Memorias de la lucha Sandinista

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Éramos pocos, pero con mucha mística

Aristides Rojas, Julio Hernández, Rodolfo Porras y Yico Sánchez 


Aristides Rojas Sotelo nace en 1946 en Jinotepe Son sus padres, Domingo Rojas y Amanda Sotelo. Estudia hasta tercer año de secundaria. Abandona los estudios debido a la situación económica familiar, y en 1963, a la edad de 17 años, se va a Tipitapa a trabajar a METASA, empresa de Somoza, como obrero metalúrgico, y ahí pierde su brazo izquierdo en un accidente de trabajo. Después estudia para técnico en refrigeración.

Desde muy niño sintió hervir en su sangre el espíritu anti-dictatorial, y por ello tuvo algunos vínculos con grupos de conservadores anti-somocistas. Luego militó en la Juventud Socialista y se integró al Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) en enero de 1967. Sufrió varias capturas, siendo la más dura la ocurrida después de la caída de Mauricio Duarte, en 1975. A finales de 1978 le ordenan abandonar el país, porque corría peligro de muerte y no se le podía incorporar a la lucha clandestina por su discapacidad. Fue alcalde de Jinotepe de 1984 a 1990. Desde 1990 hasta la fecha, trabaja por su cuenta como técnico en refrigeración.

Narra cómo los caraceños fueron acicateados en su anti-somocismo por las luchas que grupos conservadores realizaron en el territorio, como los intentos de ajusticiamiento a Somoza el 4 de abril de 1954, y los ataques a los Cuarteles de la Guardia Nacional de Jinotepe y Diriamba, protagonizados principalmente por jóvenes opositores que venían de las filas conservadoras o de liberales desafectos, particularmente ex militares.

Presentamos sus testimonios en entrevistas concedidas en distintos momentos entre los meses de enero a agosto del 2012.

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Aristides: Esta cuestión de la Revolución me empezó a picar desde muy joven. Mejor dicho, siendo un niño, por los movimientos que se dieron en el departamento de Carazo. Tenía ocho años cuando se da el “Movimiento del 4 de Abril”, de 1954. Recuerdo la represión, porque en ese tiempo los voceadores de los periódicos mencionaban los nombres de los que habían sido apresados. Eso me impactaba, porque en mi familia eran conservadores anti-somocistas. Nos decían, ¡nadie sale de la casa! Mi papá no salía porque todo lo que olía como anti-somocismo era reprimido. Nos encerramos en la casa y no salíamos para nada. Luego viene otra cosa que me impacta también, que es cuando Rigoberto López Pérez ajusticia al tirano Somoza. Viene otra represión igual, que todo el que militaba en algo en contra del régimen, era reprimido. Todas esas cosas le van creando un poquito de conciencia a uno.

Siendo chavalo de 14 años, se da el triunfo de la Revolución Cubana, en 1959. Ya tengo un poquito más de edad y de conciencia. Recuerdo que frente a la iglesia de San Antonio, el profesor Filemón López puso un radio grande en la ventana. Yo me arrimé para escuchar. Estaban transmitiendo la entrada triunfante de Fidel Castro a La Habana. Aquello era tan emocionante que me dice el profesor: –tome, vaya a comprar diez pesos de triquitraques–, lo que en ese tiempo era un montón, y me saca un tizón y empezamos a tirar, celebrando que estaban triunfando.

Después vino el “Movimiento del 11 de Noviembre”. Cuando oímos la balacera quería salir, pero no nos dejaron por el peligro, pero cuando pasó, nos salimos y yo me fui recogiendo los tiros que iban quedando en las calles cuando iban en guinda los atacantes. Recogimos tiros de un lado y de otro, pero mi papá me los quitó y los echó al excusado.

Cuando toda la gente que participó volvió a la normalidad y empezaron a reorganizar los movimientos, me involucré muy chavalo. Con Yico, con don Carmen Rosales, ahí andaba Orlando Matus y Plutarco Silva. A este hombre lo recuerdo mucho porque tuvo una buena participación, era decidido y muy crítico. Luego participé en el traslado de armas para el 22 de enero.

Eduardo: ¿Cómo fue esa actividad y con quién participaste?

Aristides: Ese traslado de armas fue en un jeep Land Rover. Ahí iban Yico Sánchez, Carmen Rosales y Toño Conrado, conocido como “Toño Ñato”. Fuimos a la costa del Lago de Granada. Yo no conocía a la gente que iba a entregar las armas. Las dieron, pasamos por Jinotepe, me quedé aquí y esas armas fueron hacia Managua, creo que a la casa de Fernando Agüero. En ese tiempo todavía no me había contactado el Frente y soy yo el que empiezo a buscar cómo vincularme, porque busqué cómo meterme, cómo organizarme, porque no me gustaba la dictadura

Antes de integrarme al Frente Sandinista, me vinculé al Partido Socialista, sobre todo a la Juventud, y me relacioné con los Vásquez y otros que eran los pilares; es decir, la gente que tenía el color de socialista en Carazo: Julio Briceño, graduado en Moscú, César Estrada, el sindicalista, hermano de “La Furia”, quien era del Partido Socialista, Javier Mendieta, y Edmundo Silva “Mundo Ratón”. En una ocasión estuvimos en un Congreso de la Juventud Socialista en Granada y ahí los dirigentes del partido preguntaban cuál era la opción para luchar en contra de la dictadura, entonces la gran mayoría de los jóvenes que estábamos ahí, dijimos que era la lucha armada, y los dirigentes del partido no estaban de acuerdo. Era 1967.

En otra ocasión en que andaba con Yico organizando una reunión en la casa de Carmen Rosales, ahí se habló de la vía militar, se le planteó a Pedro Joaquín Chamorro su colaboración, y él contestó que no estaba de acuerdo con la lucha armada.

Creo que estos movimientos fueron los que dieron la pauta para la Revolución. Estos hombres que siempre estuvieron luchando y luchando, tratando de derrocar a la dictadura, fundaron las bases para derrocarla.

Mónica ¿Cómo te vinculás directamente al FSLN y en qué fecha?

Aristides: Empezamos a vincularnos allá por el año 1967. Fue a través de Julio Hernández, con quien nos conocíamos desde tercero o cuarto grado. Julio se va a Managua a estudiar a la universidad, y cuando venía, hablábamos de política, y él trae a alguna gente a Jinotepe. Vinieron Denis Moncada Colindres, Pablo Antonio Cuadra y Félix Navarrete. Ellos estaban ligados al Frente Sandinista. Nos reuníamos en los alrededores de Jinotepe, en los cafetales.

Luego tengo un vínculo más directo que fue Efraín Sánchez Sancho. Como dije antes, yo pertenecía a la Juventud Socialista. Una vez estábamos en una reunión de la Juventud con Julio Briceño, Nathán Sevilla y otros jóvenes, y llegó Julio Hernández a buscarme. Me salí y me presentó a Efraín Sánchez Sancho, cuyo seudónimo era “Fernando”, y desde entonces ya quedé ligado al Frente. Por cierto que en esa ocasión sucedió una anécdota, vi que alguien venía detrás de nosotros y les digo: –Alguien nos sigue, y Efraín me explico: –no, viene conmigo. Después alguien me dijo que era Óscar Benavides. En ese tiempo los compañeros tomaban muchas medidas de seguridad. Efraín venía y dormía en mi casa, hacíamos trabajos, eso fue en 1969.


