Memorias de la lucha Sandinista

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Sencilla, auténtica, revolucionaria

Flor de María Monterrey


Nace el 22 de noviembre de 1953. Sus padres son Nelly Espinoza y Manuel Monterrey. Estudia en el Colegio Pureza de María hasta su bachillerato, luego, Derecho, en la UCA, graduándose en 1976. Se involucró desde secundaria en su Barrio Santo Domingo en Vanguardia Juvenil Cristiana, y después en el Movimiento Cristiano Revolucionario (MCR).

En 1974 Flor de María se integra al FSLN con Carlos Carrión, con quien se había casado en 1973. Siguió trabajando desde los movimientos cristianos y entre los años 1976 y 1977, fue responsable del trabajo de organización política en Granada por parte de la Tendencia Proletaria. Estuvo atendiendo tareas en Carazo desde marzo de 1978, primero legal, y al caer preso Carlos Carrión “Capeto”, pasa a la clandestinidad. Fue responsable del trabajo político bajo la dirección de Agustín Lara y luego en el Estado Mayor de la Insurrección en Carazo, que coordinaba Manuel Salvatierra.

Después del triunfo de la Revolución fue responsable del Regional de Carazo y luego directora del Instituto de Estudios del Sandinismo (IES). Tuvo la oportunidad de realizar estudios en Cuba y de coronar una maestría en Planificación y Desarrollo en la Universidad de Cuernavaca, México. Actualmente trabaja como consultora en estos temas.

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San Francisco de Asís

Recuerdo a Flor de María Monterrey como alguien en búsqueda permanente de su propia superación. Una joven morena que se diferenciaba de las otras muchachas del Movimiento Cristiano de Managua, porque no parecía proceder de los sectores burgueses, aunque estudiaba en el Colegio de monjas Pureza de María, no solo por su tez, sino por sus maneras. Si bien a Flor le gustaba bromear y era una maestra de la ironía, también era muy seria en algunas cosas; por ejemplo, en las exigencias de la vida que debíamos llevar los cristianos, ya no digamos los revolucionarios.

En cierta forma me recuerda a Ana Margarita Peña, una joven cristiana salvadoreña que coordinaba la Juventud Estudiantil Cristiana (JEC) a nivel centroamericano en 1971. A ella me tocó relevarla en esta responsabilidad para 1971-1972. Ana Margarita fue una de las comandantes del Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN), capturada en estado de embarazo y desaparecida en el año 1979 en El Salvador.

Cuando Ana Margarita vino a Nicaragua a un retiro cristiano, ya era militante de las Fuerzas Populares de Liberación (FPL)1y recuerdo muy bien cómo cuestionaba a nuestro Movimiento Cristiano (MC) por lo que consideraba era falta de consecuencia.

Flor Monterrey se parecía físicamente a Ana Margarita, y también por cuestionarse permanentemente sobre la necesidad de ser desprendidos de las cosas materiales. En una ocasión un grupo de muchachas cristianas hicimos un retiro en una finca en la comunidad llamada La Calamidad, de Daysi Robleto y Francisco Duarte, amigos de la familia de Nelly Castillo. El objetivo del retiro era conocernos y saber si estábamos listas para organizar una comunidad de mujeres cristianas e irnos a vivir juntas a un barrio pobre.

En ese retiro estaban: Eva Sacasa, Alba y Alicia Abreu, Vicky Belli, Nelly Castillo, Flor Monterrey, Vanessa Castro, Felicia Medina, Maritza González, Esther Gómez, Carmen Oyanguren, Rosa Marina Zelaya, Carmen Dolores Córdoba y yo.2

Nelly Castillo recuerda que me monté en un caballo que casi me bota. Yo recuerdo varias cosas, como a Vanessa Castro cantando con su guitarra “Pueblo Blanco”, esa bellísima canción de Serrat, que fuimos a una fiesta en la comunidad y algunas bailamos con los campesinos ensombrerados, y una poza preciosa en la que Esther Gómez y yo nos bañamos desnudas, para escándalo de algunas y tolerancia de otras. Ahí nos dimos cuenta que entre nosotras había muchas diferencias, pero también distintos momentos y compromisos, y en algunos casos perspectivas y costumbres diametralmente opuestas. No pudimos organizar la comunidad y cada quien siguió su propio proceso, aunque, a decir verdad, todas terminamos trabajando con el FSLN.

Flor era humilde y fraterna, rasgos que nunca abandonó en medio de la lucha guerrillera, y ya no digamos después del triunfo de la Revolución, en que proliferó la prepotencia y la soberbia que favorece el poder cuando no va acompañado de permanente trabajo ideológico y vínculos con el pueblo.

