Memorias de la lucha Sandinista

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De seminarista a militante revolucionario

Víctor Hugo Tinoco


Víctor Hugo Tinoco nace en León el 10 de julio de 1952. Estudia primaria en la Escuela Enmanuel Mongalo y Rubio, y la secundaria en el Seminario Nacional, al que ingresa desde los doce años de edad. Ahí se bachillera e inicia estudios de Filosofía. Involucrado como seminarista en actividades comunitarias, también tiene sus primeros vínculos con el Frente Sandinista de Liberación Nacional.

Se integra formalmente al Frente Sandinista en 1973, mientras estudia en la Universidad Nacional Autónoma de Nicaragua (UNAN) Managua. Se traslada a León y asume de manera ininterrumpida distintas responsabilidades en el Frente Estudiantil Revolucionario (FER). Llega a ser dirigente del Centro Universitario de la Universidad Nacional, del FER y coordina a nivel nacional el trabajo de la Asociación de Estudiantes de Secundaria (AES).

En 1978 es impulsor del Movimiento Pueblo Unido (MPU) y a fines de este mismo año, pasa a la clandestinidad, siendo trasladado al norte del país, a la Columna General Pedro Altamirano. Como parte de la GPA participa en distintas acciones ofensivas, en la toma de Achuapa en abril de 1978 y, en la insurrección final, en las tomas de Achuapa y El Sauce.

Luego del triunfo de la Revolución Popular Sandinista, es nombrado embajador de Nicaragua en las Naciones Unidas; posteriormente, vice-canciller del gobierno de Nicaragua. En esa condición forma parte de los procesos de negociación de Contadora (1983-1985), Manzanillo (1983), Esquipulas (1987­1988), y con la contra-revolución (1989).

Es licenciado en Sociología con postgrado en Gerencia Empresarial, en la Universidad Centroamericana. Después del año 1990 fue secretario político de Managua y miembro de la Dirección Nacional del FSLN. A la fecha de la entrevista, es diputado por el Frente, pero mantiene posiciones críticas a la línea de pactos de la actual conducción sandinista.

Este diálogo con el compañero Víctor Hugo Tinoco, es un recorrido de remembranzas de la lucha del FSLN contra la dictadura, desde el tránsito por él vivido en los lugares en los que asumió tareas y desarrolló su liderazgo. Es un aporte a la reconstrucción de la memoria histórica de la lucha estudiantil del FER en León y Managua, y también a nivel nacional; y de la lucha guerrillera desde la Columna General Pedro Altamirano y sus secciones en Estelí y occidente. Además, es un testimonio de las tomas de pueblos durante los días de la insurrección final, como Limay y Achuapa.

Víctor Hugo, un joven seminarista que luego se convierte en estudiante de Medicina, carrera que le sirvió de fachada para realizar diversas tareas organizativas y políticas que consumieron su tiempo de militancia revolucionaria con el FSLN, para culminar integrándose como clandestino en la labor político-militar en la zona noroccidental del país.

El triunfo de la Revolución lo encuentra al frente de una columna guerrillera que iba de Matagalpa a la toma de Jinotega, para luego, tan sólo una semana después, verse designado como embajador de Nicaragua, tierra libre de dictadura, ante las Naciones Unidas.

Mónica: ¿Cómo fue que te metiste al Frente Sandinista?

Víctor: Desde muy pequeño vivía en el barrio Altagracia, en Managua. Ahí ha vivido mi familia todo el tiempo, creo que desde el año 1965. Antes habíamos vivido en la Calle Colón, frente a donde estuvo el Cine Alameda. Ahí mi mamá tenía un cafetín que se llamaba “El Café Bien”. De ahí hubo mudanza a Altagracia para hacer una casa; en ese tiempo, este barrio estaba en la periferia de Managua, no existía el bypass de la Resistencia que pasa por la Racachaca, ni Plaza España, nada de eso. Entonces nos mudamos y prácticamente ahí crecí.

