Memorias de la lucha Sandinista

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La caricatura de revolución

del sandinismo danielista

¿La izquierda gobierna en Nicaragua?1



¿Existe una izquierda en Nicaragua?


Aunque el FSLN en los años ochenta no llegó a proclamar oficialmente que su meta era la construcción del socialismo, como fuerza de izquierda revolucionaria, su orientación no admitía lugar a dudas. La lucha por la Liberación Nacional y el Socialismo fueron proclamadas por el FSLN de Carlos Fonseca.


Debemos reconocer que la dirigencia superior e intermedia de los años ochenta, tenía una variada composición que incluía desde militantes con formación marxista ̶ y clara definición ideológica que aspiraban a un cambio integral del sistema ̶ , hasta dirigentes y personalidades cuyo énfasis era el poder, la democracia formal y cambios únicamente en el sistema político, es decir, se proponían derrocar a la dictadura para instaurar la democracia.


Daniel Ortega nunca se inscribió dentro de los comandantes con una formación y perfil ideológico definido. Quizás, en parte por ello es que fue incorporado a la Junta de Gobierno y luego propuesto a Presidente para las elecciones de 1984. Su liderazgo fue una larga construcción que se terminó de reafirmar después de la derrota de 1990, cuando su condición de ex presidente y negociador de todas las luchas iniciales de resistencia, le permitió gozar, hasta hoy, de muchas prerrogativas: seguridad, una pensión igual al salario del Presidente de turno, tiempo y abundantes recursos para movilizarse por todo el territorio nacional.


Aunque Ortega ha tenido un comportamiento pendular y esquizofrénico, hablando en distintas direcciones de acuerdo al auditorio, con una práctica política que se distancia abismalmente de sus discursos. Ortega sigue usufructuándose de los espacios conquistados en nombre de los ideales revolucionarios y del prestigio histórico del sandinismo.


El FSLN, sin los referentes claves de un partido de izquierda (ideología, conducción colectiva, principios, formación política, debate político), cuenta con una base que simplemente se adhiere a la tradición de ser sandinista a partir de la figura de Ortega.


Hoy se puede decir que hay sectores que son más danielistas que sandinistas y casi otorgan a Ortega categoría de deidad2. Este fenómeno, unido a la cooptación por dependencia de puestos y prebendas, fortalece la sumisión y explica la capacidad del danielismo para mantener el statu quo al interior del partido.


Las campañas del FSLN, siempre con Daniel como candidato, fueron convirtiéndose progresivamente en una perorata vacía y repetitiva. La campaña electoral del FSLN, en 2006, se realizó con los lemas de “paz, reconciliación, amor y la voluntad de Dios”.

Se ampliaron alianzas con sectores otrora somocistas, hasta el punto que Ortega llevó como vicepresidente a uno de los principales operadores de la CIA, quien actuaba como parte de los líderes civiles de la contra en los años ochenta3.


Hasta esta campaña, las relaciones con los movimientos de izquierda en Latinoamérica fueron limitadas a los contactos convencionales con dirigentes de otros partidos y sus convenciones tradicionales como el Foro de Sao Paulo. Sus vínculos con los movimientos sociales y anti neoliberales eran inexistentes. El FSLN,

padecía el desprestigio de “la piñata”4, el enriquecimiento de sus líderes convertidos en importantes empresarios y la falta de renovación de liderazgo y candidato.


Pero en un escenario latinoamericano en que se proclama la emergencia de la izquierda, con las victorias de Hugo Chávez, Ignacio Lula Da Silva, Michelle Bachelet, Evo Morales, Tabaré Vázquez, Ortega apareció estrechando vínculos con el gobierno de Venezuela.


Su discurso interno siguió limitado al perdón, el respeto a la propiedad privada, el compromiso de seguir trabajando con el FMI, el impulso a los compromisos del TLC con EEUU, y el derecho a tener una nueva oportunidad, combinado con las grandes expectativas de una masiva ayuda venezolana. En este escenario, la presencia de una fuerza alternativa que se ubicara a la izquierda de Ortega era sumamente importante. Sin embargo no se pudo lograr.


