Memorias de la lucha Sandinista

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Primero la conciencia y después el arma

Eva María Samqui Chan


Eva María Samqui Chan nace un 9 de octubre de 1954 en Jinotepe. Es hija de Felipe Samqui Fong y Esperanza Chan. Estudia primaria en la Escuela Anexa a la Normal de Jinotepe, el básico de secundaria en el Instituto Juan José Rodríguez y el ciclo diversificado en la Escuela Normal “Franklin D. Roosevelt”, de donde egresa en 1970 como maestra de educación primaria y bachiller.

En el año 1972 hace el año básico en el Centro Universitario Regional de Carazo (CURC), de la Universidad Nacional Autónoma de Nicaragua (UNAN). Eva daba clases de primaria por la mañana y estudiaba por la tarde en la UNAN-Managua. Estudia tres años de licenciatura en inglés y luego licenciatura en Periodismo, graduándose en 1977.

Se integra formalmente a la lucha en 1976, y trabaja principalmente en el movimiento estudiantil. En 1977 apoya la organización de redes clandestinas en Carazo. A mediados de 1978 la envían a Managua y es capturada mientras realizaba un operativo. Tras obtener su libertad, a finales de ese año va clandestina a Masaya, donde fue parte del equipo de Dirección de la Tendencia GPP junto a Glauco Robelo y Lubby Morales e integró el Estado Mayor de la insurrección final.

Cuenta Eva que su abuelo Arturo Samqui vino de China Continental, donde era casado con una mujer china con quien tuvo dos hijos, Rodolfo y Felipe Samqui, este último, padre de Eva. Don Arturo después se casó con una nicaragüense y a los hijos que tuvo con ella, Arturo y Carmen, les puso el apellido Sam Cam, para diferenciarlos de los primeros.

Felipe Samqui, padre de Eva, fue cadete del Ejército de Chiang Kai-shek, y cuando terminó su servicio militar, se casó en China con Esperanza Chan, y se vinieron a Nicaragua con la idea de pasar su luna de miel, pero nunca regresaron a China. Todos sus hijos nacieron aquí y los restos de doña Esperanza descansan en el Cementerio de Jinotepe.

El abuelo de Eva tenía la tienda comercial más grande de Jinotepe en aquel entonces y, además, haciendas de café y otras inversiones. De la herencia, el papá de Eva puso un restaurante en Diriamba.

*

Mónica: Entonces chinita, ¿de dónde te vinieron las inquietudes políticas?

Eva: Entre todos los chinos que tenían riales, éramos de los que menos teníamos, porque mi papá era alcohólico, y con costo nos mantenía. Todas éramos católicas practicantes, pero nos metíamos más en la parte laica del catecismo. Después llegaron unas monjas de España con las primeras inquietudes sociales, pues nos decían que había cosas injustas que realmente no las quería Dios. Con esas mismas inquietudes conocí a Miguel Torres, quien comenzó a darnos charlas. Éramos chavalitos, porque yo estaba todavía en secundaria, tenía como 14 años. Con él y su hermana Alicia hacíamos algunas discusiones que nos dejaban inquietudes, pero tomo más conciencia al entrar en 1972 a la UNAN-Managua, al Recinto Universitario Rubén Darío (RURD).

Mónica: ¿Te involucraste en el Movimiento Cristiano con el grupo de Arlen, Orlando Castellón y toda esta camada de chavalos?

Eva: No, yo entonces andaba en otra onda. Ellos eran de otros grupos que estaban más comprometidos. Como mis papás eran extranjeros, nos decían que no nos metiéramos en política porque ellos podrían ser expulsados. Apenas fuimos a algunas charlas y hacíamos acciones de beneficencia, de ayudar a los pobres, ese tipo de cosas.

Cuando vine a Managua hice tres años de inglés y después me pasé a Periodismo. Entonces ya estaban empezando las Tendencias y en la Universidad el debate político era muy fuerte. En la carrera de Periodismo me encontré con Margine Gutiérrez, estudiábamos en el mismo año y empezamos compartiendo libros, por ejemplo, Mafalda, de Pablo Freire, sobre la educación popular, y después ella me presta un libro que no se me olvida, “La Madre”, de Máximo Gorki. Después me pregunta: – ¿Ya lo leíste? ¡Discutámoslo! Nunca habíamos discutido un libro.

Margine me recluta para un pre Frente Estudiantil Revolucionario (FER) –pasé por todas las escalas, imaginate– y ya como pre-FER, me dice que hay que hacer una actividad, y ¿qué era?, ir a distribuir circulares del Frente Sandinista en unos colegios que no conocía, no era de Managua. Uno se llamaba “Modesto Armijo” y enfrente de éste había otro. Entonces nos dividimos, una a un lado, la otra en el otro. Ideay, era pre-FER y andaba poniendo circulares del Frente. Después de un tiempo, Antenor Rosales “El Capi”, me hizo el examen para ingresar al FER.

Como dirigente del FER participé en las campañas por la libertad de los presos políticos. Eran los tiempos de los tribunales militares donde había montones de compañeros enjuiciados.

En ese tiempo mis papás no sospechaban que estuviera en el Frente, pero caí presa en la campaña “A Marcio y Tomás no los aíslen más”. ¿Qué tenía que andar haciendo yo en una marcha en Managua si tenía que estar dando clases? Mis papás se dan cuenta que estoy presa hasta que en la universidad se hace un alboroto por los que fuimos hechos prisioneros. Mariano Fiallos y Julián Corrales se movieron y nos sacaron, éramos estudiantes, íbamos en una manifestación, pasamos cerquita de La Loma de Tiscapa gritando y gritando.

