Memorias de la lucha Sandinista

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Trabajábamos con ternura y hermandad

Helen Mae Hall Hurtado


Helen Mae Hall Hurtado nace el 10 de noviembre de 1947 en Managua. Es hija de Howard Hall, de nacionalidad norteamericana, y de Elena Hurtado. Estudia primaria y secundaria en el Colegio La Inmaculada Concepción, de Diriamba, y luego técnico superior en el Continental School de Los Ángeles, y llega hasta el cuarto año de Psicología.

La familia de su madre era acomodada, conservadora, anti-somocista y muy politizada, pero no estaba involucrada orgánicamente en el Partido Conservador. Recuerda que su mamá siempre fue admiradora del General Sandino, y eso creó un cierto ambiente propenso a las ideas sandinistas, a pesar de su extracción de clase. Cuando vivió en Managua tuvo contacto con personas vinculadas al sandinismo, como la familia de Samuel Santos, Emett Lang, Augusto Montealegre y Rodrigo Reyes, entre otros.

“Cuando los sucesos del 22 de enero, Samuel Santos cae preso, entonces iba a verlo a la cárcel de El Hormiguero, y ahí conocí personalmente a Selim Schible, nos hicimos amigos, semanalmente iba a visitarlos”.

En 1976, en Managua, comienza a colaborar por medio de Leonor Cuadra, y consiguió que sus padres aportaran económicamente. Afirma que luego realizó tareas de correo, integrada a una célula en la que participaba Leonor.

En 1977, Hellen se traslada a Jinotepe a causa de una enfermedad de su padre, quedando desconectada hasta que ella misma buscó un contacto por medio de Socorro Zúniga. “Coquito era de esas personas inquietas políticamente, y yo tenía sospechas de que ella podía estar involucrada, entonces le dije que si conocía a alguien que trabajara con el FSLN, que por favor informara para que me contactaran. La cosa es que a mi casa llega una mujer joven, Ana Isabel Morales, y comienzo a trabajar de correo en Jinotepe”.

A finales de 1978 consiguió que sus papás colaboraran dando su casa para que viviera un clandestino. Llegó Noel Escobar “El Chaparro”, conocido en mi casa como “Mario”. La casa pasó a ser casa de seguridad para él y eventualmente para William Ramírez “Jorge”.

Narra Helen que William Ramírez le dio “la responsabilidad del Archivo pues ya sabía codificar y descodificar. Además, tenía que ir todos los días a Managua. Fue un cargo muy difícil, porque en ese tiempo patrullas de la Escuela de Entrenamiento Básico de Infantería (EEBI) ocupaban el empalme a León y Las Cuatro Esquinas, y tenía que pasar correspondencia, armas, propaganda, etc. Todos estábamos conectados con “La Negra” que era el enlace directo de William en Managua.

En una ocasión William me contó que a los cinco minutos de habernos separado, “La Negra” fue capturada por efectivos de las Brigadas Especiales contra Acciones Terroristas (BECAT), y leí en el periódico que ella logró tirarse del jeep en que la llevaban y subirse a una ruta y ahí gritó que era del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN), que la Guardia andaba detrás de ella. Salió en La Prensa1. A partir de entonces, a ella la clandestinizaron, desapareció, y la volví a ver hasta el día en que quedamos en territorio liberado en Jinotepe. William Ramírez me la llevó.

“Me acuerdo que cuando la compañera Eva Samqui salió de la cárcel2, en la noche llegó el compañero Noel Escobar y me dijo: –Mirá mi hermana, vieras cómo estaba la hermana llena de piojos– Los compañeros salían de las cárceles llenos de piojos, pero con aquel amor, con aquella ternura, con aquella hermandad”.

En 1979 la casa de sus padres también se convirtió en buzón, guardaban armas y ella ayudaba a limpiarlas. Recuerda muchas anécdotas y sustos que pasaron, como una vez en que se le fue un tiro al “Chaparro”, en una época en que a cada segundo pasaban los BECAT. Cuenta también que “en una ocasión Noel Escobar comenzó a entrenarme en defensa personal, y sin ninguna consideración, ¡pa!, me tiró una patada, me golpeó, yo estaba furiosa, y me le dejé ir encima”.

