Memorias de la lucha Sandinista

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El precio elevado de la libertad

José González y Sandra López


José Mercedes González Picado “Ernesto” nace el 24 septiembre de 1959. Estudia en el Colegio San Luis y en la Escuela María Cerna Vega, y se bachillera en el Instituto Eliseo Picado de Matagalpa. Se incorpora al FSLN en 1974, a través del Partido Socialista. 

Participa en las tareas de organización de la AES y de todas las huelgas estudiantiles que se llevaron a cabo en esa época. En agosto de 1978 combate en la “insurrección de los niños”. En 1979 participa en varias operaciones ofensivas del FSLN y en la ofensiva final de junio del 79.

Es fundador del Ejército y de la Policía Sandinista. En 1980, viajó a Cuba a estudiar en la Escuela Superior de Guerra General Máximo Gómez. En 1981, funge como delegado del Ministerio del Interior en la Costa Atlántica; en 1988, es delegado del MINT en León. Se gradúa como licenciado en Derecho. En 1990 asume funciones como Secretario Político del FSLN en Matagalpa. En 1997, es electo por los matagalpinos como diputado por el FSLN.

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Sandra Lorena López Fernández “Amalia” nace en Matagalpa, el 12 de septiembre de 1963. Estudia primaria en la Escuela María Cerna Vega e inicia sus estudios de secundaria en el Colegio de Monjas San José de Matagalpa y los finaliza en el Instituto Colón de Puerto Cabezas, después del triunfo de la Revolución. La reclutan en el año 1976, y participa en tareas organizativas, en el teatro estudiantil y en la insurrección final en la casa del Estado Mayor de la GPP. Después del 19 de julio, fue Secretaria Política en San Ramón, San Isidro, Sébaco, Waslala, Coordinadora de AMLAE en Matagalpa, y luego en el Comité Zonal de Puerto Cabezas.

Después del 90 trabajó con Tomás Borge en la Fundación Verde Sonrisa, luego en el Movimiento de Mujeres Matagalpa. A la fecha trabaja en la Fundación Denis Ernesto González, en memoria de su hijo que murió trágicamente.


Mónica: ¿Cómo son tus primeros pasos, José?

José: Soy hijo de una familia anti-somocista. Mi padre, Julio César González, era ganadero de Kuskawás y Tejerina. Mi mamá es Irma Picado viuda de González. Mis hermanos, en su mayoría, lucharon y se entregaron jóvenes a la lucha y uno de ellos, Guillermo González, que en paz descanse, fue asesinado por la contra en 1982 en el río Wamblán, Jinotega.

Por allá en el 74-75, fundamos la AES en Matagalpa, junto con Ernesto Cabrera “Cabrerita”, con Sadie Rivas, Rodolfo Castillo conocido como “Payín”, Ródrigo González, Marcos Largaespada, Néstor López, Víctor Guevara, Sócrates Baldizón, y mi hermana Mayra González, quien fue después una de las dirigentes del Movimiento Sindical Pueblo Trabajador. También estaban ahí Aarón Montenegro, Felipe Sáenz y Douglas Praslin.

En el 76, levantamos a los estudiantes en la mayor huelga en la historia de secundaria de Nicaragua. Nos enfrentamos a las autoridades somocistas de entonces: Alba Rivera, Emilio Sobalvarro y el actual Vice-Ministro del MED, Chavarría. No sólo levantamos a los estudiantes del Instituto Eliseo Picado, sino que también nos movilizábamos hacia Boaco, Estelí, Jinotega a difundir las ideas revolucionarias, porque realmente Matagalpa era un semillero revolucionario.

También fui organizador del FER Francisco Moreno, junto con Francisco Jarquín “Chico Plomo”, Ernesto Cabrera, Sadie Rivas, Antonieta Gutiérrez, José Santos Sobalvarro e Isabel Castillo, quien luego combatió también en Managua.

En el 76 fui contactado por Mario González “Erick”, quien estaba como responsable de Matagalpa. Entiendo que vos eras su responsable. En el año 77, participamos en todas las jornadas de lucha a favor de Tomás Borge y Marcio Jáenz.

Cuando la insurrección de agosto de 1978, que se llamó la “insurrección de los muchachos”, ésta fue en realidad un desborde de presión popular que terminó siendo una sublevación, porque nosotros no teníamos orientaciones de lanzarnos.

Estaba a cargo del Regional Faustino Ruiz “El Cuje”, el compañero Crescencio Rosales Cabrera, quien había llegado de la montaña y tenía algunos padecimientos médicos. A veces en reuniones cuando pasábamos varios días de desvelo por el trabajo, le daban como cuadros de epilepsia. Seguro el desvelo, el cansancio, la mala alimentación.

Era un compañero de unas cualidades increíbles y una firmeza revolucionaria. Estuvimos en contacto con él.

Después de la insurrección de agosto del 78, hay un operativo en el cual participan dos compañeros destacados de Matagalpa, Sócrates Baldizón y José Adrián Castillo, conocido como “Cuchumbeco”. Ellos hacen una operación en un jeep Toyota PJ-40 color rojo, similar al que usaba Salvador Amador, quien movía usualmente a Crescencio. El operativo era súper simple, era recuperar un mimeógrafo del Colegio Monseñor Carrillo, para las tareas de propaganda. Los compañeros incluso anuncian que el operativo es del Frente Sandinista; la Guardia recibe la denuncia y comienzan a buscar un jeep Toyota rojo. Y se le pegan al de Salvador que, en ese momento, se movía ajeno a todo lo que pasaba. Como ellos se dan cuenta que los van siguiendo, todavía Crescencio puede desprenderse de unos papeles que andaba, y luego logra hacer unos disparos. A Salvador lo capturan y asesinan dándolo como muerto en combate.

Pero también es verdad que a Crescencio lo tenían penetrado, porque después del triunfo de la Revolución, tuve acceso a los archivos de la OSN y de la Sección del Servicio Anticomunista (SAC) y pude ver que una de las personas donde llegaba Crescencio, tenía carnet del SAC. Además, había una serie de informes de nosotros, que sólo podían ser elaborados por alguien que estaba dentro. A Crescencio, ellos no lo querían quebrar sino seguir, porque a ellos no les interesaba un cuadro por aquí o por allá, sino las redadas y los quiebres de los principales cuadros.

Además, en los interrogatorios que hizo la OSN cuando capturaron a Néstor López y a Ramón Arnesto Soza –yo tuve en mis manos sus expedientes– todas las preguntas versaban sobre nosotros, porque ellos tenían bastante información operativa de la estructura.