Como te digo, tenía la desventaja de que no era de Managua, entonces cuando los compañeros dicen que hay que ir al mercado, y cogen al Oriental, por donde está el Recinto Universitario Carlos Fonseca Amador (RUCFA), unos se saltaron la cerca, y yo no tuve el alcance, pues si lo hubiera hecho, caigo en la Universidad, y a lo mejor no me hubieran capturado, pero bueno, estaba afuera, en la calle, y ahí caí presa con otros estudiantes del FER.

La Guardia nos preguntaba por “El Capi”, a todos nos preguntaron dónde estaba, quién era, qué hacía. Solo fue un día y una noche.

Ahí es cuando en mi casa me preguntan ¿qué pasó?, y les cuento que estoy comprometida en la lucha. Ellos respetaron mi decisión pero me dijeron: –Ese es riesgo tuyo, mirá lo que te pasó–.Porque en esa captura me dieron un culatazo y casi me quiebran los dientes, pero bueno, dije, voy a seguir. En la foto que me toman en la Seguridad (Oficina de Seguridad Nacional –OSN–), estoy con una camisa que te da risa, porque en ese tiempo te decían que te pusieras una camiseta por dentro y una camisa por fuera, después te quitabas la camisa y andabas normal, pues ahí estoy con las dos cosas.

Nota de Mónica: En la foto de los archivos de la OSN aparece escrita en letras a máquina la fecha en que le toman la foto en ocasión de su captura: 5 de enero de 1977.

***

En ese tiempo había un montón de presos. Los llevaban a comparecer en los juicios. En abril de ese año fui una vez como estudiante de Periodismo a cubrir esa fuente, aunque en realidad era para ver si podía ser correo con el FER, pero una mujer policía me reconoció como parte de los detenidos en la movilización del 5 de enero, y recuerdo que los periodistas Suad Marcos y Teatino Santana me protegieron y me sacaron del lugar, y no volví a llegar.

Después pasé al Frente en Managua, pero Alicia Torres me hace un contacto en Jinotepe, es cuando llega la compañera Reina, que es una hondureña, era la compañera de Carlos Vicente “Quincho” Ibarra. Eso fue a mediados de 1977.

Me sacaron del FER de Managua y me fui para Jinotepe, pero obviamente cuando de repente ya no llegabas al Centro Universitario de la Universidad Nacional (CUUN), ya todos sabían que andabas con el Frente.

Mónica: He podido averiguar que la hondureña que mencionan varios compañeros de Jinotepe es Reina Isabel Castillo Güisa. Ella entró a Nicaragua con Quxabel Cárdenas a finales de 1975. Actualmente es médico en Puerto Cortés. La encontré por Facebook y he querido que me dé una entrevista, pero hasta el momento no he podido lograrlo. En sus datos aparece que se graduó como médico en Cuba.

Eva: Cuando la conocí, ella era clandestina, también Carlos Vicente “Quincho”, en Managua. Cuando llegó a Jinotepe, no sé qué percepción tenía del Frente, pero se movía como legal. Imaginate que hacíamos las reuniones en el mar, y nos íbamos a coger las camionetas públicas. Vivía en mi casa, pero no con su nombre, su seudónimo era “Claudia”.

A mis papás les decía que era una compañera de la Universidad, que venía de afuera y necesitaba quedarse. Salíamos juntas como que íbamos para la Universidad, pero yo me venía a la Universidad y ella se quedaba. Era muy confiada. Estaba abriendo trabajo en Rivas, y entiendo que Julio Avilés también estaba ahí. Iban a hacer una reunión y la lleva el doctor Óscar Acevedo, quien se parquea en el hospital, se baja, y ella queda dentro del carro, y de ahí la saca la Guardia. Lo raro fue que a él no lo echaron preso. Se nos hizo una confusión: ¿por qué sólo a ella la capturan?, ¿la venían siguiendo o alguien la delató?, ¿qué pasó ahí? Lo que sí supe es que la cárcel fue durísima para ella, y que después de eso ya no siguió. Y otra vez nos quedamos sin contacto.

En el tiempo en que ella estuvo, había presión para crear una red de colaboradores y contactos con quienes estábamos seguros eran del Frente. Estaba Julio Avilés, quien, aunque era de Jinotepe, no había trabajado en Carazo, sino que se involucra hasta cuando llega a León, entiendo que reclutado por Luis Caldera y luego lo mandan a Carazo. Éramos cuatro en una célula, que era la inicial en ese tiempo: Luis Alonso Arias, quien ahora vive en Canadá, Carlos López, quien ya murió, Julio Avilés y yo. Nos reuníamos con la Reyna.

Mónica: Hay que entender que la Tendencia GPP se queda totalmente sin contactos cuando Agustín Lara se decide por la Tendencia Proletaria. Siendo el responsable de todo el trabajo, se lleva toda la red a esa Tendencia. Por otro lado, Yico Sánchez y Aristides Rojas están presos prácticamente todo el año 1975, y cuando salen son personas quemadas. Ellos me han hablado que también trabajaron con Reyna, pero solo se acuerdan de que era una hondureña, y que estuvo por muy poco tiempo.