En su casa tenían materiales para elaborar bombas, y poco antes de la insurrección final, mientras ella andaba trabajando en Managua, ocurrió un accidente. “Cuando regreso, me bajo, vengo caminando donde está actualmente el Hotel La Casa Mateo, y ahí, en esa esquina, está doña Amanda Aguilar con una de sus hijas y unos nietos, llorando a mares, y me dice: –Helencita, no llegués a tu casa, desaparecete–. Ellas no sabían nada de nosotros, ¿Qué pensé en ese momento?, que la Guardia había llegado y que había matado a mi mamá y a mi papá y había descubierto todo. Entonces le pregunté: –¿Qué pasó con mi mamá y mi papá? –Nada Helencita, todo bien. Pero parece que tomó fuego la casa donde estaba el buzón, el cuarto donde estaba todo el buzón, y se oían los estallidos de balas y todo. –¿Pero mi mamá y mi papá cómo están? –Bien. Me voy, llego a la casa, veo a mi pobre padre que era un papel, y a mi mamá, los saludo y entro al patio. Había llegado Pérez, que en ese tiempo era casado con doña Elenita, era bombero voluntario, fue el primero que llegó y apoyó, pero dijo, –Sacá todos los materiales de propaganda del Frente, hay que deshacerse de eso porque la Guardia puede venir en cualquier momento.

El patio era grandísimo, todo eso estaba lleno de papeles de propaganda y armas. No sé cómo hice, porque, ¡hay que ver!, uno tiene miedo, pero se arma de valor y deja los nervios. Había una letrina en el patio y ahí metíamos unos baúles antiguos que no se ocupaban. Saqué los baúles y en carrera introduje todos los papeles a como pudieran caber, desordenados. Y me fui a armar la cadena. –Necesito que venga “Mario” urgentemente, ahí nomasito lo encontraron, porque Auxiliadora Zúniga iba cruzando la calle y con ella mandé el aviso. Llegó él: –¡Idiay!, ¿qué pasó, qué tripa se te torció?, bromeando, qué tripa ni qué nada, y ya le conté, y me dice, –¿Cómo está la situación?, ¡chiva!, ¿no ha llegado la Guardia? –No, pero está ¡chiva! En toda la calle, en las aceras, se ve el material que salió con el agua, la pólvora, todo eso salió. Él llevó una camioneta y montamos los baúles. Compañeros bomberos contestaban el teléfono. De la Guardia llamaban preguntando qué sucedía. –No, nada, no hay nada, no hay problema, no hay nada. Posteriormente Mario me contó que uno de los bomberos que colaboró fue Walter Portocarrero, ya difunto. Él andaba con un arma para avisar por si ocurría algo, mientras sacábamos las cosas en la camioneta.

Por esta situación Helen tuvo que pasar a la clandestinidad y fue trasladada a una casa de seguridad en El Crucero, pero estando ahí se iniciaron las combates de la insurrección en Diriamba, de lo cual se entera por las noticias, por lo que decide abandonar la casa de seguridad y por veredas regresa a Jinotepe, integrándose a las tareas de los Comité de Defensa Civil.

“Ahí conocí a Patricia Elvir, quien estaba trabajando en la defensa civil, y a otras compañeras cuyos nombres no recuerdo. Cuando se toman Jinotepe, ya nosotros estábamos avanzados en la construcción de los refugios en los corredores en todas las casas.

Al día siguiente de la toma de Jinotepe, estábamos planificando en una reunión de la defensa civil en la casa de René Fernández “Puchín”, cuando oímos un avión, el Push and Pull, entonces la orden fue: –¡Todos contra la pared!–. El avión pasó rafagueando, cayó una enfermera ahí por la casa donde vivía mi papá y mi mamá”.

Después del triunfo de la Revolución Helen quedó incorporada en las estructuras políticas del FSLN en Santa Teresa, con Ricardo Cruz, y recuerda que una persona que les ayudó mucho para conocer a la gente del lugar, fue Marcos Cruz, de militancia socialista. En 1981 la mandan a estudiar Filosofía y Economía Política por seis meses a la escuela del Partido Comunista de la Unión Soviética (PCUS). “Fue duro para mí, por disciplina me fui, porque mi papá tenía cáncer, cuando me fui lo dejé en cama y me acuerdo que me dijo”: –No te preocupés bebé, yo te estaré esperando–. “Vine en octubre del 81 y él murió en diciembre. Para mí fueron duros esos seis meses en Moscú, porque en cualquier momento esperaba malas noticias, sin embargo, trabajábamos lindo”.

Helen también estuvo en el comité Zonal del FSLN de Diriamba como coordinadora de la alfabetización en La Paz, Carazo: “Fue una experiencia bellísima, lindísima”. Posteriormente entró en contradicciones con los dirigentes locales del FSLN y terminó trabajando con William Ramírez en la empresa Aeronica.