La Alianza Movimiento Renovador Sandinista (Alianza MRS) integrada por distintas agrupaciones y movimientos políticos, con distintos niveles de radicalidad, se expresó como una fuerza que ofrecía acabar con el pacto, la corrupción, con la subordinación de las instituciones a la lógica de los caudillos. Pero no se presentó con un programa que incorporara una propuesta alternativa a los gobiernos neoliberales dispuesta a acabar con la subordinación al llamado “Consenso de Washington”.


Si bien denunciaba a los gobiernos anteriores, el uso del aparato del Estado para favorecer a las elites empresariales ̶ en especial del sector financiero ̶ , y ofrecía una política tributaria y distributiva más justa, el MRS no se interesó en perfilarse como una fuerza de izquierda. Efectivamente, en la Alianza MRS, coexisten fuerzas de distinto matiz ideológico.


El Movimiento por EL RESCATE DEL SANDINISMO, sin personería jurídica, aglutina a luchadores sandinistas con reconocida militancia de izquierda. Antiguos cuadros y dirigentes del FSLN, de vinculaciones y raíces más populares. Por otro lado, en el Movimiento Renovador Sandinista prevalecen quienes se autoproclaman de centroizquierda.


Mientras algunas personalidades de la Alianza MRS, como Ernesto Cardenal y Carlos Mejía Godoy se consideran antiimperialistas, algunos dirigentes como el propio candidato a la presidencia, Edmundo Jarquín, no tienen una postura de oposición al neoliberalismo. En realidad, en el conjunto de esta Alianza se hace un marcado énfasis en los cambios político-institucionales más que en la modificación del modelo, aunque hay que reconocer “que es conocida y probada la honradez moral de sus integrantes” 5.


La izquierda, electoralmente hablando, apareció representada por Daniel Ortega, y para la mayoría de los votantes éste significaba confrontación, guerra, autoritarismo, inestabilidad, pacto, corrupción. No hay duda, en cambio, que para los votantes sandinistas, el FSLN significa trabajo, escuelas, salud y mejoría en las condiciones de vida. En el escenario inmediato, para los votantes nicaragüenses el debate de las elecciones no era entre izquierda y derecha.


El discurso de la derecha insistió en que el FSLN era la izquierda dura comparando astutamente a Ortega con Chávez y Fidel Castro. Mientras, una parte significativa del sandinismo histórico votó por la Alianza MRS en rechazo a Daniel Ortega y sus políticas.


En síntesis, en las condiciones particulares de Nicaragua, concurrimos a unas elecciones donde las propuestas programáticas nunca llegaron a significar rupturas importantes con el statu quo. Mientras en la vecina Costa Rica, donde el PAC6 perdió por unos cuantos votos, el debate giraba alrededor de las privatizaciones, el TLC, en esencia, se debatía sobre una alternativa al camino de la dictadura del libre mercado.


Victoria electoral de 2006: ¿Es esto un gobierno de izquierda?


política de alianzas pragmática, pero el resultado de 37.9% de los votos válidos confirma que la verdadera fortaleza de Ortega, fue la capacidad de alimentar y sostener la división de sus adversarios políticos: los liberales, quienes obtuvieron más del 50% del total de votantes, pero que perdieron al presentarse divididos.


En los primeros días de gobierno, Ortega hizo importantes anuncios sociales: se suprimirían de inmediato los cobros en las escuelas estatales que se habían disfrazado de “contribuciones voluntarias”; se eliminarían los cobros en los hospitales públicos; y se entregarían medicinas gratuitas a la población.


Paralelamente se anunció el programa “Hambre Cero” que otorgaría una contribución directa cercana a los dos mil dólares a 75 mil familias campesinas en los cinco años de gobierno, o sea, unas 15 mil familias en promedio anual.