Eva:Yico y Aristides son referencia de esas etapas. Creo que todo el mundo los contactó. Ella contactó también a Silvio Mora, a un montón de gente. Después que desaparece, pasamos como dos meses preocupados y sin contactos, hasta que se dice públicamente que ella está presa. Ella no habló, porque, idiay, ni Óscar Acevedo cayó preso, que era el que andaba con ella, y no hubo represión. Todos seguimos trabajando más o menos confiados. Después me mandan una carta y me dicen que vaya a Managua a hacer un contacto con un compañero que va conmigo, que es clandestino, y es Noel Escobar.

Mónica: Tengo entendido que la jefatura de Noel en Carazo es posterior a la de Ana Isabel. ¿Estás segura que Noel estuvo en Carazo después de Reina?

Eva: Él estuvo después de que cayó presa la hondureña. Vino a reorganizar las estructuras del FER. Lo había conocido en Managua porque él también fue del FER. Por entonces mi hermano Fernando llegaba a mi casa y con Noel se inició en la lucha. Entonces yo daba clases en Los Mameyes, era maestra semi-rural de primer grado, al mismo tiempo que estudiaba Periodismo. Mis cinco hermanos fuimos maestros por vocación y por influencia de mi mamá, ya que ella era maestra.

En ese tiempo fue la caminata de los estudiantes desde León, encabezada por “El Capi”. Inicialmente era por el seis por ciento del presupuesto nacional para la UNAN, pero después se volvió política. Vinieron a pie de León a Carazo, y también compañeros míos de la Universidad en Managua.

La Cony Torres era la presidenta de Periodismo en ese tiempo, y por eso la llevé a mi casa. Noel me da una gran puteada. Él ya estaba clandestino en mi casa en Jinotepe. –¿Cómo es posible que vos los traigás aquí? –Pero si son compañeros –le digo. –¡Pero diferenciá, yo soy un clandestino, si aquí viene la Guardia, yo disparo, y los van a matar a ellos también! Fue una cosa que aprendí en ese momento. Efectivamente, fue por un corto tiempo, porque me acuerdo que con él solo vimos cómo íbamos a organizar el FER en la Universidad y en la secundaria.

Nota de Mónica: Yico recuerda que él iba en un carro hacia Managua en busca de Roberto Sánchez, para que le confirmara si era verdad la muerte de su hijo Orlando y de Aquiles Reyes Luna. Antes de llegar a Las Esquinas, se topó con la caminata de los estudiantes que venían de León, se detuvo y les explicó la misión que llevaba. Los estudiantes siguieron para Jinotepe, y cuando más tarde Yico regresó de Managua, se encontró un fuerte grupo de muchachos en la acera de su casa, donde éstos hicieron un mitin con vivas a Orlando y a otros caídos.

Eso fue exactamente al día siguiente de que la Guardia emitiera un comunicado en el que informa de la muerte de Orlando en la montaña. Para él, la fecha es el 18 de septiembre de 1977.

***

Eva: Noel me llamó la atención porque con la llegada de estos estudiantes, “se quemó” la casa. Casi frente a mi casa había un Cuartel de la Guardia, en una casa de tres pisos. Los guardias se subían en la azotea y veían el barrio y veían mi casa.1

Para la muerte de Pedro Aráuz, Noel estaba allá. ¿Sabés por qué me acuerdo? Porque fue la vez que lo vi llorar. Cuando vi las noticias de la muerte de Pedro en el periódico, dije, es mentira, porque vos sabés, uno nunca quiere creer, pero él sí, creo que él sabía, y no quería decirme. Pero mirá, le digo yo, mirá el sello de la Dirección Nacional, era Pedro Aráuz. Cuando él vio eso y oyó las noticias, solo apagó la luz, y me dijo: Dejame solo.

Noel estuvo hasta después de todo el alboroto de la muerte de Pedro Joaquín Chamorro, y luego llegó Ana Isabel, quien también se quedó en mi casa como clandestina. A ella le había golpeado mucho la muerte de Carlos Arroyo y de Róger Langrand –uno de ellos era su compañero–. Ella lloró conmigo. La Ana Isabel es muy sensible.

En Jinotepe realmente la gente se involucró. Había colaboradores económicos a quienes yo buscaba una o dos veces al mes y recogía su aporte para las actividades del Frente. Ahí estaban Maribel López y su hermana Patricia López. Después se involucraron más en una célula de colaboradores con la Marcia Matus, y con el tiempo ella se casó con Donald Lacayo, el del Partido Conservador. Se vinieron a Managua después del triunfo de la Revolución.

Ella tenía una clínica y laboratorio, lo que daba mucha cobertura para entrada y salida de gente. Colaboró bastante. La Sara Tapia, que creo que vos la conociste, la Auxiliadora Zúniga, que también colaboró con su casa y creo que también era correo, la Ivania Portocarrero, la Miriam Espinoza.

Mónica: Estás hablando de gente de clase media y profesionales, que es una característica interesante de los colaboradores de las ciudades de Carazo.

Eva: Ellos daban colaboración económica, casas y los que podían también te movilizaban o llevaban correos. Pero después también teníamos gente que se comprometió mucho más: la célula de Roberto Leal, con Daisy Espinoza y la Auxiliadora Zúniga. Yo reunía la célula y les daba charlas políticas, que leyeran tal cosa y luego debatíamos. Estaba acostumbraba a dar formación, porque al fin y al cabo, creo que en la GPP tuvimos el cuidado de no dar el arma sin crear conciencia. Siempre traté de que la gente estudiara, conociera y tomara conciencia. Roberto Leal fue un gran colaborador. También estaban mis propias hermanas, María Elena y Emilia Samqui.