Julio César Hernández Arias

Julio César Hernández Arias nace en Jinotepe el 5 marzo de 1950. Es hijo de Julio Hernández Vega y Elena Arias Dávila. Hace sus estudios hasta el 3o. grado de primaria en el Colegio de Párvulos, finalizando en el Colegio San Antonio de Jinotepe, y se bachillera en el Instituto Juan José Rodríguez. En 1969 ingresa a la Escuela de Economía en la Universidad Nacional Autónoma de Nicaragua (UNAN), de Managua, pero no concluye sus estudios. En 1973 reingresa y se gradúa como economista en 1977, continuando la carrera de Administración de Empresas la que también concluye en 1979. Toda su vida se ha dedicado a la docencia universitaria en la UNAN, UCA y UAM.

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Mónica: ¿Cómo te vinculás con el FSLN?

Julio: Mi primera vinculación política con el FSLN la realizo en el Instituto Juan José Rodríguez, con el Frente Estudiantil Revolucionario (FER). Éramos tres con Herty Mayorga García y Gustavo Alemán Robleto, hermano del periodista Filadelfo Alemán. Todavía no existían universidades en Carazo, solo una Facultad de Ciencias de la Educación, así que el vínculo fue con el FER de Managua.

No te puedo explicar en qué forma se hizo, pero sí recuerdo que nos invitaron a un Congreso en León. Nosotros delegamos a Herty Mayorga García. Esa vinculación me va a llevar más tarde a Pablo Antonio Cuadra Ayala, que puede ser mi primer contacto ya más directo. Eso fue a mediados de 1967, porque aún no me había bachillerado.

Los tres que éramos la célula del Frente clasificamos en Ingeniería. Entramos a la Escuela y me encontré a Sergio García Baldelomar “China Roja”, con quien después tuvimos una buena amistad, y con Paul Tiffer “Antón” y fuimos muy amigos, porque fuimos colegas en la Facultad de Ciencias Económicas, ya como docente. Otros que ingresan en esa misma camada de la Escuela de Ingeniería, y que ya tenían alguna vinculación, eran: Pedro Arauz Palacios, a quien desde ese momento le enganchamos el mote de “El Brujo”, porque procedía de Diriomo, Christian Pérez Leiva “Cristianón” y Marcos Rivera. Este último es la primera persona de las que me vinculo, que muere en combate, fue el 15 de junio de1969. Me acuerdo que esporádicamente se aparecía en la Escuela, hablaba con uno, pero ya andaba clandestino. Otro que recuerdo es a René Núñez, quien ya iba uno o dos años adelante

En esos tiempos conocí en Jinotepe a Doris Tijerino Haslam, vino con Pablo Antonio Cuadra, siempre en tareas de organización. Eso fue mucho antes del 15 de julio de 1969.

También conocí a Gladys Báez en un congreso, cuando elegimos a la directiva del FER. Gladys acababa de salir de la cárcel después del 4 de noviembre de 1967. Entonces estuvimos reunidos y no se me olvida que a alguien se le ocurrió que hiciéramos posta con una pistola vieja que llevó el “Chivo Darce”, así le decíamos a René Darce. Alguien dijo: que las mujeres no hagan posta, y Gladys se levantó muy disgustada y dijo, bueno, si no quieren que las mujeres hagan posta, me voy de aquí. Fue una de las primeras que se puso a hacer posta.

A Sergio García Baldelomar “China Roja” y a mí nos encargaron la responsabilidad de atender a Gladys cuando ella se dedicó a formar una organización de mujeres. Recuerdo que su lema decía, “A la libertad y felicidad de los niños con la unión de las mujeres”.

Ella siempre andaba buscando colaboradores. En una oportunidad, consiguió unos en barrios apartados de Managua, y para localizarla, para que éstos supieran dónde estaba, ella puso un rotulito que decía “se cose, se inyecta”, pero el “se cose” era un rotulito pintado en rojo y “se inyecta” pintado en negro. Lógicamente que llegó primero la Guardia que la gente que debía hacer contacto con ella ahí.

En ese congreso también recuerdo que Marlen Chow se inició dentro del FER. Provenía de lo que se llamaba la Juventud Universitaria Católica (JUC) y creo que fue una de las primeras dirigentes del FER junto a René Núñez, a quien elegimos como Secretario General. Esas son algunas de las mujeres que conocí.

A Angelita Morales la recuerdo porque yo asistía a hacer contacto con Félix Navarrete padre, a la Escuela de Ciencias de la Educación que quedaba del Teatro Margot hacia el oeste. Aun no se había creado el Recinto Universitario Rubén Darío (RURD). En varias oportunidades a Félix lo trajimos a Carazo, siempre en el trabajo organizativo del Frente, y en ese tiempo él era el compañero de la Angelita Morales Avilés. Incluso uno se engañaba porque él tan viejo y con esa chavala tan bonita, decíamos nosotros, porque todos éramos chavalos y ella era una muchacha muy linda, murió joven.

Arístides: Cuando Efraín llegaba a mi casa, teníamos largas pláticas. Me preguntaba por la gente que le mencionaba como posibles colaboradores. Pasaba las noches con él haciendo informes. Era un hombre tan cuidadoso que agarraba un papelito, elaboraba un gran informe con una letrita finita y después lo envolvía, lo enrollaba, le sacaba el tabaco a uno o dos cigarrillos, metía el papelito y lo rellenaba en la punta con tabaco. Luego sacaba todos los cigarros del paquete y metía los “embutidos” al fondo, y ¡pas!, se lo metía a la bolsa. Se iba de viaje en la mañana y salía a mandar el informe. Esa gente era muy cuidadosa.

Efraín nos daba orientaciones principalmente para conseguir colaboradores y casas de seguridad. Una de las primeras casas fue la de Edmundo Silva Hernández “Mundito Ratón”, hijo de Toña Acuña y primo de Julio. Ahí ubicamos a Efraín, ahí se quedaba durmiendo. Ya era clandestino.

Cuando vino Efraín, ya estaban organizados Mundo Silva, Antonio “Toño” Ramos –quien después el pobre se volvió delincuente y lo mató la Policía en Managua–, Ramón Portocarrero, de una familia muy humilde, y ahí llegaban los primeros contactos. Su madre era Toña Acuña. Y otros que ahorita se me escapan, pero eran varios jóvenes que estábamos haciendo el trabajo de organización. Y aunque todavía no trabajaba de lleno con el FSLN en ese entonces, Yico Sánchez nos daba una colaboración de cincuenta pesos mensuales. Doña Elena Mayorga también ayudaba y Plutarco Silva, cuñado de Yico,un gran compañero que pocos lo mencionan, tuvo una gran participación. Así empezamos a hacer la red en Jinotepe.

Nosotros nos vinculamos a Efraín cuando él fungía como Secretario del FSLN. Él firmaba por el Secretariado Ejecutivo de la Dirección Nacional. Esa es una verdad histórica, independientemente de lo que haya pasado después.

Mónica: Ahora quiero preguntar sobre algo que encontré en toda mi investigación a nivel nacional: que estos colaboradores tenían raíces anti-somocistas, muchas veces venidos del conservatismo. También he constatado que había una buena organización socialista en Carazo. De ahí surgieron gente como Henry Ruiz, Róger Vázquez, por ejemplo. ¿De dónde vendría esa fuerza que tuvo el Partido Socialista aquí en Carazo?

Aristides: La mayor parte eran conservadores. Yo he dicho que el Frente Sandinista primero se nutrió del conservatismo y después del Partido Socialista Nicaragüense (PSN), porque de este partido salimos muchos para el Frente. Estaba don Guillermo Briceño, papá de Julio Briceño, los Vásquez: Itamar, Jonathan, quien era el papá de Roger, todos esos eran viejos socialistas. En algunas ocasiones tuve reuniones con los Turcios. También estaban los Lorío.