Hasta ahora Flor me parece más bien una buena monja sencilla y auténtica. Es de las pocas personas en las que no he podido encontrar rasgos de maldad o doblez de los que siempre somos portadores los seres humanos. Recuerdo particularmente que Flor se obsesionó con las enseñanzas de San Francisco de Asís y por eso abordamos con ella este tema al iniciar nuestro diálogo.

Flor de María: ¿San Francisco de Asís?

–Dios es abismo: ¡Salta!, dice Nikos Kazantzaki en su libro “El pobre de Asís”.

Ésta y muchas frases fueron como consignas para mí, realmente me volví franciscana, y con la Vanessa nos tomamos en serio lo de la lectura y el ejemplo de él. Tratando de recordar cómo llegó San Francisco a mi vida en esta etapa de los años setenta, fue después del retiro de Bella Vista, en el que vos también participaste.

Este fue un retiro importante porque ahí se expresó la conciencia y la búsqueda de un compromiso social y de una opción política para muchos jóvenes. Unos estaban más claros que otros, lo cierto es que este retiro, la influencia de Ernesto Cardenal y en especial de su libro Vida en el Amor, y un libro que José Luis Velázquez nos prestó a Vanessa y a mí, determinaron este deseo de conocer más la vida y la obra de “El Pobre de Asís”.

Todo coincidía, estaba en la etapa previa a entrar en el Frente, y este santo se desprendió de todo, se rebeló contra todos los lujos de la época, abandonó el hogar, se fue a la búsqueda de otros caminos más espirituales, y esta mezcla de rebeldía, mística y profundidad, me hizo pensar en la posibilidad de irme a vivir a Ometepe y de permanecer aislada de las ciudades y de su contaminación, como buscando una pureza de espíritu. Pero de pronto surgió el Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) como una opción de acción, y esta parte la replegué por un buen tiempo.

Creo que fue una decisión de conciencia, pero bastante brusca, pero yo quería formar una comunidad franciscana en la Isla de Ometepe. Ayunábamos, meditábamos, nos retiramos una vez inspiradas en San Francisco de Asís.

Como te digo, todo se relacionó: Ernesto Cardenal, el Movimiento Cristiano Revolucionario (MCR) y el propio San Francisco. Era un contexto de mucha profundidad espiritual, y en mi caso la balanza era exagerada hacia la lucha pacífica, la opción de la lucha armada no me convencía.


El proceso de la división

Flor de María recuerda que el proceso de la división la afectó mucho debido a su temperamento emocional. Pensaba que la decisión de formar la Tendencia Proletaria (TP) era necesaria, pero a la vez le dolía la ruptura con compañeros a los que ella les tenía mucho afecto. Recuerda imprecisamente que yo le escribí una carta haciéndole reclamos desde la clandestinidad, insinuándole que se estaba quedando en el camino, cosas así, por su decisión de incorporarse a la TP. También recuerda otra carta de Joaquín Cuadra en similares términos. Eso le dolía mucho porque era muy apegada a sus amigos.

Flor de María: Verte a vos o ver a Joaquín colocados en distintas tendencias, fue bien difícil para mí. También recuerdo que tuve relación directa con Óscar Pérezcassar “Pin”. Para entonces estaba trabajando en el Centro de Estudios y Promoción Agraria (CEPA) con Ricardo Zúniga, Emilio Baltodano y Óscar Robelo. “Pin” nos llegó a buscar para hablarnos de la división. Tengo un vago recuerdo de estar hablando con “Pin”, quien había optado por la Tendencia Insurreccional. Nos habló de una forma muy seria. Decía sus dudas en voz alta y expresaba sus planteamientos con una visión, para mí, mucho más clara que los de cualquiera, o sea que fue muy honesto con nosotros.

Yo tenía claridad también sobre algunos debates, por ejemplo, esos aspectos del trabajo de largo plazo y del trabajo organizativo como un punto clave. Nosotros habíamos tenido la oportunidad de estudiar con Emilio Baltodano, desde los folletos que elaboraba la Tendencia Proletaria, hasta El Capital, de Carlos Marx, que Emilio te obligaba a leer. O sea, creo que sí hubo una parte teórica en todo esto, es decir, tenía claro que había un debate no concluido en el Frente Sandinista.

Sobre todos estos temas yo no era “Bachiller en Ciencias y Letras”, siempre tenía mi raíz apostando más a lo cristiano, me gustaba más lo teológico, pero desde el punto de vista político-organizativo, me atrajo mucho el trabajo de masas, el trabajo organizativo y todo el churro –como le llamo– de un partido marxista-leninista. Este churro enorme me lo empecé a tragar, pero era más teórico.