Un caso interesante es que los papeles de los que Crescencio se desprendió antes de caer, los dejó en la casa de un señor de apellido Lara. Por cierto, era allegado al régimen, pero tuvo la decencia de hacérnoslos llegar a través de mi hermana Lucy y de Maritza Travers. Nosotros recuperamos por esa vía los papeles que Crescencio andaba.

Después de esa insurrección, yo me quedé clandestino en Matagalpa. Cuando cayeron Crescencio Rosales y Salvador Amador1, organizamos la Unidad de Combate Crescencio Rosales y yo fui el responsable político militar de esa unidad. Hicimos muchas operaciones.

En la propia ciudad, hicimos una operación comando contra tres BECAT que se desplazaban sobre la calle de los bancos, exactamente frente al antiguo Hospital Monserrat, frente a la casa de don Mario Amador. El Comando estaba integrado por Rodolfo Castillo, José Santos Sobalvarro y yo. Fue un golpe espectacular, sobre todo porque la Guardia se desplegó por todo Matagalpa. Todos nos replegamos a la casa de Ana Julia Gutiérrez.

Otra operación fue el ataque y la toma del cuartel de la Guardia Nacional en San Ramón. Para la organización de ese ataque, estaban en Matagalpa Julio Ramos y Álvaro Baltodano. Nos reunimos en la casa de Martha Julia Lugo de Quintero, pero quien dirigió la toma fui yo. Éramos aproximadamente cuarenta combatientes. Atacamos el cuartel, desarmamos a los guardias que quedaron vivos y tuvimos el control del pueblo durante varias horas. Esa operación fue casi simultánea con la masacre de Nueva Guinea, porque una de las razones que nos dieron fue que había que quitarle presión a esa columna.

Mónica: Esa unidad de combate también realizó el ataque a San Dionisio el 9 de mayo de 1979, causándole ocho bajas a la Guardia Nacional y otras operaciones como el ajusticiamiento de uno de los asesinos de Sandino2.

Vamos a pasarle la guitarra a Sandra López “Amalia”. Contanos un poco de tu vida.

Sandra: Mi papá es Adán López y mi mamá Norma Fernández, propietarios de la panadería Matagalpa, muy conocida en esa ciudad. Soy la octava de una familia de nueve hijos. Mi mamá se involucró en la lucha, fue fundadora de AMPRONAC y colaboradora del FSLN. Mis hermanos mayores también se comprometieron desde 1974, principalmente Néstor Guillermo López y Norma Zeneida, ambos integrados al Ejército Popular Sandinista, hoy Ejército Nacional.

Yo estaba muy pequeña para esas fechas, pero en algunas cosas participaba desde los trece, junto a mi hermano menor José Luis López, fundador también del Ejército Sandinista. Yo pertenecía a las Guías Scout de Matagalpa, y mis primeros contactos fueron Felipe Sáenz e Ileana Morazán.

Fui representante de la AES en el Colegio San José y en la Escuela de Comercio Niña Aminta Rivera, y en el 76 participé en las tomas de los colegios, en las tomas de las Iglesias, en las campañas contra el aislamiento de Tomás Borge y Marcio Jáenz. En el 78, trabajé en el grupo que organizaba los barrios de Matagalpa, y mi responsable era Víctor Manuel Guevara. Ya Ramón Cabrales había sido enviado a Matagalpa, después que cae Crescencio Rosales.

En el 78, me vinculé al Movimiento de Estudiantes Universitarios cuyo responsable era Ródrigo González, y un grupo de estudiantes: Absalón Gutiérrez, Víctor Guevara, Néstor López, Deglis Tinoco, Eleodoro Montoya, y como miembro de un grupo de teatro dirigido por Ciro Molina. En el 79, participé en la insurrección final en el Puesto de Mando Central, a cargo del Comandante Bayardo Arce, donde también estaban Álvaro Baltodano, Henry Ruiz y Carlos Argüello Pravia.

Mónica: Y les faltó decir que ustedes se conocieron en la lucha, se casaron, han sorteado las dificultades de todo matrimonio y ya tienen 19 años juntos. ¡Una vida!

Después de haber participado en la insurrección de agosto, que fue una insurrección no planificada, casi sin armas, ¿cuáles son sus vivencias más importantes de la insurrección final?

José: Yo siempre recalco que los antecedentes de estas insurrecciones, no sólo de Matagalpa, sino las de Nicaragua, fueron todo un trabajo de hormiga que hicieron compañeros, muchos de ellos caídos. En el norte, era muy importante el trabajo que hacía la Columna Pablo Úbeda que dirigían el Comandante Henry Ruiz, René Vivas, Lumberto Campbell; el trabajo que habían hecho ahí el Comandante Carlos Agüero, Francisco Rivera “El Zorro” y su hermano Filemón Rivera.

Todos estos compañeros hicieron una labor de hormigas. El mismo Juan de Dios Muñoz, que había trabajado en la ciudad de Matagalpa, igual que el compañero René Núñez. Es interesante, porque en Matagalpa hay una gran cantidad de compañeros y compañeras que habían colaborado y que siguen en el anonimato. Creo que vos estás haciendo un aporte extraordinario, que en su momento habrá que ir publicando las historias no contadas. Porque la historia que se ha contado es el enfoque, la óptica de algunos dirigentes, pero muchas veces se ha excluido la participación popular. Entonces ahí se cometen errores.

Yo quiero hoy, humildemente, señalar algunos nombres. Por ejemplo había casas de seguridad como la de Corsinia y Ramón Morazán, donde toda su familia estaba integrada a la guerrilla: Ileana, Ivania, Patricia, Martha. Teníamos el caso de Uriel Aráuz, que tenía el seudónimo de “Dalton”, y era la casa de seguridad de “Nacho” Cabrales quien estuvo un tiempito allá en Matagalpa, así como vos. “Nacho” fue capturado con Uriel Aráuz. Y lo saco a colación, porque yo estaba en su casa cuando los capturan. Ellos no hablaron nada, pero me tocó sacar dos millones y medio de córdobas que habíamos recuperado en una operación para comprar armas.

Mónica: Fue lo “recuperado” en el asalto al Calley Dagnal3.

José: Exactamente. Entonces, esa plata se la enviamos al Regional Central Julio Buitrago, que creo lo dirigía Bayardo, y del que formaban parte William Ramírez y vos. Recuerdo nada más las cartas que cruzábamos. Yo no sabía quién era “Webster”, después me entero que era “Chepe León” Bayardo Arce. William Ramírez también nos enviaba comunicación.

En Matagalpa había un sinnúmero de compañeros que estaban muy integrados, como la familia Vargas: Wilfredo y Salvador; doña Elsa y Alfonso Alemán Montoya, padres de Martina Alemán Chavarría, que luego cae heroicamente en León. También estaba integrado Marvin Alemán, su hermano.

