Velásquez, Eduardito Velásquez, los Urbina, Sebastián Calderón Urbina, Mario Urbina. También los Arauz, el papá, la mamá, los hermanos del hoy general José del Carmen Aráuz (El Segoviano). Él fue uno de los primeros que reclutamos allí y era baqueano, y “El Charralito” (Ismael Lanuza). Los primeros integrantes fueron estos dos muchachos. Luego entró otro pariente de “Charralito”, Óscar Lanuza (El 16).

Nota de MBM: José del Carmen Arauz pasó luego a la Unidad “Bonifacio Montoya” bajo el mando de Omar Cabezas, y luego se fue con los Terceristas y estuvo en el Frente Norte.16

***

Del lado del Guaylo estaban los Huete, Camilo Huete, los Peralta, esos los reclutamos nosotros. Siguiendo adelante, en Limay, sobre la misma zona, reclutamos a Genaro Cruz, a don Carmen Castellón, a los Rosales, quienes fueron buenos colaboradores. Cuando salgo de la zona ellos quedan y siguen en apogeo.

Mónica: Un criterio en el que siempre insisto es que el trabajo de cada uno se fue encadenando con otros anteriores. Y si hablamos del Frente Sandinista, el inicio del trabajo fue en los sesenta. Una parte de esos colaboradores que mencionás, seguramente ya habían estado vinculados antes. Lo que pasa es que cada vez que se desataba la represión, algunos caían presos y el trabajo quedaba desarticulado, y de nuevo se tenía que volver a recomenzar. Recordemos que Carlos Fonseca llegó a principios de los años sesenta. Luego asumió la responsabilidad José Benito Escobar, en un tiempo fue Filemón Rivera, también Denis Enrique Romero Zamorán y después estuvo René Núñez. Recuerdo que en Pueblo Nuevo estaba un famoso colaborador de apellido Flores, pero él ya había colaborado con Manuel Díaz y Sotelo, desde antes de que existiera el Frente Sandinista.

Venancio: Si, tenés razón. En la casa de ese señor Flores pasó también Carlos Fonseca. El hijo de él se llama Cairo Flores, creo que es de la Policía no sé si ya es Comisionado, pero son gente muy: combativa, revolucionaria, luchadores, y el papá era un viejo roble. En Pueblo Nuevo estaba también Leoncio Rodríguez, esos me los pasó Bayardo, yo los contacté y comenzaron a colaborar con la General Pedro Altamirano.

Mónica ¿Quiénes fueron los primeros integrantes combatientes de la General Pedro Altamirano?

Venancio: Como te dije, Ismael Lanuza (Charralito), José del Carmen Arauz (El Segoviano), Matías, no recuerdo el apellido, tenía de seudónimo “Antolín”.

Sonia Uriarte, que fue mi mujer, y que venía de León, estaba clandestina antes que yo llegara, también estuvo en esa fase de la GPA, estuvo “El Negro” Justo Pastor Cruz Alonso, el hermano de la Chillo (Auxiliadora Cruz), Roberto Laguna (Mauricio), del que habla Julio Ramos en su entrevista. Fue Presidente de la UNAG Estelí en los ochenta, y Roberto Gutiérrez. También estuvo un hermano de “El Segoviano” que se llamaba Leo Arauz, quien murió en El Salvador luchando con el FMLN.

Mónica: También estaba Marlene Valdivia, una muchachita de quince años, muy bonita.

Venancio: A Marlene (Yahoskita), nosotros la llevamos a la guerrilla, bien chavalita. Una vez le pusimos una gran mochila, muy pesada, más pesada que ella, y se cayó. Era valiente, les hacía capricho a las tareas, para superarse.

También estuvo Agenor Gutiérrez, otro muchacho que se lo mandamos a Omar Cabezas, y que se le regresó, hermano de Roberto Gutiérrez. Roberto se integró y después ustedes lo mandaron donde “Modesto”. Estaban unos que me había mandado Bayardo, un muchacho de León, otro que se llamaba Abraham Zapata y Santiago Baldovinos, de familia acomodada de Condega.