Estudié en el colegio de Altagracia, el único que había en esa época, que era la Escuela Enmanuel Mongalo y Rubio. Quedaba a una cuadra de mi casa y ahí estudiamos la primaria todos mis hermanos. Después de la primaria, a la edad de doce años o un poquito más, entro al seminario, o sea, entro chatel, chavalo.

Mónica: Pero, ¿fue por idea tuya o de tus padres?

Víctor: Influyen mucho los padres, obviamente, sobre todo mi mamá. Yo tenía mucha relación con las monjas de Altagracia, de la María Mazarello, con Sor Emilia específicamente, a quien le tengo mucho cariño desde la época de chavalo. Sor Emilia era líder con los chavalos, les daba alojamiento, apoyo para jugar, etcétera. Hacía labor social, pues. La influencia de las hermanas de Madre María Mazarello, y por la influencia de mi mamá, es que a mí me atraía la idea de ser seminarista; pero estaba chavalo, ¡imaginate! El criterio uno no puede tenerlo muy claro a los doce años.

Entonces yo estoy en el seminario prácticamente de los doce a los veinte años, casi durante ocho años. Hago ahí toda mi secundaria y tres años de Filosofía, interno en el Seminario Nacional, que quedaba antes por Monseñor Lezcano, hasta que lo destruyó el terremoto. Me bachillero en el año 1970 y continúo con la Filosofía, de 1971 en adelante. En ese tiempo, el Seminario estaba dirigido por unos curas progresistas canadienses.

Mónica: ¿Es el mismo Seminario donde estuvo Leonel Rugama?

Víctor: Es correcto, nada más que Leonel había salido uno o dos años antes que yo llegara. No conocí a Leonel en el Seminario, pero sí al padre Toñito Castro, quien me llevaba cinco o seis años adelante en los estudios. Él ya estaba en Filosofía cuando entré a la secundaria. Ahí estaban Bayardo Salmerón, Luis Enrique Figueroa, Ricardo Péters –quien fue embajador nuestro en El Vaticano–, Bosco Vivas, Leopoldo Brenes. Ellos eran más o menos de la misma generación.

En 1971 se flexibiliza la cosa, y ya puedo salir a trabajar a mi barrio en labor social. Eran gente progresista los curas canadienses. La influencia del nacionalismo francés y las ideas del Concilio Vaticano II, hacían que estos sacerdotes fueran bastante progresistas. Recuerdo que en los cuartos del seminario teníamos unos enormes afiches del Che Guevara y cosas por el estilo. Ellos te lo permitían, para que te des una idea del margen de madurez que tenían estos sacerdotes que regían el Seminario.

Entonces ahí es cuando, en el año 1971, estando todavía en el Seminario, me empiezo a vincular con el FSLN; ya algunos compañeros tenían vínculos con el Frente en León. Me acuerdo de ese compañero, no sé si vos lo conociste, Antonio Espinoza.

Mónica: Sí, perfectamente, era de mi primera célula. Era de origen muy humilde y muy exigente en cuanto a la disciplina. Impulsor del trabajo con el movimiento cristiano en León. Después se casó con una compañera del movimiento cristiano llamada Ivania.

Víctor: Antonio era un hombre bien preparado, estaba en el Seminario y empezó a llevar ideas revolucionarias. Aquí en Managua, salgo en 1971 a organizar un Club de Jóvenes con varias gentes. Por la vía de ese Club me vinculo con José López Huelva, “Chepe” López, hermano de la Rosi López Huelva y una hija de ella, Jovanna. Todos, junto con una hermana mía, entramos a formar el movimiento juvenil. En esa época, Chepe ya está conectado con el Frente. Desde que se forma ese Club Juvenil, ya estábamos vinculados con gente que está pegada al sandinismo, y después llegan Miguel “El Mono” Bonilla y Vivian Torres. Entonces el Club Juvenil empieza a ser un grupo de labor social, pero también para la cuestión política. Ya andamos manejando los documentos del V Congreso Estudiantil que, en la práctica, son las líneas del Frente.

