Memorias de la lucha Sandinista

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La primera célula del FSLN en Jinotepe

Eduardo Ramírez Silva


Eduardo Ramírez Silva: hijo de Eduardo de Jesús Ramírez González y María Josefa Silva de Ramírez. Nace el 16 de diciembre de 1942. Según los lugareños, su padre era hijo de un señor de Monimbó muy conocido en Jinotepe, a quien le decían “el maistro Ramírez”. Tenía una barbería frente a don Pancho Sánchez, y fue quien llevó el primer carro de lujo a Jinotepe.

Eduardo fue uno de los primeros en organizarse en la Juventud Patriótica Nicaragüense (JPN), y como para la mayor parte de quienes participaron en la lucha contra la dictadura, cuenta que este vínculo fue fundamental en su decisión de involucrarse en la lucha contra la represión somocista.


Alberto Ramírez combatiente en Luperón

“Un hermano de mi papá que se llamaba Alberto Ramírez, fue militar académico, y cuando Somoza le da el golpe al Presidente Leonardo Argüello, él se rebela junto al doctor Arturo Cruz Porras, Adolfo Báez Bone y otros militares como Somarriba, Praslim y Manuel Gómez. Entre los rebeldes estaba Pepe Matus González, primo de Alberto Ramírez. Después cayeron presos y cuando mi tío sale de la cárcel, se va a Costa Rica. Fue parte de La Legión del Caribe, participa en una invasión contra el dictador Leónidas Trujillo y muere en las playas de Luperón, Puerto Plata1, República Dominicana, en esa invasión que fracasó.

A mí me impactó la muerte de mi tío, y en el curso de mi vida, trataba de mantener esa limpieza y esa pureza de los Ramírez. Después de esa toma de conciencia, la primera oportunidad que tengo de participar, fue en la protesta del 23 de julio, cuando mataron a varios estudiantes en León, entre ellos a Sergio Saldaña. Al hermano de él lo encontramos en el Salvador cuando salimos al exilio en 1960. Se llamaba René Saldaña, todavía está vivo por cierto. En esa época participábamos también en manifestaciones estudiantiles que comenzaban en la Normal de Varones y en el Instituto Juan José Rodríguez. En una de esas manifestaciones vi a Lila Aguilar en la esquina del Palacio de Jinotepe, cuando se le plantó a un guardia, un señor de edad avanzada, quien delante de todos la amenazó con dispararle.

Recuerdo que en esa manifestación, Mario Bandes2, quien hace poco murió, comenzó a despegar una placa en honor a Anastasio Somoza García, que estaba en la esquina noreste de la iglesia, pero al final no pudo. Esas pequeñas cosas fueron haciendo conciencia.

Tuve la oportunidad de participar en la fundación de Juventud Patriótica Nicaragüense (JPN). Salí como presidente del grupo No. 1, en el año 1959. La JPN fue fundada por Quintín Pino Machado que fue embajador de Cuba en Nicaragua. Después de esa fundación, surge el Movimiento 11 de Noviembre, de 1960, pero yo no tuve mayor participación.


El exilio

Salí al exilio en enero de 1961, hacia El Salvador, con Carmen Rosales, Julio Estrada y otros muchachos de diferentes lugares: seis granadinos, leoneses, tres de Boaco, que eran los que iban a tomar por asalto las otras ciudades y al final no lo hicieron. De León estaba el doctor Octavio Caldera, de Boaco estaban los hermanos Espinoza, uno de ellos era casado con una hermana de Mauricio Duarte. Éste había estudiado en el Instituto Juan José Rodríguez.

En el mismo lugar estábamos hospedados Prudencio “Pencho” Portocarrero3, Roberto Pérez Silva “Pomada”, primo mío, Carmen Rosales, Julio Conrado, conocido como “La Furia”, que por cierto nos hacía la vida imposible en El Salvador, porque solo picado vivía. Cuando alguien decía, Ahí viene “La Furia”, todo mundo salía en carrera por las puertas y las ventanas, a huir como se pudiera. Estaba un muchacho Estrada quien murió borracho. Estando ahí nos presentaron a un hombre blanco, un médico del que nos dijeron que era el que había envenenado las balas que Rigoberto López Pérez usó contra Somoza.

Estaban también Iván Saballos y un muchacho de Granada que se llamaba Manuel Pacheco, “Pachequito” le decíamos. Después, reconstruyendo la información entre todos los exiliados, concluimos en que en la toma del Cuartel de Jinotepe, Pacheco y Roberto Pérez Silva “Pomada” fueron los únicos que se quedaron disparando desde las ventanas del Cuartel hacia la carretera que viene de San Marcos, donde venía entrando la Guardia.