Fue cuando murió Santiago que se armó el lío de Santa Cruz, en El Naranjo, donde murió Santiago. De allí me vino el problema que tuve y que voy a relatar.

Mónica: Recuerdo a Santiago Baldovinos (Pire). Él se puso ese seudónimo por el río del mismo nombre que corre por Condega. Era muy decidido y valiente. Varias veces nos reunimos para revisar el trabajo, pero él estaba muy decidido a integrase a la guerrilla como combatiente. En diciembre de 1975 cayó la represión en Condega. Hay que decir que esta se vino extendiendo como mancha de aceite desde la Escuela El Copetudo, y afectó todas las estructuras creadas en Nueva Segovia, Madriz y así llegó a Condega.

No me olvido que el 8 de diciembre estábamos durmiendo en la casa del matrimonio formado por Alicia Centeno y Juan Ramón Espinoza, cuando nos avisaron que la G.N. estaba tendida frente a la casa. Salimos por atrás, saltando sobre un cerco de piñuelas, y fuimos a la casa de otra entrañable colaboradora a quien llamábamos Adelita, una señora de apellido Moncada. De ahí es que se ve la necesidad de pasar a la clandestinidad a “Pire”, y luego a Mario González. ¿Cómo muere Santiago?

Venancio: Salí a una reunión y dejé a una parte de la Unidad en la casa del colaborador Celso Lazo, bajo el mando de “Charralito” (Ismael Lanuza), a Santiago, al número dos, Abraham Zapata, y otro de León. Bajé a una reunión donde Chicho González, a la que había llegado Pedro Arauz Palacios.

Estuvimos dos días donde Chicho. El segundo día en la tarde, nos reportan un tiroteo y muertos para el lado de Condega. Después me enteré que como Santiago es de la zona y le gustaba tirar, cometió el error de salir con un riflito 22 a cazar conejos. Los miraron y la gente los confundió con ladrones porque andaba una banda de un Vicentón, que secuestraba y mataba, eran delincuentes comunes. Entonces cuando sale Santiago, un poco aburrido de estar encerrado, la Guardia lo detecta.

Se reunieron unos guardias y fueron donde Celso Lazo, porque este era Juez de Mesta y nosotros lo habíamos reclutado. Le preguntaron a Celso sobre unos hombres que andaban tirando. Santiago andaba en el monte en su cacería, pero “Charralito” estaba dentro de la casa con el muchacho de León. Cuando “Charralito” miró a los guardias les disparó y se armó la de San Quintín. Mató un guardia y se van. Cuando Santiago oye los balazos pega la carrera y va hacia la casa, se topa con la Guardia y lo matan. Así fue que murió Santiago. Yo he investigado, he explorado con la gente, incluso con algunos de los que anduvieron de auxiliares de los guardias que argumentaban que se los llevaban a la fuerza a estos operativos.

Yo estaba saliendo de la reunión de donde Chicho y como a las 7:00 de la noche Bayardo se da cuenta de los muertos, me siguió y me alcanzó frente al colegio de las monjas. Me acuerdo que él iba con un sombrero blanco. Mirá –me dice-, los muertos son de tus muchachos. Yo iba de regreso a donde ellos, así que Bayardo me salva la vida. Me tiré por otro lado y salí por El Pastoreo con otro muchacho. Me contacté con “Charralito”, hicimos una evaluación y después entré en contradicciones con Bayardo.

Nota de Mónica. Santiago Baldovinos y Abraham Zapata caen el 24 de noviembre de 1976 en la Comarca Santa Cruz, Estelí.