Salgo del Seminario a mediados del año 1973, y entro en Managua a la Universidad para hacer el Año Básico, porque no me reconocen los estudios de Filosofía. Ahí es donde me vinculo orgánicamente al Frente Sandinista a través del compañero Sergio Mendoza, quien llegó a ser Comandante Guerrillero, y murió después del triunfo de la Revolución en un accidente de tránsito. Es el primer vínculo formalmente orgánico que tengo.

Después de hacer un semestre aquí en Managua, me voy a León a terminar el Básico. En 1974, ya voy vinculado por la relación con Chepe López y con otros compañeros del CUUN de Managua. Ya llego a León prácticamente a ser dirigente estudiantil. Entro en 1974 y el mismo año, soy presidente del Básico.

Mónica: Tu principal tarea, como miembro del Frente, es el trabajo en el movimiento estudiantil. Como miembro del FER, tenías que empujar las luchas estudiantiles.

Víctor: Así es. Ya desde aquí, en Managua, nos metemos a la primera huelga de esa época, la huelga de la Facultad de Ingeniería. No me acuerdo qué problema era, pero nos metemos los del Básico a apoyar.

Llego a León en 1974 y soy presidente de la Facultad de Ciencias y Letras, o sea el Básico. En 1975, soy presidente de la Asociación de Estudiantes de Medicina, porque entro a estudiar esa carrera. En 1975 se divide el Frente en tres tendencias. En 1976, una de las tendencias, la Guerra Popular Prolongada, me prepone como presidente del CUUN, por la Facultad de Medicina, pero la Tendencia Proletaria propone al compañero Larry Valladares, quien me gana por un voto. Eso impide que yo pueda, como había sido decidido por los dirigentes del Frente en la clandestinidad, ser postulado, y tenemos que presentar como candidato a Irving Dávila quien resultó electo como presidente del CUUN y yo quedo como vice-presidente.

Efectivamente, mi responsabilidad en ese período fue básicamente organizativa, estudiantil; pero acordate que en esa época, desde la universidad se hacía buena parte del trabajo político y social en los barrios. Se iba a los barrios, se trabajaba con los sindicatos y una serie de sectores.

Mónica: El Frente Estudiantil Revolucionario fue durante toda la lucha, la organización intermedia más importante del FSLN. Esto quiere decir que sus dirigentes eran del FSLN, pero aparecían como dirigentes estudiantiles; y los militantes del FER actuaban en cumplimiento de las líneas del Frente Sandinista, en una situación como de pre-militancia. Durante mucho tiempo fue el vehículo para la organización de buena parte del trabajo, sobre todo en las ciudades más estudiantiles, como Managua y León, por las universidades; y un poco en Matagalpa, Estelí, Carazo y Rivas, donde se dio cierto trabajo estudiantil de secundaria. Esto era producto de la debilidad del movimiento sindical y otras formas organizativas de clase.

¿Cómo se da tu incorporación a la vida clandestina? Recuerdo que cuando salí de la cárcel, te encontré aquí en Managua, y estabas de responsable de tareas políticas. Estabas semi-clandestino, pero con un cierto régimen público, en el sentido de que todavía ibas a la universidad.

Víctor: Me traslado a León, y me integro totalmente. Estamos en el trabajo estudiantil en su proyección hacia los territorios, los barrios de León. Lo que sucede es que en esa época, el trabajo del FSLN en el FER, en el movimiento estudiantil, es más fuerte en León que en Managua. En la capital, no sé exactamente por qué razones, es más disperso y un poco débil; y la cantera de cuadros en León es mucho más fuerte.

Entonces, a raíz de la división del Frente, y aún antes, una buena parte de la atención del trabajo político en Managua se hacía desde León. Hubo una época en que estuve de responsable de todo el FER, a nivel nacional. Siendo dirigente estudiantil, me movía de León hacia Managua, y aquí me reunía con los compañeros dirigentes y ayudábamos a la conducción del movimiento estudiantil.