Mónica: Tu hermano Fernando cayó en los días de la insurrección en la emboscada de Cuastoma. ¿Cómo lo reclutaron?


Fernando Samqui Chan (1954-1979)2

Maestro de vocación y de corazón

Nace en la ciudad de Jinotepe el 6 de marzo de 1953. Hijo de Felipe Samqui Fong y Esperanza Chang, quienes procrearon siete hijos, siendo Fernando el cuarto, y el primer varón de la familia.

Realizó estudios de primaria en la Escuela Anexa “Franklin D. Roosevelt” de la ciudad de Jinotepe, estudió secundaria en el Instituto Nacional “Juan José Rodríguez”, de la misma ciudad, donde obtuvo el certificado de Ciclo Básico. Siguiendo su vocación, continuó sus estudios en la Escuela Normal “Franklin D. Roosevelt”, donde obtuvo el título de Maestro de Educación Primaria. Después siguió estudios universitarios en el Centro Universitario Regional de Carazo (CURC).

Después de graduado, realizó su servicio social en una escuela primaria del municipio de San Miguelito, Río San Juan. Se trasladó luego a la zona rural del municipio de Jinotepe, donde lo enviaron a la escuela de la comunidad El Aragón, donde desempeñó su labor de maestro rural con mucho entusiasmo, compromiso y dedicación. Al ver que la escuela no contaba con local propio, trabajó con los padres de familia y la comunidad en la construcción de la primera escuelita, que aún se conserva.

Después de varios años de trabajo en la zona rural, fue trasladado a la zona urbana de Jinotepe, a la Escuela Primaria “Tomás Guevara”.

Fernando contrajo matrimonio con la joven Rosa Delfina Gallardo, con quien procreó dos hijas de nombres María Fernanda y María Gabriela.

Practicaba como deporte el Kung Fu con varios vecinos y conocidos de Barrio San Antonio, donde habitaba con su familia.

Como todo joven inquieto y revolucionario, se fue integrando a varios movimientos, entre ellos ANDEN (Asociación Nicaragüense de Educadores de Nicaragua). En los años 1976 y 1977 se destaca en ANDEN por su participación en las luchas gremiales y políticas contra la dictadura somocista. Luego se integra también al Movimiento Pueblo Unido (MPU) en representación de la organización gremial de los maestros (ANDEN).

Fue reclutado para trabajar en el FSLN en 1977. En su casa estuvo restableciéndose de lepra de montaña el Comandante William Ramírez, a quien atendieron con gran solidaridad. Las tareas iniciales de Fernando fueron alojar y transportar a los responsables clandestinos, dando apoyo financiero y transportando y guardando materiales bélicos. En su casa se alojaron Ana Isabel Morales, Noel Escobar, William Ramírez y Glauco Robelo.

Su identificación con la causa sandinista lo hizo involucrarse no solo como colaborador, sino como combatiente. Recibió entrenamiento militar en 1979 junto a Carlos Rodríguez, Luis Vanegas (asesinado el 22 de abril de 1979), Rodolfo Porras y Douglas López.

El 11 de junio de 1979, entre Dolores y Diriamba se organiza la emboscada de Cuastoma, contra un convoy de la GN que se dirigía a reprimir a los insurgentes que intentaban liberar la ciudad de Diriamba. Ahí logran hacerle varias bajas a la GN, pero caen, entre otros, Fernando Samqui.

*

Eva: Mi hermano Fernando hablaba bastante con Noel, platicaba mucho con él, pero quien le cayó en esa ofensiva de reclutamiento fue Ana Isabel Morales, y le pidió la casa. Él estaba casado y vivía en otra casa. Me doy cuenta que está trabajando con el Frente, porque una vez voy a su casa ¿a ver a quién? ¡A William Ramírez! William había sido mi profesor de Periodismo en la Universidad, y cuando viene con toda la lepra de montaña en la nariz y en las pantorrillas, vos sabés que se quitaba las botas a cada rato y aquél pie, qué terrible la piel, andaba cocidos aquellos dedos.

Él estuvo recién bajado de la montaña, ahí hacía sus reuniones. Él ya no llegaba a mi casa, porque vivía la Ana Isabel, era como mucho peso de clandestinos. En mi casa Ana Isabel se encontró con Omar Cabezas, bien simpático el pastor, andaba una Biblia y dentro de la Biblia andaba una pistola.

Nota de Mónica: Omar Cabezas relata en su obra “Canción de amor para los hombres”, que en abril de 1978 estuvo una semana en Jinotepe con Ana Isabel Morales en casa de Alma Nubia de Zúniga, y cuenta que llegó una vez a la casa de Eva Samqui y otra a la casa de Yico Sánchez.

***

Ana Isabel tenía mucha confianza conmigo, me contaba sus historias personales, de amores. Me dice: –Vos que estás en el movimiento estudiantil con el FER, es bueno que lo oigás a él que tiene esa experiencia. Nunca me decía nombres, pero obviamente con la plática te das cuenta de quién es quién. Omar me dio luces de cómo hacer el trabajo del FER y todo el asunto.