Abraham Zapata Pérez (18), fue identificado días después como ex alumno del Instituto Nocturno Mariano Fiallos Gil, dirigente del Movimiento Estudiantil de Secundaria (MES). Sus padres eran Rafael Pérez Reyes y Herlinda Zapata, del Barrio Zaragoza, de León.

Santiago Baldovinos (Pire), era ingeniero agrónomo graduado en la Escuela Nacional de Agricultura, originario de Condega. Su padre, dueño de la Pensión Baldovinos, ocupaba entonces el cargo de Juez de Policía de Condega.17

***

Mónica: ¿Por qué esa contradicción con Bayardo? ¿Te responsabilizaba por los sucesos de Santa Cruz o tuvieron diferencias sobre lo que había que hacer después?

Venancio: Miré a Bayardo como sofocado, irritable, y yo un poco joven también en ese tiempo, no voy a decir que no me irritaba también, entonces estuvimos a punto de volarnos bala. Entramos en desacuerdo y yo quedé en una situación difícil porque era un asunto serio con él. Yo tenía una cierta militancia y no podía hacer una canteada con ese asunto, y entonces mejor me fui.

Mónica: Entrevistados que me pidieron no dar sus nombres, me dijeron que después de la muerte de Baldovinos y Zapata se consideró que había un infiltrado a quien le decían “El Águila Negra”. Se consideró que él era el informante porque a los días salió sin permiso de una casa de seguridad y al seguirlo lo vieron entrar al Comando de la G.N. en busca de alguien que coordinaba labores de la OSN y que le decían “Peligro”. Lo responsabilizaron de la muerte de los dos compañeros y por esa razón lo fusilaron. Estalló un problema interno dentro de la unidad, ya que por un lado la acción no había sido autorizada, pero también porque como era primo de otro destacado miembro de la GPA, se habían creado fuertes fricciones. Me dijeron que de ahí vino todo el problema.

Venancio: Efectivamente, nosotros informamos al mando, pero no nos habían autorizado a tomar medidas contra él. Y después que Bayardo se reúne con “Federico” me mandaron a decir que me llevarían a Consejo de Guerra.

Entonces me asusto y me arrecho. Puta, estos guardias jodidos nos mataron a Baldovinos, mataron al otro, me robaron carabinas y en el sofoque cometo otra cagada y me voy a Estelí, y le digo a Bayardo --y ese fue otro encabe-- voy a recuperar esas armas que me quitaron, así que salite de Estelí mejor, porque voy a atacar a la Guardia.

Entonces planifiqué caerle a los dos bancos con una escuadra, y a la casa de René Molina, con la otra, y en esta es donde yo fui.

Entonces le caemos a la casa y está la Guardia y en el parque había un montón de guardias. Me meto, entonces el celador se enfrentó y lo tuvimos que fregar. Recuperamos únicamente una carabina

Mónica: ¿En qué fecha fue eso?

Venancio: Eso fue en enero del 77. Ese fue el rompimiento con Bayardo, ya no pudimos hablar. Primero porque me dijeron que me iban a hacer Consejo de Guerra y después temí por mi vida y nunca pude platicar con Bayardo lamentablemente, porque él se ponía arrecho con esas babosadas, y bueno él tenía su razón pues.

Nota de MBM: La operación consistió en tratar de desarmar al celador que cuidaba la residencia del diputado somocista y jefe político de Estelí, René Molina. Fue muerto el bedel en la madrugada del 21 de enero al mismo tiempo que era asaltado un comisariato a pocas cuadras de la residencia. Fueron tres los participantes en la acción y recuperaron una carabina.18

****

Después me dijeron que el otro pariente (se refiere a un pariente del ejecutado “Águila Negra”, a quien le echaron la culpa de la muerte de Baldovinos y Zapata) me quería matar y se puso más tensa la situación. Entonces decidí salir de la zona y le dije a “Charralito”, mirá, me voy a salir de aquí, para ir arreglar este asunto. Voy a ir a buscar a Camilo porque lo conozco. Eso fue al menos mi versión de las cosas. Con Bayardo nunca jamás volví a hablar del asunto, solamente por papeles. No nos volvimos a ver, entramos en una contradicción verdaderamente grande.