La Familia Muñoz, cuyo padre trabajaba en el Sistema Nacional de Erradicación de la Malaria4, pero colaboraban Lourdes y su hermano Luis. También Chepita Rodríguez, cuyo hijo cae aquí en Managua con Walter Mendoza: José Rodríguez, ése es Chepito; Danilo Rivera y Hugo Rodríguez. Doña Ileana Quintero, su hijo Robertito Sacasa fue acribillado por la guardia somocista.

Otra gran colaboradora fue Ernestina Aráuz, la casa de seguridad que llamábamos “La Hormiguita”. Ahí teníamos una especie de cuartel, y recuerdo que pasada la insurrección del 78, nosotros vimos llegar ahí a una persona muy distinguida con lentes Ray Ban oscuros, chele, e inmediatamente lo asociábamos a agente de la CIA o de la OSN. Lo teníamos con mampuesta y casi disparamos, pero nos dice Álvaro Baltodano “Pablo”: –Espérense, que ése es Quincho.

Casi jodemos a Joaquín Cuadra. Llegaba a coordinar con los matagalpinos la cuestión insurreccional. Aunque nosotros éramos de la Tendencia GPP, teníamos una relación muy importante. Y en eso jugó un papel muy bueno Álvaro Baltodano. Otro que estuvo en los preparativos fue Julio César Ríos, cariñosamente conocido como “Pan Dulce”, que luego cayó en combate en Yalí.

Mónica: Antes que yo cayera presa, lo mandamos a reabrir Jinotega, el departamental “El Callado”; le pusimos así en honor a Efrén Ortega, que había sido asesinado allí. Julio César era de Condega, flaquísimo y de facciones finas. Sus papás tenían una panadería. Ahí me comí unos ricos picos condegueños. Por eso a Julio César le decían “Pan Dulce”.

José: Sí, hay un recuerdo muy bonito y es que él era el único clandestino que podía salir a las calles, jugar jambol, andar en bicicleta, porque era un chavalo bien delgadito, entonces se ponía los uniformes del Instituto Eliseo Picado y se confundía entre los estudiantes, pero él era un tremendo organizador, Julio César Ríos.

A propósito de tu carceleada, en 1977 cuando juzgaron a Mónica Baltodano, los matagalpinos nos desbordamos e hicimos un cerco sobre el lugar en que se hacía el juicio, donde es actualmente el Comité Municipal.

Vos estabas ahí arriba rindiendo declaración y había una orden de un operativo para rescatarte y después lo cambiaron. Nosotros estábamos armados, pero teníamos un cordón de unas cinco mil personas rodeando el lugar y gritando consignas. “Si a Mónica la condenan, el pueblo rompe las cadenas”, “Y si el jurado no la absuelve, el pueblo lo resuelve”. El doctor Cristóbal Genie era tu abogado.

Mónica: El jurado me absolvió. Me firmaron orden de libertad. Pero el 13 de octubre del 77, que se iba a hacer efectiva, se dieron los ataques a San Carlos y en el Frente Norte. Entonces me hicieron el “pisa y corre”. Me quedé seis meses más.

José: Siguiendo con la lista de los que participaron, estaba la casa de Angelita Cruz, su hijo cayó, se llamaba Fanor Cruz, compañero guerrillero destacado, sus hermanas colaboraban también. También, Mamá Becha, de la familia Büschinting5.

Combatientes desde la primera insurrección fueron Antonieta y Salvador Gutiérrez; Salvador ahora está en las estructuras del Ejército Nacional. En su casa conocimos a Francisco Jarquín “Chico Plomo”, que era de Jinotega, un destacado e incansable compañero; fue asesinado en Waslala, hace poco.

Toda la familia de Ródrigo González estaba conspirando contra Somoza: su mamá es doña Petronila García, una extraordinaria compañera donde nosotros llegábamos. Eran las casas de seguridad de los estudiantes. Amanda Torres, yo creo que vos pasaste por donde la Amandita, igual que el compañero René Núñez. Nosotros fuimos como la parte, diríamos juvenil, que le tocó llegar a esas casas de seguridad; los pioneros habían abierto en esa zona.

También la familia de don Eustaquio Cruz, justamente vivían frente a doña Amandita Torres. Tres hermanos de la familia Cruz cayeron en esta lucha, fueron asesinados.

Oyente: Julio César Miranda Aguilar. Tengo aquí un poema que escribió José Benito Escobar Pérez, desde la Cárcel Modelo y que Inocente Escobar Pérez, uno de los primeros militantes del Frente hizo público cuando le impusieron la Orden José Benito Escobar de la CST, para que se conociera lo que José Benito Escobar sentía por el pueblo.

Él me contó que este poema sale de la Cárcel Modelo a través de doña Irene Escobar, la mamá de ellos; lo fueron sacando en papelitos de envolturas de cigarrillos, pedacitos de papel, y después lo fueron transcribiendo poquito a poco hasta que le dieron forma, y después ya con el triunfo lo hicieron público.

José: A propósito, tuve el honor de conocer a José Benito Escobar. Llegó en una ocasión a una casa que queda frente al estadio de Matagalpa y que es de la familia de Alejandro Castillo. Los señores vendían miel de abeja y en esa casa se editaba Trinchera, la voz del Frente Sandinista en la clandestinidad. Estaban editando Trinchera y José Benito llegó a hacer una supervisión del periódico. Era un hombre de una personalidad muy recia, e inmediatamente pensé que era algún dirigente muy importante, porque irradiaba su autoridad moral.

Mónica: José Benito era una persona realmente especial, con una gran humildad, pero también con una gran viveza, una inteligencia, una gran capacidad de dirigente netamente obrero.

José: No quiero que nos olvidemos de “Juan Diego”, un compañero que ha permanecido en el anonimato y es de los primeros dirigentes obreros sindicalistas quien, por las razones económicas de la época y la represión, se dedicaba a destazar. Él salía de una casita muy humilde a hacer destace, salía muy de madrugada y pasaba todo el día trabajando.

Mónica: Nunca me olvidaré del viejito Ricardo Castro, “Juan Diego”, nombre muy bien puesto, porque se parecía al indio que aparece en las estampas de la Virgen de Guadalupe. Supe que tuvo una muerte atroz, a pesar de ser un anciano.

José: Fue torturado, Mónica, fue torturado y masacrado por la Guardia.

Mónica: Don Ricardo Castro vivía con su viejecita, María Méndez. Entonces él tenía un tallercito de carpintería en su casa, humildísimo. La casa era con piso de tierra. Era un correo de alto nivel. Viajaba a Managua, León y Estelí y movía correspondencia para la Dirección Nacional: Pedro Aráuz, Bayardo Arce, José Benito Escobar. Era de una firmeza infinita y de una inteligencia natural, desarrollada por el estudio con los socialistas.