La presencia del presidente Chávez en la toma de posesión, también se acompañó de importantes anuncios, como la garantía de un flujo de diez mil barriles de combustible diario, 40% del cual sería pagado a un interés concesional y a 25 años de plazo7; la apertura de una representación del Bandes (Banco Nacional de Desarrollo de Venezuela); y el ofrecimiento de diez millones de dólares para financiar a bajos intereses al sector agrícola campesino. Adicionalmente, se firmó el compromiso de instalación de una refinería para procesar 150 mil barriles de crudo diarios que permitirá abastecer el mercado regional centroamericano. También se incluyeron importantes programas de salud para los sectores populares, similares a los de Venezuela con Cuba.


La tónica de la relación con Venezuela marcó en mucho la retórica oficial que suscribió con entusiasmo la Alternativa Bolivariana para las Américas (ALBA), y se sumó discretamente a la propuesta de construcción del “Socialismo del Siglo XXI”, pero sin dejar nada claro sobre los cambios reales que se operarán en la economía nacional y en el sistema político.


Políticas económicas: más de lo mismo


A principios de 2007, Ortega confirmó que no tenía ninguna intención de modificar la esencia de las políticas económicas de los anteriores gobiernos neoliberales. Se mantendrían las relaciones con el capital internacional y nacional, y la subordinación del Estado nicaragüense a las condicionalidades del FMI pidiéndole sí, “una mayor flexibilidad para los programas sociales”.


En esa dirección pagó de inmediato a los banqueros nicaragüenses más de 100 millones de dólares de la onerosa deuda interna8, y reafirmó en todas sus letras el Presupuesto General de la República, tal cual lo dejó el gobierno conservador que le precedió. Al pasar de los meses, la cuestionada política fiscal no fue revertida. Importantes sectores, incluyendo los bancos, siguen obteniendo exorbitantes ganancias que no son gravadas9.


El diálogo directo del gobierno con los grandes empresarios se ha realizado exitosamente hasta hoy, y no hay expresiones de descontento de los principales grupos capitalistas, tanto nicaragüenses como centroamericanos. La oligarquía criolla financiera, en particular, va de la mano con el gobierno de Ortega, por lo menos hasta ahora. Recientemente logró firmar, siempre en secreto, el memorando de entendimiento con el FMI.


Su comportamiento dual puede ser ejemplificado con un caso: mientras en una concentración de obreros de las centrales sindicales afines al FSLN, Ortega atacó fuertemente a la transnacional Unión Fenosa, se comunicaba por debajo con el Rey de España para propiciar un entendimiento con esta empresa, garantizando su estabilidad y permanencia en el país como monopolio distribuidor de energía. Lo que efectivamente se hizo y de manera pública.


En fin, desde el primer día, el gobierno mostró los rasgos que lo han caracterizado hasta ahora: una política pendular, muy determinada por las influencias inmediatas, un discurso radical, altisonante, izquierdista, unido a una práctica concreta en materia económica, neoliberal, que no se diferencia sustancialmente de los gobiernos de la derecha.


Las mismas políticas neoliberales con un poco más de “sensibilidad social”. Adicionalmente muestra una tendencia a la concentración de poder, al secretismo, al control y menosprecio a la institucionalidad democrática del país que para un importante sector, en especial de profesionales, estudiantes y clase media, resulta preocupante.


El plomo flota y el corcho se hunde”: privatización de la ayuda venezolana, relaciones con Estados Unidos y la democracia


Uno de los desafíos del gobierno de Ortega es hacer una administración transparente y honrada, luego de su cuestionada relación con Arnoldo Alemán. No obstante, las primeras señales van en dirección contraria.


En estos días se hizo público un conocido rumor que desde una oficina de la Secretaría del FSLN –convertida hoy en Casa Presidencial– se deciden y se consiguen fallos favorables de Tribunales de Justicia, Civiles y Penales, siempre que “aporten” a sus jefes buenas ganancias económicas o políticas.