Mónica: Un paréntesis: cuando estudiábamos en León, Pablo Antonio estudiaba Medicina y era del MAP, ¿cómo ocurrió eso?

Julio: En una ocasión me reuní con Pablo Antonio en la Escuela de Economía, en la Calle Candelaria, del Parque Central hacia abajo. De ahí salió a comprar fritanga en la esquina de la Facultad, ahí lo estaban esperando agentes de la Oficina de Seguridad Nacional (OSN), y lo capturan. Después que sale de la cárcel, no sigue estudiando Economía, sino que se va a estudiar Medicina a León. En ese proceso es que se transforma y se va al Movimiento de Acción Popular Marxista Leninista (MAP-ML).

Mónica: Entonces, ¿cuáles eran tus tareas Julio?, en ese período en que ya estás integrado a tus estructuras.

Julio: Pintar consignas con espray rojo en las paredes de Jinotepe, con ayuda de Aristides, fue mi primera tarea. Comenzamos a manchar las paredes con las consignas del Frente Sandinista.

Otra cosa que hacíamos era distribuir comunicados. En ese tiempo, como no existían las impresoras, las fotocopiadoras y esas cosas, los comunicados del Frente Sandinista se pasaban en un esténcil, luego se iban a imprimir en un mimeógrafo.

En una ocasión, para la muerte del poeta Leonel Rugama Rugama, una persona de apellido Canda, Rigoberto Espinoza Chávez y yo, fuimos a la Casa del Maestro a mimeografiar un comunicado. Por una imprudencia, se puede decir, cuando vamos en un bus de regreso del Estadio, está el entierro de un guardia que había muerto en un enfrentamiento en esa casa, y va la fila de guardias, y se nos ocurre lanzarle el comunicado a la gente. Llegando a la Casa del Obrero iba un jeep Becat (Brigada Especial contra Acciones Terroristas) y nos alcanza. Logré escaparme, pero capturaron a Rigoberto Espinoza Chávez y a este muchacho Canda, creo que hermano de Jorge Canda.

Aristides: Efraín pasa un buen rato como el responsable de Carazo. Cuando cae el Che Guevara, Efraín nos orienta hacer pintas, y me manda cien córdobas, entonces compro espray rojo y negro y empezamos a manchar las paredes de Jinotepe con consignas del Che que me manda escritas en un papel: Crear, dos, tres, muchos Vietnam. Entonces la pusimos ahí en una gran pared en la casa de los Cordero, que eran somocistas.

Efraín después se pierde y viene Julio Hernández y me dice que había una orden de que rompiéramos relaciones con Efraín.

En 1968 empiezan a venir otras gentes. En ese período me convierto en un referente en Jinotepe. Vinieron Julián Roque, Emett Lang, Ramón Rizo, un gran compañero, cuyo seudónimo era “Luisín” y Leopoldo “Polo” Rivas. Nos reuníamos en algunas casas en el campo. Plutarco Silva vivía en El Caliguate, una zona de Santa Teresa, ahí íbamos a reunirnos. Una cosa rara me pasó… hicimos el contacto en el Parque Infantil, al frente quedaba el Cuartel, yo no sé por qué fue que nos vimos ahí con “Polo” Rivas, nos sentamos en una banca y empezamos a platicar, eso fue antes que ellos cayeran presos.

Julio: Hay un momento en que viene a Jinotepe “Ernesto”, seudónimo de Alejandro Gutiérrez Mayorga, se vino a hacer cargo del trabajo.

Aristides: Cuando Alejandro Gutiérrez está en Jinotepe, recluto a Yico, le planteo si quiere trabajar directamente con nosotros, ya no como un colaborador económico, sino como un colaborador con su casa, porque Alejandro empieza a llegar a su casa. Con Yico ya teníamos un gran vínculo y confianza.

Julio: Saliendo de Diriamba hacia Jinotepe, cae preso Alejandro Gutiérrez, venía con un chavalo de los grupos cristianos, Leonardo González “Chirica”, quien también cae preso. Después Alejandro se va a los grupos de ultra izquierda pro chinos, creo que al MAP-ML y a raíz de esa captura también cae preso Aristides.

Aristides: Sí, a raíz de la captura de Alejandro Gutiérrez, yo caigo preso, fue en 1969, antes de la muerte de Julio Buitrago. Primero me voy a esconder, porque yo había caído preso algunas veces. A los quince días salgo, y el mismo día en la noche me capturan, me estaban esperando, entonces pasé quince días preso y como no me comprobaron nada, me sacaron. Me golpearon, me torturaron, me interrogaron, pero yo les dije que no sabía nada, como siempre, pues yo siempre mantuve mi posición de no hablar. Nunca hablé.

Nota de Mónica: Le pregunté a Aristides sobre las otras ocasiones en que había caído preso. Me contó que sufrió su primera prisión a la edad de 15 años, porque en una fiesta en la Casa del Obrero había gritado ¡Viva Cuba!, entonces el administrador llamó a la Guardia y se lo llevaron. La otra vez fue porque le quitó un rifle a un guardia y se lo quebró en la cabeza, pero esta anécdota no le gusta contarla porque capturaron a otro hombre a quien confundieron con él, y lo torturaron fuertemente. Eso le causa vergüenza a Aristides. En ese tiempo no había perdido su brazo en un accidente laboral.


Rodolfo Antonio Porras Arévalo

Rodolfo Antonio Porras Arévalo nace en Jinotepe el 15 de julio de 1953, hijo de Herminia Arévalo Hernández. Antes de cumplir dos años de edad, quedó huérfano de padre, y desde muy pequeño sus tíos lo mandaron internado donde el padre Fabretto.

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Rodolfo: En el año 1969, cuando Aristides cae preso, bajé de San José de Cusmapa. Soy ex alumno del internado del padre Fabretto. La escuela primaria se llamaba Don Bosco, y ahí los profesores llegaban en calidad de sancionados por andar en otra línea política. Tuve la oportunidad de tener de maestros a varios de estos sancionados: una profesora muy famosa, que se llama Nidia Lacayo de Fiallos o Nidia Fiallos de Lacayo, originaria de Somoto, Miguel Hernández y un gran maestro a quien le debo mis primeras enseñanzas hacia el camino de lucha, que era el profesor César Augusto Salinas Pinell. Ahí estuve desde 1964 a 1968 y luego de fallidos intentos de estudio en el Seminario y en la Escuela de Agricultura, vine a estudiar secundaria al Instituto Juan José Rodríguez.

Consigo una beca para el Instituto por vínculos familiares con el entonces alcalde doctor Tomás Guevara. Vengo con las inquietudes políticas que me han sembrado en San José Cusmapa estos tres profesores mencionados, encuentro una célula del Frente Estudiantil Revolucionario (FER) y me relaciono con ellos. Entre ellos estaba un famoso “Chirica”, un compañero que lamentablemente a estas alturas anda como indigente y adicto, Aristides Rojas, Denis Torres, Raúl Arévalo Alemán, periodista, y el compañero Iván Ortega, al que le decíamos “Frankenstein”.

Y sobre ellos tengo una anécdota que aún me causa risa. Cuando cae preso “Chirica”, canta y echan preso a Aristides. Esa célula del FER en el Instituto Juan José Rodríguez, tenía como dirigente principal a Denis Torres, entonces, cuando se da la captura de “Chirica” y de Aristides, Denis orientó que para no ser detectados por la Guardia, todo el grupo debía pelonearse, entonces todo mundo pelón supuestamente para que la Guardia no nos identificara como miembros del FER. Eran inicios, inexperiencias y todo.


