Memorias de la lucha Sandinista

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Guirnaldas de prestigio: socialistas, maestros y cristianos revolucionarios

Mónica Baltodano


Hemos afirmado que Carazo fue influido por las luchas e ideas políticas de los Conservadores, sin que hayan dejado de tener presencia las liberales. Las ideas progresistas que sirvieron de sustrato a la amplia integración del pueblo a la organización del FSLN en el departamento, estuvieron de la mano con los antecedentes conservadores, las ideas y el trabajo político de los socialistas, las diversas luchas sindicales y el cristianismo revolucionario. Las ideas socialistas fueron levantadas originalmente por el Partido Socialista y más tarde por los más destacados dirigentes del FSLN dirigido por Carlos Fonseca. 

Por otro lado en medio del atraso general del país, Carazo tuvo siempre un nivel cultural por encima del promedio nacional. Carazo albergó desde 1950 la Escuela Normal de Señoritas, entonces llamada “Salvadora Somoza”, que estuvo primero en Jinotepe y luego en San Marcos (1959), la Escuela Normal de Varones “Franklin Delano Roosevelt”, ambas asociadas a la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO). 

Por las aulas de estos centros de enseñanza para educadores, pasaron muchas famosas figuras del magisterio, y todo ello le dio a sus principales ciudades el prestigio de ser pueblos cultos, aficionados a la lectura, a las artes y al conocimiento. En los años setenta Carazo llegó a tener la tasa más alta de personas con escolaridad de quinto año.


El Partido Socialista Nicaragüense (PSN) en Carazo

Las primeras ideas socialistas hacen presencia en Nicaragua de forma organizada a través de un pequeño pero beligerante conglomerado llamado Partido de los Trabajadores Nicaragüenses (PTN), fundado en 1931 y que se constituye en el antecedente de lo que será el PSN (1944).1

Antes del PTN había existido un esfuerzo embrionario por agrupar a los trabajadores de la época. Don Sofonías Salvatierra, historiador y político, que estará muy vinculado a Sandino, había creado un movimiento que se llamó El Obrerismo Organizado de Nicaragua. Sin embargo, en lo que se refiere a las ideas socialistas propiamente dicho, el PTN es sin duda el antecedente más importante.

Los primeros miembros del PTN se dieron a la tarea de organizar principalmente a la fuerza laboral urbana de la época. Barberos, zapateros, albañiles, tipógrafos y carpinteros, formaron los primeros grupos de nicaragüenses organizados bajo las ideas del socialismo. La vida política no fue nada fácil para estos precursores del comunismo en el país. Casi todos sus dirigentes en distintos momentos conocieron cárceles, torturas, confinamientos o exilios forzosos.

En este primer intento por organizar a los trabajadores de manera independiente de los partidos liberales y conservadores, destacan los nombres de Jesús Maravilla, Roberto González Morales, Emilio Quintana, Andrés Castro Wassmer, Carlos Pérez Bermúdez, Manuel Vivas Garay, Dr. Humberto Baca, entre los más connotados.

El PTN estaba integrado por activistas y dirigentes muy beligerantes que lograron organizar la primera red con un perfil nacional y con una publicación escrita, Causa Obrera. En 1937 se incorporan a dicho movimiento los caraceños Guillermo Briceño, Jonathan e Itamar Vásquez y Adán Salazar, entre otros.2

En los años cuarenta y la década del cincuenta, Nicaragua conoce un crecimiento de sus actividades productivas, motivada por la demanda de algunas materias primas, en el contexto de la Segunda Guerra Mundial, como el caucho, así como por el dinamismo de la economía norteamericana de postguerra. Surgen nuevas actividades industriales, se instalan algunas industrias textiles y florecen pequeños talleres artesanales en distintos rubros vinculados al desarrollo urbano, crece la producción agrícola y se construye alguna infraestructura. También se incrementan las organizaciones sindicales, especialmente en la franja del Pacífico nicaragüense.

Somoza García era un experto en combinar la zanahoria y el garrote. A través de líderes sindicales somocistas, logró controlar algunos sindicatos, y mantuvo una política dual hacia los sindicatos independientes, tratando de granjearse su simpatía.

La promulgación del Código del Trabajo en 1945, fue aplaudida por las distintas organizaciones sindicales, aunque por distintas razones. Los sindicatos somocistas, por su servilismo con Somoza García, y los sindicatos independientes porque con esa ley laboral se materializaba una larga demanda por la protección jurídica de sus derechos, en especial la libertad de organización sindical. Lo cierto es que el Código generó espacios jurídicos para la organización de los trabajadores, dando lugar al incremento de gremios y sindicatos.