Ana Isabel “Lucía” hacía unas cosas que yo miraba imprudentes, pero después entendía que era porque estaba recién tirada a la clandestinidad. Era bien arrojada, con ella hicimos la red de colaboradores. Si yo le comentaba que alguien podía colaborar, y que pensaba visitarla, ella me decía no, presentámela, íbamos, y le caía así, pum, pum. Así reclutó a Nubia Hernández.

Después llegó Cristian Pérez Leiva. La pistola que andaba era una belleza, la portaba en su caja, nuevecita, nuevecita. Creo que se la acababan de dar. Él empezó con reflexiones sobre por qué pasarse al Tercerismo, él me habló de eso. Imaginate vos todo el debate sobre las Tendencias en la universidad. Yo estaba clara de quién era quien, entonces le dije: “Creo que es aquí donde tenemos que estar”. Después de eso se vino a Managua y no volví a tener contacto con él.

Otro gran colaborador fue Félix Hernández, por él fue que llegamos a esa casa de la Nubia Hernández. Yo llegaba a la casa de Félix a dar clases a una de las chavalas y la oía a ella que hablaba a favor del Frente.

Otro lugar donde nos reuníamos es donde doña Monchita, la suegra de Agustín Lara, y también donde una hermana de la Orden de Cristo Rey, creo que vos la has oído mencionar, la hermana Cristina Sotelo Gaitán, todavía es monja. Ella era tremenda, hasta sabía manejar, imaginate en aquellos tiempos, eso era una gran dicha. Nos subíamos en un jeep que ella andaba, subía a dos de las muchachas que vivían con ella, nos montábamos Ana Isabel, Julio Avilés y yo, nos íbamos a la finca a hacer prácticas militares y después nos iba a recoger para el regreso.

En la casa de Nubia Hernández fue donde recibimos instrucción militar. Me quedé asustada cuando llego a la “clínica militar” –así les decíamos a estos entrenamientos–, y resulta que es en esa casa, no sabía que ella ya estaba colaborando. La clínica militar fue en marzo o abril de 1978. Eran tiempos de grandes movilizaciones.

Pasamos como una semana haciendo esa clínica, y como era pegado a la calle, oíamos a los compañeros que pasaban coreando consignas. Las fogatas de llantas de las seis de la tarde, se realizaban muy cerca. Todo eso lo oímos adentro, en la clínica. El uno era Luis Alonso Arias (vive en Canadá), el dos, Carlos López Landeros, quien murió tras una cirugía hace unos años, el tres era Julio César Avilés, la cuatro era yo, el cinco Charles Quintana, la seis, Ana Isabel Morales. Los instructores eran Glauco Robelo, el siete, y William Ramírez “Aureliano”, el ocho.

Era un pequeño cuartito y ocho personas sudando, golpeándonos, estudiando. Agradezco que realmente nos enseñaron y era una manera de defenderse, porque Mónica, ¿cómo voy a ir a hacer una acción militar sin saber? Cuando salí de la clínica ya me sentía que podía ayudar.

La expectativa era que de ahí nos íbamos a la montaña o a la clandestinidad y que llegaba alguien de la Dirección Nacional (DN) o de las 4 C (Comisión Coordinadora de la Ciudad y el Campo) a juramentarnos. Después William nos dijo que quien llegaría era el hermano “Chepe León”, Bayardo Arce, pero no dio con la casa, se perdió.

Después pasaron por mi casa Henry Ruiz y Sabino Aguilar, que venían de la montaña e iban para Costa Rica. Estuvieron dos días, pero era como que no estuviera nadie en el cuarto. Las ventanas tenían cedazo, y mientras ellos estuvieron, esas ventanas nunca se abrieron. Las comidas se las dejábamos en el piso, no los veíamos para nada, porque como él era de Jinotepe, me imagino que no quería que lo viera nadie de allá.

Pero en ese tiempo todas las noches, a partir de las a las seis de la tarde, en Jinotepe había un montón de fogatas de llantas, y era terrible, y yo les decía, ¿van a salir así? Y ahí salían los dos con la Ana Isabel, porque sabían que los que estábamos en las fogatas éramos nosotros. Sabían que los BECAT andaban vigilando, y los chavalos haciendo piquetes.

En estas jornadas de protesta, de fogatas de llantas, tomas de iglesias, marchas, manifestaciones, matan a Mario Álvarez y a los demás chavalos, y a mí me sacan y me mandan a Managua.

Mirá como es el cuento. Me traen para Managua en julio, caigo a la célula integrada por Harry Chávez “La Pulga”, Danilo Norori, el cantante3, Luis Gaitán, quien era un compañero delgadito, narizón, y un Lorenzo, de San Judas también. No sabía que, por otro lado, Harry Chávez movía a Walter, el dos, en su moto. El trabajo en San Judas era legal. Vengo a Managua a trabajar como periodista en la Radio El Fabuloso 7, en un programa de noticias de Aarón Sánchez y Ada Luz Monterrey, y después del medio día me iba a hacer mi trabajo con el Frente.

En una de esas voy a hacer un recupere de armas con Modesto Munguía, el que fue secretario del Concejo Municipal de Managua hace poco, pero Modesto estaba en la Asociación de Estudiantes de Secundaria (AES), era un chavalito, también iba el muchacho de seudónimo “Lorenzo”, era alto, negro. Íbamos a traer a Javier López, porque era el militar que andaba armado y quien había elaborado la táctica de cómo caerles a unos vigilantes que estaban al fondo de San Judas, para recuperarles unas escopetas. Acababa de pasar la insurrección, entonces, a las seis de la tarde nadie salía, y cuando vemos que los vigilantes no están, nos regresamos, y nos agarra un BECAT. Ahí caemos presos.