El trabajo organizativo después del terremoto de Managua

Aristides: Después del terremoto atendimos a un grupo de damnificados de Managua en la Escuela Somoza, donde teníamos un puesto de mando, atendíamos a la gente y además hacíamos trabajo político a través del movimiento cristiano que se había formado en Carazo. Estaban los hermanos Torres, Denis y José Miguel, Arlen Siú y Orlando Castellón.

Nos quedamos en el aire, sin contacto, pero teníamos la cualidad de que cuando eso ocurría, lo buscábamos, y siempre lo hallábamos. Leonel Torres, hermano de Miguel, se da cuenta que Ricardo Morales está viviendo en Diriamba, donde su familia. Echamos como seis viajes para tratar de hablarle, pero él desconfiaba de nosotros. ¡Claro!, era muy precavido. Parece que verificó que estábamos vinculados al Frente, acepta reunirse con nosotros, y empezamos a trabajar. De esa forma nos vinculamos con Ricardo, hasta el día de su muerte

Ricardo me orienta que me meta a trabajar con el movimiento cristiano. En la escuela General Somoza ubicamos un refugio de terremoteados. Les conseguíamos comida, ropa, medicinas, y hacíamos actividades con los Torres y con miembros del movimiento cristiano que habían llegado de Managua, como William Lau, y su hermano Uriel, y Laura Amanda Cuadra, que era un gran cuadro.

Llegaba Ricardo a esa escuela a reunirse con nosotros en las noches, en la bodega donde teníamos los víveres. En una de esas llegadas le presento a la Arlen, a quien yo había reclutado, y él se quedó maravillado con ella. Desde entonces la escogió como su correo porque ve un potencial en ella, entonces la agarraron, la pulieron y esta muchacha sirvió de mucho al Frente Sandinista. Ricardo la tenía como correo con gente de la Dirección como Pedro Arauz. Era una compañera muy valiosa, tuve la oportunidad y el orgullo de haber platicado mucho con ella, de conocer sus sentimientos, de ver cómo ella pensaba de la lucha.

Pensaba que este país iba a ser maravilloso cuando la Revolución triunfara, que aquí no habría miseria, no habría hambre, como pensaban todos los verdaderos dirigentes, porque te voy a decir algo, la mayor parte de los verdaderos sandinistas se murieron.

Pensaba en acabar la corrupción, porque el somocismo era corrupto. Ahora pareciera que el objetivo principal es aumentar la corrupción y tenemos el mismo problema o peor que en el somocismo. Creo que la corrupción está tan arraigada que va a ser difícil acabar con ella.

Mónica: ¿Realizaron trabajo en las comunidades rurales como San Gregorio, Arenal, Buena Vista y San José de Monte Redondo? Me han dicho que en este período ahí trabajó este grupo de cristianos.

Aristides: En ese trabajo de campo se movilizaron los compañeros del grupo cristiano que existía en Carazo. Arlen nos contaba del trabajo que estaban haciendo. Ahí iban Miguel Torres, Leonel Torres, Arlen Siú, César Estrada, también César Campos y Alberto Campos, que es periodista, Incluso llegaron hasta San Rafael del Sur, con unos curas: Ángel Barrajón y Martín Mateo. Yo no tuve mucho vínculo con ellos, porque mi trabajo era más conspirativo.

Yico: También me di cuenta del trabajo de los cristianos. Yo llegaba mucho a San Rafael del Sur, conocí mucha gente, porque Orlando, el hijo mío, estaba metido ahí. El padre Mateo me visitaba. En una ocasión en que durmió en mi casa, mi señora le hizo varios huevos fritos. No, no –dice Mateo, yo como para vivir, pero no vivo para comer, y con un huevito es suficiente.

Rodolfo: De la escuela de los movimientos cristianos salieron muy buenos frutos. Después fuimos nosotros los que dirigíamos algunas huelgas y las tomas de iglesias para luchar por los reos políticos. Nunca se me olvidan las tomas de iglesias de 1973 por la libertad de Efraín Northalwalton, Chico Ramírez y el famoso Catalino Flores.


Sobre la calidad de Ricardo Morales Avilés

Aristides: Ricardo era el hombre que siempre estaba preocupado por la organización, porque el Frente Sandinista creciera, se preocupaba por los compañeros. Recuerdo que Ricardo trajo aquí a Juan José Quezada, quien había sido herido en la montaña. Venía con un machetazo en la cabeza y otro en una mano.1

Quería que le consiguiéramos un médico que lo pudiera operar. Entonces lo llevé donde el doctor Félix Correa, le dije que era un hombre del Frente Sandinista que andaba clandestino, me dijo que sí, pero cuando vio las heridas, dijo que debía ser atendido en un hospital. Varias veces fui con Juan José Quezada al hospital, pero como ahí estaba un médico leonés que lo conocía, Juan José me dijo que había que ir a otro lugar.

Conseguimos el Hospital San José, de Diriamba, ahí se iba a operar Juan José cuando él estuviera preparado para la operación. Por la parte médica ya todo estaba listo, el doctor Correa consiguió a otro médico que no supe cómo se llamaba. Mandaron a Juan José a que hiciera ejercicios, que ejercitara la mano antes de operarlo, pero no dio tiempo porque Juan José cayó en los sucesos de Nandaime, con Ricardo Morales, Óscar Turcios y Jonathan González.

Después de Ricardo vienen otros, pero claro, el legado que él había dejado había sido muy grande, ya tenía una organización completa en Carazo. Ricardo siempre venía con una compañera, después supe que era Martha Lucía Cuadra, la que lo movilizaba en un buen carro, un Volvo celeste. Cuando uno se movilizaba en ese tipo de vehículo, la Guardia no sospechaba.

Ricardo era un hombre que te decía: bueno, a tal hora, y a tal hora tenías que estar ahí, porque él siempre decía que un minuto era la vida de un compañero.

Julio Hernández: el primer jinotepino de las filas del FSLN que cae en esta etapa, es Manuel Antonio Avilés Cruz (Toño). Muere en Buenos Aires, Rivas, en unos cañaverales, el 24 de febrero de 1974.Su papá es primo hermano de Angelita Avilés, la madre de Ricardo Morales Avilés. La última persona con quien se comunica, es con el ex procurador, Dr. Alberto Novoa. “Toño” se acababa de reunir con Tomas Borge.


Manuel Antonio Avilés Cruz2(1946-19774)

Nace en Jinotepe el 9 de junio de 1946. Sus padres eran Alberto Avilés Serrano y María Lorenza Cruz Gutiérrez. Sus estudios de primaria los realizó en la Escuela General Somoza y en la Escuela Anexa a la Normal, en Jinotepe. Su secundaria la hizo en el Colegio Maestro Gabriel, en Managua.

Cuenta su hermana que, a los 14 años de edad, comenzó a trabajar en la Administración de Correos de Jinotepe3, y cuando los sucesos del 11 de noviembre de 1960, fue enviado al Cuartel de la Guardia Nacional, donde le dieron un arma, como era un niño, abandonó el lugar, pero eso le quedó grabado en su mente y contribuyó a forjar lo que más tarde será la decisión de luchar hasta dar su vida por la libertad de su patria.

Tenía muchos dones: la música, el canto, el dibujo, escribía poesía, hacia teatro y tocaba guitarra. Fue gran admirador de Pedro Infante y cantaba todas sus canciones.