Como me comentaba Onofre Guevara, sin duda el mejor conocedor de la historia del movimiento obrero nicaragüense, a pesar de que esta ley no resolvía problemas esenciales de la explotación y de la vida de los trabajadores, era la primera oportunidad de poder litigar por sus derechos ante autoridades civiles, y no en los Cuarteles de la Guardia, como ocurría antes de crearse los jueces y tribunales del trabajo.

Más tarde el PTN cedió su lugar al PSN, que pasaba por una etapa de crecimiento y fortalecimiento, así como el sindicalismo independiente. Nuevas camadas vinieron a engrosar la militancia socialista, fortalecidos con la participación de una membrecía más joven y combativa, entre los que están: Mario Flores Ortiz, Domingo Sánchez Salgado, Fernando Centeno Zapata, Guillermo Briceño, Rigoberto Palma, Ernesto Martínez Robelo, Alejandro Bermúdez Alegría, Jorge Galo Espinoza, Alejandro Dávila Bolaños, Onofre Guevara y Miguel Medina. (Casanova Fuertes)

Se ha dicho que los socialistas tuvieron un período de connivencia con el dictador, pero no se ha señalado lo suficiente que los dirigentes socialistas y sindicalistas de otras vertientes ideológicas, en esta etapa también fueron perseguidos y encarcelados innumerables veces por la dictadura, y más tarde, asesinados.

Lidia Maradiaga fue asesinada el 22 de abril de 1966 a pocos meses de haber fundado el Sindicato de Trabajadores de la Mina de Yeso de Santa Rosa del Peñón. Era su Secretaria cuando la mataron. El sindicato estaba afiliado al Movimiento Sindical Autónomo de Nicaragua (MOSAN), hoy Central de Trabajadores de Nicaragua (CTN), de filiación socialcristiana, y luchaba por un convenio colectivo que permitiera reducir la brutal carga de trabajo que llegaba hasta las catorce horas. La macheteó hasta dejarla irreconocible, el esbirro Concepción Pulido, por órdenes del Alcalde, Humberto Urroz.

De los socialistas, fueron asesinados Jacinto Baca Jerez (1969), el jefe de operaciones militares de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Nicaragua (FARN), concebida como un brazo armado del PSN, y los dirigentes de los sindicatos campesinos, Bernardino Díaz Ochoa3(1971) y Catalino Flores (1974). Siempre se recordará a la dirigente sindical socialista Amada Pineda, capturada y violada brutalmente, y quien tuvo el coraje de denunciar los hechos y mostrar públicamente lo que pasaba a las mujeres prisioneras de la dictadura.


Sindicalismo y socialismo en Carazo

Guillermo Briceño Peralta nace el 24 de febrero de 1912 en Jinotepe. Fueron sus padres, Josefina Peralta Duarte, comerciante, e Higinio Briceño Parrales, un zapatero remendón, lector empedernido. Guillermo Briceño Peralta era un marxista leninista autodidacta, un hombre perseverante, lector incansable, como lo define su hijo Julio Briceño Dávila. Era pobre y sus hijos tuvieron que trabajar para poder subsistir. El Dr. Julio Briceño recuerda que siendo niño “vendía cuajadas y pan de maíz en las calles de Jinotepe.”

Guillermo Briceño pertenecía a una célula marxista que funcionaba clandestinamente, en la que también estaban Itamar y Jonathan Vázquez, César Estrada y Gonzalo Arias Dávila.

Esta generación se movió en la contradicción de ser parte de la oposición a Somoza, y a la vez ser atacados por los opositores de ideas conservadoras y anticomunistas. Somoza los reprimía y los conservadores anti-somocistas no los toleraban. De esta misma época son los tíos de Henry Ruiz: Donaldo, Reynaldo y Juan Ruiz, zapateros y carpinteros que le indujeron a las lecturas marxistas.

La generación que les sigue estaba integrada por los hijos mayores de estos primeros socialistas. Destaca el hijo de Guillermo, el Dr. Julio Briceño Dávila (1940), quien se enorgullece de haber sido el segundo nicaragüense que viajó a Moscú, después de Carlos Fonseca, quien lo hizo en 1957©.

En Carazo los socialistas sufrieron cárcel en la poco mencionada represión de 1948, cuando fueron encarcelados ochenta dirigentes y trescientos militantes socialistas en todo el país. Entre los caraceños que estuvieron presos en esa redada, se menciona a Guillermo Briceño e Itamar y Jonathan Vázquez, cuyo hijo, del mismo nombre, recuerda que su padre estuvo detenido durante un año.

Julio Briceño recuerda esa represión4: “Tenía ocho años cuando la gran represión de la dictadura somocista de 1948. En una madrugada de agosto de ese año hubo una gran redada de dirigentes socialistas de todo el país, y repletaron las cárceles de La Aviación (…) En una visita que hicimos a mi padre, mi madre y yo fuimos encarcelados por orden del Alcaide, Coronel GN, Carlos Eddy Monterrey, (el que se jactó de haber asesinado a Sandino), porque encontraron una carta que mi madre le enviaba a mi padre, escrita con zumo de limón, e iba acompañada de un billete de veinte córdobas inserta en el ruedo del pantalón. Allí, en una mazmorra, mi madre y yo pasamos un día y una noche al lado de una terrible pestilencia”.