Yo tenía una enorme confianza en Luis Carrión y Carlos Roberto Huembes, y viví con mucho dolor que otra gente valiosa, la gente que yo había conocido, estaba en otra tendencia, estábamos separados. Pero no entendía para nada el sectarismo, especialmente por la forma en que se vivió. Yo vivía en Colonial Los Robles con “Capeto”, nada tenía que ver con el trabajo de Carlos que era más en los Comités Obreros Revolucionarios (COR), en la Carretera Norte, pero sí me acuerdo que estaba angustiado, porque Luis vivía cerca, o salió de por ahí, y que se iban a asilar en una embajada. Viví muy de cerca esa cuestión y el debate de la Universidad Nacional, no porque yo estudiara allí, sino porque atendía a un grupo de jóvenes entre los que recuerdo a César Delgadillo.

Sin embargo, cuando paso a Carazo, a Jinotepe, trabajando con Noel Escobar, que era como el ejecutivo de William Ramírez, tuvimos una experiencia unitaria no sólo del Frente Sandinista, sino del trabajo político-organizativo, porque así lo vivía el pueblo. Desde el Frente Obrero hasta el Partido Conservador. Yo viví más en Diriamba, pero también en Jinotepe –agarré la colita– y había una unidad impresionante.

Mónica: En las Memorias de la Lucha Sandinista hay una entrevista en la que Luis me da detalles de este proceso de la división que da lugar a la conformación de la TP. Luis Carrión y Roberto Huembes salen para Costa Rica a finales de 1975 y permanecen ahí varios meses sin organizar oficialmente la TP. En ese ínterin se reúnen con alguna gente en Costa Rica. Posteriormente lanzan la Tendencia Proletaria.

Flor de María: Sí, ahora que lo decís me acuerdo de eso. Nos mandaron a llamar a Costa Rica a Carlos y a mí y no sé si andaba Carlos Zamora o alguien más, a la casa donde ellos estaban, y allí pasamos varios días. El tema de esa reunión era precisamente que nosotros estuviéramos claros de los planteamientos de la Tendencia Proletaria. Y me acuerdo que era muy serio el planteamiento. También estaba Jaime Wheelock, con quien me relacioné por el trabajo en Granada.

Mónica: Contanos de tu trabajo en Granada,

Flor de María: Mi trabajo en Granada se inicia en 1976, cuando el FSLN ya se encontraba dividido en tendencias y la Tendencia Proletaria (TP), a la que yo pertenecía, se plantea desarrollar un trabajo político en las fábricas y en los barrios de Granada a través de los Comités Democráticos Populares (CDP) y de los Comités Obreros Revolucionarios (COR). Mi responsable para este trabajo fue el Comandante Jaime Wheelock.

Teníamos que organizar a la clase obrera, lo cual no deja de causarme un poquito de risa, y vos sabés que algunas cosas no me las tomaba tan en serio, pero sí se hizo un trabajo de células y la gente respondía. Te voy a contar esta anécdota, es comiquísima: un obrero de LA FANISA al que nunca voy a olvidar, llamado “Checho”, me decía: – ¿Verdad que cuando triunfemos todos nos vamos a ir a vivir a la Calle Atravesada? –Sí Checho–le digo yo. ¡Te podes imaginar!

Trabajábamos en esta zona, Teodora Mejía, Roberto Pérez, María Teresa Medina, Ricardo Cruz, Danilo Mendoza, Ximena Oyanguren y se sumó Etelvina Vigil. Era un trabajo semi-clandestino, aún no estaba escondida totalmente, pero usábamos seudónimos con la gente con la que trabajábamos, y algunos fuimos viviendo gradualmente en las casas de quienes nos apoyaban. Fue hasta el final, en 1978, que la red se transformó en una red de seguridad y de colaboradores. Yo era responsable del trabajo en esta etapa y ese era el equipo.

Nos dividimos el trabajo: Etelvina atendía más a Hebert Marenco y su grupo, unos jóvenes cristianos de los que luego hablaré; y Teo, Ximena y yo, más en las fábricas. En LA FANISA hacían muebles de mimbre y en MONISA, papel higiénico. Eran fábricas relativamente pequeñas pero importantes. Las obreras… ¡como las quiero! muchas de ellas pertenecen hoy al Movimiento María Elena Cuadra y me veo con ellas hasta hoy. Las trataban muy mal, era una relación oligárquica, porque a la vez la dueña de la fábrica era su madrina. La señora que hacía los brasieres, doña Kika, era la madrina de todas ellas.

Para entrar en contacto con los trabajadores íbamos a los comedores de los obreros, buscando “entrada”, contactos, para conocer la situación de la fábrica. Después los visitábamos en sus casas y con esta información ya teníamos una especie de diagnóstico de la fábrica, número de obreros, etc. Este método pegó mucho porque logramos entrar en contacto con viejos líderes sindicales del Partido Socialista Nicaragüense (PSN), el Frente Obrero (FO) y el Hacia La Revolución Popular (HLRP)3que tenía un trabajo fuerte con maestros en Granada. En especial nos contactamos con un dirigente conocido de apellido Ibarra, quien después fue director del Instituto Tecnológico Nacional (INTECNA).