Entonces andaba con una niñita de siete años y se movía con ella por todos lados; yo le decía: –Pero, ¿por qué anda con esa niña? ¡Es que quién va a sospechar de alguien, un viejo como yo, que ande además con su nieta! –dice. Él hacía la labor de comunicación con mucho amor. ¡Contá a los oyentes cómo murió, Chepe!

José: Toda la estructura que históricamente hizo el Frente Sandinista estaba intacta y fortalecida y, como es lógico, se activa con la insurrección del 78.

Estos compañeros como “Juan Diego”, que habían mantenido una gran secretividad, un trabajo clandestino, por debajo, en el anonimato, se activan. Entonces ellos, con esa gran conciencia revolucionaria y esa firmeza, apoyan directamente a las unidades de combate que se forman en la insurrección del 78.

Recuerdo que estábamos en la calle Sadie Rivas, “La Chela” María Antonieta Gutiérrez, Marcos Largaespada, Alexa Lugo, Néstor López, Víctor Guevara, Rodolfo Castillo “Payín”, Isabel Castillo, Maritza Trávers, las hermanas Tijerino, María Mercedes, Sarita, los hermanos Matus, etcétera. Es decir, todo mundo organizado se activa.

Como no teníamos suficientes municiones, después de varios días nos toca replegarnos y cogemos una montaña natural, que es testigo mudo de las historias de la resistencia indígena y de las insurrecciones de Matagalpa, como la Cordillera de Apante y nosotros organizamos una resistencia. Después, muchos de los compañeros que aparecen combatiendo en Managua, en Estelí o en León, salen de la insurrección de Matagalpa: Marcos Largaespada “Will”, Isabel Castillo, Rolando Orozco “El Manchado” es de Guanuca, y combatió en esa insurrección.

Don Ricardo Castro pega con una escuadra de muchachos y los protege. Los andaban acribillando en las casas; entonces él protege a unos muchachos y embuzona armas en su casa. Pero un soplón –recordá que los soplones eran terribles, más criminales que la Guardia y más cobardes– denuncia que en la casa de “Juan Diego” hay armas; y la Guardia llega, lo saca y hacen una redada enorme. Habrían unos trescientos matagalpinos presos después de la insurrección del 78: a unos los asesinan y los tiran en los callejones; y a otros los tienen ahí en el Cuartel, porque consideran que ellos son clave para que entreguen las redes de sandinistas. Entre los que capturan están Guy Ruth Smith, un joven que es asesinado y torturado por Flores Lovo directamente. A Ricardo Castro “Juan Diego”, le sacan las uñas, lo torturan; él les escupe la cara en la tortura y lo matan degollándolo.

Tenía setenta años, era un viejito con una firmeza increíble. Él nunca dijo dónde estaba el buzón, al grado que después que a él lo asesinan, a mí me contactan los hermanos Matus, Hermes y Noel, y me cuentan que el buzón está en la casa. La Guardia no obtuvo ninguna información ni dio nunca con nadie a través de “Juan Diego”. Las armas después fueron sacadas y utilizadas en la ofensiva final. ¡Ése es “Juan Diego”, don Ricardo Castro!

Nosotros estuvimos ahí en su casa con “El Chele” José Sobalvarro, el “Comanche Adrián”, con “Chico Plomo”, y Sócrates Baldizón, que luego se va a la Columna Pablo Úbeda con Lumberto Campbell a la montaña. Y ahí en esa casa, cuando la Guardia estaba patrullando, yo recuerdo que nosotros nos tirábamos al suelo porque había unas rendijas enormes, casi de una cuarta de ancho, ¡era tan humilde su casa!

Mónica: Su casa era de ripios de talalate, por eso tenía tantas rendijas. Cuando me quedé a dormir, me prestaron su tijera y nos moríamos de frío. “Juan Diego” es de esas figuras que debemos rescatar como ejemplo de las nuevas generaciones. Ana Julia Gutiérrez, quien fue una gran colaboradora y dirigente sindical de los trabajadores de la salud, también apoyó como enfermera.

Ella cuenta que a la nieta de don Ricardo la hirieron también, mientras estaba en el patio haciendo sus necesidades, y la Guardia le disparó. Ana Julia la atendió en un hospitalito clandestino y dice que llegó en estado grave y casi se muere. Después del triunfo, visité varias veces a la viejita y su nieta, quien conocía todos los metederos de “Juan Diego” porque él la anduvo desde los siete años como cobertura.

Oyente: Josué Campos, ciudadano del barrio El Edén. Quiero dar testimonio sobre una combatiente histórica y, todavía, veintiún años después, puedo ver señas en su pierna de los ácidos que derramaban sobre ella, en su piel; no tiene uñas, producto de que en los momentos de tortura fueron quitadas; sin embargo, hace muchos años ella ha sido abandonada a su propia suerte.

Sandra: Es triste que mucha gente que dio todo, no reciba solidaridad cuando más lo necesitan. Yo quiero contar de los preparativos de la insurrección del 79.

Cuando llegó Ramón Cabrales, que era un compañero con una gran capacidad organizativa, insistía en el trabajo de organización en los barrios, en los Comités de Acción Popular, y que había que fortalecer toda la red. Siempre andaba con él, pues estaba muy chavala. Aprendimos mucho del trabajo de organización. “Nacho” era muy tranquilo, andaba legal por las calles de Matagalpa. La Guardia, cuando lo quiebra, no sabe ni quién era.

Mónica: Eso nos permitió sacarlo, les pagamos una mordida y lo sacaron, porque lo soltaron y todavía no sabían quién era.

Sandra: Entonces me decía él, vamos a hacer unos mandados, pero cuando ya llegábamos al parque me decía, aquí dejame. Regresate a tu casa; pero claro, me imagino que con mi compañía él disimulaba muchas cosas. Pero un día, de curiosa, me quedé esperando para ver hasta donde cogía, y se fue para donde la mamá de Margine Gutiérrez, donde él llegaba mucho. Las hermanas Gutiérrez colaboraron mucho, Flor e Ivania, quien era de las más jóvenes en ese tiempo. Además, en Matagalpa se dio un fenómeno de que la participación fue bien heterogénea: ahí encontrabas obreros, estudiantes universitarios, clase media y alta. La familia de los Tijerino eran cafetaleros; igual Leonel Quintero, su esposa Martha Julia, y Salvador Amador.