No recordaba que en mi bolso andaba una carta de Ramón Cabrales para una colaboradora de San Judas. Me preguntaban por qué andaba esa carta. ¿Sabés quién me enseñó a hacer toda la estrategia de la cárcel? Fue Cristian Pérez Leiva. En la noche, cuando llegaba de la Universidad, nos poníamos a platicar, y él me decía, mirá vos, cuando estés diciendo no, tenés que pensar en algo que realmente es no, para que con fuerza digás el no, pero no digás un no temeroso porque te van a agarrar en la mentira, ¿verdad? Y cuando te pongan los chuzos eléctricos, no pensés en qué momento vienen, vos vas a pensar en otra cosa.

Mónica: ¿Te torturaron? ¿Qué te hicieron?

Eva: Esa vez sí, porque, además, Modesto iba con dos bombas de contacto y yo con mi pistolita, una Beretta de 9 mm. Esa era la forma cómo hacíamos los recuperes. Los que nos capturan son de la Oficina de Seguridad Nacional (OSN) y nos llevaron directo a La Loma de Tiscapa. Cuando ven el arma y la carta, ellos dijeron, ésta es del Frente, y ahí inmediatamente me mojaron todita y empezaron a ponerme las corrientes eléctricas mojada. Entonces, como ya me había dicho Cristian, vos gritás, gritás y gritás, hasta que los volvás locos. Entonces yo gritaba y gritaba aunque no sabía si venía o no venía, pero yo gritaba y gritaba todo el tiempo.

Aquellos, locos de los gritos, me dejaron en una celda pequeña ahí en La Loma. Ahí estuvo “El Negro Chamorro”4, vos sabés que todo el mundo ponía su nombre en las paredes y así se sabía quiénes habían pasado por ahí. Estuve presa, esposada a la silla una semana, y todo el mundo creyó que ya me habían matado.

Mónica: En un cuarto esposada a una argolla en la pared. Ahí mismo hacías tus necesidades. Mojada. Con un aire acondicionado a máxima nivel, con un frio terrible.

Eva: Horrible, sí, y además vos creés que nadie te ve, porque hay un espejo, pero es un vidrio del que te observan del otro lado. Y te ponés a hacer ejercicios todos los días para no entumecerte, son los ejercicios de la clínica5, y todo eso lo estaban viendo. ¿Quién hace esos ejercicios?, digo yo, pensando después, ellos ven lo ejercicios que uno hace, y con eso se dan cuenta de que realmente estás metida, es por eso que creo que me tuvieron una semana. Pero en la celda de los choques eléctricos, solo esa vez, después llegaban, me golpeaban, y hacían como que iban a llegar a interrogarme otra vez, pero no me sacaron. Sí oí que en una de las celdas estaba Felipe Escobar, porque él gritaba, ¡yo soy Felipe Escobar!

Como yo era periodista, William dio la orden al gremio de periodistas de que exigieran que me presentaran, y me trasladan a la Ajax Delgado, que era la Central de Policía, y ahí ya es otra cosa, hay compañeros, hay otra gente y ya te sentís como en otro ambiente. Aunque siempre estás presa.

Salgo de la cárcel por la presión de los periodistas. El Sindicato de Radio Periodistas de Managua (SRPM) se puso las pilas. Estaba también presa la Rosario Bravo, de Estelí. Los periodistas llegaban todos los días a entrevistar al Comandante de Policía, Alesio Gutiérrez, y todos los días preguntaban por nosotras, entonces, por esa presión, al final tuvo que dejarnos libres. Estuvimos como dos meses. Ahí me encontré a la Germania Ortega, quien estaba presa con su Virgen de Guadalupe. Realmente a ella la echaron presa por ser hermana de los Ortega, porque en realidad no participaba en nada. Estaba presa también la América Libertad Vidaurre6, Silvio Porras y una muchacha de Masaya.


Silvio Porras García, “Israel” (1956-1979)

Nace en Jinotepe el 24 de diciembre de 1956. Sus padres fueron Juan María Porras y Luz García. Realiza sus estudios en la Escuela Anexa a la Normal y en el Instituto “Juan José Rodríguez”.

Se organiza en el Frente Estudiantil Revolucionario (FER). En septiembre de 1975 cae prisionero con un grupo de compañeros que iba a conmemorar a los héroes de Nandaime. Participa en tomas de iglesia y otras actividades políticas. El 5 de noviembre del mismo año, es capturado en la ciudad de Diriamba por distribuir papeletas del FER, y más tarde, es excarcelado.

El 7 de enero de 1977, recibe entrenamiento político-militar en Costa Rica, y al regresar se integra a las unidades tácticas de combate en Managua.

El 24 de octubre de 1977, participa en un asalto a la sucursal del Banco Nicaragüense (BANIC), en el Centro Comercial Managua, pero es capturado con la compañera Yadira Baltodano, frustrándose la operación. Es vapuleado brutalmente al momento de su captura, y después de los interrogatorios en la Oficina de Seguridad Nacional (OSN), es trasladado a la Central de Policía, hoy Ajax Delgado.