De los colaboradores que recuerdo estaban: Eduardo, quien era un mecánico que vivía en Cuiscoma, ahí vivía Teodora Mejía; Chepita, del barrio Santa Lucía, donde viví un buen tiempo; doña Victoria quien vivía cerca de la calle de El Caimito; Vicky, de El Domingazo; Lilly Ruiz, hoy dirigente del “Movimiento María Elena Cuadra”, de la Villa Madre Proletaria; y un señor Santos, donde también vivía Hilario Sánchez, Tercerista. También Fernando López “Chinano”, su mamá y otra gente eran otra red importante que ayudó de distintas formas a todas las tendencias.

Otros colaboradores fueron “Checho” y Auxiliadora, su hija y toda la familia, que habitaban en el Barrio San Juan del Sur, donde aún viven, y mi prima María Jesús Morales con su esposo, en La Villa. A ellos los recuerdo y los reconozco como mi red de apoyo sin la cual no estaríamos vivos ahora.

Los barrios principales en los que se desarrolló un fuerte trabajo de organización, fueron: El Domingazo, La Ermita, La Otra Banda, La Islita, El Bartolomé 1 y 2, y todo el sector norte de las fabricas E. Chamorro, MONISA, TANISA y KIKATEX.

Otro sector importante era un grupo cristiano de la Iglesia San Francisco que había sido de la Juventud Estudiantil Cristiana (JEC) dirigido por un joven llamado Hebert Marenco. Él fue un gran colaborador y apoyó la formación de un equipo con dos jóvenes de secundaria, Jazmina Navas y María Eugenia Ferrey, quienes se comprometieron y apoyaron la formación de un grupo que sesionábamos en San Francisco.

La Tendencia Tercerista fue la que se vinculó más con lo que le llamábamos el clan intelectual que colaboraba a la vez con nosotras: el poeta Pérez Estrada, Jimmy Avilés, Alejandro “El Negro” Bravo, y este muchacho Ibarra que era un dirigente magisterial. La Tendencia Guerra Popular Prolongada (GPP) siempre tuvo como responsable principal a Jorge Sinforoso Bravo, hermano de Gracielita Bravo, esposa de Róger Miranda Bengoechea.

De las personas que más recuerdo entre los jóvenes de colegios situados en los barrios, están Adolfo Salazar Calero “Chanito” y Erwin Sandino, a quien llamamos “Aarón”. Ellos formaron las primeras Brigadas Revolucionarias Populares (BRP). “Chanito” cayó en un operativo porque fue denunciado y perseguido por un oreja.

Erwin Sandino se integró en 1978 por medio de “Chanito”, a quien ellos le decían “Raúl”. Adolfo fue la persona clave para la organización del trabajo en barrios y colegios. Erwin me ha contado que la primera reunión fue en el templo de San Francisco, pues era un lugar idóneo. Adolfo conocía mucha gente en los colegios y barrios de Granada. Después consigue un entrenamiento militar y forma la estructura de las Brigadas. En resumen, el trabajo de Granada, en medio de muchas dificultades, logró desarrollarse con las otras tendencias, GPP, y los Terceristas. Sin un plan conjunto, fueron uniendo esfuerzos y se contó con el apoyo para la toma de iglesias, la realización de operativos militares, algunos paros en fábricas, trabajo principalmente clandestino y de creación de condiciones para el Movimiento Pueblo Unido (MPU) y para la insurrección final.


Adolfo Salazar Calero “Raúl” († 1979)

Fue el primer responsable de las BRP en Granada, en 1977. Era un chavalo delgado, de extracción de clase muy pobre, con una gran humildad. Trabajaba en la Administración de Rentas de esa ciudad y se incorporó con gran mística a las tareas revolucionarias. Como responsable de las BRP impartió entrenamientos a los jóvenes que se incorporaron a la lucha. Facilitó una escuela en un lugar llamado Las Sabanetas, y a falta de armas usaban ramas de los árboles, simulando los fusiles. A la par enseñaba historia de la lucha y hacía análisis políticos que incrementaban la concientización política para fortalecer la voluntad de derrocar a la dictadura.

Hizo crecer el trabajo reclutando a un sinnúmero de muchachos aglutinados en tres escuadras y planificó distintos operativos de la Tendencia Proletaria que se realizaron a lo largo de 1978.

Un sábado de principios de 1979 dirige un mitin armado en la Calle San Juan del Sur, y después de la operación dejan escondidas las armas. Al amanecer del día siguiente, cuando iba a trasladar dichas armas, es delatado por un somocista. Fue capturado por la Guardia Nacional (GN), que lo lleva al sector del antiguo Colegio Centro América. Al pasar los rieles, él forcejea con los guardias del jeep, y éstos lo asesinan con cuatro tiros de rifle Gárand. Fue antes de las 6:00 a.m. de un domingo.