José: Leonel Quintero fue un fuerte cafetalero. De su finca San Martín sacaba 8000 quintales de café oro de exportación, para que te des una idea. También está la familia de Salvador Amador Lanzas. Salvador Amador es un compañero de origen acomodado, de mucho dinero en la ciudad de Matagalpa. Él transportó las armas y aportaba dinero para la Columna Pablo Úbeda. Es una persona que vivía frente al Comando de la 17 Compañía de la Guardia Somocista, y él transportaba dinero y armas personalmente a la guerrilla; las entregaba en Wiwilí.

Mónica: De la familia de Rafael Tijerino, otro gran caficultor, recuerdo mucho a su primera esposa Norita, una valiente compañera. Otra familia que cooperó fueron los Arnesto: Raúl y Ramón Arnesto. A éste le hicimos un “auto-asalto”, fingimos que lo asaltamos y lo dejamos amarrado en un monte, quitándole el dinero que llevaba para la planilla. En ese operativo participó Aldo Briones, de Estelí.

José: ¡Correcto!, conocido cariñosamente como “El Indio Ernesto”.

Mónica: También fueron grandes colaboradores Diógenes Martínez, hermano de Fabio Martínez, caído en Jalapa con Augusto César Salinas, y su esposa Elietta Matus. “Praxisteles” y “Cayetana” eran sus seudónimos, que le puso Mario González.

José: La familia de doña Olga Larios Frech y su mamá, doña María López, una señora que todavía vos llegás a visitarla y te saca los libros que se han escrito sobre Sandino y nos habla precisamente del proyecto de Sandino. Y ahí encontramos a Jairo Larios, a Néstor López, a Olguita, a Martha, a Magaly, Pablo López, que en paz descanse, a todas estas familias muy integradas todavía y que están pensando en un programa para orientar y rescatar el programa del Frente Sandinista.

También la familia de Oscar Danilo Canizales “Picho”, quien fue herido en combate. Este muchacho se salvó de puro milagro. Recuerdo a Moisés González y Ana Julia Illescas. Moisés había estado incorporado desde Pancasán, él era muy amigo del doctor Oscar Danilo Rosales. También la familia Zeledón. Víctor Zeledón, muere después en un ataque de rocket que lanza la Guardia en la insurrección. A su hermano le decíamos “El Coloso Zeledón”. La familia de Silvio Soza y la de Juan Rodríguez Albuquerque, quien tenía un laboratorio. Clarence Silva y su esposa Lolita Montoya, ellos y sus dos hijos participaron en la insurrección del 78. Edwin Silva fue herido, le desbarataron el estómago y tuvieron que reconstruírselo con partes plásticas en Cuba; Clarence Silva fue parte del comando que se preparó para caer en las Minas en un aterrizaje de avión, el 28 de mayo 1979, operación que no se pudo realizar por mal tiempo. Roberto Alfaro, le decíamos cariñosamente “El Yanqui”. También fue un gran colaborador Jorge Adrián Rodríguez.

Mónica: Recuerdo que la primera vez que llegué a buscar a Jorge Adrián, dueño de la Ferretería El Sol, en 1976, no estaba y lo esperé. Ya la esposa estaba celosa. Cuando llegó, le pregunta: – ¿Quién es “esa mujer”? Después me quedé varios días ahí. Cuando supo que yo era guerrillera, nos reíamos después de sus celos. Tenían una quinta con una piscina en Chagüitillo, y fueron muy importantes como base de apoyo, y siguen firmes, con sus principios revolucionarios intactos.

José: También había una red de taxistas, que la dirigía “El Chele” Erving Cárdenas. Estaban los hermanos Aldana, uno moreno, otro chele; uno de ellos cayó, Máximo Sáenz, y un compañero que le decíamos el “Boaqueño”, no recuerdo el nombre. Todos estos taxistas movían la red de clandestinos. Erving te movió a vos y a Bayardo varias veces, y una vez te fue a traer a Estelí.

Mónica: Un gran militante fue Julio Pérez “Lucio”. Le pusimos así por Lucio Cabañas, el guerrillero mexicano.

José: Interesante también el hecho que Monseñor Benedicto Herrera tuvo una participación; él era como un ángel para nosotros los estudiantes, que éramos medio estudiantes y medio guerrilleros. Trabajaba directamente con Carlos Arroyo Pineda.

También hizo su parte el Padre Frenzel. No sé si vos recordás de aquellas denuncias de la masacre en las montañas. Denunciar eso, ya era un acto de desafío a la represión somocista. La Iglesia denuncia aquellas grandes masacres de Waslala, de Iyás, de Sofana, de El Varillal, donde mueren centenares de campesinos. Nadie sabía de eso y estos padres, Benedicto Herrera, el Padre Frenzel, sacaban esas publicaciones en las oficinas de la Curia, del Colegio San Luis de Matagalpa. También se hablaba del movimiento guerrillero y lógicamente Henry Ruiz “Modesto”, con su columna, era un símbolo que inspiraba a la lucha.

Sandra: A nosotros siempre nos tocó el trabajo organizativo en los barrios, los Comités de Acción Popular, que eran los que se preparaban para la insurrección. Siempre estuve en el trabajo del territorio, en el trabajo de los colegios. Siempre estuve legal, eso me permitió aportar mucho más. Porque muchos de los compañeros del 76, Chepe, Sadie, se habían ido para otros lugares, estaban clandestinos. Nos correspondió a un grupo de chavalos impulsar este trabajo, activar a toda la red de colaboradores, porque gran parte de nuestros compañeros ya estaban en la montaña.

Entonces nos decía Álvaro Baltodano –quien era para entonces el responsable de Matagalpa por la GPP– que teníamos que quedarnos los menos quemados para impulsar el trabajo organizativo. Entonces nos dedicamos a toda la preparación, a preparar la insurrección, a definir los lugares donde iban a ser las diferentes unidades de combate.

En Matagalpa realmente hubo muchos núcleos que participaron, por ejemplo los matagalpinos universitarios, llegaban los fines de semana a trabajar. Entonces ellos se agruparon en la Asociación de Estudiantes Universitarios Fabián Rodríguez en honor a un obrero caído. Estos muchachos llegaban el fin de semana a trabajar con nosotros, con los estudiantes de la AES.

Hacíamos hasta obras de teatro, para tratar de manifestar lo que nosotros queríamos que la población de los barrios entendiera; y recuerdo que la Ministro de Educación, Porras, no recuerdo su nombre6, había corrido a un montón de maestros y estudiantes. Entonces yo me vestía de señora ministro en los barrios, me ponía unos grandes tacones, unas faldas de mis hermanas y hacía todas las muecas de la Ministra Porras. Era el teatro bufo de la calle. Recuerdo que actuaba “La Pulga” Herrera, hacía de Guardia con el casco y el uniforme –yo no sé de dónde lo había conseguido– y pateaba a los maestros.