Más o menos desde 1976, empiezo a venir constantemente a Managua, aunque estoy estudiando en León. Acordate que estoy estudiando Medicina, voy aprobando mis años, pero la verdad es que voy aprendiendo poco, porque realmente el estudio de Medicina era una cobertura, ya al final se va convirtiendo en una cobertura contra la represión.

Mónica: ¿Y por qué te dicen doctor?

Víctor: Porque soy egresado de la Facultad de Medicina. Termino los estudios teóricos de la Facultad, pero nunca hice el internado ni ejercí en los hospitales. Además, como un gesto de solidaridad, los compañeros, cuando se hace la promoción de egresados, me meten ahí como parte de la promoción. Entonces, sí soy egresado de la Facultad de Medicina en León, aunque nunca obtengo el título porque para ello necesitás hacer tu internado y tu servicio social.

Entonces me muevo hacia Managua constantemente. En esa época me asignan la responsabilidad de atender al FER a nivel nacional, y estoy atendiendo, a ese mismo nivel, a la AES, que se forma a raíz de la división del Frente, pues lo que era el Movimiento Estudiantil de Secundaria, queda bajo control de la Tendencia Proletaria.

Entonces se forma la AES, empieza a crecer y adquiere mucha fuerza, y logra organizar las únicas huelgas de carácter nacional que se dieron en este país en la lucha contra la dictadura somocista, que fueron las huelgas estudiantiles. Todas las coordinábamos y las organizábamos con los estudiantes de secundaria, dirigidos por nosotros desde la universidad.

La toma de los colegios y todas las luchas que tenían expresiones en el Pacífico, en el centro, Matagalpa, Jinotega, hasta en la Costa Atlántica, las coordinábamos nosotros. Inclusive había compañeros de Bluefields que eran parte de la red que teníamos establecida en secundaria. Y se pudieron hacer las protestas de mayor impacto nacional o de carácter nacional, porque todos los otros movimientos sociales o gremiales estaban fragmentados, producto de la represión, que era terrible. No había mucho espacio para organizarse y desarrollarse. Pero como los estudiantes tenían un estatus especial, la dictadura era un poco más temerosa o tenía más cuidado, aunque siempre te mataban al final, ¿cuántos estudiantes no mataron, no?, pero había un poco más de cuidado.

Todo mundo sabía que yo era del Frente Sandinista. Era de los sandinistas de esa época con carné, todo mundo sabía, pero no te echaban preso porque tenías la cobertura de dirigente estudiantil, y la universidad te daba cierta protección. Esa es la verdad. Eso me permitió prolongar el tiempo de permanencia en la legalidad. Me manejo donde estoy, semi-clandestino, pues, o sea, ya no vivo en una casa, y ya no puedo ir a la casa de mi familia, sino que básicamente vivo en la universidad; y cuando me voy de ahí, nadie sabe a dónde voy. Me sostengo con ese régimen hasta más o menos cerca de la toma del Palacio Nacional, en agosto de 1978; y ahí sí, ya se me hace imposible continuar en la legalidad, y entro totalmente a la clandestinidad en Managua y después en la zona noroccidental del país.

Mónica: Cuando el Frente Sandinista empieza a organizar el MPU, ya hay más trabajo barrial, hay ciertas expresiones barriales de organización popular, de organización sindical; incluso el MPU además de incorporar a las organizaciones socialistas y de otras fuerzas, fue un espacio en donde confluyeron las diferentes tendencias del propio FSLN. Al final estaban ahí, prácticamente, la GPP y los Proletarios, que éramos los que teníamos trabajo político; porque el Tercerismo siempre tuvo más énfasis en lo militar.