Posterior a su asesinato, asume la dirección de las Brigadas la compañera Auxiliadora Trujillo “Luisa Amanda”, quien después fue capturada por la GN, y al recuperar su libertad, pasa a la clandestinidad en Carazo, y es uno de los comandos destacados de la ofensiva final.

Al entrar en la ofensiva final, la Tendencia Proletaria de Granada reconcentra a sus principales brigadistas y comandos en el departamento de Carazo, bajo la conducción de Fernando Caldera “Marvin”.

En honor a Adolfo Salazar Calero, fue bautizada con su nombre la calle donde él vivía con su mamá. Se le erigió un pequeño monumento, pero fue desaparecido después de la derrota electoral del FSLN en 1990.

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Teodora Mejía Membreño


Teodora del Carmen Mejía nace el 17 de julio de 1953 en el Barrio La Luz, en Managua. Hija de José Félix Mejía y de Juana Matilde Membreño. Estudia primaria en la Escuela José María Moncada, en el Barrio Campo Bruce, y secundaria en el Instituto Andrés Castro, en el Barrio Riguero. Se incorpora a la lucha en su barrio con el Movimiento Cristiano Revolucionario, y trabaja con Manuel Salvatierra y Lucío Jiménez. Cuando ingresa a la universidad, trabaja también con el Frente Estudiantil Revolucionario (FER). 

Estudia dos años de Periodismo pero abandona la carrera para integrarse totalmente a la lucha contra la dictadura desde una célula que dirige Adolfo Aguirre. Cuando caen presos Lucío Jiménez y Manuel Salvatierra, pasa a trabajar semi-legal en Granada. Su trabajo era organizar a obreros de diversas fábricas en los Comité de Obreros Revolucionarios (COR). Luego pasa a trabajar a Carazo.

Después del triunfo de la Revolución estuvo integrada a las estructuras del zonal del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN), vinculada a la organización sindical, y luego directamente a la Central Sandinista de Trabajadores (CST).

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Julio: ¿Qué tareas importantes realizaste en el tiempo en que estuviste trabajando en Granada?

Teodora: Mi trabajo principal era de organización de la población, los trabajadores en los sindicatos, las mujeres en la Asociación de Mujeres Nicaragüenses ante la Problemática Nacional (AMPRONAC), y en el Movimiento Pueblo Unido (MPU). También tuve funciones de correo, llevando comunicaciones de un lado a otro, y participé en las tomas de iglesias en Granada y en la toma de la Cruz Roja, con los Terceristas.

A una compañera que trabajaba conmigo, María Teresa Medina “Violeta”, la detuvieron en Granada, y por seguridad me trasladaron a Carazo. En ese momento mi contacto era la compañera Flor de María Monterrey “Rita”. Ella me planteó que me viniera a Carazo.

Mónica: Flor de María, cuándo te vas a Carazo, ¿quién fue tu responsable y qué tareas realizabas?

Flor de María: A Carazo me voy el día que matan a Panchito Gutiérrez, pero primero estuve haciendo trabajo legal. Paso clandestina, por razones obvias, cuando capturan a “Capeto” (Carlos Carrión).

La caída de Panchito Gutiérrez generó una fuerte movilización. La gente rompió el miedo, pues su vela en el Hotel Majestic fue vigilada por la Guardia, y aun así la población se organizó para rendirle homenaje. En el cementerio, se dio un tiroteo. Su vela y entierro tuvieron un impacto muy grande en la población de Diriamba: es la movilización más grande que recuerdan en esta etapa previa al desarrollo de la insurrección.

La GN citó al papá de Panchito y a don Juan José Quintanilla, para intimidarlos y decirles que lo que pasara en el entierro era responsabilidad de ellos. Él era primo hermano de “Piquín” Guerrero.

Nota de Mónica: Panchito Gutiérrez cayó en el asalto al Cuartel GN de Rivas el 2 de febrero de 1978.4Él pertenecía al Frente Sur, era del grupo de Richard Lugo, Edén Pastora y Antenor Ferrey.

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Mi responsable fue Agustín Lara, hasta que lo trasladan, y llegué a hacer de todo: a impulsar el MPU, el trabajo organizativo, a trabajar en los barrios, y cuando sacan a Agustín de Carazo, cuestión que fue muy brusca, tuve que asumir el trabajo político y también me tocaba atender a la Nadine, porque desde que llegó, ella era responsable de un trabajo en la Asociación de Trabajadores del Campo (ATC), en San Gregorio, El Arenal y Las Sabanitas. Recuerdo que me movía escondida e íbamos a vivir allí en Las Sabanitas, después, en otro lado.

Todo ese trabajo está vinculado al movimiento de los Delegados de la Palabra. Este movimiento que se hizo también en Estelí, Ocotal y Somoto, es la belleza más grande del mundo, porque no tiene nada que ver con tendencias, sino con el Frente Sandinista. Yo no era directamente de la ATC, pero sí había trabajado con el CEPA.