Una vez, la Guardia nos comenzó a tirar balas desde el Banco Nacional de Desarrollo. Nosotros estábamos en el barrio Yaguare y comenzaron a tirar, querían matarnos. Yo recuerdo que salí por el barrio de Las Pilas, hoy Germán Pomares, y me crucé; había ahí una quebrada y fui a parar a la casa de la familia Téllez Miranda, doña Haydecita Téllez Miranda, tal vez recordás, Mónica, es la mamá del Ingeniero Harold Miranda, que muere en la masacre del Hotel Soza en 1978. Yo era compañera de estudio de Xóchitl Miranda, una de sus hijas menores. Ahí pasé toda la noche y la Haydecita me sacó hasta en la mañana, porque iba con los tacones de disfraz de la Ministra Porras en la mano, pasándome la quebrada. No podía llegar a la casa porque la Guardia estaba por todas partes.

Yo era la menor de cuatro mujeres, entonces mi mamá extremaba la protección hacia mí. Pero yo siempre andaba detrás de ella en las manifestaciones. ¡Realmente hicimos de todo en la lucha de Matagalpa! Hasta manifestaciones culturales, ¡de todo!

Después de la insurrección del 78, formamos un grupo de teatro, y nosotras creidísimas. Yo me acuerdo que nos presentamos con una obra teatral en el Auditorio Ruiz Ayestas de León, estaba llenísimo de estudiantes. Yo me vestí de monja. Cuando salimos, los estudiantes nos abrazaban, nos protegían, porque estaba toda la Guardia afuera, y nos alojaron en la Residencia Universitaria de los estudiantes; pero en la noche la Guardia llegó a tocar el portón, entonces nos sacaron y nos llevaron donde la mamá de Jorge López, frente a la Facultad de Derecho.

Ahí yo conocí al “Chele” Aguilera, porque nosotros estábamos a la orilla de la puerta con Alexa Lugo, hermana de Erick Blandón, y pasó el “Chele” queriéndonos dar con un chilillo. Entonces nosotros hicimos la masancuepa y nos metimos para que no nos lograra dar…

Mónica: A grandes rasgos, ¿cuáles son los principales momentos de la insurrección final?

José: Antes de la insurrección, por los Terceristas estaba en Matagalpa Carlos Rojas “Julio Primero”, había sido GPP y se fue con los terceristas. Por la GPP estaban Álvaro Baltodano “Pablo”, y Francisco Jarquín “Camilo”, originario de León, quien estaba a nivel urbano en Matagalpa.

Las unidades de combate de la GPP eran la Crescencio Rosales, la Salvador Amador que dirigía “Payín”, y la Carlos Arroyo Pineda. Estaban en los entornos de Matagalpa.

Para la insurrección llega Bayardo Arce, quien integra estas unidades en la Brigada Coronel Santos López, complementándola con fuerzas de la General Pedro Altamirano, que operaba en Estelí.

Javier Carrión “Roberto”, Héctor Flores “Casimiro”, originario de Estelí, y Ramón Prudencio Serrano, originario de Ocotal, y los demás guerrilleros llegaron después de la muerte de Pomares a Matagalpa. Pero estas columnas, después de combatir en Jinotega, tienen los primeros combates junto con la Crescencio Rosales a la altura de un lugar que se llama Puertas Viejas, entre Selva Negra, Santa Emilia, la parte de Santa María de Ostuma por Aranjuez; esa zona se convierte en un infierno donde se combate casi cuatro días.

Los primeros choques fueron con la Columna Crescencio Rosales. Estaban en esa columna: Tito, un compañero de Estelí que ya murió, Luis Alfredo Lazo Valenzuela “Samuel” y otro muchacho Valenzuela. Todos eran guerrilleros integrados, revolucionarios. Tito dice: –Los compañeros de la Columna Oscar Turcios del Comandante “Pancho”, vienen en este momento. Pero lo que venía era una tropa de la Guardia que traía banderas rojinegras.

Traían vehículos y una tanqueta y nosotros bajamos, creyendo efectivamente que se trataba de una columna sandinista. Pero ellos se precipitan y disparan. Traían una tanqueta y comienzan a disparar, y nos hacen un ataque aéreo también con aviones Push and Pull, ataques de artillería, un armamento pesado. Pudieron habernos masacrado, pero se precipitaron.

Entonces Javier Carrión, que estaba a escasos quinientos metros de donde estábamos nosotros, se embosca y prácticamente hay una combinación entre el ataque nuestro; ponen alerta al grueso de la Columna Héroes y Mártires de Veracruz e inmediatamente, pues, esa Guardia es emboscada y se produce uno de los aniquilamientos tácticos militares más importante que fue vital, porque si esa Guardia que estaba compuesta por unos trescientos efectivos logra entrar a Matagalpa, hubiera hecho una gran masacre. Porque acordate que nosotros no andábamos armados, teníamos unas cuantas armas de guerra, pero el grueso de nuestras columnas estaban con escopetas, riflitos, pistolas, fusiles 30-30. Y las armas que íbamos ocupándole al enemigo eran las que pasaban a conformar, pues, el grueso de la fusilería.

Después ya pudimos reunirnos todos: Javier Carrión, Prudencio Serrano, Héctor Flores, Bayardo Arce, Álvaro Baltodano, y llegaron Francisco Rivera Quintero, Omar Cabezas, Julio Ramos y Henry Ruiz.

Mónica: Casi no nos da tiempo de hablar de la insurrección. Contamos de cómo logra salvarse Rodolfo Castillo “Payín”, es un caso indicativo del temple sandinista.

José: Para empezar, “Payín” es de una familia comprometida: su hermano que en paz descanse, Guillermo Castillo; su mamá, doña Vilma; su abuelita; su hermana, Cora Castillo, y Rodolfo “Payín”. Nos integramos casi juntos a la lucha, llegó a ser de los comandantes más jóvenes del Ministerio, no habíamos cumplido los 19 años al triunfo de la Revolución.

“Payín” fue herido en un combate en las colinas del cerro La Virgen. Nosotros participábamos por orientaciones de Bayardo Arce, Henry Ruiz y Javier Carrión en lo que eran los ataques guerrilleros a las posiciones que la Guardia somocista había tomado. Si vos observás, Matagalpa es un pueblo con unas características muy particulares, rodeado totalmente de cerros. Ellos habían tomado la Catedral y sus torreones, el Instituto Eliseo Picado, que queda en una parte alta, el cerro de La Virgen, e incluso lanzan una ofensiva por un sector del cerro de Apante. Es decir, tratan de golpear a la fuerza insurgente que en la propia ciudad dirigían Carlos Rojas “Julio Primero”, Francisco Jarquín “Camilo”, combatiente originario de Sutiava, León, Luis Alfredo Valenzuela, todos coordinados por Javier Carrión y Bayardo Arce.