En la Central de Policía compartió prisión con Carlos Sequeira, José Víctor y Gustavo Moreno y Arnoldo Real Espinoza, así como con el grupo de mujeres integrado por Margine Gutiérrez, Rosa Argentina Ortiz, Mónica Baltodano, Charlotte Baltodano. Marta Isabel Cranshaw, Carmencita, Gloria Campos, Auxiliadora Cruz y Yadira Baltodano.

Por desorden en la información, Silvio Porras no fue liberado en la “Operación Muerte al Somocismo”, que consistió en la toma del Palacio Nacional el 22 de agosto de 1978, quedando, junto a otros prisioneros, fuera de las listas de reos políticos cuya excarcelación demandó el Comando. Sale libre mediante una amnistía que por presiones de la OEA decretó el somocismo en diciembre de ese año.

Onofre Guevara me cuenta que Silvio estuvo alojado en su casa con Edgar Guerreo, “JC”, entre abril y mayo de 1979. Agrega Onofre: “En un cuarto de tablas al fondo del patio de mi casa, dormían mis cuatro hijos involucrados en la lucha, más los “asilados”; y en ocasiones llegaba Federico López a trabajar conmigo en el periódico clandestino del PSN, en el mismo cuarto. Fue una suerte que no se descubriera nada, pero mis vecinos sospechaban algo, según me lo dijo después del triunfo uno de ellos, trabajador de la Alcaldía. Esto es una prueba de la espontánea solidaridad de la gente y su forma de participar en la lucha contra la dictadura”.

Silvio trabaja bajo la conducción de Arnoldo Real Espinoza, responsable de los barrios occidentales de Managua por la Tendencia Insurreccional. Para la ofensiva final (junio de 1979), combate en los barrios occidentales, y cuando se organiza El Repliegue, es herido en el Barrio Miraflores. Intentaban evacuarlo en un taxi, pero en un retén la Guardia lo captura, y lo asesina el 15 de junio de 1979 en el sector de la Empresa Nacional de Acueductos y Alcantarillados (ENACAL).

*

Mónica: ¿Cando saliste te enviaron a Masaya?

Eva: No, ¡qué va! ¡Mirá qué alegre! Salgo como en noviembre y voy a mi casa, y Noel tenía quince días de estar ahí, porque ya todo el mundo se había ido al exilio. Noel es más que un tizón7 – ¿Cómo va a estar en mi casa verdad? Y llego yo también “chicharrón”, y entonces me dice: Te vas a quedar quince días para que reestructuremos todo esto, porque esto está desbaratado.

Se había ido Ana Isabel, pero además se llevó a toda la gente más “quemada”. Se asilaron Roberto Luna, Roberto Leal, Álvaro Campos, todos los que eran de la estructura del FER. El trabajo queda totalmente en el aire, y entonces Noel me dice: Vos te vas a ir a reconstruir todo el FER y dejame la célula del Frente en el FER, para que ellos me puedan hacer el otro trabajo. Vamos a ir a contactar a los colaboradores que no se fueron, porque también se asilaron8 colaboradores.

Otros como Julio Avilés, los habían sacado antes, al mismo tiempo que a mí, porque estaba “requete-quemado”. Julio quería seguir legal, pero ya estaba haciendo actividades militares, él ya andaba armado, y dos veces se habían agarrado él y “El Cabo” Sánchez con la Guardia de la oficina de Telecomunicaciones que quedaba frente al Parque. Ellos habían detectado guardias cuidando la planta, entonces se les ocurrió atacarlos para quitarles sus armas. En la noche, ¡pra!, disparaban con sus pistolitas, y los guardias tiraban con Gárand. Cuando regresé después de la cárcel, ya no estaba Julio.

Fuimos con mi hermano en la moto a traer armas de un buzón que había quedado en la finca de un tío de Julio Avilés, don Ignacio Avilés “Nacho Avilés”. La finca se llama La Calera, en el camino al Bosque. También había otro buzón donde “La Abuela”, en El Cacao. Pero en los dos solo había unos rifles viejos completamente oxidados. Yo decía, si con esto nos van a dar un solo. Porque vos veías el Gárand de la Guardia, y con estos rifles viejos, ¡mejor le das como bate!

Relacionado con esas armas, me pasó una anécdota con mi mamá que me hizo sentir satisfecha e identificada. Mis papás sabían que andaba en algo, máxime que estaba saliendo de la cárcel. Ellos tenían un restaurante en Diriamba, y en esa ocasión mi mamá regresa como a las once de la noche a la casa y solo estábamos Noel Escobar y yo, limpiando aquel montón de cacharros. Se oía aquel ajetreo de metal, y de repente mi mamá se asoma por la ventana, nos ve, y nos dice: –Enséñenme a mí que yo también quiero aprender.

Mónica: ¡Qué linda!

Eva: Ahí yo me sentí realmente estimulada. Que mi mamá dijera eso, era como quien dice, no me voy a morir así como así, enséñenme a mí también. Porque la Guardia tenía un Cuartelito enfrente.

Mónica: Varios jóvenes involucraron a sus familias, pero siempre me he dicho que ellos arriesgaban más que nosotros. Una compañera de Jinotepe, Helen Hall, dice que su casa era casa de seguridad, pero en realidad eran sus padres los que colaboraban, porque la casa era de ellos. Y además, estaban ahí arriesgando todo: su negocio, su casa, su vida, a sus otros hijos, incluso a los que no participaban. El rol de estos colaboradores como tus padres, no se ha destacado lo suficiente. Nosotros andábamos cada uno y ya está, andábamos más livianos. Pero esta gente sí que lo arriesgó todo.