Salgo de la zona en el 77 con la idea de buscar a Daniel, quien estaba en Nicaragua, porque con Bayardo nos pusimos en una situación bien jodida.

Me fui a Managua con Sonia Uriarte, mi compañera, como en enero del 1977, no me pude contactar con nadie y casi nos agarran, hasta tuvimos un rifi-rafa con unos orejas en el Barrio La Fuente. Las armas me las traje para Managua, andábamos armados buscando el contacto. Cuando ya me vi en la sin remedio, ni modo.

Planifiqué irme para San Carlos por tierra. Allá hay una finca en que podría haber esperado para platicar la cosa y solucionarla. Pero no se pudo. Entonces decidimos irnos para México y salí por medio de la Embajada con la idea de retornar, porque allí sí tenía contactos.19 Cuando llego allá, casi al bajar del avión me llevaron a un hotel, me salió la Olga López y me encontré a varios conocidos. Inmediatamente comencé a trabajar siempre con la GPP, porque si nos íbamos a otro lado, sentíamos que casi éramos traidores. Comencé a montar escuelas militares. Allí me encontré a Genarón, ¿te acordás de Genarón? que había sido del regional, y había salido también no sé cómo.

Mónica: Genaro es Mario González, de Condega. Durante un tiempo corto fue responsable de Matagalpa, pero en febrero de 1977 pidió salir del país y lo sacamos por veredas ¿Entonces ya no entraste Nicaragua? ¿Te quedaste en la retaguardia?

Venancio: Ya no entré. Ahí recluté a Fermín Escoto, hoy general, también al general Zepeda, a quien entrené. Allí estaba Robin, entrené a Denis Gutiérrez, fueron buenos elementos, y unos muchachos que murieron en la lucha. Fueron dos escuelas y luego entraban a una góndola, después entraba la otra y después yo venía para acá. Pero ya no estuve en la insurrección.

Nota final:

Venancio Alonso fue siempre un militante muy crítico. No se conformaba con recibir órdenes y dejar que los de arriba decidieran por él. Fiel a los principios revolucionarios vivió siempre una vida muy austera y sencilla, en contacto cercano con la gente

En el año 2018 sufrió por la represión desatada contra los jóvenes sublevados en la insurrección cívica de abril. Para entonces ya estaba muy enfermo, pero así participó en las movilizaciones que se realizaron en Estelí. Una de sus publicaciones del 17 de mayo en Faceboock decía:

“Lo menos que podemos hacer es solidarizarnos. Condenamos la represión y el crimen contra los muchachos indefensos. Les han dado balazos por la espalda. Crimen imperdonable que reclama vindicta”.

Venancio Alonso, como muchos de los luchadores contra la dictadura somocista, se comprometió en la lucha, ahora cívica, contra la dictadura orteguista. murió confiando en que las nuevas generaciones sabrán ser fieles a los principios y valores por los que vivió y luchó.




NOTAS

1 Realizamos dos entrevistas a “Venancio”: en la primera, además de sus datos generales queríamos saber sobre la formación de la Unidad General Pedro Altamirano; y en la segunda sobre sus vivencias en general en las filas del FSLN. Posteriormente él nos envió varios complementos escritos, entre ellos, sobre el curso que recibió en Cuba, y otro sobre Denis Ortega, “Chico Chiquito” o “Macondo”. Los insertamos haciendo un resumen de los aspectos más importantes, pero respetando los criterios tal y como él nos lo remitió, agregando nuestros comentarios, en particular sobre el caso de Denis Ortega.