Las Unidades de Combate de la GPP (Crescencio Rosales, Salvador Amador y Carlos Arroyo Pineda), una parte eran de Matagalpa pero estaban reforzadas con estilianos que habían llegado con la Columna General Pedro Altamirano. También estaba la Oscar Turcios y la Escuadra Héroes y Mártires de Veracruz, la mayoría eran de otros lugares. Entonces los matagalpinos teníamos más conocimientos que el resto de los compañeros sobre las características de esa zona y nos ordenan hacer unas incursiones a ese lugar. Nosotros llegamos muy cerca de donde los guardias estaban. Eso es en esos días, precisamente, cuando se está dando el repliegue aquí en Managua, están los encarnizados combates.

En esos ataques al cerro El Calvario, el cerro La Virgen, ¿qué pasa?, nosotros logramos llegar muy cerca de las trincheras de la Guardia y nos matan a varios compañeros y hieren a Evenor Gutiérrez, originario de San Isidro, y también gravemente a Rodolfo Castillo. Como el combate es por la noche, no vimos a “Payín”, y entonces él se arrastra durante varios días. Lo dábamos por muerto porque fuimos con Baltodano “Pablo”, con “Damián” Marcelino Guido, a buscarlo y no lo encontramos.

Marcelino y Ana Julia Guido lucharon en la montaña y habían sido capturados en la zona de Siuna en la famosa operación Águila VI. Entonces después se reintegran en Matagalpa, porque Crescencio Rosales me envía a contactar a Marcelino Guido “Damián”, y Ana Julia. Los compañeros tenían Leishmaniasis, lepra de montaña, esa era una marca de todos los compañeros que salían de la montaña.

Como te decía, fuimos a buscar a “Payín” con “Damián” y no lo encontramos. El combate se produjo pegado a las trincheras de la Guardia, una ametralladora lo pega pero, lo que más lo afecta es la forma en que él se desplaza, sin dejar su fusil, verdad. Moviéndose a rastras hacia la ciudad, varios kilómetros, y perdió la pierna…

Sandra: Yo recuerdo, Mónica, que subieron no una vez a buscarlo. Todas las noches se hacían caminatas con Pablo, Chepe, a buscarlo y no lo encontraron, porque él se arrastró y se movió del lugar donde lo habían dejado. Nosotros estábamos en la unidad militar cuando lo encontraron, y tenía la pierna llena de gusanos. Cuando pasó la camilla, lo vi y no lo reconocía, pues estaba totalmente demacrado. Tuvo una gran fuerza para sobrevivir. Las Colinas tenían una situación militar bien difícil, porque Flores Lovo no se movió nunca; ése se mantuvo firme ahí, como un verdadero Guardia. Él es el responsable de muchas muertes que hubo en julio del 79 en Matagalpa. Él fue uno de los mayores responsables, porque él se mantuvo con la Guardia en Las Colinas y con sus francotiradores.

Recuerdo que “Modesto”, en medio de la insurrección, de la guerra, él no perdía momento para decirnos que nosotros nos teníamos que formar políticamente. Recuerdo que en breves espacios de descanso me decía: –Vamos a estudiar “Qué es un cuadro” del Che. En medio de todo, un ratito que nos quedábamos, nos sentaba a estudiar. Yo tengo un libro que me lo autografió y que se lo di a guardar a una colaboradora, yo sé que ella lo tiene, lo guarda.

En la insurrección final en Matagalpa, también participaron los hijos de Gladys Báez, Yaomir e Irasema Miranda, “June” era su seudónimo. Eran del grupo de la AES. Otros chavalos que también hicieron historia fueron Martha Mairena “La Chela”, que fue novia de Salvador Amador. También Azucena Mejía “Luisa”, primera esposa de Bony Rivas; Thelma Blandón Altamirano, estudiante del colegio Santa Teresita; la mama de Sadie y sus hermanos Bony y Aníbal, también participaron.

José: Es que no hay que olvidar que Matagalpa es cuna de Carlos Fonseca, de Tomás Borge, de Doris Tijerino, de Carlos Arroyo, de Dora Téllez.

Mónica: La historia indígena de Matagalpa es de una grandeza enorme, sublevaciones constantes frente a la dominación española y sus adláteres y representantes. Precisamente el libro de Dora María Muera la Gobierna, es sobre los alzamientos indígenas, de los Matagalpa. También tiene toda una historia de movimientos campesinos y sindicatos de obreros agrícolas. De ahí es Bernardino Díaz Ochoa.

José: Rafael Tijerino, un fuerte productor, hermano de Doris, con méritos propios, ya era un gran colaborador y, para la insurrección final, introdujo armas a Estelí. Esas armas las tuvimos en San Isidro, en casa de la familia Valdivia. Ahí había un compañero que ahora recuerdo su seudónimo, “Saúl”, de apellido Larios, que era piloto y que participa con su avioneta, en el bombardeo al Comando de Estelí. Precisamente en las propiedades de Samuel Amador, se artilla la avioneta que llevaba las siglas CRC, por Crescencio Rosales Cabrera, nunca se me va a olvidar eso.

A “Saúl” lo recluta Crescencio y luego yo lo atendí. Llegaron “Rubén” “El Zorro” y Julio Ramos a supervisar la preparación de ese ataque en el que piloteaba “Saúl”, bombardeo que fue fundamental para la toma de Estelí. Así que cuando se habla del heroísmo de los de la fuerza aérea, de compañeros como Modesto Rojas y otros que bombardearon el Búnker en Managua, no se puede olvidar a este compañero Larios, que bombardeó el Comando de Estelí. La hermana de “Saúl”, Chilo Larios, fue otra excelente combatiente.

Quiero mencionar a Lilí Montoya, que tenía prácticamente un Cuartel de la Unidad de Combate Crescencio Rosales, en el barrio de Palo Alto. Y ese barrio fue un símbolo de lucha. Yo te digo que sería mentir, mencionarte dos, tres personas, porque ahí eran centenares, un bastión.

Para el 78, ahí nos batíamos con cuatro pistolitas y unos cuantos fusiles, pero la Guardia no podía trepar, porque la gente le caía con piedras, de todos los cercos de piedra que hay ahí, ¡era enorme eso!

