Las mujeres del Diciembre Victorioso
Leticia Herrera
Leticia Herrera Sánchez nace el 11 de marzo del año 1949 en Costa Rica, donde vive hasta su adolescencia. Su padre era un obrero nicaragüense que colaboraba con el Frente Sandinista de Liberación Nacional en aquel país.
Mientras realiza estudios en la Universidad Patricio Lumumba, en la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas, es reclutada para el FSLN en el año 1968. Recibe entrenamiento militar en Palestina y regresa a Nicaragua en 1970, incorporándose al trabajo organizativo clandestino. En 1974 forma parte del Comando Juan José Quezada que asalta la casa de José María Castillo.
En febrero de 1976 es responsable del trabajo del Frente en el Regional Masaya. En 1977 integra el Frente Norte y en la insurrección de 1979 es miembro del Estado Mayor Occidental Rigoberto López Pérez. En los años ochenta, es Coordinadora Nacional de los Comités de Defensa Sandinistas (CDS). Diputada de 1985 a 1996 y Vicepresidente en la Asamblea Nacional entre 1985-1990. Es licenciada en Derecho y a la fecha, trabaja en la Corte Suprema de Justicia.
Entre los años 1967 y 1970, cayeron combatiendo o asesinados valiosísimos dirigentes del FSLN, mientras otros eran encarcelados. A finales de 1970, en medio de una coyuntura de intensa represión, la conducción del Frente Sandinista decide entrar a un período que se denominó de acumulación de fuerzas en silencio.
Dicha etapa duró hasta el 27 de diciembre de 1974, cuando se produce el asalto a la casa de Chema Castillo. La operación permitió alcanzar, luego de un proceso de intensa negociación, la liberación de cuadros de la organización de las cárceles somocistas. Se constituyó en una gran victoria política para el FSLN.
En las acciones militares de 1963, en Patuca, y en los numerosos asaltos de esos años, no participa ninguna mujer. En Pancasán estuvo Gladys Báez “Adelita”. Pero es en la Operación Diciembre Victorioso en donde vemos ya una representación significativa de mujeres. Una de las tres mujeres que integraron el comando sandinista, es Leticia Herrera, conocida con los seudónimos de “Vicky” y “Miriam”.
Mónica: Leticia, sos una mujer que muy poco habla de sí misma. He revisado un poco tu historia y encuentro que desde muy temprano te integrás a la lucha. Recibiste entrenamiento en explosivos, pero además participás en tareas organizativas clandestinas durante muchos años. Te agradezco tu presencia en mi programa, aunque sea por un espacio corto, ya que tenés que participar como expositora en un seminario jurídico.
Leticia: Considero fundamental el rescate de la historia de nuestro pueblo, porque la lucha contra una de las dictaduras más sangrientas que hubo en América Latina, marcó un cambio en la historia del pueblo nicaragüense. Me parece interesante venir y refrescar un poco la memoria, en estos momentos cuando hay un reasentamiento del neoliberalismo y una muy definida estrategia de fomentar el olvido de la historia, fundamentalmente en las nuevas generaciones.
Mónica: Como tenemos poco tiempo, vamos a centrarnos en la Operación Diciembre Victorioso. Contanos de esa acción del 27 de diciembre de 1974.
Leticia: Debo decir que la realización de esa acción se dio cuando horas antes el dictador Anastasio Somoza, Tacho, durante una conferencia de prensa se había ufanado de que ya había exterminado hasta al último sandinista. Hasta ese día se había orientado trabajar en el fortalecimiento organizativo y la realización de acciones en forma silenciosa. Es la etapa de acumulación de fuerzas en silencio. Poco después se produjo la gran sorpresa: el FSLN estaba vivito y más combativo que nunca.
El operativo del comando Juan José Quezada fue una acción que requirió de una tremenda dedicación, de una cuidadosa selección de los componentes del comando y marcó no solamente un cambio en el proceso de forja y desarrollo del Frente Sandinista, sino también un cambio sustancial en la historia de Nicaragua.
Significó también una apertura y una reafirmación de la participación de la mujer sandinista, combatiente, en la clandestinidad o en el trabajo legal.
Mónica: ¿Cuántas mujeres tomaron parte en todo el operativo, y en el propio Comando?