Cuando tenía unos 16 años, trabajó como locutor en la emisora Radio Ondas del Sur, propiedad de don Julio Hernández, donde fue muy querido por don Julio. En Jinotepe tuvo dos grandes amigos ya fallecidos: Julián Rodríguez y Wilfredo Ayerdis, quienes eran vecinos del mismo barrio.

Más tarde se trasladó a Managua a estudiar su bachillerato. Trabajó en supermercados La Colonia para costearse sus estudios en el Instituto Maestro Gabriel. Formó parte del grupo de teatro “Agrupación Teatral Experimental del Liceo Maestro Gabriel”, habiendo actuado en comedias (Coma y Beba), y monólogos, un trabajo preparado por Julio González Villalobos.

En esos años habitaba contiguo a Hielera Sequeira con su hermana Argentina Sandoval Cruz. Formó parte del grupo teatral “Actores Unidos de Nicaragua”, de Radio Mundial, participó en la obra teatral Por los Caminos van los Campesinos, de Pablo Antonio Cuadra, haciendo el papel de “Juancho”. Esta obra fue presentada en televisión en 1972.

Con este grupo viajó a Panamá a hacer presentaciones teatrales, de las cuales se conservan algunas fotografías. Según Óscar Enríquez, actor de arte dramático, “Toño” jamás les dio a conocer sus ideales revolucionarios, pues era muy reservado. Por su dedicación al trabajo teatral, el Director del grupo, Manolo Villamil, le delegaba actividades especiales.

Recibió clases de arte dramático en Radio Corporación, y luego organizó un grupo teatral con sus compañeros de estudio, en el que predominaba el teatro de protesta.

También estudió cursos de dibujo por correspondencia, para pulir su don innato, pudo entonces trabajar como dibujante publicitario en la Publicidad Centroamericana por los años 1970-71 y también dibujaba escenografías para el Canal 2.

Dice su hermana, “Nuestra madre fue su gran amor”. Le escribía poemas y le ponía serenatas con su guitarra.

En el mes de abril de 1972 viajó hacia Cuba a recibir entrenamiento militar, y dejó una carta a su madre en la que le decía que iba para México a estudiar y que después todo iba a mejorar para la familia.

Su hermana narra: “El domingo 24 de febrero 1974, o sea dos días antes de morir, “Toño” nos visitó, estuvo un rato con nosotros y después supe que se fue a dormir a casa de mis primos Avilés Sandino. El día que nos visitó nos contó que en Cuba había dejado familia y que era posible que fuera a nacer un hijo suyo, de esto nunca tuvimos noticia, hasta ahora que confirmamos que sí nació una hija suya y que ya tiene un nieto.”


Su muerte

El 27 de febrero de 1974 por la mañana salió publicado en la primera plana del diario Novedades un titular a ocho columnas: Sandinista se suicida frente a GN, y debajo una gran foto de Antonio Avilés ya muerto, con el siguiente pie de foto: El miembro de la organización clandestina Frente Sandinista de Liberación, evitó el juicio de las autoridades por matar y herir a dos elementos del orden ayer martes. Evadió el peso de la ley pegándose un tiro en la sien derecha (Foto Napoleón).

En días siguientes apareció otro titular de La Prensa: Nadie retira el cadáver de J. J. Quiñónez, a la vez que informaba de las detenciones de Leonel Zamora, propietario de un trapiche en Buenos Aires, y de Sadinuel Méndez, cuya esposa, Susana Alvarado, interpuso recurso de exhibición personal.

El 3 de marzo La Prensa publica en su página 9 una pequeña nota titulada, Leyes entregó orden para retirar el cadáver, en la que señala que se trata de Manuel Antonio Avilés.

En un reportaje del 4 de marzo realizado por Teófilo Jiménez Viales, corresponsal de La Prensa en Rivas, y con el título Versión exacta de los hechos en que fue muerto un policía, se dice que el General José Rodríguez Somoza afirmó que los reos capturados no serían puestos a la orden del juez antes de los diez días. Los presos eran Leonel Zamora, Juan José Meza Bello (chofer del camión en que viajaba Manuel), Sadinuel Méndez y Alejandro Espinoza). Según el corresponsal, una patrulla de la Policía estaba chequeando vehículos y pidiendo licencias frente al Matadero IGOSA, y al hacer el alto a un camión Nissan que venía de Rivas, su chofer no se detuvo, por lo que salieron en su persecución. Les dieron alcance en la caseta GN del peaje, y ahí, el ayudante Manuel Avilés Cruz, quien iba en la tina del camión, disparó una pistola 45 dando muerte al agente Mariano Olivas e hiriendo a Juan Moncada.

Mientras los agentes capturaban a los otros ocupantes del vehículo, Manuel logró escapar, pero una patrulla al mando del Teniente Octavio Arana, en donde iba el Sargento Uriza, le dio alcance en la vieja carrilera, en dirección a San Jorge, y según ellos, Manuel Antonio se suicida con un balazo cerca del parietal derecho y quedó boca abajo.

El General Rodríguez Somoza afirmó que el cajón de Juan José Quiñónez, que luego se supo era Manuel Antonio Avilés, estaba repleto de “literatura marxista del Frente Sandinista, del Che Guevara, etc. Agregó que aunque Sadinuel Méndez “es un ciudadano correcto, honorable etc. (fue alcalde de Buenos Aires), era sospechoso por acoger a un desconocido que no tenía pinta de campesino y que además trabajaba medio tiempo. En tanto que Alejandro Espinoza era quien había llevado a Manuel Avilés para que lo engancharan en ese trabajo.

El sábado 6 de marzo, en una amplia nota titulada: Identifican y entierran a Guerrillero, se afirma que los familiares tuvieron dificultades para identificar el cadáver de quien en un comienzo las autoridades identificaron como Juan José Quiñónez. Da cuenta de quiénes eran sus familiares, que sus hermanas fueron interrogadas por la OSN, y en base a entrevistas con sus hermanas, explican quién era Manuel Antonio.

También hay un interesante agregado: Se comentaba anoche en su vela, que estuvo muy concurrida, que además del balazo en la cabeza, Manuel Antonio presentaba fuertes golpes en la pierna izquierda y en la ingle. Esto lo confirmó un familiar.


Versión familiar

Según su hermana Martha “en ese entonces el Comandante de Rivas, Coronel Orlando José Espinoza, destacó dos patrullas en su persecución. Una de las patrullas iba al mando del Sub-teniente Ricardo Guerrero, quien había sido compañero de estudios de “Toño”, y la otra al mando del Teniente Gustavo Arana, quien era jinotepino. Le dieron alcance en el patio de una casa, lo rodearon y le pidieron que se entregara. Ahí fue donde sacó su arma y se disparó en la sien.

“La dueña de la casa donde murió, nos contó que Toño apareció corriendo, entró a la casa y le dijo Abuela, deme la bendición. La señora le dio la bendición y le cambió la camisa, él pasó al patio y se metió en el pompón. Ahí fue rodeado por la Guardia. Murió el 26 de febrero de 1974.

“Según cuenta un primo nuestro, Toño hablaba con mucha confianza con él y le exteriorizaba su preocupación por la pobreza a que él y su familia estaban sometidos, al igual que muchos nicaragüenses, que sus deseos eran que algún día hubiera trabajo, alimentación y todo lo básico para los seres humanos, y que si había que luchar bajo las diferentes modalidades, él estaba dispuesto a hacerlo e inclusive a entregar su vida por la causa de los pobres.