En el Movimiento Pueblo Unido se integraron todas las formas organizativas del movimiento popular: las organizaciones estudiantiles de las dos tendencias, un FER GPP y otro FER Proletario; igual en la secundaria los proles tenían los Comités Obreros Revolucionarios (COR) y nosotros el Movimiento Sindical Pueblo Trabajador (MSPT); pero también organizaciones de fuerzas aliadas, como el Partido Socialista Nicaragüense (PSN), la Asociación de Mujeres Nicaragüenses ante la Problemática Nacional (AMPRONAC), organizaciones de profesores progresistas, la Asociación Nicaragüense de Educadores de Nicaragua (ANDEN), creada a principios del 79. En fin, confluyeron ahí como una forma de expresión política. Víctor Hugo estuvo un tiempo encargado del impulso de esta articulación.

Contanos sobre tu experiencia cuando pasás a la vida guerrillera durante el último año de lucha contra la dictadura. Recuerdo que pasás al norte, a la Columna General Pedro Altamirano (GPA), que luego evolucionó y se dividió en dos unidades.

Víctor: Así es. A finales de 1978, cuando paso a la clandestinidad en Managua, me envían a la zona de la Columna General Pedro Altamirano, que operaba en Estelí, Pueblo Nuevo, Limay, El Sauce y Achuapa, esa era la zona de operación.

La Columna Pedro Altamirano se divide en dos partes: lo que se llamaba la Sección de Estelí, que la dirigía Julio Ramos, y la sección occidental.

A mí me envían a la sección occidental. De hecho eran dos columnas guerrilleras, la que operaba en la dirección sur, en los límites de El Sauce, y la que operaba hacia el norte, pasando Achuapa y Limay hasta Pueblo Nuevo.

Mónica: Ahí estuvo “El Capi” un tiempo y después se fue a los Terceristas, ¿verdad?

Víctor: “El Capi” estuvo un poco antes que yo llegara. Cuando yo llegué, ya no estaba, ya se había ido para Honduras. No sé qué contactos había hecho ahí, pero había ocurrido ese cambio.

Llego a esa zona en ese período y me integro, pero era prácticamente un cuadro sin experiencia militar real, sólo tenía los entrenamientos de la clandestinidad. Entonces llego bajo la responsabilidad de un gran combatiente, un gran estratega militar, el compañero Oscar Lanuza, quien no sabía leer, y estaba al mando de una columna muy fuerte.

Oscar estuvo después en el Ejército, pero ya se salió. Es un gran estratega militar, con una gran experiencia. Fue el que después de dirigir toda la zona guerrillera, lo mandaron a la zona de la Bonifacio “Bacho” Montoya; después entró al ataque de Matagalpa, y en los años 80 fue el que dirigió los Batallones de Lucha Irregular (BLI), los Simón Bolívar, por ejemplo.

Lo admiro mucho a Oscar, es un compañero con una gran capacidad y sentido común, con una gran habilidad de estratega militar, te resumía las cosas. Para decírtelo en una forma de broma, cuando él le hablaba a los compañeros que estábamos en la columna, para decir que había que tener cuidado, pero tampoco exagerar las cosas, decía: –Hay que estar chiva, pero no tan chiva.

Oyente: Buenos días. Estoy llamando de Batahola Norte. A mí me gustaría que Víctor Hugo hablara sobre un compañero que cayó en el sector del norte, Pablo Corea, compañero del FER que estuvo por Estelí. Por otro lado, me llena de satisfacción escuchar las palabras de Víctor sobre los compañeros que fueron estrategas, y que a pesar de su analfabetismo supieron dirigir las acciones guerrilleras.

Víctor: Al compañero Pablo Corea no lo recuerdo, porque para comenzar, no manejábamos los nombres reales de la gente. Nuestro movimiento era totalmente en el campo, en la zona rural; nunca vivimos en una casa, toda la vida fue en el monte. En el monte, digo, porque no era montaña. Los que conocen El Sauce y Achuapa saben que ahí no hay montaña, lo que hay son unos charrales tremendos; pero el Frente Sandinista y la guerrilla ahí tenían el apoyo absoluto de la población, y eso permitía que nosotros estuviéramos a diez minutos de los pueblos, viviendo cien o ciento veinte guerrilleros, sin que hubiera mayor problema.