Llego como segunda de Agustín, y trabajaba en el impulso de las organizaciones como la Asociación de Mujeres Nicaragüenses ante la Problemática Nacional (AMPRONAC) y el MPU. La verdad es que en Diriamba y todo el departamento de Carazo había un anti-somocismo que logró concretarse a través del Frente Sandinista y de otras organizaciones, como el Partido Conservador dirigido por el doctor Raúl Estrada, una persona extraordinaria que hay que reconocer. También merece un homenaje Gonzalito Navarro. Cuando el Frente Sandinista llega, existe un anti-somocismo que solo estaba esperando ser organizado, entonces la gente se va organizando. Las insurrecciones en Diriamba no fueron espontáneas, requirió de un trabajo político organizativo de un montón de organizaciones.

Mónica: ¿Cuáles fueron tus casas de seguridad?

Flor de María: Las casas de Flavia Molina, Celeste Larios, Matilde Gutiérrez, la tía de “Piquín”, doña Auxiliadora, la mamá de “Piquín”, “Mama Tere”, quien murió hace unos tres años, un colaborador famoso llamado “Pantalón”, ese era su seudónimo porque era sastre, vivía frente al Majestic, un señor llamado Catalino. Había mucha gente que era del Partido Socialista, como Gonzalito Navarro, el mismo Edgardo García –quien luego renuncia y se incorpora al Frente–, las casas de ellos en San Gregorio eran casas de colaboradores de los Proles, yo estuve viviendo ahí.

Iba al Dulce Nombre de Jesús, a la casa de Juan Fernando Brenes, quien luego cayó, está la casa, y todavía vive ahí su viuda. Íbamos a las comunidades a reclutar casas de seguridad y algunos de ellos pasaban a reforzar el trabajo en los barrios. Otros colaboradores claves en Carazo fueron Dora Luz, Socorro Molina, mamá de Los Porroncho, Chagua Molina, Rosita García, quien actualmente vive en Managua.

Cuando llego a Jinotepe por primera vez en 1978, éste ya era un pueblo insurrecto en el que los estudiantes estaban en primera línea. Una de las movilizaciones que recuerdo y que me impactó por su fuerza y por la decisión de cada marchista, fue el entierro de los jóvenes asesinados por la Guardia, iban centenares desafiando a la dictadura, así como diferentes sectores de toda la sociedad jinotepina: maestros, profesionales, pobladores, jóvenes, adultos.

La primera casa de seguridad que conocí fue la de Ligia Gutiérrez y su mamá, “La Moncha”. Ahí estaba también el niño Mauricio Lara, hijo de Ligia y de Agustín Lara. Ellas son una gente que se rifó de verdad. También viví en esa casa.

Ligia ya venía colaborando desde antes de 1975. Trabajaba en la Fundación Nicaragüense de Desarrollo (FUNDE). “Moncha” era vital, pues además de garantizar la seguridad en la casa, tenía información actualizada de lo que pasaba en las calles con los jóvenes y sobre la actuación de cada somocista en Jinotepe. Entre ella y Ligia formaron una red de colaboradores en un momento difícil para el FSLN. Ambas eran valientes y dedicadas a todas las tareas clandestinas, tenían vínculos muy fuertes en Santa Teresa y ahí también tejieron una amplia red de colaboradores. Después del triunfo de la Revolución a ella le conocíamos como “Mama Moncha” y era una militante destacada. Ligia asumió el Ministerio de Desarrollo Agropecuario y Reforma Agraria (MIDINRA) en Carazo. Con otras compañeras, entre ellas Claudia Pereira, atendían todo el trabajo del Estado en este departamento.

Mónica: En ese año se desarrolló con fuerza el movimiento estudiantil de Carazo. En Jinotepe se dieron varias jornadas, todas las cuales fueron reprimidas violentamente por la Guardia, como ocurrió en julio de 1978, en que asesinan a cuatro jóvenes, casi niños: Marlon Calderón, Fanor Chévez, Mario Álvarez y Santiago López. El entierro es esa enorme movilización de la que hablás y que se convirtió en un parte aguas. De ahí salió esa hermosísima foto que se lanza al mundo en la que se aprecia un posters con el rostro de Arlen Siú. En esos días la Guardia decretó Estado de Sitio, y literalmente se tomó Jinotepe, reprimiendo brutalmente. La gente hizo barricadas y resultaron heridas más de veinte personas.

Flor de María: Yo estaba con Agustín en una casa de seguridad en Jinotepe y empezamos a ver que eran cosas que se movían por todas las Tendencias. En Jinotepe la GPP trabajaba con los Luna, estaba el actual jefe del Ejército, Julio Avilés, su hermana Isabel Cristina Avilés, los Sancam, la Evita Samqui y su hermano Fernando. Ahí hubo mucha fusión y el gran papel lo jugó Noel Escobar.