“Cuando estudiaba en Managua me contó que había conocido a varios amigos con los cuales conversaba y todos le expresaban que tenían los mismos sentimientos. Se incorporaron al cuadro “Dramatice”, del Instituto Miguel Ramírez Goyena, con el objetivo de exteriorizar los sentimientos que tenían hacia la clase humilde y desposeída”.

Fue sepultado en la ciudad de Jinotepe que lo vio nacer, en la misma tumba que su abuelo Luciano Avilés y su padre Alberto Avilés”.

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Mauricio Duarte después de la muerte de Ricardo

Aristides: Después de la muerte de Ricardo, quedamos sin contactos durante un período. Luego nos envían a Eduardo Contreras.4 Entre octubre y noviembre de 1973 me dicen que vamos a ir a La Boquita, vamos Orlando Castellón, Arlen Siú y yo. Fue en la playa, no estuvimos en ninguna casa. Era una época en la que no había mucha gente. Llega Mauricio Duarte, y Eduardo nos dice que él va a ser el responsable, que con él vamos a trabajar.

Todos estos dirigentes nos enseñaron la rectitud, la puntualidad, la disciplina de cómo debía ser un militante del Frente Sandinista. Mauricio también tenía una buena preparación física. Lo noté porque estábamos de pie, platicando, y de pronto brincó y dio la vuelta, y ¡pra!, cayó de pie, una gran preparación y un gran espíritu.


Mauricio Duarte Álvarez5 (1951-1975)

Nace el 16 de agosto de 1951 en la ciudad de Boaco. Hijo de Nicolás Duarte y Zulema Álvarez. Su primaria la concluye en el Colegio Bautista. En esta etapa de su vida, con apenas doce años de edad, cae su hermano Modesto Duarte, uno de los primeros militantes del Frente Sandinista y mártir de la guerrilla de Río Coco y Bocay. Se bachillera en 1970 en el Bautista. Con el triunfo de Salvador Allende, viaja a Chile, e inicia estudios universitarios en Economía Política, con la cual se compenetra en la ideología revolucionaria.

Al poco tiempo de su estadía en Chile es contactado por el Frente Sandinista. Después de su integración participa activamente en círculos de estudio en los que analizan problemas de la realidad nicaragüense, estudian materialismo histórico y otras áreas de la teoría científica revolucionaria.

En julio de 1972, junto a otros compañeros, se traslada a Cuba, donde recibe entrenamiento político-militar. De este curso de varios meses, saldría como el mejor tirador y uno de los mejores alumnos de la escuela.

A comienzos de 1973 ingresa clandestinamente al país y es ubicado en el trabajo urbano en el Regional de León. Posteriormente, con la caída de Óscar Turcios y Ricardo Morales Avilés, le asignan el Regional de Carazo. Se destaca por su carácter jovial y fraterno y a la vez es riguroso en el estudio y en el desempeño de la responsabilidad que tiene asignada.

A mediados de 1974 participa como instructor en el Curso de Formación de Instructores, el cual impartieron Tomás Borge (Táctica e Historia), Eduardo Contreras (Historia), Mauricio Duarte (Armamento) y Ramiro Contreras (Primeros Auxilios). Los alumnos fueron Bayardo Arce, Hugo Torres, Blas Real Espinal (caído en 1978), Emir Cabezas (caído en agosto de 1977), Joaquín Cuadra y Orlando Castellón (caído en septiembre de 1977).

La Escuela de Instructores es uno de los primeros esfuerzos serios que hace el FSLN, a nivel de trabajo urbano, para formar multiplicadores político-militares en todo el país. En este curso demuestra toda su capacidad como cuadro y como dirigente de la organización. Hugo Torres recuerda que Mauricio era un cuadro político lúcido que manejaba con bastante facilidad las categorías de la teoría revolucionaria y el análisis político de nuestra sociedad, y a la vez era un cuadro militar capaz”.

En agosto de 1974 se ofrece como voluntario para participar en el Comando “Juan José Quezada”, pero deciden que siga al frente de las tareas en Carazo, con el apoyo de Agustín Lara, quien había llegado recientemente de la vida clandestina. Mauricio desarrolla trabajo de organización de barrios, de estudiantes y de la clase obrera. En estas labores se encuentra cuando el FSLN realiza el golpe del 27 de diciembre de 1974 a la casa de Chema Castillo.

Mauricio había recibido orientaciones de replegarse al campo a la espera de la encarnizada represión que desataría Somoza después del operativo, pero deja el refugio para tratar de convertir organizadamente esas simpatías en base de apoyo y redes de abastecimiento. Como consecuencia, es detectado por la guardia somocista, y en un enfrentamiento armado cae en desigual combate en Jinotepe el 10 de enero de 1975.

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Mónica: El grupo al que le decían “los chilenos” –porque estuvieron en Chile cuando el gobierno de Salvador Allende– y de ahí se fue a La Habana y recibieron preparación. Estaba integrado por: Jaime Wheelock, Manuel (Pelota) Morales, Mauricio Duarte y Roberto Calderón.

Aristides: Mauricio viene a recoger el trabajo de Ricardo. Viene en 1974 y se lo llevaron a casa de Yico, donde él vivió más tiempo. Seguimos realizando el mismo trabajo: consiguiendo colaboradores y casas de seguridad.

Un día Mauricio me llama a una reunión en una casa en La Boquita, y ahí llega Agustín Lara. Mauricio nos dice que se va a crear el primer Regional con él como responsable, Agustín Lara y yo. De esta manera nace mi vínculo con Agustín. Con él nos reuníamos determinados días en Huehuete, Casares, en Diriamba, en la casa de Panchito Gutiérrez, que cayó en Rivas, en las oficinas de Luis Mojica, un abogado que después hizo unas letras, en la casa de Margarita Lara, una profesora. Yo recluté a su marido y conseguimos la casa de seguridad para Mauricio. Nos reuníamos los tres para hacer el trabajo.

Yico: Yo recluté a Panchito Gutiérrez. Trabajó con Mauricio Duarte y buscó muchos colaboradores. Era agricultor y ganadero, hombre de muchas amistades. Era de Diriamba, hijo de Francisco Gutiérrez.

Aristides: En su finca detrás del cementerio de Diriamba, tenía una casita estratégica, allí nos reuníamos con Mauricio Duarte y Agustín Lara. Panchito cae en febrero de 1977.

Rodolfo: Mauricio nos viene a reorganizar dentro del proyecto de acumulación de fuerzas, periodo en que se trataba de preparar a combatientes sandinistas ideológica y militarmente. En ese tiempo se pararon las ofensivas de parte del Frente para llegar a culminar con la acción del 27 de diciembre, que es cuando oficialmente se rompe el silencio y hay una gran algarabía del pueblo, que pide armas y organización. Es el pueblo despierto. El Frente tiene que organizarlo para armarlo y luchar contra la dictadura. Todo nos lleva a la insurrección popular, de la que siempre, desde su fundación, nos habló el Comandante Carlos Fonseca. Preparación política, ideológica y militar para emprender la lucha insurreccional contra la dictadura somocista.


Diciembre de 1974: el asalto a la casa de Chema Castillo

Aristides: Cuando la dictadura creía que el Frente Sandinista estaba acabado, se da el asalto a la casa de Chema Castillo, que es lo más grande que el Frente Sandinista hizo. Y pasé la noche de ese día sintonizando emisoras de otros países, como era mi costumbre. En el mundo entero, no solo en Radio Habana Cuba, se escuchaba hablar sobre el golpe. Recuerdo una radio de Holanda que transmitía en español. En todo el mundo se escuchó: “Somoza se tambalea, Somoza ha sido estremecido”.