Mónica: Julio Ramos nos relataba que después de la primera insurrección de Estelí, se fueron cientos de chavalos con la guerrilla. Nos contaba que era tanta la gente que hasta andaban vendedores ambulantes vendiendo chicles y caramelos a los guerrilleros. O sea que era una situación particular, que tenía que ver también, como vos decís, con el nivel de apoyo que se logró de los campesinos y la población en general.

Víctor: Mirá, ahí en la sección occidental operábamos unos cien guerrilleros. Yo estaba con el “16”, Oscar Lanuza; en la etapa final, acercándose la insurrección, se fue, y yo me quedé al frente de la columna. Era una actividad de vínculo constante con la población, que nos llegaba a ver, a dejarnos tortillas y otras cosas.

Además, algo muy interesante, era una de las columnas guerrillera más activa de todo el sandinismo. En un período corto desde finales de 1978, se hicieron por lo menos diez ataques a pueblos. ¿Vos te acordás? En aquel período, a cada rato había unos comunicados del Frente, anunciando: la GPA hizo tal ataque. Se atacó por lo menos dos o tres veces Limay; dos o tres veces Achuapa; dos veces El Sauce, varias emboscadas. Era una actividad constante que la guerrilla tenía en ese momento.

Y esa sección occidental de la Columna GPA es la que protagonizó un ataque para Semana Santa del año 19791, antes de la insurrección, en donde se dio aquel famoso ataque de unos aviones y que “El Zorro”, desde El Tular, allá arriba donde estaba, empezó a pelearse con los guardias por la radio. Ya había vinculación, ya se trabaja conjuntamente, porque a nosotros nos orientaron respaldarlo.

Entonces, estábamos allá abajo, en la zona de Achuapa, y dos columnas estábamos trabajando articuladas: la que estaba bajo mi dirección y la que dirigía el compañero de seudónimo “Damián”, que está todavía en Estelí. Fredman2, creo que se llama el compañero, no recuerdo el apellido en estos momentos. Y esta columna es la que hizo esos ataques a Achuapa, El Sauce y Limay. Pusimos una emboscada y entonces la Guardia mandó los aviones Push and Pull y los T-33, e incendió toda la zona. Ese episodio sale narrado en varios libros. “El Zorro” empieza a pelear desde arriba, diciendo, por qué los estás atacando, una cosa de ese estilo, pues.

Era una columna guerrillera muy intensa, con una vida militar muy constante, y esa intensidad tenía que ver con la visión que la GPP tenía de esa columna y con las características militares del compañero Lanuza.

Mónica: Entiendo que Omar Cabezas no estaba por ahí, sino que en la Bacho, más al norte; pero después baja y se pega con la Columna GPA, se articulan y conforman un Frente Norte Conjunto.

Víctor: Claro. Es que en la zona donde estaba Omar, que le decíamos “La Nueva”, por San Sebastián de Yalí, el “16” se va con una parte de la columna y yo me quedo con la otra. Era una columna periférica en términos que no estaba en Estelí o Matagalpa, sino en pueblos más pequeños, pero que tenía mucha fuerza militar por dos razones: en primer lugar, porque había mucho apoyo de la población, y en segundo lugar, porque era zona de entrada.

Había planes de que por ahí iba a entrar Henry Ruiz “Modesto” y otra gente. Por ahí entraban los envíos de armamento que venían de Honduras, y se dirigían hacia La Nueva y hacia Estelí. Esa fue, digamos, un poco la historia militar intensa en ese período, en los últimos ocho meses antes del triunfo de la Revolución.

Mónica: Para la insurrección final se dio todo el movimiento de tomas de los pueblos. Fueron ustedes tomándolos y liberándolos, por así decirlo. En este caso, no eran ataques a los cuarteles sino, literalmente, la liberación de todos esos pueblos hasta pegar con León. Todo eso fue quedando liberado y esta columna fue fundamental para ello. ¿Dónde estabas para el 19 de julio?