La denuncia ubicaba al ex diputado sandinista Gerardo Miranda, como el operador de un chantaje millonario a una empresa turística inmersa en un conflicto de tierras en una de las playas del Pacífico. El diputado conservador Alejandro Bolaños Davis, confiado en su status de inmunidad, respaldó y dio amplia difusión a la denuncia. La reacción del gobierno fue la de usar todo el poder del pacto con Alemán y, contra toda ley y legalidad, defenestraron del parlamento a Bolaños. “La oposición y denuncia de la corrupción te puede costar tu cargo” fue el mensaje.


El manejo de la generosa ayuda venezolana, al margen del Presupuesto de la República, es también fuente de corrupción y clientelismo. Centenares de millones de dólares quedan fuera de los controles estatales. Serán empresas mixtas, con un manejo privado, y presididas por conocidos incondicionales danielistas, quienes administrarán estos importantes recursos.


Desde la propia campaña electoral, las fuerzas de Ortega recibieron urea para ser entregada masivamente a los campesinos. Después de las elecciones, el gobierno anunció que seguiría recibiendo más urea, pero su manejo ha sido discrecional, clientelar y al margen de los controles institucionales.


Como afirmó el principal dirigente de la Federación de Cooperativas, “el gobierno usa la urea, un recurso económico, para hacer clientelismo político. De hecho, eso es lo que está pasando. Porque a la urea venezolana hasta hoy le han puesto tres precios: el que le dan al distribuidor con afinidad partidaria, el que le dan a los dirigentes de gremios privilegiados y el que le dan a los comunes y corrientes. Y eso no es justo, no es educativo, no es correcto e introduce una serie de deformaciones. Eso es un semillero de corrupción” 10.


En este divorcio entre discurso y realidad, se ubican también las relaciones con el gobierno estadounidense. Por años, Ortega había sostenido frente a Estados Unidos que la preservación de los misiles defensivos SAM-7 en manos del Ejército, no era negociable. Que se trataba de un asunto de soberanía y seguridad nacional. Sin embargo, mandó a su canciller Samuel Santos a Washington para ofrecer la destrucción de una buena parte de los mismos a cambio de equipos médicos y medicinas estadounidenses.


El ofrecimiento luego se hizo público y según informan oficialmente, está en proceso de negociación. Al tiempo que sube su retórica antiimperialista, privilegia y formaliza sus relaciones con Taiwán, en detrimento de las relaciones con la República Popular China. A la inversa de lo que hace su vecino el derechista presidente de Costa Rica, Oscar Arias.


Se ha dicho que en Nicaragua, “el plomo flota y el corcho se hunde”. Las calles de Managua están llenas de grandes vallas con la foto de Ortega con la primera frase de la Internacional: “arriba los pobres del mundo”, mientras, en la realidad, sólo siguen para arriba las ganancias de los banqueros, de las corporaciones de zonas francas, de los inversionistas extranjeros, de la clase política criolla y se fortalecen las políticas económicas neoliberales.


El presidente del Banco Central, Antenor Rosales, anunció que no se alcanzará el nivel de crecimiento proyectado para este año, que era superior al 4%. Señaló que el crecimiento “será igual al crecimiento del año anterior alcanzado por el gobierno del presidente Bolaños”. Alguien comentó: “esto no debería sorprendernos si en esencia se trata de las mismas políticas”.


En el terreno de la democracia política, esta dinámica del ejercicio privado del poder público se fortalece, día a día. Rosario Murillo, la esposa de Ortega, anunció en nombre del Frente Sandinista y del Gobierno, la creación y organización de unos nuevos organismos de base conocidos como Consejos de Poder Ciudadano (CPC). En la cúspide de ellos se coloca la Primera Dama.


Los consejos organizados por el partido deberán erigirse en máxima autoridad en el territorio, sustituyendo las instancias legales establecidas en la Constitución, en la Ley de Participación Ciudadana y en la Ley de Municipios. Las decisiones de dichos consejos deberán ser atendidas por alcaldes y ministros, según se pretende.