Creo que esa fue la acción que dio la pauta para el triunfo de la Revolución, dio ánimo, se desbordó la gente. Ese fue el golpe más contundente que a Somoza se le dio, se le obligó a que publicara un comunicado, a que diera un millón de dólares y a que sacara a los presos políticos, que era uno de los principales objetivos. Eso fue grandioso y sin protagonismo, ni exhibicionismo personal como hicieron otros después.

En ese período de la acumulación de fuerzas se involucra una cantidad increíble de gente, y en silencio. Había una red enorme en Carazo, de casas de seguridad y colaboradores, y cuando se da el asalto a la casa de Chema Castillo, eso fue algo que emocionó a la gente. Después de eso la gente se metió masivamente al Frente.

Muchos se salieron del Partido Conservador para ingresar al Frente Sandinista, hijos de conservadores de Carazo, y todos los que eran del “Movimiento 11 de Noviembre”, fueron colaboradores, como Toño Conrado, Carmen Rosales y Julio Avilés, el papá del General Avilés.

En este departamento estuvo toda la Dirección Nacional, aquí estuvo Víctor Tirado, Henry Ruiz, todos pasaron por esta zona. Pero también otros cuadros importantes como Serafín García, a quien lo trajo Ricardo Morales, lo llevamos donde Plutarco, en El Caliguate, de Santa Teresa para adentro.

Mónica: ¿Cómo se da la muerte de Mauricio?

Aristides: Cuando cae Mauricio, a mí me sorprende. El día del asalto de la casa de Chema Castillo había una actividad, no sé si era del grupo Gradas, en el atrio de la iglesia de Jinotepe6, fui a ver, y me sorprende ver a Mauricio, a quien le dio tal alegría el asalto a la casa de Chema Castillo, que salió a la calle como a celebrar. Él no debía hacerlo, pues él mismo nos había dicho que iba a haber una actividad y que tuviéramos cuidado. Cuando él cae el 10 de enero, me voy a Diriamba a buscar a un compañero, pero ya todos los compañeros de Diriamba, como Cesarito Estrada –cuya vivienda era casa de seguridad y se reunía con nosotros también–, se habían ido a Costa Rica.

Mónica: ¿Por qué hubo tal redada? ¿Será que cayó algún archivo?

Aristides: Me imagino que sí, porque caímos una gran cantidad de gente. Caímos Silvio Herrera y yo, que éramos los que conocíamos más gente y más cosas. Yico cae después, cuando yo estoy en La Modelo lo llevan a Yico. Estuve seis meses preso. Fui a declarar a la Corte Militar. El problema mío fue que pasé casi todo el tiempo en la Seguridad, porque no hablé, me torturaron, me sacaron de la Seguridad al Hospital Militar, allí me tuvieron porque llegué casi muerto.

Mónica: ¿Qué torturas te aplicaron?

Aristides: Me aplicaron choques eléctricos en los testículos, en la lengua, en los oídos, en todas partes del cuerpo. La otra tortura eran las metidas de cabeza en los barriles de agua; y también tres o cuatro días me mantenían colgado de una mano.

La última vez que me veo con Mauricio, fue dos días antes de su caída. Él tenía la costumbre de que después que nos reuníamos nos decía: Ya saben, no nos conocemos, no sabemos nada. Nos recordaba cómo actuaba la Guardia, y qué debíamos hacer si nos capturaban. No sabemos nada. Eso me había calado mucho. Entonces yo no hablé nada.

Me mantenían completamente desnudo en una celda de interrogación con aire acondicionado, y como el aire estaba al máximo, me daba frío. Llegaban en la noche o a cualquier hora y me tiraban un balde de agua. Hubo momentos en que caía al suelo temblando de frío, y ahí aprovechaban para interrogarme. Como siempre, me preguntaban – ¡Tus dos nombres, tus dos apellidos! ¿Quiénes son tus padres?– Yo les decía los nombres, Domingo Rojas y Amanda Sotelo Cruz, entonces oigo la voz del interrogador, recordá que yo estaba encapuchado. ¿Qué es tu mamá de don Abelardo Cruz? – ¡Ah hijueputa!, ¡este que me está interrogando es el hijo de Abelardo Cruz!, pensé. Era uno de la Seguridad de Jinotepe, y lo identifiqué por eso. Eran dos guardias, uno está aquí, y el otro, que era de la Seguridad, no volvió a Nicaragua.

Yo conocía las estructuras, sabía de Yico, sabía de mucha gente, entonces las recomendaciones de Mauricio me sirvieron mucho. Un día, entre las torturas y los interrogatorios, me dijeron: – ¡Bueno!, no querés hablar, no querés decir nada, pero ya tu mujer nos dijo todo, –Bueno –les digo, si dijo algo es porque ella tiene vínculos, pero yo no tengo ninguno. Yo sabía que ella no sabía nada de mí, no sabía nada. Me preguntaban por Carlos Fonseca, pero yo solo una vez lo vi, nunca tuve vínculos con él. Me preguntaban por Mauricio, por todos los colaboradores que había en Carazo. –Yo no conozco a nadie, no sé nada, y ahí me mantuve, y eso hizo que mucha gente no cayera.

Aquí toda la gente se fue a esconder, incluso Silvio Mora. Luego Silvio fue a cubrir mi declaración a la Corte Militar, y me felicitó porque no había hablado. Hay una foto de eso en Novedades, salimos Silvio Herrera, el doctor Luis Felipe Godoy, de Chinandega, y yo.


La mística y el desarrollo del trabajo en Carazo

Aristides: Otra cosa importante es la mística con la que trabajábamos. Voy a poner un ejemplo: Yico fue un hombre tan metido en esto, tan místico, que yo recuerdo que decía: “Voy a comprar lotería para sacármela y dársela a los compañeros para que no anden asaltando bancos y muriendo. Y jugaba la lotería pensando en dar ese dinero, aparte de lo que ya daba. Yico nos cuenta ahora que jugaba el 6654, el 1130 y otro que terminaba en 46.

Mónica: En el relato de Agustín Lara van a encontrar otro ejemplo de un obrero pailero (Juan Fernando Brenes), que vivía en un cuchitril, no tenía ni para comer, y se sacó un vigésimo de lotería, diez mil dólares entonces, y los dio todos a la lucha.…

Aristides: Así era entonces. Recuerdo otra anécdota. Una vez íbamos por un camino malo, pésimo el camino. Había una subida que era puro fango, andábamos en el jeep de Yico, lo iba manejando Orlando, y le dice Ricardo: –Si la subís, te ganás el viaje a la montaña.

Esos eran los premios que les daban a los verdaderos revolucionarios, a los que se portaban mejor los premiaban con ir a la montaña, porque en ese tiempo era un honor ir a la montaña. Se lo tenían que ganar, no era cuestión de que te lo iban a dar porque vos querías ir. Es importantísimo que las nuevas generaciones lo conozcan, porque, ¿qué dicen los “dirigentes” de hoy?, que lo pasado no vale, que lo que vale es lo que están haciendo hoy, garroteando gente en las rotondas, maltratando a los compañeros, no dejando que la gente actúe como le parece, no dejando que piensen. Nosotros luchamos para que este país fuera libre y democrático, que todos los nicaragüenses fuéramos iguales, pero esto no va con lo que nosotros pensábamos y con lo que pensaban los que dieron su vida por la Revolución.