Leticia: Inicialmente íbamos a participar cinco mujeres. Una de ellas, María Mercedes Avendaño, debido al exceso de ejercicios se le inflamaron las articulaciones de las piernas, eso le impidió participar en la acción. La otra compañera era Charlotte Baltodano, pero al final se decidió que su papel fuera ser parte de la fachada para garantizar la seguridad de la casa donde estábamos reconcentrados. El resto de las compañeras éramos Eleonora Rocha López, Olga López Avilés y yo.
Inicialmente el comando estaba conformado por quince compañeros: diez varones y cinco mujeres. Al final del período de organización y preparación, solamente quedamos tres mujeres y se retiraron dos varones. Estos compañeros eran nativos de la comunidad indígena de Sutiava, en León. Eran de gran trayectoria, pero en definitiva, bastante mayores en ese momento. El trajín de la preparación física y militar los golpeó mucho. Éramos muy exigentes en cuanto a una serie de requisitos indispensables y fundamentados en una mística y una entrega absoluta.
Repito, para mí es importante que en esta acción los hombres del Frente Sandinista reconocieran que las mujeres teníamos gran capacidad y, algunas veces, hasta más capacidad que los hombres, como combatientes de tiempo completo.
Mónica: ¿Cuáles eran los objetivos de la acción?
Leticia: Desde que la Dirección del Frente se planteó realizar ese operativo, estableció cuatro objetivos: en primer lugar, la liberación de todos los presos políticos que hubiera en ese momento. En segundo lugar, la recuperación de una cantidad considerable de dinero. En tercer lugar, pasar por cadena nacional de radio y televisión, durante cuarenta y ocho horas y, en determinadas horas del día, un comunicado del Frente Sandinista que vendría a ser, diría yo, como su plataforma programática a la par del análisis de toda la situación. Y cuarto, la preservación de fuerzas, el traslado con garantías para todos, tanto para los que iban a ser liberados como para los miembros del comando, una vez que se concluyera la negociación.
El comunicado tenía dos sentidos: el análisis de la situación, denunciando la tremenda represión que se impulsaba en la montaña básicamente, pero también la denuncia del Estado de Sitio en el que virtualmente vivíamos los nicaragüenses.
Mónica: Recuerdo el comunicado, que es un recuento impresionante de lo que se había realizado durante ese período de silencio y una denuncia sobre la represión. La proclama exigía que se detuvieran las acciones contra la base campesina, denuncia que después asume la Iglesia Católica.
La acción fue una enorme derrota política para el somocismo. El Frente demostró su capacidad para un operativo de esa magnitud. El FSLN estaba, no sólo vivo, sino más fuerte y más vinculado al pueblo que nunca. Leticia, ¿quiénes fueron los presos liberados?
Leticia: Los liberados fueron: José Benito Escobar, Oscar Benavides, Julián Roque, Lenin Cerna, Manuel Rivas Vallecillo, Daniel Ortega, Jacinto Suárez, Daniel Núñez y sus dos hermanos, Carlos Argüello y Jaime Cuadra, el actual Ministro de Gobernación1.
Mónica: La mayoría de los liberados tenían varios años de estar detenidos, pero los hermanos Núñez y Jaime Cuadra, acababan de caer presos por el asalto al banco de Abisinia, en Jinotega.
Leticia: Efectivamente se había realizado esa acción y entonces Jaime Cuadra, Daniel Núñez, Adrián Molina y Carlos Argüello –estos tres últimos colaboradores incondicionales y de una gran firmeza–, fueron capturados en los días en que nosotros estábamos ocupando la casa de Chema Castillo. Nos dimos cuenta de ellos y los incorporamos a la lista de los que estábamos exigiendo que fuesen liberados.
Mónica: En los días posteriores al asalto me encontraba en un campamento en Telica y llegaron Juan de Dios Muñoz y Ana Julia Guido. Nos contaban que al día siguiente de la operación, venían de Matagalpa en un taxi interlocal por la carretera Sébaco-Telica, con René Núñez. Un retén de la Guardia los hizo bajarse, y en el registro le encontraron un arma a René, y ahí mismo lo capturaron.
Precisamente ellos, Ana Julia y Juan de Dios Muñoz, participaron en el asalto a Abisinia, y parece que por casualidad los detectaron, porque la Guardia estaba haciendo unos registros enormes. Juan de Dios Muñoz se sentía muy mal porque no pudo hacer nada. Él andaba una granada de fragmentación y no se la detectaron, pero no podía lanzarla o usarla para impedir la captura de René, y eso le dolía mucho.