Ya no aguantábamos tantos muertos

Yadira Valerio Handall


Yadira Auxiliadora Valerio Handall nace en Diriamba el 16 de agosto de 1948, hija de don Francisco Valerio Espinoza y la señora Trini Handall de Valerio. Se bachillera en 1966 en el Colegio Madre del Divino Pastor, de Diriamba. Antes de casarse inició una carrera universitaria que tuvo que abandonar, pero después del triunfo de la Revolución estudia Ciencias Sociales en la Escuela de Cuadros “Ricardo Morales Avilés”.

Era dueña de un próspero negocio de granos en Diriamba. En febrero de 1977 comenzó a trabajar como correo en el Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) por medio de Flor de María Monterrey. Fue fundadora y dirigente nacional de la Asociación de Mujeres Nicaragüenses ante la Problemática Nacional (AMPRONAC) y de la Asociación Nicaragüense de Mujeres “Luisa Amanda Espinoza” (ANMLAE).

*

Julio: Además de “Rita”, Flor de María Monterrey, ¿a qué otras personas recuerdan con las que trabajó en ese momento y qué tareas realizaba?

Yadira: Trabajé también con Ximena Oyanguren “Rosita”, Máxima Bermúdez, Eddy Aburto y su hermano “Tom”.3 Además, mi casa también fue casa de seguridad.

La casa de mi mamá, Trini Handall, fue casa de seguridad de Flor de María Monterrey, Ximena Oyanguren, Fernando Caldera, “Piquín” Guerrero, Danilo Mendoza “Orlando”, Manuel Salvatierra, Salvador Mayorga, Teodora Mejía y varios más. Ahí dormían y guardaban las armas.

Julio: Doña Yadira, ¿qué la motivó a integrarse a la lucha?

Yadira: En primer lugar, yo era anti-somocista, porque en ese momento estaba casada con Vidal Jirón, un hombre que participó en Olama y los Mollejones, y en la toma de los Cuarteles el 11 de noviembre y que me hablaba tanto de la barbarie del régimen somocista, que me fue haciendo sentir el deseo de tener una participación activa.

La motivación fue la de todo el pueblo de Nicaragua: la dictadura somocista estaba atropellando la dignidad del pueblo y definitivamente llega un momento en que una ya no soporta ver las masacres hacia los jóvenes, los atropellos contra la población y no existían alternativas en ese momento, porque solo habían el Partido Liberal y el Partido Conservador. Yo decía ser conservadora, porque mis padres lo eran, pero sentía que en ese partido no tenía nada que hacer, entonces me doy cuenta del Frente Sandinista y comienzo a sentir que en ellos había una forma de participación real, y empiezo a integrarme con la lucha del Frente.

Julio: ¿A qué caídos en la lucha recuerda de los compañeros que conoció o que pasaron por su casa?

Yadira: Por ejemplo, Angelita Morales Avilés, fue una compañera de estudios, nos queríamos mucho, entre nosotros había mucha amistad; Ricardo Morales, a quien conocía perfectamente bien, también era amigo de mis hermanos; vi morir a Arnoldo Briceño, hermano de Orlando Briceño, a Silvio González Mena, de Diriamba, Ricardo Vargas, en ese momento, comandante guerrillero. Vi morir a un muchacho que se llamaba Danilo y al que le decían “Catoyce y Quince” muy conocido en Diriamba, un hombre que peleó hasta el final y que la Guardia le sacó el corazón; vi morir a “Tom”, quien formaba parte de la red con la que yo trabajaba, y también lo mataron de forma terrible, lo despellejaron, prácticamente le quitaron las uñas y la piel, quedó en carne viva, y luego, supuestamente, de un tiro lo ultimaron por el lado de Nandaime.

Nota de Mónica: José Tomás Maldonado aclaró que Danilo Sánchez es el compañero a quien le decían “Catoyce y Quince”, fue capturado con Silvio Rocha “Chivín” en el Frente Sur. Ambos fueron asesinados cruelmente. A Danilo le arrancaron el corazón y a Silvio le quitaron la piel. “Tom” es Humberto Aburto.

Ricardo José Vargas Gutiérrez “Bucheña”, originario de Diriamba, fue de los más jóvenes participantes en los ataques a los Cuarteles de Diriamba y Jinotepe, el 11 de noviembre de 1960, Participó en las acciones insurreccionales de febrero y septiembre de 1978. Posteriormente se asiló en la Embajada de Venezuela y se integró al Frente Sur, donde cayó. En la guerrilla sandinista fue conocido como “Comandante Róger”. Su familia aún vive en el Barrio San José, en el sector de La Viña.