Estudiando secundaria en el Instituto Juan José Rodríguez, en 1954 Julio Briceño fundó, con Lalo Cuadra, el periódico “El Estudiante.” “Lo editábamos en la imprenta de Francisco (Paquito) Alemán, en Diriamba, y junto a Modesto Duarte, éramos los organizadores de los liceos literarios de los viernes”.

Recuerda que en 1956, “con motivo del ciento aniversario de la Batalla de San Jacinto, publicó en “El Estudiante” el artículo: “Acusación ante la Historia Nacional,” donde identificaba a la dictadura somocista con los filibusteros de 1856, lo que me valió la expulsión del Instituto”.

En 1959, los socialistas, en conjunto con otros jóvenes de Carazo, organizaron manifestaciones de protesta por la masacre de los estudiantes en León. En esas manifestaciones participan Herty Lewites, Giovanni D”Ciófalo Vega, Blanca Rojas Echeverri y otros. En esa ocasión la Oficina de Seguridad Nacional (OSN) también persiguió a los opositores y capturaron a Jonathan e Itamar Vázquez, quienes estuvieron detenidos más de tres meses.

“Fui el primer estudiante nicaragüense que llegó a la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS) y el primer nicaragüense graduado en un país del campo socialista. En 1967 me gradué de médico y se me otorgó la Estrella Roja de “Otlichnik” (las calificaciones de los exámenes eran las más altas)”, relata con orgullo Julio Briceño D. En los primeros años de los sesenta, los jóvenes caraceños de pensamiento revolucionario se agrupan principalmente en la Juventud Socialista, del PSN, y a finales de esa década una parte importante se involucra de forma directa en el FSLN. Entre ellos estaban los hijos mayores de los Vázquez, como Róger Vásquez, Nathán Sevilla, Silvio Mora y Henry Ruiz “Modesto”, Comandante de la Revolución en 1979. “Modesto” relató que antes de irse a Moscú, en 1966, había fundado con los jóvenes socialistas Nathán Sevilla y Silvio Mora, un movimiento jinotepino que se llamó Estudiantes, Campesinos y Obreros Revolucionario (ESCOR), nombre que fue tomado posteriormente para un movimiento de carácter nacional impulsado por el PSN.

Las luchas internas entre la línea conservadora y la que propugnaba por la lucha armada, se sintieron también en Carazo, tal y como lo testimonia Aristides Rojas, militante de la Juventud Socialista Nicaragüense, que terminó siendo uno de los elementos fundamentales en la organización del FSLN en Carazo, en el período de acumulación de fuerzas en silencio.

Otros permanecieron hasta el final militando en el socialismo, pero participando a la vez en tareas de apoyo y hasta en operaciones militares, tales como los Contreras, entre los que destacamos a Diego Contreras Pérez, y como ellos mismos lo testimonian, Gonzalo Navarro y Jonathan Vázquez.


El cristianismo revolucionario

La Teología de la Liberación que surge en Latinoamérica tras el Concilio Vaticano II, y la Conferencia de Medellín (Colombia, 1968), también jugaron su rol como parte de las ideas progresistas que impactaron en la conciencia de los caraceños, particularmente en los jóvenes. El elemento fundamental era el compromiso con los pobres y la lucha contra la opresión y por la justicia social, que en el caso de Nicaragua significaba comprometerse contra el opresor más visible, la dictadura somocista. Los religiosos comprometidos con esa corriente animan la organización de los movimientos juveniles.

A finales de 1969 toma impulso la organización de los estudiantes de secundaria en los institutos públicos y colegios religiosos. En distintos escenarios actúan Ángel Barrajón (escolapio), Antonio Sanjinés (jesuita), Alfonso Alvarado (sampedrano), Fernando Cardenal (jesuita), Sor Beatriz Arellano (del Colegio Francés) y Uriel Molina (Parroquia del Riguero). En León había hermanos cristianos del Colegio La Salle, como Rodrigo Páez, Aníbal Nuevo y el Hermano Guillermo Vergara, estos últimos expulsados del país por Somoza en 1971.

En los colegios religiosos se organiza el Movimiento Juvenil Cristiano, que luego se llamó Movimiento Cristiano Revolucionario (MCR). Los jóvenes organizados se solidarizan con las luchas de los maestros, y cuando Somoza suspende el año escolar en 1970, se preparan para las jornadas de 1971, cuando los jóvenes de secundaria participan en tomas de colegios y de iglesias, mítines, fogatas, actos culturales, marchas y todo tipo de manifestaciones.

