Augusto C. Sandino
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Augusto Sandino (1895 - 1934) 1
Sandino no pudo sistematizar directamente sus ideas y prácticas revolucionarias. Sin embargo, nos dejó un legado indestructible que ya forma parte de lo mejor de la cultura política nicaragüense y que constituye su ideario.
Luchando directamente contra las fuerzas de ocupación norteamericana entre 1927 y 1932, dedica una parte importante de su tiempo a escribir cartas a colaboradores, amigos y personalidades para exponer sus objetivos y obtener respaldo internacional para su lucha. También escribió importantes proclamas, comunicados, boletines y partes de guerra.
El estudio de su ideario, realizado por distintos investigadores, nos permite afirmar que era portador de una propuesta que trascendía la mera derrota del invasor imperialista. Sandino tenía una visión patriótica, pero también una propuesta ética, una propuesta cultural y una propuesta social. Seguramente más significativo aún que lo anterior, Sandino tenía una propuesta económica y política para la unidad de los pueblos y naciones de América.
La gesta de Sandino está cargada de coraje, valentía, heroísmo, capacidad e inventiva militar. Por ello, quienes han escrito de Sandino, en su mayoría han realzado preponderantemente esta vertiente de su lucha, y menos se ha analizado su pensamiento.
Mientras se desarrolla la lucha, Sandino va fortaleciendo su convicción de que no se trata solamente del combate contra la intervención, sino que se trata de la lucha contra una realidad de exclusión. Fortalece su sentido clasista, pero acorde con nuestras realidades.
Nicaragua era, entonces, un país con casi nulo desarrollo industrial, cuyas pocas concentraciones obreras se encontraban, además, muy lejos de los centros políticos. Las bananeras, las explotaciones forestales y mineras en los enclaves, se localizaban principalmente en la alejada Región Atlántica de Nicaragua. Por ello, Sandino asigna un rol muy importante a los campesinos.
Cuando Sandino sale por primera vez de Nicaragua, es portador de inquietudes políticas, como él mismo lo señala al relatar la honda impresión que le causó ver el cadáver de Benjamín Zeledón. Pero, al llegar a México, es indudablemente impactado por los aires de la Revolución Mejicana. Se vivía en todo el país la agitación y el cambio. Reinaba el nacionalismo frente a los Estados Unidos.
Sandino mismo lo reconoce al afirmar:
“Bendigo la hora en que emigré a un país donde apagué mi sed de enseñanzas bebiendo en nuevas ideas, templé mi espíritu acrisolándolo en el sentimiento de amor patrio. No quiero decirle que fui a Europa buscando escuela de héroes, pues estemos persuadidos mi buen amigo que los héroes se improvisan por las circunstancias del momento y siempre surgen de la clase del pueblo”2
Estudiar la lucha y el pensamiento de Sandino tiene hoy más vigencia que nunca. Hay quienes creen que no tiene sentido ya hablar de la dominación imperialista. Para algunos ingenuos, el imperialismo ya no existe. Para otros, la dominación del capital no tiene referencias geográficas. Y, para otros, el anti-imperialismo es solo un discurso y una retórica para esconder sus afanes de poder y enriquecimiento personal.
La realidad ha mostrado que el imperialismo existe, y que las grandes transnacionales tienen su sede, sello y mercado, principalmente en los Estados Unidos. El poder mundial capitalista tiene su gerente en la Casa Blanca. Es más, el uso de la fuerza y la supremacía militar siguen a la orden del día, no sólo para intervenir directamente como lo hicieron en Afganistán y en Irak, sino para hacerlo indirectamente como en Colombia o en Palestina, o escomoteadamente como lo hacen en Siria.
Lo dominación del sistema capitalista y del imperialismo se manifiesta en todos los órdenes: en lo social, en lo económico, en lo cultural, en lo religioso.
Reflexionar entonces sobre las lecciones de la historia, sobre el pensamiento y la acción de hombres como Augusto C. Sandino, es hoy más urgente que nunca. Necesitamos extraer sus enseñanzas para aprender, pero sobre todo, para animarnos, para llenarnos de su coraje y de su dignidad. Porque al final, lo más importante de él, fue su ejemplo rubricado con su dulce, pura y ejemplar sangre de ferviente patriota latinoamericano.
Para adentrarnos en el pensamiento de Sandino, recurrimos a la generosidad de Sergio Ramírez, quien ha puesto en su página web www.sergioramirez.com a libre disposición, su obra en dos tomos, El Pensamiento Vivo de Sandino, con estas palabras que aquí reproducimos:
Precedidos de "El muchacho de Niquinohomo", consagrado estudio sobre la vida y el pensamiento de Sandino que Sergio Ramírez escribió en Berlín (1973) y San José (1975) y que se ha publicado en numerosas revistas e incorporado a varios libros y folletos, los dos tomos que forman este libro reúnen cartas, manifiestos, circulares y proclamas, comunicados, boletines y partes de guerra, relatos autobiográficos, entrevistas de prensa y otros documentos que revelan en toda su magnitud el genio político de Sandino, su clara visión de las alianzas que era necesario consolidar para hacer frente al invasor, su concepción latinoamericana e internacionalista de la lucha que libraba contra el imperialismo.
Esta edición más completa que las anteriores, contiene aportes de importancia sustancial: fuentes documentales que reposaban en México en el archivo del doctor Pedro José Zepeda —donado por el presidente José Portillo a Nicaragua— y la correspondencia que Sandino dirigió a Froylán Turcios. Estos nuevos aportes, más el estudio final "Sandino, clase e ideología" y los índices, cronologías y referencias bibliográficas enriquecen ambos volúmenes.
NOTAS
1 Este texto es parte del Ensayo sobre Sandino que aparece en el Libro "Sandinismo, Pactos, Democracia y Cambio Revolucionario", publicado en 2009 por Mónica Baltodano.
2 Richard Grossman. Documento 16 rescatado junto con otros documentos del Centro Histórico de Infantería de la Marina de Estados Unidos. Carta de Sandino a Don Arnoldo M. Ramírez, 17 de junio de 1927.
Obras
- El pensamiento vivo de Sandino