***

Julio: ¿Puede contarnos cómo surge AMPRONAC y cómo se organiza en Diriamba?

Yadira: Surge porque veíamos la necesidad de involucrar a las mujeres en esta lucha. Se me orienta, por medio de Flor de María Monterrey, la formación de AMPRONAC, y comenzamos a trabajar en los barrios para ir organizando a las mujeres que ahí nos encontrábamos, que sabíamos que estaban en contra del régimen somocista y que conocíamos que eran personas con quienes podíamos contar para las diversas tareas que había que realizar.

No solo era sonar las pailas en las noches o apagar las luces por cinco o diez minutos, sino también para buscar la alimentación, los primeros auxilios, el medicamento que fuera necesario, para llevarlo, por ejemplo, a Monimbó, donde en ese momento la lucha estaba fuertísima, y movilizarnos a nivel de la región, para poder ayudar en diferentes ciudades donde la lucha estaba más dura.

Ahí estaban Celeste Larios, Matilde Gutiérrez, Yelba Rivas de Quintanilla, Rosaura “Chagua” Molina, Auxiliadora de Guerrero, la mamá de “Piquín”, quien fue una de las mujeres más impulsadoras y que, sobre todo después de la muerte de su hijo, tomó la lucha con más ardor y con más deseos de terminar con la dictadura cuanto antes. Toño Gutiérrez, el único muerto de Olama y Mollejones, era su hermano. Este es como el Estado Mayor de AMPRONAC en Diriamba, pero había muchísimas más mujeres de las que se me escapan sus nombres.

Se trabajó a nivel de barrio, como Comité de Defensa Civil (CDC), organizando también comedores, diferentes lugares donde se iba a prestar primeros auxilios a los combatientes. Se trataba de organizar a la población alrededor de eso, que todos supieran de qué manera íbamos a poder ayudarnos unos a otros. También se orientó abrir las paredes de nuestras casas, hacer hoyos o huecos por donde los guerrilleros pudieran pasar de una casa a otra y para que la Guardia no pudiera saber dónde estaban ellos. Esas fueron las tareas.

Julio: ¿Qué recuerdos tiene de la toma de Diriamba?

Yadira: El 22 de junio, cuando logramos el triunfo en Diriamba, por supuesto hay una inmensa alegría en la población. Oímos las campanas de todas las iglesias, que repicaban con alegría, porque ese día se había terminado con el último de los guardias nacionales. Corrimos todos hacia el parque, ahí nos congregamos y festejamos, ya era cerca de las seis o siete de la noche, fue un día de movilización de toda la población en las diferentes calles de la ciudad festejando el triunfo en Diriamba.

Diriamba ya liberada, era un lugar a donde venían a descansar los diferentes grupos guerrilleros que estaban luchando todavía. De Managua, Masaya, Rivas, venían a descansar o a curarse y, por supuesto, alimentarse. Teníamos que seguir organizando los comedores comunales. Me tocó ir a comprar arroz, frijoles y aceite a un lugar lejano para la comida de los muchachos. Estaba embarazada de mi hija, quien nació en diciembre de 1979, después del triunfo de la Revolución. Me vi en medio de un intercambio de balas entre los muchachos y parte de la Guardia que había entrado de Managua. Realmente no sabía qué hacer, lo único que se me ocurrió fue acostarme boca abajo encima de mi gran panza, para evitar las balas. Después el médico regañándome, porque sin darme cuenta, pude haberle hecho daño a mi hija, quien estaba en el vientre en ese momento.

Julio: ¿Qué preparativos se hicieron en Diriamba para la toma de Jinotepe?

Yadira: De Diriamba salen varios contingentes para apoyar a Jinotepe, donde se encontraba a la cabeza la Comandante Mónica Baltodano. Fue una cosa rapidísima, porque los muchachos tenían más fuerzas, muchos heridos ya estaban recuperados, entonces había muchísima más gente que podía ir a apoyar la toma de Jinotepe. Unos salieron a pie, otros iban en vehículos. Todo aquello era un festejo porque ya se sabía que Jinotepe tenía que caer tarde o temprano.




NOTAS


1 “La Negra” es Ibis Hernández, quien fue capturada, llevada a la costa del lago y violada. Cuando se la llevaban a la cárcel, se lanzó del vehículo, logró escapar, fue directamente a poner la denuncia ante los medios de comunicación, y pasó a la clandestinidad. El relato está recogido en “Memorias de la Lucha Sandinista”.

2 Se refiere a la captura de Eva Samqui en septiembre de 1978. Sale libre en noviembre de ese año.

3 Se refiere a Carlos Humberto Aburto


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