Y no quiero concluir sin mencionar los nombres de compañeros de las unidades de combate: Erving Cárdenas, Porcho Portobanco, Cristóbal González, el Chele Adrián, que le decíamos “El Comanche”, que ese era de los matadores en las escuelas guerrilleras; Rodolfo Castillo, que era Jefe de Unidad de Combate, “Payín”; Luis López López, el Chaparro Frank que luego fue jefe de las Tropas Especiales del Ejército de Nicaragua, (PUFES), participante de las famosas Operaciones Danto y fue de la Unidad de Combate Crescencio Rosales.

Jaime López, “Lucio”, Guillermo González “Juan”, que en paz descanse, fue asesinado; eran jefes de escuadra; los hermanos Aráuz, Otoniel, que cayó en la Bonifacio Montoya y otros que combatieron en La Virgen; y además tres hermanos Cruz, todos cayeron, hijos de don Eustaquio Cruz; Abilio Flores, ahora esposo de Margine Gutiérrez, él era jefe de escuadra de la Unidad de Combate Crescencio Rosales. El Chele Harry, Allan Vivas, Salvador Gutiérrez que cae en la insurrección del 79 víctima de un francotirador en la esquina del Teatro Matagalpa, y Azucena Castillo, que mencionó Sandra.

Otros combatientes fueron Juan José Moreno “Tito”, Deglis Tinoco, César Altamirano, hoy Comisionado de la Policía, conocido cariñosamente como “Tochita”; Néstor López Fernández, llegó a General del Ejército; Víctor Guevara, actual miembro del Ejército; Lucy González y Luis Alfredo Lazo Valenzuela, que estuvo con la columna nuestra; Salvador Gutiérrez Büschinting, actualmente oficial del Ejército.

“Julio Primero”, el compañero Carlos Rojas, es alguien que no se menciona mucho, pero jugó un gran papel. Fue un compañero muy humilde, muy buen compañero, fraterno y respetuoso de la historia, la cultura, la idiosincrasia de Matagalpa. Hizo una gran labor y fue muy valiente.

También en la insurrección final conocimos a Víctor Hugo y nos vinculamos con Irving Dávila, Antenor Rosales. Antenor era muy bueno en los auditorios de la UNAN, también era un excelente orador. No tanto como Carlos Arroyo Pineda, quien según me han dicho, ha sido el mejor orador que dio la UNAN. Te traje la lista completa de la Columna Crescencio Rosales.

Compañeros caídos:

1. Luis Alfredo Lazo Valenzuela “Samuel” 2. Sergio Cruz “Félix” 3. Salvador Gutiérrez “Marcelo” 4. Hedí Rodríguez “Vidal” 5. Yuri Castillo 6. Juan José Moreno “Tito” 7. Enrique Fley “Noel” 8. Luis Loáisiga “Moño de Pelo” 9. Guillermo Arana “La Sirena”

10. Brígido Navas “Navas”.

Combatientes actualmente vivos:

Pedro Matus “Josué” 2. Abilio Flores “Rubén” 3. Omar Montoya “Narciso” 4. Asunción Benito “Maitre” 5. Julio Pérez “Lucio” 6. Chele Harris 7. Luis López Lopez “Chaparro Frank” 8. Leonardo Castro “Simón” 9. José González Picado “Ernesto”10. Beatriz Montoya 11. Elena “Chaparra Elena” 12. Carmen 13. Azucena Mejía “Luisa” 14. Lucy González Picado “Marielo” 15. Maritza Travers “Picha Traver” 16. Gloria 17. Carlos Quintero “La Araña” 18. Pedro Quintero “Pilín” 19. Cristóbal Méndez 20. Ernesto Mendoza “Damián” 21. Rogelio Álvarez “El Indio” 22. Freddy Aráuz “Pedro” 23. Cayetano Rodríguez “Jonathan” 24. Rommel Valenzuela “David” 25. Armando Castañeda “La Picona” 26. Esteban 27. Mateo 28. Robin 29. Juan Pablo 30. Rigoberto Castro Bravo “Jonathan” 31. Rodolfo Castillo “Payín” 32. Marcos Stulzer Picado 33. Román Martínez 34. Carlos Martínez “Roberto Segundo” 35. Sergio Cruz “Rito” 36. Antonio Cárdenas 37. César Altamirano 38. Bartolo 39. Jorge Fley “Catalino” 40. Enrique Rodríguez “Enrique” 41. Daniel Castellón 42. Rubén “Pilín” 43. Rogelio J. Gómez Martínez “Nacho” 44. Álvaro Baltodano “Paulo” 45. Aníbal Rodríguez 46. Wilfredo Vargas “Culillo” 47. Cristóbal González “El Negro” 48. Elijar “Israel” 49. “Macho de Agua” 50. Néstor López “Catalã” 51. Javier Castillo 52. Jaime López “Pancho” 53. Salvador Bisling 54. Allan Vivas.

Mónica: ¿Un mensaje final para los oyentes?

José: Un pensamiento de Carlos Fonseca: “La Victoria tiene un precio elevado y triste. La alegría total, por eso mismo, es patrimonio de las generaciones futuras”.

Sandra: Yo creo que la juventud de hoy, aunque no haya vivido esos años de lucha, debe retomar una actitud de mayor preocupación por las cosas que pasan en nuestro país y seguir siendo el ejemplo, como fuimos los jóvenes en aquellos tiempos. Yo creo que ellos son el futuro en este país y tienen que echar para adelante para reconstruirlo y para cambiar las cosas.



24 de junio de 2000





NOTAS


1 Caen el 2 de noviembre de 1978.

2 El 20 de febrero de 1979, en conmemoración del asesinato del General Sandino, una escuadra de la unidad de combate Crescencio Rosales ajusticia al General Federico Davidson Blanco, quien fue uno de los participantes directos del asesinato de Sandino. Davidson Blanco se ufanaba de haber participado en el asesinato. A sus exequias llegó el propio Somoza, le rindieron honores de héroe, y dispararon 21 balas de salva.

3 El asalto al Banco Calley Dagnal fue dirigido por Ramón Cabrales.

4 El Sistema Nacional contra la Erradicación de la Malaria (SNEM) era utilizado por la Oficina de la Seguridad Nacional para vigilar a las familias. Los que trabajaban ahí eran considerados como empleados públicos, es decir, ligados al régimen.

5 Rosa Emilia Büschinting es “Mamá Becha”.

6 Se refiere a la Ministra de Educación María Helena de Porras.


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    Un nombre de compañero que aparece: Guy Ruth Smith. Se esta hablando de Guy Mauricio Rouck Chavez, Hijo de doña Catalina Chavez, hermano de: Marlon, Sandra y Jorge (qepd)

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    comandante monica,soy hermano de el heroe samuel .y quiero decir la frse de mi abuelo las escaleras somos los peldaños de de los sistemas no mas... le felicito

    23 Jun, 15

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