Así mismo consideramos importante leer la entrevista que por esas mismas fechas le hiciera Thierry Deronne, quien preparaba un video sobre Carlos Fonseca. Venancio nos remitió también la transcripción de la entrevista y el video. Puede encontrarse la entrevista también en http://www.buenastareas.com/ensayos/Entrevista-Sobre-Carlos-Fonseca-a-Venancio/420727.html.

2 Se refiere al Dr. Manuel Munguía Robelo, dueño de la Clínica Santa Martha y gran colaborador del FSLN. Padre de los militantes sandinistas Cristian y Martha Munguía.

3 Cayó en las montañas en septiembre de 1975.

4Ver entrevista con Adrián Gutiérrez en www.memoriasdelaluchasandinista.org

5 El verdadero nombre es Jacinto Roque Hernández Martínez, pero todos le conocían como Jorge o “Viet Cong”. También pude entrevistarlo y su relato será parte de esta sección de Nuevos Relatos.

6Ortega Saavedra Humberto, 2004, La Epopeya de la Insurrección, pág. 221.

7 Denis Ortega se separó del FSLN llevándose un grupo de combatientes y con ellos realizaba sus propias acciones. Cayó preso y una vez puesto en libertad se dedicó a una secta evangélica. También creó su propia columna guerrillera, a la que le puso como nombre “Catalino Flores”, en honor al líder sindical, que también había tenido algunas contradicciones con el mando del Frente Sandinista.

8 Entrevista de Adrián Gutiérrez en https://memoriasdelaluchasandinista.org/en/24-nuevos-relatos complementada con informaciones publicadas en La Prensa y Novedades del día 16 de marzo y siguientes.

9 Eso fue a mediados del año 1971.

10“Chico Chiquito” rompió con la jefatura de la guerrilla cuando fue persuadido por Edén Pastora para que lo acompañara cuando desertó de la montaña en 1972. Edén lo anduvo unos días como guardaespaldas porque --él mismo lo confiesa-- tenía miedo de que lo fusilaran. Cuando Edén salió para Costa Rica, Denis Ortega se quedó en Nicaragua y durante un tiempo se desvinculó de las actividades guerrilleras y se hizo predicador evangélico. En el año 79 creó un grupo al que llamó Catalino Flores y realizaban sus propias acciones. Entonces le correspondió a Francisco Rivera volver a contactarlo para que se incorporara a la lucha. Francisco Narra que al único que le hacía caso era a German Pomares. La columna de Chicho Chiquito participó en la toma de Jinotega y luego en la insurrección final LuegoVer Baltodano Mónica 2010, MLS volumen III, páginas 174-175 entrevista a José Valdivia y las entrevistas de Sergio Ramírez a Francisco Rivera en el libro La Marca del Zorro.

11 Bernardino Díaz Ochoa cayó asesinado en La Tronca, departamento de Matagalpa, en octubre de 1971 junto a otros campesinos. Este compañero había sido apresado varias veces, a raíz de Pancasán. Su cadáver fue encontrado en Yale, cerca de Wasaka.

12  Dato suministrado por Iván Castellón Bartosh. En diferentes publicaciones se utiliza el nombre de Augusto Castro.

13 Roberto Calderón Meza falleció el 4 de enero del 2016 en Managua.

14 Auxiliadora Cruz, obrera de las tabacaleras de Estelí, fue reclutada por su primo Noel Vladimir. Fue capturada en la represión de octubre de 1977 en Managua, donde hacía labor semi clandestina. Estuvo prisionera hasta el asalto al Palacio Nacional en agosto de 1978.

15 Esta reunión se realizó en diciembre de 1975.

16 Cabezas, Omar, 1988, Canción de amor para los hombres, página 202.

17 LP 26 y 27 de noviembre de 1976.

18 LP 21 de enero.

19 El 12 de abril en encargado de negocios de la Embajada de México confirmo que además de Mario Mejía se encontraban asilados Sonia Uriarte (19) de León, Noel Vladimir Alonso (19) de Estelí y Agenor Gutiérrez Gámez (19) de La Trinidad

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