Víctor: Un mes antes del 19 de julio, cuando comienza la insurrección, yo estoy con esa columna, subido en una montaña cerca de Cusmapa. Empezamos a bajar y le caemos a Limay, que ya lo habíamos atacado dos veces antes; pero en esta ocasión, en Limay no hay combates, porque la Guardia sabe que vamos bajando y se retira3. Entonces entramos al pueblo de Limay y después caemos a Achuapa con casi trescientos hombres.

Mónica: Y mujeres, porque en esa columna había bastantes mujeres.

Víctor: Perdón, sí, y mujeres. Por cierto que yo quiero reivindicar eso, los hombres por machismo decimos que las mujeres son más emocionales; pero son mejores combatientes, más aguerridas que los hombres. Te digo, a mí me dejaban asustado muchas mujeres ahí, cómo eran capaces de enfrentarse a la Guardia. Había muchas mujeres, sobre todo compañeras estilianas que habían emigrado al campo, a raíz de que ya no se podía vivir en Estelí por la represión.

Nos tomamos Achuapa en un combate de tres días, donde hay una mezcla de combate y negociación. Nosotros negociamos con la Guardia para que se rindieran, y después de tres días de sitio, que teníamos tomado el pueblo y ellos estaban reducidos a los cuarteles, se rindieron. Fue la primera recuperación importante de armas.

Mónica: ¿En esa columna iba Ana Julia Guido?

Víctor: En esa columna iba Ana Julia, originalmente. Lo que pasa es que después se fue hacia la zona de la Bacho, junto a Oscar Lanuza.

Ahí en Achuapa, se dio una recuperación de armas por la presión militar que le sostuvimos durante tres días a la Guardia. Fue la primera recuperación militar fuerte en el norte. Recuperamos treinta rifles Garand que mandamos inmediatamente a Estelí y a Matagalpa, donde estaba la Dirección Nacional. En Matagalpa ya estaban “Modesto” y Bayardo. Recuperamos ahí diez mil tiros de fusiles M-16. Parece que querían dotar a la Guardia de M-16, pero no se los habían entregado todavía; además, dos fusiles ametralladoras Browning, que eran terribles, porque nos hicieron muchísimas bajas. Tenían capacidad de penetrar cualquier pared. El fusil Browning ametralladora es un Garand con ráfaga, en pocas palabras.

Y después preparamos la toma de El Sauce, ya ahí vamos bajando más hacia León. Un día antes de la toma de El Sauce, ya todo planificado, a mí me mandan razón con Omar Cabezas de que la Dirección me llama a Matagalpa. Entonces nos montamos en un jeep con Omar y nos fuimos por todos esos caminos, subimos Limay y Pueblo Nuevo.

Mónica: ¿Ya todo eso estaba bajo control?

Víctor: Ya estaba bajo control, aunque era peligroso porque andaban montones de guardias dispersos. Llegamos a Estelí y, en La Trinidad, a Omar le avisan que había muerto su hermano Raúl Cabezas, en León4, mientras atacaban El Fortín de Acosasco. Entonces Omar se regresa para León y yo sigo para Matagalpa.

El 17 de julio, cuando se va Somoza, estoy en Matagalpa, donde me pongo al frente para apoyar la columna que había salido de la zona nuestra y se había ido a la Bacho Montoya, a la zona de La Nueva a San Sebastián de Yalí, y que después bajó a Matagalpa. Entonces me los encuentro de nuevo en Matagalpa. Ese día se reúne la Dirección que está ahí y los cuadros intermedios. Me acuerdo que se mandó a llamar a todo mundo para esa reunión, y se decide que alguien, no recuerdo quien, vaya para apuntalar la zona de Chontales; otros avanzan hacia Managua, y creo que también Bayardo sale hacia Managua.