En esta labor, en Carazo tuvo una fuerte presencia la familia Torres, bautistas con una visión ecuménica, que impulsaron el trabajo rural y comunitario de jóvenes cristianos que después se comprometieron en la lucha contra la dictadura respaldando al FSLN. De estos esfuerzos surgen valiosos militantes como Arlen Siú, Orlando Castellón, Mario Estrada, José Mendieta, César y Alberto Campos Chávez, y Nemo Arias Porras, entre otros.

El trabajo rural de los cristianos vinculados al CEPA también sería semilla para el surgimiento de la Asociación de Trabajadores del Campo (ATC) en Carazo, que, por otro lado fueron bases campesinas de los Comandos Revolucionarios y de las Unidades de Combate que se organizan en 1978, particularmente en las comarcas de Diriamba como San Gregorio Norte y Sur, y sus alrededores: San Vicente, Buena Vista, Las Mercedes, San Juan de la Sierra, Los Ángeles y Zacate Verde. Adicionalmente, comunidades de San Marcos y de Masatepe, sobre todo en El Arenal, Las Sabanitas y Cruz de Mayo, que aunque pertenecen al departamento de Masaya siempre se vincularon, desde el punto de vista organizativo, a las redes de Carazo.

En algunas ocasiones, grupos provenientes de distintos lugares del país nos encontramos en el sitio de retiro espiritual La Palmera, Diriamba, para reflexionar sobre la realidad nacional. En 1972, en el balneario de Casares, nos reunimos un grupo de cristianos entre los que recuerdo al padre Ángel Barrajón, José Miguel Torres, Flor de María Monterrey, Joaquín Cuadra, Salvador Méndez y Roberto Gutiérrez. De León venimos una delegación compuesta por Óscar Pérezcassar, Emilia Torres, Óscar Robelo y yo, y por Carazo estaban Arlen Siú, Orlando Castellón y otros compañeros.

Después de analizar los problemas de ese momento, decidimos impulsar decididamente una campaña con dos lemas: “Navidad en Igualdad” y “Por una Navidad sin Reos Políticos”. Como parte de esta campaña, se acuerda la realización de un “Ayuno Profético” en el atrio de la Catedral de Managua. Casi cien cristianos, jóvenes de distintos lugares del país, sacerdotes, monjas, hermanos, nos juntamos en el atrio la mañana del 22 de diciembre de 1972. Entre ellos estaba también el grupo de los cristianos de Jinotepe.

Cuando se da el terremoto de Managua, los jóvenes cristianos dispersos en otros departamentos del país, de manera natural organizamos los refugios donde se atendió a miles de damnificados, y también esa fue una oportunidad para realizar trabajo político y de organización, pues una parte ya estábamos militando en el FSLN. Lo mismo ocurrió en Carazo, donde Arlen Siú y otros compañeros realizaron un fuerte trabajo de concientización a partir de los centros de refugiados, y después se vuelcan a las tomas de las iglesias, huelgas de hambre, marchas y manifestaciones en demanda de la libertad de los presos políticos y reclamos del fin de la represión y el exterminio.

Todo este trabajo fue realizado en el período de acumulación de fuerzas en silencio, en que el FSLN concentraba esfuerzos en la ampliación de su base social, redes clandestinas y reclutamiento de jóvenes, en preparación del combate sandinista contra la dictadura.






NOTAS


1 Para introducir este tema conté con el apoyo de Rafael Casanova Fuertes, quien me bridó el texto inédito “Ensayo histórico sobre el PSN”, versión corregida de una parte de la conferencia “EL pensamiento Político Filosófico de Nicaragua. Las Corrientes Dominantes de los Siglos XX y XXI”, dictada por el autor en el local de la Fundación Friedrich Ebert. Managua, 17 de junio de 2010.

2 Para un conocimiento más a fondo de los orígenes del movimiento obrero nicaragüense y la historia del Partido Socialista Nicaragüense, habrá que dirigirse al libro de Onofre Guevara y Carlos Pérez Bermúdez: “El Movimiento Obrero en Nicaragua”.

3 En los años 60 Bernandino sufrió múltiples capturas y el 3 de septiembre de 1971 fue hecho prisionero por la Guardia Nacional en La Tronca, departamento de Matagalpa, torturado y asesinado. Su cadáver fue encontrado en la comunidad de Wasaka, Yalí, departamento de Jinotega.

4 Datos tomados de Entrevista a Julio Briceño Dávila, publicada en El Nuevo Diario el 12 de septiembre de 2009: una vida en la izquierda.


Comentario

Nota de Onofre Guevara: En verdad, los primeros nicaragüenses en llegar a la URSS fueron Francisco Bravo Lacayo y Pedro Conrado Flores, en 1951.


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