El Comando sandinista ya estaba en la casa de Chema Castillo y los compañeros de afuera le dijeron a Obando y Bravo que les avisara a ustedes que había un preso más, René Núñez. El hoy Cardenal Miguel Obando y Bravo no quiso pasar el aviso, y por ello René se quedó preso hasta agosto de 1978, liberado por otro operativo, el del asalto al Palacio Nacional.
Leticia: Nosotros nos dimos cuenta de los otros presos porque lo escuchamos en la radio. El comando se mantenía monitoreando todo lo que se estaba transmitiendo a través de los medios de comunicación social, y no se oyó nada de René.
Mónica: ¿Quiénes conformaban el comando?
Leticia: El responsable era Eduardo Contreras, quien era el “Cero”. Después estaban Hugo Torres, que era el número “1”; yo era la número “2”; estaban Javier Carrión y Félix Pedro Picado, un compañero originario de Sutiava que cayó en 1976; Róger Argüello Deshón, que cayó en Veracruz, León, en 1979; Omar Halleslevens, Joaquín Cuadra, Eleonora Rocha, Mario Sánchez, Olga López Avilés y Germán Pomares. Germán fue determinante para nosotros, era el eje de todo. También participó Alberto Ríos, de Chinandega, quien cayó también ante la Guardia2. Éste y Eleonora, eran los menores del comando, tenían como diecisiete años. El responsable de la preparación táctica propiamente dicha, fue Tomás Borge.
De los rehenes, los que más me recuerdo, quizás por el peso figurativo que tenían, son: los Gallo; el representante de la Standard Fruit Company; el entonces embajador de Chile en Nicaragua, Guillermo Sevilla Sacasa; el ex-canciller de Somoza, Alejandro Montiel Argüello y Lazlo Pataky.
Guillermo Sevilla Sacasa fue un rehén de lujo, determinante para entablar las negociaciones, por su peso familiar, puesto que era casado con la hermana del dictador, la Liliam, cuyo rostro fue estampado por órdenes del fundador de la dinastía, Anastasio Somoza García, en los antiguos billetes de un córdoba. Esos son de los que más me acuerdo, claro que hay otra serie de gente muy connotada en ese momento, todos con sus respectivas esposas, pero las mujeres fueron liberadas de inmediato.
Estuvimos a punto de secuestrar a unos sobrinos de Anastasio Somoza Debayle, pero lograron huir del lugar durante la confusión de los primeros momentos del asalto. Después vinieron las negociaciones, momentos de tensiones, pero logramos los objetivos primarios que nos habíamos planteado. En esas condiciones marchamos a Cuba, con una parte de los rehenes y el garante.
Diciembre Victorioso puso al Frente Sandinista en un lugar preponderante de la vida nacional y por un tiempo le quitamos presión a la montaña. Se proyectó a la mujer sandinista a un primer plano, combatiendo junto a los hombres del FSLN. Diciembre Victorioso fue un paso adelante trascendental, puesto que moralizó a los sandinistas y minó de manera estratégica la moral de la dictadura y de su brazo represivo la Guardia Nacional.
26 de junio de 1999
NOTAS
En esta operación, la Dirección del Frente Sandinista en el interior no incluyó en la lista para ser liberados, al compañero Leopoldo Rivas Alfaro, aplicándole una desproporcionada e injusta sanción y prolongando su ya largo cautiverio. No fue sino hasta en 1978 que el Comando que asaltó el Palacio Nacional, lo incluyó en sus listas.
Alberto Ríos cayó en un enfrentamiento con la GN el 25 de noviembre de 1976 en Santa Rosa, Departamento de Madriz, cuando entraba al país junto con Marcio Jáenz, quien fue capturado.
1 En esta operación, la Dirección del Frente Sandinista en el interior no incluyó en la lista para ser liberados, al compañero Leopoldo Rivas Alfaro, aplicándole una desproporcionada e injusta sanción y prolongando su ya largo cautiverio. No fue sino hasta en 1978 que el Comando que asaltó el Palacio Nacional, lo incluyó en sus listas.
2 Alberto Ríos cayó en un enfrentamiento con la GN el 25 de noviembre de 1976 en Santa Rosa, Departamento de Madriz, cuando entraba al país junto con Marcio Jáenz, quien fue capturado.
amanecer :
Mi querida Leticia. Recuerdo cuanto admiraba tu valor y tu compromise por la patria pero creo que es muy importante que no te olvides que quien les proporciono los planos para entrar a la casa fue Marisol, la hija de Chema que en ese momento era novia the Lang
26 Jul, 15