Mónica: Sí, parece ser que estaba ahí Elías Noguera, porque lo mandan a Boaco. Aunque ya a Boaco habían llegado otros compañeros como Cristóbal Vanegas, Agurcia y creo que Javier “Cuqui” Carrión.

Víctor: Es correcto, y a mí me mandan más para el norte, a Jinotega. Entonces, mientras unos avanzan hacia Managua, otros van hacia Boaco, y yo me voy hacia Jinotega al frente de una columna.

Mónica: ¿Jinotega no estaba tomada?

Víctor: No, no estaba tomada. Matagalpa es la que estaba tomada y la Guardia estaba sólo en los cerros de los alrededores, después que se habían salido de los lugares que tenían en la ciudad. Entonces me mandan hacia Jinotega y ahí me encuentro con la columna campesina de un compañero que le decíamos “Chico Chiquito”. Era una columna campesina pura, sandinista, pero sin control orgánico, era una columna natural, digamos.

Mónica: Sí, “El Zorro” explica que “Chico Chiquito” había sido sandinista, pero siempre un poco anárquico, con un sentimiento clasista muy profundo, pero mal canalizado porque realizó actos delincuenciales, y él organizó esa columna casi espontáneamente. No le respondían muy directamente al Frente, aunque respetaban a algunas personas, como al “Zorro”. Después del triunfo se dio un levantamiento de esta columna, y “El Zorro” cuenta que tuvieron que fusilar a “Chico Chiquito”.

Víctor: Sí, así es.

Entonces el 17 salgo de Matagalpa hacia Jinotega y el triunfo de la Revolución ya me agarra en esta ciudad, adonde entramos con la columna de “Chico Chiquito”. Ahí la Guardia se rinde, están detenidos unos seiscientos cincuenta miembros de la Guardia y estamos negociando con la Cruz Roja qué se va a hacer con ellos.

Casi cinco días después del triunfo de la Revolución, yo no he venido a Managua todavía, entonces me manda a llamar la Dirección Nacional. Me acuerdo de El Chipote, donde se estaban reuniendo, y me preguntan qué me parece irme de embajador para Naciones Unidas, en Nueva York. Entonces les digo que es cosa de ellos: –En primer lugar, no tengo ni idea qué es eso; pero si ustedes piensan que yo puedo hacer ese trabajo, pues no hay problemas.

Nunca supe cómo salió mi nombramiento, porque cuando lo decidieron, estaba en Jinotega. No me consultaron antes, sino que lo decidieron y me nombraron. Me imagino que influyó mucho el hecho de haber sido dirigente estudiantil en esa época, cuando mucha gente de los sectores populares estaba en el Frente Sandinista; haber sido dirigente estudiantil, haber tenido un trabajo político intenso, de relaciones, se consideró como base para poder ser embajador en las Naciones Unidas, porque experiencia internacional no tenía, nunca había salido de Nicaragua. No sabía inglés. Entonces, efectivamente, ya desde la segunda semana después del triunfo de la Revolución, salí para Nueva York, y antes de Nueva York pasamos por La Habana, donde en el mes de octubre participamos en la reunión de los Países No Alineados.




5 de febrero de 2000






NOTAS


1 En abril de 1979, se dio la segunda insurrección de Estelí. En esa ocasión, también actuaron fuerzas de la GPP, en dos direcciones: en Condega, la Columna César Augusto Salinas Pinell, comandada por “Isauro”; y la General Pedro Altamirano, sección occidental, a la que se refiere Víctor Hugo.

2 Se refiere a Fredman Torres, quien comandaba la unidad que posteriormente pasó a ser la Columna Donoso Zeledón.

3 Según conversación con José Ángel Vindell, un grupo de cuarenta compañeros procedentes de Honduras, se tomaron Limay el 14 de junio, y cuando llegó Víctor Hugo, ya no había guardias.

4 De los hermanos de Omar, Emir Cabezas cayó en la montaña en 1977; Javier, en la insurrección de septiembre de 1978 en León; y Raúl, un poco después de la toma del Fortín de Acosasco, en julio de 1979.


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