Rodolfo: El Comandante Carlos Fonseca nos enseñaba en sus escritos y en sus indicaciones que aprendiéramos a hacer las críticas de frente y los halagos por la espalda, pero se me hace difícil obviar ese reconocimiento a la mística de Yico. Y lo que son las cosas, mientras en el gobierno de Ortega muchos se enriquecen, Yico ahora está en una situación muy difícil: avanzado de edad y con una enfermedad crónica. En estos momentos seria halagador que alguien te pregunte siquiera ¿cómo amaneciste viejo?

Trinidad: Sí, porque en cambio hay otros que tú conoces que viven en grandes mansiones y ahora son millonarios.

Rodolfo: Así es, están en situación de lujo, no solo están haciendo cosas superfluas y todo. Pero esta es una muestra del hombre que siguió los pasos del General Sandino, cuando decía: Aquel que no exige ni un palmo de tierra para ser enterrado, es digno de ser escuchado.


Arlen Siú Bermúdez (1955-1975)

Nace el 16 de julio de 1955 en Jinotepe. Su padre, Armando Siú Lau, nació en Guangdong, China, y emigró a Nicaragua a finales de 1940. Su madre, Rubia Bermúdez de Siú, es originaria de Dolores, Carazo.

Realizó estudios de preescolar y primaria en el Colegio Corazón de Jesús, de Jinotepe, y se bachilleró en el Colegio La Inmaculada, de Diriamba. Inicia estudios de Trabajo Social en la Universidad Nacional Autónoma de Nicaragua (UNAN), que abandona al pasar a la lucha clandestina en 1975.

Desde muy niña mostró inclinación hacia la música, la pintura y el baile. Tocaba la guitarra y otros instrumentos, acompañando canciones principalmente testimoniales. También participa en teatro de protesta y hace el papel de la madre en la obra “El viento donde quiera sopla”, montada en Jinotepe para concientizar a jóvenes cristianos7.

Se integra a los grupos cristianos estudiantiles de su ciudad y en las jornadas a favor de los reos políticos. Se coordina con los grupos cristianos de otras ciudades de Nicaragua, en especial de León y Managua, para realizar actividades conjuntas, retiros espirituales, trabajo popular y acciones de protesta. En diciembre de 1972 participa en un ayuno de más de cien jóvenes de los movimientos cristianos en la Catedral de Managua.

Arlen forma parte de los jóvenes que organizan centros de refugio para los damnificados del terremoto de Managua de 1972, labor que también se convierte en escuela de formación de valores y en espacio para el reclutamiento de jóvenes para luchar contra la dictadura.

En 1973 es reclutada para el FSLN y entra en contacto con Ricardo Morales Avilés, quien expresó alta estima por las cualidades revolucionarias de Arlen. Como militante sandinista, realiza tareas de organización de redes clandestinas y trabajo popular en comunidades rurales de Carazo, a la par que se mantiene dentro del Movimiento Cristiano y del Frente Estudiantil Revolucionario (FER), tanto en Managua como en Carazo. Los obreros de Cantera y SACSA, en Diriamba, recuerdan cuando llegaba a solidarizarse con ellos en la huelga de diciembre de 1974.8

Junto a Carlos Mejía Godoy, participa en el Grupo Gradas, cantando en distintos lugares del país. En 1973 compuso “María Rural”, una canción en homenaje a las madres campesinas, y la cantó en un acto de celebración del Día de la Madre. La canción fue grabada posteriormente por el Grupo Pancasán, incorporándola al amplio repertorio de la música de lucha del pueblo nicaragüense.

Arlen era una muchacha firme y decidida, muy amorosa y espiritual. Estaba convencida de que la lucha no era solo para derrocar un gobierno, sino para abrir de par en par las puertas a una vida más digna para todos los nicaragüenses, en particular para los oprimidos. En la carta de despedida a sus padres les dijo:

“Somos más auténticos en la medida en que rompemos barreras y limitaciones enfrentándonos con valentía y optimismo a las vicisitudes que se nos presenten en el camino”.

Arlen pasa a la clandestinidad el 21 de marzo de 1975. Es trasladada a León mientras espera un entrenamiento militar indispensable para las labores clandestinas. Ahí conoce a un extraordinario compañero llamado Leonardo Real Espinal, quien estaba en la montaña pero viajaba a la ciudad a realizar tareas de comunicación y traslado de armas y avituallamiento. Arlen y Leonardo se enamoran e inician un noviazgo que es interrumpido por la muerte de ella en agosto de ese año. Leonardo Real era de El Viejo, Chinandega, y se había incorporado muy jovencito a la guerrilla. Cae en la montaña junto a un jinotepino amigo de Arlen, Jorge Matus Téllez, el 5 de noviembre de 1976. Blas, un hermano de Leonardo, cayó también en la lucha, en Chinandega

La muerte de Arlen está vinculada a una gran redada de la GN en Chinandega, que conduce a capturas de colaboradores y militantes que conocen el lugar donde se realizaba una escuela de entrenamiento militar en El Sauce. La Guardia ataca el campamento con una fuerza terrestre abrumadora y apoyo de aviación. Algunos guerrilleros logran romper el cerco, pero otros poco a poco son capturados con ayuda de soplones y jueces de mesta del sector.

La fecha oficial de su muerte es el 1 de agosto de 1975 en un lugar conocido como El Guayabo, donde Arlen y otros compañeros buscan apoyo en unas casas de campesinos, pero éstos más bien los denuncian, y mientras se movían hacia la comunidad de Buena Vista, son alcanzados y asesinados. En esa jornada represiva cayeron en distintos momentos los combatientes Mario Estrada, Gilberto Rostrán, Julia Herrera de Pomares, Mercedes Reyes (varón), Hugo Arévalo, y Juan y Leónidas Espinoza.

Arlen Siú se convirtió en una figura emblemática de la lucha sandinista desde antes del triunfo de la Revolución. Cuando asesinaron a cuatro estudiantes en Jinotepe, el 9 de julio de 1978, la multitudinaria manifestación que acompañaba el funeral y que recorrió las principales calles de la ciudad, llevaba al frente un enorme retrato de la chinita. La impresionante escena fue inmortalizada en fotografías de la conocida reportera gráfica estadounidense Susan Meiselas, que tuvieron una amplia difusión nacional e internacional. Sobre los cuatro ataúdes fueron desplegadas banderas rojinegras y también a la cabeza del sepelio. Los padres de Arlen entregaron el gran retrato a los manifestantes cuando éstos pasaron por la casa de habitación de la guerrillera caída tres años antes.

Carlos Mejía Godoy compuso El cenzontle pregunta por Arlen, una de las canciones más bellas de su amplísima y excelente producción artística testimonial.






NOTAS


1 Juan José Quezada fue herido en la montaña por un Juez de Mesta.

2 Biografía construida en base al testimonio de su hermana Martha Avilés Cruz. Jinotepe, 28 de julio de 2012.

3 Cuando Manuel Antonio cayó, fue publicado un reportaje en el que su hermana Ángela Rosa Avilés García dice que en 1960 entró a la Escuela de Radio de la Guardia Nacional y que después de un año pidió su baja por no gustarle ese oficio.

4 Eduardo Contreras ingresa al país en agosto de 1973, procedente de México, donde era responsable de las estructuras del FSLN en el Distrito Federal

5 Biografía construida en base a una publicación del diario Barricada del 6 de enero de 1981.

6 Carlos Mejía Godoy ha comentado que para el asalto de la casa de Chema Castillo, ellos estuvieron cantando en Jinotepe con Arlen Siú, y que al entrar a Managua se enteraron de la operación.

7 Ver testimonio sobre José Miguel Torres.

8 Ver relato de Gonzalo Navarro.


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