Pero no sería justo afirmar que todo lo que hace el Gobierno está mal. Este recibió un país que ya estaría quebrado de no ser por la ayuda venezolana. Los sectores populares –aunque sin mucho entusiasmo, según las últimas encuestas– esperan que su situación cambie. Hay esperanzas de cambio y, mientras existan, hay posibilidades de lucha.


La cooperación ofrecida por Venezuela, Cuba e Irán, constituyen una oportunidad que el gobierno tiene que saber aprovechar. Aunque, hasta el momento, solamente la ayuda de Venezuela y Cuba, son concretas. El desarrollo de las relaciones con Cuba y Venezuela, los viajes de intercambio, particularmente de jóvenes, propiciará nuevos niveles de conciencia sobre la necesidad de un cambio real y profundo en Nicaragua.


La caricatura de una nueva revolución que ofrece hoy la cúpula danielista tendrá que ser superada por el rescate del sandinismo de Carlos Fonseca.






NOTAS


1 Resumen del artículo publicado en la Revista Boliviana “Archipiélago”. Agosto del 2007.


2 Ver: Mónica Baltodano. “Disputa por la herencia sandinista”. Le Monde Diplomatique, Cono Sur, octubre de 2006.


3 Jaime Morales Carazo, un hombre que fue amigo personal de Somoza y le daba fiestas en su casa, que estuvo al servicio de los grandes banqueros y después fue promotor de la agresión a nuestro pueblo, luego acompañó a Alemán como padrino y consejero durante su gobierno corrupto y promotor del pacto sucio”. Manifiesto sandinista firmado por Ernesto Cardenal, Carlos Mejía Godoy, Gioconda Belli, Dora María Téllez, Henry Ruiz, Víctor Tirado López, Sergio Ramírez Mercado, Hugo Torres y otros importantes dirigentes de la Revolución. Octubre de 2006.


4 Seconoce así al reparto de bienes que se realizó en el período de transición, después de la derrota del 90. Se cuestiona que al amparo de leyes de propósito social, los dirigentes sandinistas se enriquecieron.


5 Houtart Francois. “¿Existe una izquierda en Nicaragua?”. La Jornada, México, 29 de octubre de 2006.


6 Partido de Acción Ciudadana, fuerza emergente y alternativa a los dos partidos tradicionales en Costa Rica.


7 Posteriormente, sefirmó un convenio que habla de otorgar 17 mil barriles de combustible diario, 50% de ellos pagaderos a 25 años de plazo. Este convenio aparece firmado por ambos mandatarios en la página web del Gobierno de Venezuela pero no ha sido sometido a aprobación de la Asamblea Nacional de Nicaragua.


8 Al escribir este artículo se sabe que ya se abonó un segundo pago cumplido a los banqueros por los bonos conocidos como BPI. Todos los componentes de la deuda interna con los bancos están cuestionados por diversos sectores y la propia Contraloría de la República. Uno de los compromisos asumidos en la campaña fue la revisión y reestructuración de la deuda interna, fraudulentamente inflada y pactada a intereses leoninos..


9 “...un estudio realizado durante la administración Bolaños, por Daniel Artana, experto argentino en temas tributarios, reveló que el 4.14% del Producto Interno Bruto (PIB), 186.3 millones de dólares, se perdió en exoneraciones en 2004, mientras la evasión fiscal fue de 6.78% (305 millones de dólares)”. Eloísa Ibarra, El Nuevo Diario, 21 de agosto de 2007.


10“El gobierno debe cambiar: el desarrollo rural no se resuelve en secreto”, Sinforiano Cáceres, Presidente de la Federación Nacional de Cooperativas, FENACOOP, que organiza a 620 cooperativas, en las que se integran más de 41 mil familias campesinas. Expone sus profundas preocupaciones sobre la política rural del nuevo gobierno y sobre la cooperación internacional con el desarrollo rural. Revista Envío Nº 302, mayo de 2007. http://www.envio.org.ni/articulo/3547


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