Cuando regreso del exilio, por una tremenda casualidad me integro al Frente de Liberación Nacional (FLN), por medio del profesor Orlando Rodríguez, casado con la profesora, Licenciada en Pedagogía Flor del Rosario Briceño. Por entonces estaba como maestro en una escuela de Managua, no sé si era la Normal y era casado con una Briceño. Él es el que se encarga de enviarme a un muchacho extraordinariamente delgadito, muy activo, muy inteligente, Rolando Roque Fonseca, en 1961.


Trinchera y la primera célula del FSLN en Jinotepe

Estando en el exilio, como comencé a trabajar en una empresa publicitaria en Managua que se llamaba Artenica, se dieron cuenta que era dibujante, y cada semana me mandaban los esténciles para hacer el dibujo del encabezado del periódico Trinchera. Era un campesino acostado hacia un sol disparando en una montañita, porque en el esténcil no se puede dibujar mucho y yo lo hacía con una aguja, lo punteaba para dar las sombras que requeríamos, y funcionaba. Era el órgano oficial del FLN, más adelante me dijeron que había que ponerle FSLN.

Después oí que Lenin Cerna declaró a un medio de comunicación que él era quien hacía ese periódico, el que dibujaba la carátula, cosa que es mentira, porque esa la hacía yo.

Con el periódico Trinchera se funda también la primera célula del FLN en Carazo, y me nombran como representante del grupo. Estábamos integrados José Ramón Aburto, hijo de Miguel Aburto conocido como “Fiqui Fiqui”, quien murió muy joven por cierto; Leonel González Abud, Erving Castillo Guevara, socialista que luego se fue a estudiar a la URSS, era hijo de don Luis Castillo y sobrino del alcalde somocista Dr. Tomás Guevara; Octavio Ambrogui, conocido con el apodo familiar de Come Elefante; también Wilfredo Gutiérrez González, hijo de doña Velia González de Gutiérrez. Estando con nosotros dentro de la célula, Wilfredo nos dijo que él quería entrar a la Academia Militar y que contáramos con su palabra, que él jamás nos iba a denunciar, y cumplió4.

Nosotros salíamos a poner pintas en las calles, las primeras pintas del FSLN. La primera bandera roja y negra que se puso en Jinotepe, la pusimos nosotros por El Calvario, en una alambrada de tendido eléctrico. Pusimos otra cuando estaban construyendo la casa Cural, detrás de la iglesia. Sobresalían varillas de hierro de entre las columnas que se estaban levantando, y ahí pusimos la bandera del Frente Sandinista, la bandera roja y negra. Ese es el inicio de la primera célula que se funda en Carazo y esos eran sus integrantes.

En una ocasión nos pidieron un representante para que fuera a entrevistarse con Carlos Fonseca, que fuera a recibir indicaciones, como yo no podía ir en ese momento, entonces fue José Ramón Aburto, después nos pidieron un chofer, estaba tan pobre la organización, que decidimos mandar a alguien que siempre estuvo conectado con nosotros, conocido cariñosamente como Mundo Silva “Mundito Ratón”, quien fue conductor de Carlos Fonseca Amador.





NOTAS


1 El grupo que amarizó el 19 de julio de 1949 en Luperón, estaba integrado por dominicanos y nicaragüenses. Murieron en combate o fueron asesinados por Trujillo los nicaragüenses Alejandro Selva, Alberto Ramírez; Blandón Chuno 2008, págs.: 217

2Mario Bandes era hijo de Camilo Bandes, de origen árabe, dueño de un almacén muy conocido en Jinotepe, “La Confianza”.

3 Según Julio Hernández, Prudencio Portocarrero además de músico, era vendedor de lotería, esto le permitió entrar al Cuartel de la GN y pasar información para elaborar los planes de ataque del 11 de noviembre.

4 Julio Hernández dice que a pesar de que Wilfredo cumplió y nunca delató a nadie, uno de los grupos sandinistas actuó precipitadamente y en una acción que él considera injusta mató a la madre y al hermano de Wilfredo, y dejó gravemente herido al padre. Se dice que el motivo fue que en una de las tantas tomas de iglesias, doña Velia, quien era somocista y vivía frente a la iglesia San Antonio, profirió amenazas contra los estudiantes.


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