Eva: Sí. Era su vida también, sus cosas que les han costado. Cuando mi mamá expresó eso, entonces Noel dice: –Le vamos a enseñar, vamos a terminar de limpiarlas, y usted va a saber cómo es. Entonces yo le dije: –enseñale de verdad, porque después de eso yo me iba a otro lado, porque así por lo menos se tira a un Guardia antes de que la mataran.

Pasé unos días reconstruyendo las estructuras, los AES pasan a ser FER, y del FER pasan al Frente. Eran chavalitos, los Cordero: Marcos y Mario Cordero, este último después fue Alcalde de Jinotepe, y estaban las tres hermanas de Julio, Alma, Ibis e Isabel Cristina. La primera es médica del Hospital Militar, la segunda murió en un accidente cuando trabajaba en el Ministerio del Interior (MINT) de la IV Región (Oriente del país) y la tercera creo que está trabajando en un organismo de cooperación externa. Estaba Fernando Luna, que es hermano de Roberto “Tito” Luna. Pues ellos se van y el chavalito se queda y se mete a la escuadra.

La célula del FER de la universidad eran “El Che” Campos, Alberto Campos, Vladimir López, que es periodista, y Luis Vanegas, que lo mataron.

Mónica: ¿Qué les habrá dicho la Ana Isabel a los muchachos que se fueron con ella, para que se asilaran?

Eva: Me cuenta “Tito” que ella les dijo que venía la insurrección de septiembre, que golpearían y se correrían, pero como las estructuras de la clandestinidad no iban a absorber a todos los que andaban en Jinotepe y que estaban “quemados”, no quedaba más que asilarse.

Entiendo que hicieron algo, por lo menos dispararon y se asilaron después de la insurrección. Creían que venía una gran represión y por eso se asilan. Yo hablé después con “Tito”, porque vos sabés que nosotros decíamos que el que se asila se raja ¿verdad? Ellos tenían esa espinita y Roberto me explica por qué fue.

Es que en un tiempo en Jinotepe, después de las seis de tarde, nadie había avisado nada ni era línea de nadie, pero a las seis de la tarde la gente espontáneamente salía y encendía las fogatas. Y había una sucursal de la Comisión Permanente de Derechos Humanos (CPDH), que dirigía René Fernández, y él ya sabía que los muchachos iban a ir a tirar bombas a los BECAT, entonces ponía la bandera blanca de la CPDH y corría detrás, protegiendo a los chavalos y después lo hizo la Cruz Roja. Todos de alguna manera estaban reclutados, pero no orgánicamente, sino defendiendo a los chavalos. La cosa es que realmente había una comunidad tan organizada, para lo cual ayudaron mucho los cuadros públicos como Hugo Medina y Ramón Aguilar “Monchito”.

Recontactamos también a la red de colaboradores, pero quiero insistir en que, para entonces, después de septiembre, toda esa organización popular que hubo fue por Hugo Medina y por Ramón Aguilar, ellos dos eran los cuadros de la parte estudiantil. Los estudiantes eran los que movían a sus familias y sus familias movieron los barrios. En Jinotepe no había formas organizativas comunitarias ni nada de eso. Todo era en función de la Universidad.

Mónica: Después de apoyar la reorganización del trabajo en Carazo, Eva Samqui pasa a la clandestinidad en Masaya, donde apoya política y militarmente, participando en acciones ofensivas, emboscadas y golpes de mano, y estuvo a cargo de una escuadra militar que se desprendió de la Unidad de Combate “Rufo Marín”, a pesar que entonces estaba en avanzado estado de embarazo. Poco después del triunfo de la Revolución nació su hija Susucayán.


NOTAS


1 Esta casa de tres pisos es el Cuartelito que ocupaba la Guardia en la casa de Piedad Elena Campos, conocida como Pelena, y que estuvo ahí hasta el 5 de julio de 1979.

2 Biografía elaborada en base a texto entregado por su hermana María Elena SamQui

3Danilo Norori cantaba desde entonces en grupos de protesta, y después con el Dúo Guardabarranco actualmente lo hace con Katya Cardenal

4 Fernando Chamorro “El Negro” estuvo detenido después de la operación de lanzamiento de dos rocket hacia las instalaciones de la EEBI el 19 de Julio de 1978, pero fue liberado el 22 de Agostos en la operación Muerte al Somocismo.

5 Clínicas eran pequeñas escuelas de formación militar que se impartían en la etapa insurreccional. Se les decía clínicas para diferenciarlas de las escuelas. Las clínicas eran más cortas, enseñábamos las cosas más elementales: ejercicios físicos, arme y desarme, cómo moverse y tenderse, prácticas de tiro en seco: afinar la puntería sin disparos en vivo.

6  La historia de América Libertad aparece en el Tomo II de Memorias de la Lucha Sandinista, capítulo IX pág. 255 bajo el título “La Niña intrépida de la Carretera Norte.

7En el argot guerrillero, ser “tizón” es estar totalmente “quemado”, es decir, persona de la que se sabe que pertenece al FSLN.

8 Efectivamente también se asila Yico Sánchez y otros colaboradores.  


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