Por supuesto que hay que darle su lugar al Movimiento Estudiantil de Carazo y a gente como Maruquita Chow, Juan Carlos Fajardo y Cinia. Tenía mucho que ver con la influencia de León y Managua. Hugo Medina me contaba cosas de esas.

Cuando llegó Manuel Salvatierra, y empezó a ocuparse de la parte militar, se encargó de formar los comandos y de entrenar a los mandos y milicias. Nosotros éramos más brigadas políticas, vos ya sabés que hacían bombas de contacto. Recuerdo a un “Juan Alicate”, era como “Charrasca”, de León.

Teodora: Mis tareas en Carazo fueron en San Gregorio, organizando la ATC y de correo. Estuve primero en Diriamba, luego en El Arenal, en Masatepe, y después en Jinotepe. También estuve en una finca por San José Monte Redondo, cerca de Masatepe. Ah, hubo un ataque a esa finca y de ahí salimos para Jinotepe.

Julio: Teodora, ¿a qué compañeros caídos en la lucha recordás?

Teodora: A los compañeros que trabajaron conmigo, como Arnoldo Briceño, Carlos Humberto “Tom” Aburto, Carlos Méndez, era un muchacho de Granada, “El Bugui” que le decían, no me acuerdo su nombre, también era de los Comandos Revolucionarios y cayó aquí en Carazo; y otros compañeros que no recuerdo sus nombres.


Arnoldo Briceño Rojas “Hernán”, (1957-1979)


Resumen de la biografía que Flor Monterrey escribió en 1980

Nace el 23 de noviembre de 1957 en Jinotepe, Carazo. Hijo de Guillermo Arnoldo Briceño García y Elma del Rosario Rojas. Cursa su primaria en la Escuela “Elías Serrano”, anexa a la Normal, y la secundaria en la Escuela Normal de Varones de Jinotepe. Ingresa a la Escuela Nacional de Agricultura y Ganadería en febrero de 1974. Llegó hasta el III año y no concluyó sus estudios por integrarse a la lucha contra la dictadura somocista.

Por sus talentos con el canto y la guitarra se le conocía como Ruiseñor de Jinotepe. Entre 1977 y 1978 participa en diferentes operativos de recuperación de armas en fincas cafetaleras de hacendados somocistas del departamento de Carazo. Asistió a la primera escuela político-militar del FSLN en abril de 1979. Fue promovido a militante a los tres meses de su ingreso al Frente Sandinista.

Era un hombre sencillo, humilde, con deseos de superación. La crítica y la autocrítica no fue problema para él. En el Comité Regional nos parecía más un obrero destacado que un estudiante. En su labor de correo, nos llamaba la atención sus cartas autocríticas cuando llegaba tarde a un contacto, lo que reflejaba un alto sentido de la crítica y de la responsabilidad revolucionaria. 

En corto tiempo se convirtió en el más disciplinado de su estructura, el más ejemplar y el más consecuente. Lograr la puntualidad fue su primer eslabón de superación. Se habituó a la vida colectiva, desarrolló una gran preocupación por los compañeros de su estructura, los calificaba sin temor, se preocupaba especialmente por el embarazo de una compañera de trabajo y por el avance de las tareas.

Sus primeras labores fueron de correo y era encargado de una estructura llamada “Rayo”, creada con el objetivo de que el correo fuera cada vez más rápido. A otra estructura que organizó le puso “Hormiga”, una red de médicos, enfermeras casas, botiquines y buzones.

Después pasó a desarrollar sus primeras labores de propaganda y agitación armada. Recuerdo lo feliz que estaba cuando me dijo que había agitado por primera vez y que se había sentido muy bien en el trabajo con las masas. Fue en el Barrio San José, de Diriamba.

Arnoldo era poeta y escribía muy bonito, con mucha pasión, sus mensajes siempre llevaban frases revolucionarias que en la clandestinidad tienen un elevado significado por quien las escribe y quien los difunde, conscientes de la importancia de esa labor en la lucha revolucionaria.

En los preparativos de la insurrección, “Hernán” asume la responsabilidad de las Brigadas Populares de Combate de Diriamba. Ya para entonces, él era un verdadero cuadro.

En uno de los tantos intentos de toma de Diriamba, cayó en la calle de El Reloj el 14 de junio de 1979. Andaba con su mochila de tiros 22 y 38 abasteciendo las barricadas y controlando sus brigadas populares.

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Teodora: De los colaboradores de la Tendencia Proletaria en Jinotepe, recuerdo a Víctor Tapia, doña Chayo Zúniga, que colaboraba con todas las Tendencias, Nora Gutiérrez, Miguel Tapia y Socorro Bermúdez. En El Dulce Nombre tenemos a otra a la que también le decíamos “La Abuela”, familiar de Juan y Silvio Cordero. Toda esa gente fue colaboradora. En El Rosario, Denis López, y aquí tenemos a doña Amanda Aguilar (hermana de Lila), Angelita Porras y Monchita Rodríguez.

Cuando la finca donde estaba fue atacada por la Guardia, salimos huyendo, y nos metimos en una casa en la comunidad El Panamá, municipio de El Rosario, y de ahí nos llegaron a traer. Me dejaron en la casa de Heriberto, hermano de Lila Aguilar, me dijeron que esperara, que me iban a mandar a traer de nuevo para Diriamba, pero ya no dio tiempo y cuando oímos fue la balacera de cuando se estaban tomando el Comando de la Guardia Nacional (GN) de Jinotepe, el 5 de julio exactamente.

Estaba con esta muchacha María Teresa Medina, y lo que hicimos fue salir, porque eso queda cerca de la Villa Madre Proletaria, nos salimos a la Villa a organizar a la población, a preparar a la gente para apoyar a los combatientes.

Luego me ubican en el Hospital de Jinotepe, donde mi función era organizar y preparar las condiciones para recibir a los combatientes que venían heridos. El 19 ahí estaba.

Julio: Nos dijeron que viste a “Piquín” Guerrero poco antes de su muerte. ¿Qué recordás de eso?

Teodora: El día que lo mataron nos acababa de dejar a María Teresa Medina y a mí en El Arenal. Regresó hacia La Concha, porque iba para su finca, y ahí lo estaba esperando la Guardia. Lo asesinaron. Donde él nos dejó oímos los balazos, y al día siguiente nos llevaron la información de que lo habían asesinado. Esa fue la última vez que lo vi, el mismo día que lo mataron.

Mónica: Flor de María: Y para la insurrección final en Diriamba, ¿quiénes estaban en el Estado Mayor?

Flor de María: El jefe militar era Manuel Salvatierra, la jefa política era yo, también estaba Fernando Caldera. Noel Escobar, estaba en Jinotepe. En el Estado Mayor estaba Salvador Mayorga, quien llegó después con Milagros Barahona y con varias gentes del MPU.

Mónica: Hubo un momento en que las fuerzas que la TP tenía en otros lados, las concentran en Diriamba. Es lo que me dicen compañeros de Masaya.

Flor de María: Sé que se instala Leonel Espinoza con Fernando Caldera, casi eran como un Estado Mayor. Ahí estaba “Cachirulo”, José Daniel García.

Mónica: Para cerrar quisiera hacer una pregunta que le he formulado a algunos: ¿Creés que valió la pena toda esta lucha?

Flor de María: Siempre me lo he preguntado y he compartido mi respuesta con mis amigas, con mi hija, porque tiene que ver con el sentido de la vida.

Creo que ser parte de una lucha contra la dictadura en la que nos involucramos miles y miles, valió la pena, claro que sí, no tengo ninguna duda. Fue como tomar conciencia de la realidad del país, fue decidir qué era lo más importante y justo en ese momento de la historia de nuestra patria, fue como abrazar una causa verdadera en la que creí y sigo creyendo de verdad, y es la de cambiar las cosas para que la inequidad y la injusticia fueran eliminadas. Fue una manera de enfrentarnos con un poder, con un sistema que negaba los más elementales derechos.

Creo que valió la pena, porque aunque en apariencia hoy todo volvió a su lugar, y los valores por los que lucharon y luchamos se presentan dispersos, sé que los seres humanos cambiamos, nos volvimos ciudadanos, conocimos la experiencia del acceso a los derechos, a la tierra, al trabajo y sobre todo, vivimos el derecho a la libertad para transformarnos y transformar la realidad.

Creo que miles de nosotros ya no somos ni seremos los mismos, me refiero al pueblo, porque somos parte de él, y miles mantenemos vivos los valores y causas por las que luchamos. Sabemos lo que es hacer una sociedad nueva, eso está en la conciencia colectiva. Me siento orgullosa de haber sido parte de esta lucha contra la dictadura. Como te dije antes, creo que los muertos están más vivos que nunca.






NOTAS


1 Su origen es un desprendimiento del Partido Comunista Salvadoreño. Este grupo liderado por Cayetano Carpio con obreros y estudiantes, forman en 1970 la organización guerrillera Fuerzas Populares de Liberación (FPL).

2 Esta lista fue reconstruida con Flor de María Monterrey.

3 Hacia la Revolución Popular (HLRP), después Liga Marxista Revolucionaria (LMR), de filiación trotskista; el Movimiento de Acción Popular (MAP) identificado con el maoísmo.

4 El ataque al Cuartel de Rivas el 2 de febrero de 1978 está relatado por José Valdivia en las Memorias de la Lucha Sandinista, tomo III. Fue dirigido por Edén Pastora y Gaspar García Laviana.


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